Es posible que en el 2024 más mujeres lleguen a la presidencia de sus países. De hecho, todo apunta a que ese será el destino de México. ¿Cuál ha sido el papel de las mujeres dentro de la política institucional? ¿Qué mujeres han presidido el Poder Ejecutivo en América Latina?
Texto de Anna María Fernández Poncela 01/02/24
Es posible que en el 2024 más mujeres lleguen a la presidencia de sus países. De hecho, todo apunta a que ese será el destino de México. ¿Cuál ha sido el papel de las mujeres dentro de la política institucional? ¿Qué mujeres han presidido el Poder Ejecutivo en América Latina?
La autoridad electoral afirma que los comicios del 2024 serán los más grandes de la historia de México. Se elegirán miles de puestos en diferentes niveles de gobierno, y millones de personas saldrán a emitir su voto como nunca antes. Todo parece indicar que una mujer estará destinada a ser la primera presidenta de México. Lo anterior ha sido anunciado por algunos titulares del periódico El País, “México ya piensa en la primera presidenta en su historia”1 y ha sido confirmado por The Economist,2, que ha colocado la fotografía de Claudia Sheinbaum, precandidata a la presidencia del país, en dos de sus artículos.
Recordemos que en septiembre pasado ocurrieron las nominaciones de las precandidatas únicas por parte de las coaliciones organizadas de cara al dos de junio. Las políticas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez fueron presentadas en sendos actos públicos en Ciudad de México, y en noviembre las precampañas de ambas mujeres dieron inicio a lo largo y ancho del país.
En esta coyuntura electoral, bien vale la pena preguntarse cuál es el lugar de las mujeres dentro de la política institucional y en determinados cargos de poder, tanto en el mundo como en América Latina, para formar, así, un marco histórico de aquellas que han llegado a presidir sus países.
Según una investigación de ONU Mujeres, al 1º de enero de 2023, “las mujeres son jefas de Estado y/o de gobierno en sólo 31 países. Las mujeres representan el 26.5% de los escaños parlamentarios. A nivel global, menos de un ministro de cada cuatro es mujer (22.8%). Los nuevos datos muestran que las mujeres dirigen importantes carteras de derechos humanos, igualdad de género y protección social, mientras que los hombres dominan áreas como la defensa y la economía”.3
Por su parte, la Unión Interparlamentaria afirma que “al 1 de enero de 2023, el 11.3% de los países tienen mujeres jefas de Estado (17 de 151 países, excluidos los sistemas monárquicos) y el 9.8% tienen mujeres jefas de gobierno (19 de 193). Se trata de un aumento en comparación con el de hace una década, cuando las cifras se situaban en el 5.3% y el 7.3%, respectivamente”4
En este orden de cosas, en América Latina podemos reconocer avances tras la implementación de las políticas de cuotas y paridad, aunque todavía hay bastante camino por recorrer. Si bien existen contrastes entre unos países y otros, en el panorama general se observan déficits en la igualdad de género y en la paridad política, sin desconocer otras problemáticas sociales urgentes e importantes. En el contexto latinoamericano, México es de los países con más mujeres en puestos legislativos federales y locales, en el gabinete y en las presidencias municipales, por dar algunos datos al respecto.
En el último medio siglo, concretamente desde 1974 hasta 2024, se contabilizan 14 mujeres presidentas en América Latina. En una ocasión hubo una presidenta interina por dos días –en Ecuador–; en otro momento coincidieron cinco –Laura Chinchilla, Michelle Bachelet, Cristina Fernández y Dilma Rousseff–5. Dos países –Argentina y Bolivia– han tenido dos presidentas. En tres casos una mujer tuvo dos mandatos –Bachelet en Chile, Fernández en Argentina y Rousseff en Brasil–. En la actualidad hay tres mujeres presidentas: Xiomara Castro en Honduras; Dina Boluarte en Perú; y una más designada como sustituta en El Salvador, Claudia Rodríguez. Además, siete de ellas llegaron tras ganar los procesos electorales; el resto por otras razones.
Su periplo, no cabe duda, refleja lo convulso de una región que se encuentra atravesada por golpes de Estado y destituciones. Por supuesto, el contexto juega en ambos sentidos, tanto para las mujeres como para los hombres, que han liderado sus respectivos países en medio de crisis económicas y enfrentamientos políticos, donde la pobreza persiste y la violencia no cesa.
En el año 2024 habrá elecciones en cinco países latinoamericanos. Esto significa que el número de mujeres presidentas podría aumentar. México, no hay duda, tendrá la séptima elección donde se presenta una mujer, o mejor dicho dos, como candidata a la presidencia de la República y, con ellas, habrán sido ocho las candidatas a la presidencia en la historia del país en las últimas cuatro décadas, de 1982 a la fecha.
Pero centrémonos en las presidentas de América Latina con un repaso de cuántas mujeres han llegado a la presidencia, en que época y país. El siguiente cuadro resume el panorama sobre el tema.
