Norteando: El fenómeno trumpista

Norteando es el blog de Patrick Corcoran en Este País y forma parte de los Blogs EP.

Texto de 16/12/19

Norteando es el blog de Patrick Corcoran en Este País y forma parte de los Blogs EP.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Una de las verdades incómodas de la época Trump es que su llegada a la presidencia no era un accidente. Es decir, por más que uno quiere hablar del impacto de varios eventos peculiares durante la campaña—por ejemplo, la falta de un rival popular, la intervención de los rusos en contra de Hillary Clinton, la actuación singular del director del FBI James Comey también en contra de Hillary, y los caprichos de un sistema arcaico de tabulación de votos—finalmente Trump tenía más que 63 millones de estadounidenses dispuestos a votar por él, y un partido político listo para servir sus intereses. 

Tomando en cuenta los cuantiosos defectos manifiestos de Trump, tanto morales como intelectuales, su presencia en el escenario político refleja una sociedad enferma. Y cuando él se vaya, los malestares sociales y culturales que le llevaron al poder no desaparecerán. Sus votantes seguirán siendo la fuerza que son hoy en día. Aun quedará un largo proceso de sanar. 

Dos libros recientes meditan sobre esta labor pendiente, en pos de soluciones a la enfermedad que generó el éxito de Trump: The Death of Politics, escrito por Peter Whener, un asesor a George W. Bush, y One Nation After Trump, escrito por un trío de veteranos del análisis político (EJ Dionne, Norman Ornstein, y Thomas Mann). 

Ambos libros parten de la idea que el fenómeno trumpista no es un capricho del destino, sino la respuesta a grandes cambios económicos y culturales. Los problemas económicos no son tan misteriosos: entre otros, una base de manufactura cada vez más débil, el crecimiento en la desigualdad, y el surgimiento de una casta de super-ricos cada vez mas desconectados de la sociedad general. Estos acontecimientos alimentan una desconfianza en la clase política de ambos partidos, que no tienen respuestas para estos males. También otros problemas sociales como el racismo, la xenofobia, y el declive en la religiosidad de la sociedad (un tema de enfoque especial para Wehner).

Era el cóctel perfecto para la elección de un extremista que explotaba la frustración y desesperación. Es decir, para Trump. 

Todos los autores coinciden en que se requiere un mayor sentido de comunidad, que se puede lograr a través de el fortalecimiento de las instituciones que une grandes grupos de gente: los sindicatos, las organizaciones cívicas, y las iglesias. No es casualidad que en el último medio siglo, cada uno de los anteriores ha perdido fuerza entre los estadounidenses, dejando a los individuos más aislados. En su aislamiento, son más vulnerables a todo tipo de vicio, desde los opioides hasta el extremismo político. 

A Wehner, siendo él un evangélico devoto, le importa más el papel de las iglesias más importantes. Una gran parte de su libro es un lamento para el papel deplorable que tuvieron los evangélicos en la elección de Trump. Reclama una religiosidad más comunitaria y menos hipócrita como un antídoto al malestar actual. 

En cambio, los autores de One Nation buscan principalmente soluciones seculares, algunas de ellas muy creativas. El que más intrigó a su bloguero fue el llamado de reducir el papel que tiene el concepto del valor para el accionista en el manejo de las empresas grandes. Esta filosofía, una de las más importantes durante los últimos 50 años en Wall Street, desvincula las empresas de la comunidad que sirven. Tiene el efecto de perdonar cualquier decisión—cerrar una fábrica, buscar no pagar impuestos, no ofrecer seguro médico—con tal de que impulse la rentabilidad de la empresa. Un fin de este dogma fomentaría un espíritu de cooperación entre las empresas y el pueblo estadounidense. 

Ambos libros comparten una idea central, que a veces se olvida a pesar de su importancia. La política también es la solución. Cualquier ciudadanía democrática tiene en sus manos una solución a sus problemas de gobierno, aunque no parece. Requiere paciencia y determinación, y quizá un poco de ingenuidad, pero las soluciones están al alcance. Puede parece un punto obvio, pero representa un contrapunto importante al fatalismo cínico.

A final de cuentas, el remedio que ofrecen estos autores consiste en que los votantes estadounidenses sean mejores ciudadanos, que dejen a lado su nihilismo y dejen de responder a los demagogos que buscan explotarlos. Ambos libros—pero especialmente One Nation After Trump—son creativos para imaginar los cambios que fomentaría más responsabilidad entre la ciudadanía estadounidense. Falta un año para ver si esta ciudadanía puede sacar a Trump de la Casa Blanca, pero queda mucho trabajo después. EP

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