Y hoy…¿qué comemos?

Taberna es la columna mensual de Fernando Clavijo: “Durante la cuarentena, las actividades básicas de la vida tomaron especial relevancia. Comer, en muchos casos afortunados, se convirtió en el evento más importante del día.”

Texto de 01/07/20

Taberna es la columna mensual de Fernando Clavijo: “Durante la cuarentena, las actividades básicas de la vida tomaron especial relevancia. Comer, en muchos casos afortunados, se convirtió en el evento más importante del día.”

Tiempo de lectura: 4 minutos

Durante la cuarentena, las actividades básicas de la vida tomaron especial relevancia. Comer, en muchos casos afortunados, se convirtió en el evento más importante del día. Para algunos intelectuales parecerá una especie de regresión, pero durante miles de años, y para miles de millones de personas aun, llevarse un bocado a la boca ha sido y es el aspecto más elemental de una meta diaria: sobrevivir.

Puede argumentarse que nuestra vida culinaria empezó con la domesticación del fuego, que precede incluso al cuchillo como herramienta de transformación alimentaria, pero este siempre permaneció relativamente libre. Aun cuando se inventó la cerámica (hace unos 20 mil años) y luego el hierro (unos 500 A.C) , la transformación de alimentos —no solo la cocción sino el ahumado— siempre se llevó a cabo con fuegos abiertos. Todo se hervía o se rostizaba usando madera, carbón o deshechos, no sin un alto costo a los bosques locales. Se estima que la cantidad de leña usada por Londres en el año 1300 —solamente para elaboración de cerveza y pan— rondaba las 30,000 toneladas de madera1.1

Hasta que, alrededor del 1800, el Conde Rumford buscó acotar las fogatas por temas de salud, seguridad y eficiencia calórica en Inglaterra. Sus primeros diseños usaron ladrillos para concentrar y dirigir el calor. Pero la Revolución Industrial, y los precios relativos que consigo trajo, lo rebasaron: pronto el hierro se hizo barato y manejable mientras que el combustible encareció. Surgieron entonces las estufas de hierro forjado para leña, y de ahí a la estufa de gas faltaba solo un paso, mismo que vino con al abaratamiento del gas.  Para la exposición mundial de 1851 en Londres apareció la Improved Leamington Kitchener, la primera estufa de gas2

En México, la estufa sigue siendo la herramienta principal de toda cocina. Es uno de los primeros gastos que hace una nueva familia, independientemente de su bolsillo. En la página del Palacio de Hierro, por ejemplo, una estufa Kitchen Aid ronda los 175 mil pesos, y eso que no es de las que traen doble horno, salamandra, o freidora incorporada. Pero las hay más baratas, como una Mabe empotrable de 30 pulgadas, que sale por $9,768.85 con envío gratis. Incluso se puede pagar a 12 meses sin intereses con las tarjetas de crédito participantes.

En Elektra, la misma estufa cuesta tan solo $7,699, y existen las mismas facilidades de pago. Nada mal, pero ¿qué pasa si no se cuenta con tarjeta de crédito o contado? Muy sencillo, se accede a un crédito, y con ello al modelo de negocio de Salinas Pliego3. Para efectos comparativos, comprar la misma estufa a plazos en 52 semanas resulta en un pago semanal de $235, con lo que el pago total sumaría $12,220. Y si el pago se hace en 102 semanas (es decir dos años), los pagos semanales de $158 sumarían $16,116, por la misma estufa.

Al ver estos montos queda claro que el verdadero negocio de estas tiendas “de descuento” es el financiero, pues el CAT (Costo Total Promedio) supera el 168% anunciado por la propia página de la tienda. Para ponerlo en perspectiva, pensemos en el financiamiento de las tarjetas de crédito de lujo. En la página de “Comparativo de Costo de Tarjetas de Crédito” de Banxico, podemos constatar que el CAT de una tarjeta de crédito platino ronda entre 19% y 80%.

Es decir, y esto no es nada nuevo, que pagan más los que menos tienen4. Como le gusta decir al presidente en sus discursos interminables, “primero los pobres”. Sí, los pobres son una fuente de ingreso para unos y de votos para otros. Una reciente publicación del periódico El País lo dice con todas sus letras: “el vínculo más fuerte entre Salinas Pliego y AMLO son los pobres: como clientes y votantes”. Esto, repito, no es nuevo. Ya en el 2006 el concepto de microfinanzas y la fundación del Grameen Bank le ganaron un premio Nobel de economía a Muhammad Yunus, economista, banquero y emprendedor de Bangladesh. Lo que nunca quedó claro es si esta práctica de profundización financiera rompe el circulo de pobreza, sobre todo cuando estos créditos financian consumo y no inversión productiva, o si, —como pasaba con las tiendas de raya hace más de un siglo— en realidad perpetúa una forma velada de esclavitud.

Al momento de escribir este artículo, el CONEVAL estimaba un aumento de 11 millones de pobres debido a la combinación de la pandemia y políticas públicas, encima de los casi 30 millones que ya había.  Cuarenta millones de mexicanos atrapados en un círculo de pobreza —y deuda— del que es casi imposible salir, y que si tienen para comprar una bombona de gas para su estufa a plazos ya pueden sentirse afortunados, pues hay los que no tienen ni para comer. Así que a cocinar, los que puedan, ya habrá tiempo para quejarse de haber perdido la línea durante el confinamiento. EP

1 Fuelling the city: production and distribution of firewood and fuel in London’s region, 1290-1400; de James A. Galloway, Derek Keene y Margaret Murphy; Economic History Review 1996.

2 En México, el gas se volvió la norma en el marco de la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas.

3 Este empresario no es el único que hace uso de estas prácticas, pero cobró notoriedad en los últimos meses por usar su televisora, TV Azteca, para desacreditar las recomendaciones del Sub-secretario de Salud H. López-Gatell. Actuando con el ejemplo, se negó a cerrar las tiendas Elektra durante las dos primeras fases de confinamiento, lo cual puede explicarse por el aumento en su cartera vencida (que casi se duplicó). Además, el Universal reportó que la fortuna de Salinas Pliego aumentó en un 76% en el periodo 2018-2020, en parte gracias a contratos de adjudicación directa por parte del gobierno de AMLO.

4 Según un artículo en The Guardian,  los países con tasas de micro créditos más abusivas son México y Zambia. Todo es más caro para los pobres: el teléfono, el propio gas (en bombonas), y todos los bienes en presentaciones pequeñas.

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