Cuando la sociedad busca cambiar el entorno en el que vive, cuando quiere transformar su mundo sin importar el nivel de modificación que implique, a menudo recurre a los mejores pensadores que hay entre ella. Vienen a la mente aquellas personas capaces de imaginar otros mundos. Es un proceso inevitable.

En tiempos como los nuestros, atiborrados de tecnología cada vez más avanzada y automatizada —basta mirar cómo distintas inteligencias artificiales logran crear imágenes en segundos—, es reconfortante saber que hay espacios en los que la creatividad humana se convierte en motor del cambio. En ellos, las ideas buscan materializarse para construir un mejor futuro para todos y todas. Uno de esos espacios, de los más importantes en nuestro país, es el Premio Eugenio Garza Sada.

Eugenio Garza Sada (1892-1973) fue un pensador y filántropo de su tiempo. Como empresario con responsabilidad social fue un personaje que, a base de constancia, pasión y compromiso, buscó el desarrollo personal y comunitario de los suyos. Así, siguiendo el ejemplo de su padre, desde muy joven ayudó a su comunidad cuando tomó las riendas de la Cervecería Cuauhtémoc; instauró —a partir de entidades que él mismo imaginó y cristalizó dentro de sus empresas— programas de capacitación, vivienda y servicios médicos para los trabajadores; además, convencido de que la educación era la vía para lograr el crecimiento y el bienestar de las personas, fundó el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), que tiempo después se convertiría en una de las universidades más prestigiosas e importantes de toda América Latina.

Hoy, FEMSA y el Tecnológico de Monterrey celebran su vida, sus valores y su huella por el país entero con el premio que lleva su nombre. Éste busca impulsar a jóvenes, como alguna vez lo fue Don Eugenio Garza, a pensar en soluciones que ayuden a mejorar el entorno de su sociedad a partir de tres categorías: 

1. Liderazgo empresarial humanista, en la que se reconoce a empresarios comprometidos con el desarrollo social y educativo de México, como lo fue por ejemplo el ganador de 2022, Luis Salvador Alcalá Alba, filántropo de Aguascalientes que ha implementado programas dentro de sus empresas de salud, alimentación, familia y educación, llegando a impactar a más de 100 mil personas. 

2. Emprendimiento social, en la que son premiadas asociaciones civiles que impulsan el desarrollo y bienestar de nuestro país. En 2022, Alternare A.C. resultó seleccionada por su labor en el impulso del desarrollo y bienestar de comunidades rurales y ejidos. Fue fundada por dos biólogas y dos campesinos, quienes construyeron un modelo integral de desarrollo rural sostenible que mejora el nivel de vida de las personas, al tiempo que conserva y recupera los recursos naturales.

3. Innovación social estudiantil, que reconoce a estudiantes voluntarios en comunidades mexicanas cuyos aportes sean soluciones innovadoras a problemas concretos. Por su preocupación por las infancias de su comunidad, De Raíz fue un proyecto de estudiantes de PrepaTec, campus Santa Fe, surgido en 2019 que mantiene un programa de mentorías y seguimiento para lograr reducir las brechas educativas y de pobreza. Este proyecto se llevó el galardón de la categoría en 2022. 

Año con año, tanto FEMSA como el Tec de Monterrey dedican un esfuerzo extraordinario para que este premio se lleve a cabo y que cada vez tenga un alcance mayor, pues solo con ayuda de todos y todas, con las ideas que desarrollamos en compañía de nuestros amigos o compañeros, podremos hacer frente a los retos que trae consigo el presente. En 2023, el Premio Eugenio Garza Sada abre nuevamente su convocatoria para todos aquellos pensadores de su generación que buscan un mejor país, un mejor futuro. EP

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