Nadia López García reflexiona sobre el alcance de la educación en torno al reconocimiento de las identidades y diversidades culturales en México, sobre todo las afrodescendientes.
Afrodescendencia y educación: Una historia de olvido
Nadia López García reflexiona sobre el alcance de la educación en torno al reconocimiento de las identidades y diversidades culturales en México, sobre todo las afrodescendientes.
Texto de Nadia López García 17/08/22
Nos preguntan cómo queremos llamarnos y yo digo,
no sabemos nada de los negros…
de dónde venimos, cómo éramos. Cuando conozcamos esa historia
sabremos cómo llamarnos.
— Joven de la Laguna de Chacahua, Costa Chica de Oaxaca
¿Cuántos de nosotros conocemos la historia del pueblo africano que fue traído a nuestra América, bajo esclavitud, hace muchos años y que hoy forma parte del México multicultural en el que vivimos? Cuántos de nosotros nos hemos preguntado: ¿Soy afrodescendiente, afromexicano, negro? ¿Qué es lo que la educación, tanto formal como informal, hace sobre las identidades de las y los alumnos? Estas son preguntas que me planteo desde hace algún tiempo y que me hacen pensar en mi identidad; además, me llevan a replantear todo lo que se me había enseñado sobre ella desde la escuela. Por mucho tiempo, pensé que la identidad era cantar el himno nacional, saludar a la bandera; que eso era ser mexicana. Poco pensaba en el ser ñuu savi y mucho menos pensaba en el ser afromexicana, ni siquiera lo imaginaba.
Por ello, ahora reflexiono: ¿cuál es el alcance de la educación formal e informal en el reconocimiento y ocultamiento de las identidades y diversidades culturales en nuestro país?
Siempre reconocí mis cabellos chinos, mis labios gruesos, la forma distinta de mi nariz, pero no conocía que tenía herencia del pueblo africano que llegó a nuestras tierras hace muchos años; es más, ni siquiera sabía que el pueblo africano fue secuestrado de sus tierras y traído bajo esclavitud. ¿Por qué no me contaron nada de esto en la escuela?, ¿por qué llegué hasta este momento de mi vida sin saber que parte de mi familia es afrodescendiente?
Desde hace varios años comencé a buscar conferencias, seminarios y trabajos de titulación que hablaran sobre afrodescendencia y no encontré ninguno dentro del Colegio de Pedagogía de la UNAM. Hasta el día de hoy, mi tesis Nuestra tercera raíz. Un acercamiento al encubrimiento y olvido de la afrodescendencia en la Educación es la única tesis en toda la UNAM que aborda el fenómeno educativo y la afrodescendencia; no hay más trabajos, lo cual tampoco es extraño, sobre todo si pensamos que hoy por hoy, los temas sobre negritud, afrodescendencia, afromexicanidad y tercera raíz casi no son nombrados. Incluso cuando comencé mi trabajo de titulación acudí al Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural e Interculturalidad, donde hay una línea de estudio sobre Afrodescendencia, para pedir referencias sobre los trabajos en educación y la respuesta fue “no hay una línea que lo aborde, quizá tu trabajo sea de los primeros en la UNAM”; no hay líneas de estudio, hay pocas investigaciones y sobre todo hay mucho ocultamiento sobre esta raíz en la educación.
No hay que olvidar que después de la Independencia y la Revolución, la mayoría de estudios se enfocaron a la población indígena, incluso el siglo XIX y XX carecen de investigaciones sobre la forma de vida, principales actividades, clasificación, relaciones interétnicas de la población afro. Esto ha provocado que haya poco corpus histórico sobre el pueblo africano y afrodescendiente en varios temas, y más en lo relativo al fenómeno educativo.
Recuerdo que, durante la carrera, las clases que recibí sobre diversidad y educación versaban únicamente sobre pueblos originarios, jamás mencionamos al pueblo afrodescendiente. México es diverso; hay muchas raíces culturales, pueblos, lenguas y formas de ver el mundo. Una de las raíces es la población africana, la cual históricamente ha sida ocultada desde diferentes espacios del Estado como lo son la política, la economía, la cultura y, sobre todo, la educación. Es de vital importancia apuntar que para que una nación pueda consolidar su proyecto nacional y extenderlo a toda la población, requiere de un proyecto educativo generado desde el seno del propio Estado educador, el cual “legitimará” y privilegiará ciertos conocimientos en función de otros, con el fin de sustentar la visión nacional que se pretenda consolidar.
En la historia de la educación, este pensamiento se desarrolló particularmente durante el siglo XX —y aún permea hasta nuestros días—, donde se busca sustentar la idea de “Unidad nacional” y, por tanto, cultural —y agregamos racial—; por ello, desde diferentes áreas del Estado y la sociedad se busca conformar la idea de una población mestiza constituida por las raíces indígenas y europeas, dejando de lado a la población afrodescendiente que ha sido históricamente ocultada y negada. Esa es una de las razones por las que gran parte de la población no la reconoce, ni mucho menos se reconoce, como parte de ella. Esto se debe, en gran medida, a los ideales que brinda el sistema educativo, caracterizado por una supervaloración de lo occidental en detrimento de lo nativo y, en este caso, de la raíz africana.