Tras los datos en cifras, presento un relato general y sucinto sobre las anteriores presidentas en América Latina:
A finales del 2023, solo había tres mujeres presidentas en América Latina:
Tal como se mencionó anteriormente, algunas historias remiten a la inestabilidad política de la región. Además, el reducido número de presidentas en América Latina se puede explicar por las limitaciones y obstáculos para el acceso de las mujeres a la presencia y participación política.6Por otra parte, se afirma que, si bien algunas de estas mujeres se acercaron a las problemáticas de las mujeres, incluso si aplicaron políticas de igualdad de género, no siempre las profundizaron, como tampoco siempre ampliaron la democratización del país.7
A continuación, presento un breve panorama del tema de las mujeres y la política en el país, pues más allá de los mecanismos selección que emplearon las fuerzas políticas que las presentaron, hay una historia y un contexto político que describir y explicar.
En primer lugar, hay que mencionar que la participación política de las mujeres en México siempre ha existido, desde las antiguas culturas, durante el periodo colonial, en las Guerras de Independencia y en la Revolución Mexicana, tanto en la vida cotidiana como en las efemérides históricas. No obstante, la historia de la participación política de las mujeres arranca formalmente con las reivindicaciones al sufragio de finales del siglo XIX y tiene varios hitos importantes durante el siglo XX y XXI. Por mencionar algunos, ahí están los movimientos a su favor en los años treinta del siglo XX; la obtención del voto en 1953 y su ejercicio en 1955; las primeras diputaciones y senadurías federales en los cincuenta y sesenta –aunque locales hubo ya desde los años veinte–; las cuotas en los años noventa y la paridad de género de 2014; la reforma política para la paridad en los legislativos locales y federales y, en 2019, una última reforma constitucional de la “paridad en todo”, en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes de la unión.
Todo lo cual se debe a múltiples factores: a los cambios estructurales, culturales y políticos; también y especialmente, a la lucha de mujeres, grupos de mujeres y feministas por cambios en las leyes y su aplicación en la práctica, acompañadas por presiones internacionales; en algunas ocasiones, con voluntad política, en otras, aceptación con resistencia. Así se llega a un notable aumento de mujeres en los municipios, que antaño eran el espacio menos ocupado por ellas. Se llegó, también, a una paridad en los congresos estatales y federales, y en la composición de los ejecutivos. Incluso se camina hacia lo propio en el espacio de las gobernadoras del país –hubo nueve en la historia y nueve son las actuales. Además, se ha logrado la inclusión de otros grupos sociales, por ejemplo, tras las elecciones del año 2021 en las cámaras federales, donde hay representación indígena, de personas discapacitadas, de la diversidad sexual y de migrantes.
Como ejemplo, el gabinete presidencial actual está compuesto por ocho mujeres y once hombres, algo nunca antes visto en la historia del país. Además, las mujeres están ocupando nuevos espacios que en los roles tradicionales estaban asignados a los hombres.
Casualidad o causalidad, el caso es que hoy dos mujeres, Claudia Sheinbaum Pardo, de la coalición Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez Ruíz, de Fuerza y Corazón por México, se disputan la presidencia del país. Sus candidaturas son, seguramente, fruto de las luchas históricas de las mujeres, también, como se dijo, se deban a los cambios en las percepciones y representaciones ciudadanas sobre el tema;8 quizás, puedan atribuirse a los avances de las mujeres en la sociedad en general y la política en particular.
Sin desconocer las problemáticas existentes, sería bueno también aplaudir los logros obtenidos. Sobre la cuestión de las mujeres, las dos precandidatas parecen sensibles y próximas. Lo han mostrado tanto en su actividad en cargos anteriores como expresado en pronunciamientos públicos. Sin embargo, todavía no hay una propuesta firme en el tema para sus futuros gobiernos.
Ciertamente, la representación descriptiva y sustantiva9 –en número y características, necesidades e intereses, con leyes y prácticas a favor de los representados y representadas– de las mujeres está teniendo lugar en el país. Hay quien dice que podría profundizarse, así como la resolución de otras problemáticas sociales vigentes, cabría añadir, porque en realidad la sociedad está compuesta por mujeres y hombres, y para que el país y la humanidad salga adelante, se necesita del conjunto de todas y todos.
Indudablemente, la posibilidad de observar en vivo y directo que una mujer llegue a los cargos más altos del organigrama político de un país, con todo el simbolismo que esto representa, más allá de leyes, acciones y discursos, podría consolidar un nuevo modelo para las nuevas generaciones y la sociedad en su conjunto.10
En fin, obstáculos y oportunidades, retos y logros, todo hay que tenerlo en cuenta a la hora de sopesar y valorar el tema. Que a pesar de las ramas dolorosas o problemáticas actuales podamos proyectar la esperanza en el bosque de la política en México y más allá. EP
DOPSA, S.A. DE C.V
