Desde la psicoterapia y el deporte hasta los medicamentos, hay opciones cuya efectividad es analizada con rigor en esta obra. La psiquiatría clínica, las neurociencias, la psicología y la investigación social tienen mucho que decir.
“Las causas ambientales transforman nuestro cuerpo para inducir la depresión”: Jesús Ramírez Bermúdez
Desde la psicoterapia y el deporte hasta los medicamentos, hay opciones cuya efectividad es analizada con rigor en esta obra. La psiquiatría clínica, las neurociencias, la psicología y la investigación social tienen mucho que decir.
Texto de Mónica Maristain 26/06/20
*Esta entrevista fue tomada del sitio web de la autora: https://monicamaristain.com/
Depresión, la noche más oscura, es el nuevo libro del científico y escritor Jesús Ramírez-Bermúdez. Sus palabras vienen en momentos difíciles y que por causas múltiples, la depresión está haciendo estragos en la humanidad.
“Es una profunda tristeza, mezclada con miedo y dolor emocional, que roba la energía, el sueño y la concentración, parece que la felicidad está prohibida y que no hay rutas para seguir… Se llama depresión mayor y es la noche más oscura”, dice la sinopsis para definir
ese grado de ensueño triste con la que a veces no sabemos cómo enfrentarnos.
Vemos a la gente morir, tratando de buscar ayuda, pero nada parece ayudar.
Ramírez ha centrado su libro en la neurociencia, para tratar de hacer un tratamiento totalmente individual y ver cuáles son las causas de la depresión.
La genética y las enfermedades pueden desencadenarla, pero también la violencia y la desprotección social. El estrés, las pérdidas, las separaciones familiares, la pobreza, el abuso sexual y el maltrato infantil pueden afectar la salud mental y la armonía de nuestro cuerpo.
Son muchas las soluciones que todas juntas pueden hacer la gran diferencia en el trato de la depresión.
Desde la psicoterapia y el deporte hasta los medicamentos, hay opciones cuya efectividad es analizada con rigor en esta obra. La psiquiatría clínica, las neurociencias, la psicología y la investigación social tienen mucho que decir.
Jesús Ramírez-Bermúdez (Ciudad de México, 1973) es médico especialista en neuropsiquiatría y doctor en ciencias médicas por la UNAM. Trabaja en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía como clínico, investigador y profesor. Sus estudios científicos han sido publicados en revistas de alto impacto en Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Japón, en los ámbitos de la salud mental, la psiquiatría y las neurociencias clínicas, por lo cual ha obtenido muchos reconocimientos.
–Los neurólogos tienen ahora un desafío muy terrible, que es la gran extensión de la depresión…
–Fíjate que cuando escribí este libro pensé en darle un enfoque para poder establecer un puente entre el enorme mundo de lo social y el mundo de las neurociencias. Las neurociencias estudia cómo los grandes problemas sociales influyen sobre nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Para mí es un falso debate discutir entre lo biológico y lo social, los problemas sociales están ahí y trato de analizarlos con visión epidemiológica. Por ejemplo, la pobreza, el abuso sexual, la violencia, la competencia, estas sociedades basadas en el darwinismo social, son terrenos de combate muy duro. Las neurociencias ponen en el centro esos problemas. El hipocampo del cerebro puede tener una pérdida de volumen constante como consecuencia de esos problemas de pobreza o de abuso o de maltrato que tuvimos en nuestra infancia. Estos son factores de riesgo para la depresión. Somos seres vivos, con emociones, con mente, estamos en un entorno social que tiene sus reglas, su economía y todo está reunido. La depresión es ese conjunto de emociones donde todo esto ocasiona sufrimiento.
–¿Estas explicaciones establece cierta esperanza sobre la enfermedad?
–Plantearlo con un enfoque de prevención. Hay una introducción acerca de la historia del concepto y cómo se va transformando en el siglo XIX. En el siglo XX todavía se usa en el lenguaje popular la palabra melancolía en lugar de depresión. Luego vienen las causas de la depresión. El riesgo genético anda por el 37 por ciento, no es tan alto como en el autismo, como en la esquizofrenia. Las causas ambientales transforman nuestro cuerpo para inducir la depresión. En realidad mucho de la prevención de la depresión tendría que ver con atender las causas sociales de la depresión. Son las mismas causas que muchas personas han estado nombrando, abuso sexual, pobreza, violencia, el abandono de las personas que se quedan, el desarraigo de las personas que se van, para prevenir la depresión hay que prevenir las causas sociales.
–¿Y el tratamiento de la depresión?
–Para tratar la depresión, necesitamos la neurociencia y la psicoterapia, que sigue siendo el camino para salir de la depresión.
–No soy los libros de la autoayuda
–Este no es un libro de autoayuda y tampoco es un libro especializado para unos expertos. Trata de establecer un puente entre el conocimiento de los expertos y un gran público que tiene curiosidad científica de saber qué es la depresión. Los libros de autoayuda nos dan como consejos, nos dan soluciones prefabricadas. Como esa comida enlatada que ya viene lista, la metes dos minutos en el microondas y ya está. Un proceso de psicoterapia es un proceso de reflexión, de autoconocimiento y es un camino individual. No hay soluciones standards para manejar tu vida. Hay una torre de babel en las psicoterapias y ahora hay perspectivas que me parecen muy sensatas, de muchos médicos que preguntan, ¿cuáles son las cosas en común para que la atención sea en conjunto?
–Bueno, pero las psicoterapias son carísimas
–Sí, es cierto. Fíjate que por desgracia no puedo ser tan optimista en esto. Sí creo que nuestro gobierno tiene advertencia de las enfermedades mentales, de lo que está pasando a nivel de salud en esta área, hay intentos de renovar el sistema de salud mental pública, para poder lidiar con esto. Aquí no se puede usar una computadora, la psicoterapia tiene que ser persona a persona. Hay muy pocos psiquiatras, en primer lugar y no hay psicoterapeutas en la salud pública. Hay muchos psicólogos en medios privados que no tienen ahora trabajo. Como soñando un poco despiertos, si hubiera la profesionalización de psicólogos con un posgrado para que se formen como psicoterapeutas y puedan incorporarse a la salud pública, dentro de sus herramientas esenciales, sería genial. EP