El Sistema Educativo Nacional tiene profundas carencias y deudas en torno al reconocimiento de la población afrodescendiente, en las políticas públicas educativas, el Programa Sectorial de Educación, los libros de texto, la formación profesional de los docentes, entre otros múltiples espacios desde los que se sigue ocultando a la tercera raíz. Con ello no quiero decir que no se esté trabajando para su reconocimiento o que exista una total invisibilización de los mismos: hay que reconocer el trabajo que se está haciendo desde los programas especiales de educación intercultural. Sin embargo, no es suficiente; es necesario que desde su propia estructura y con todos sus actores, sin importar si pertenecen o no a la Coordinación General de Educación Bilingüe e Intercultural o a un tipo de educación especial para “grupos vulnerables”, se reconozca que existe una deuda y un ocultamiento hacia el pueblo afrodescendiente.
Las deudas se enmarcan desde el Programa Sectorial de Educación y los planes y programas de estudio, donde más allá de que no aparezca más de cinco veces la palabra “afrodescendiente”. No hay una política educativa clara encaminada al reconocimiento de la tercera raíz, basta con revisarlo y poder anotar las carencias y omisiones sobre el abordaje de la historia de la población africana en México y la población afrodescendiente en la actualidad.
Por otro lado, se han detectado errores dentro de los libros de texto de la SEP, muchos de los cuales pueden encontrarse en el libro de cuarto y quinto grado. La importancia de cómo se nos representa en los libros de texto, tiene que ver con la imagen que se va formando de nosotros y que originan que a la raíz afro se le siga viendo como algo ajeno a nuestra diversidad. Los libros de texto son obligatorios en las escuelas de educación básica públicas y privadas —en muchas comunidades los libros son ley— y, como menciona Bourdieu, muchos de los libros son “reproductores de identidades”. Así, el tema de los libros de texto es muy delicado: sí presentan contenidos sobre la población afrodescendiente, pero son contenidos con errores. Por ejemplo, se menciona que todos los africanos eran esclavos, sin tomar en cuenta que también había africanos libres; hacen un enlace directo entre africano = esclavo; además, hay errores como en el libro de cuarto grado donde se representa a los primeros humanos del continente africano; si se observa la imagen con detenimiento, se advierte que no se trata de humanos: en la imagen pusieron primates.
Otra de las áreas donde hay una deuda pendiente desde la educación es la formación docente. Hace un tiempo tuve la oportunidad de acompañar a maestros del estado de Oaxaca, en la parte de los Valles Centrales, y cuando les preguntábamos por qué no abordaban los contenidos sobre africanos y afrodescendientes en sus clases, la respuesta era: “Es que sabemos poco, entonces mejor no lo miramos”. Esto resultaba en que generaciones y generaciones de estudiantes no revisaran contenidos sobre la población africana y afrodescendiente o sólo de forma muy superficial. Las y los maestros son clave en el desarrollo de estos contenidos ya que son quienes están frente al grupo. Por ello, hace falta la creación de proyectos de formación docente con pertinencia cultural, de planes y programas contextualizados y de libros de texto sin errores sobre la población africana y afrodescendiente.
Por otro lado, cabe destacar que existen distintos procesos de educación comunitaria dentro de muchas comunidades negras en la Costa chica de Oaxaca, alejadas del esquema vertical del Sistema Educativo Nacional y apegadas a esquemas de educación horizontal y comunitaria que se han desprendido de los Encuentros de la Raíz Afromexicana. Desde ahí se busca que la identidad afromexicana sea ubicada como un elemento central, recalcando la importancia de la cultura local y la identidad en la educación. A partir de esto, algunas de las propuestas son las siguientes:
— Revisar inmediatamente de la currícula en la educación formal que vaya de acuerdo con el contexto afromexicano.
— Contar con docentes que entiendan nuestro contexto para poder tener una educación más objetiva.
— Tener incidencia en los medios de comunicación masiva para el fortalecimiento de nuestra propia cultura
Los mismos pueblos nos están dando clave para reflexionar y accionar desde la educación formal e informal y el propio Sistema Educativo Nacional con base en el respeto de las diversidades e identidades. La importancia de la educación para prevenir y contrarrestar el racismo y la discriminación hacia diferentes culturas, formas de pensar y, en general, ante el otro, es crucial. Ahí reside la importancia de analizar cómo se ha construido la educación, sobre todo la nacionalista que nos permea, donde únicamente hay posibilidad para una sola lengua, un solo currículum, una sola forma de ser.
Esto sucede a tal grado que la misma educación escolarizada ha contribuido a la discriminación y el racismo hacia el pueblo afrodescendiente, ha contribuido desde su ocultamiento. Por ello, es urgente que se incluyan temáticas sobre los africanos y afrodescendientes en la educación no sólo básica, sino hasta la educación superior de nuestro país, con pertinencia cultural y con el acompañamiento de la propia comunidad afromexicana en el diseño de los contenidos. EP
Con el inicio de la pandemia, Este País se volvió un medio 100% digital: todos nuestros contenidos se volvieron libres y abiertos.
Actualmente, México enfrenta retos urgentes que necesitan abordarse en un marco de libertades y respeto. Por ello, te pedimos apoyar nuestro trabajo para seguir abriendo espacios que fomenten el análisis y la crítica. Tu aportación nos permitirá seguir compartiendo contenido independiente y de calidad.