#Tablerointernacional: Septiembre

Este mes, Isidro Morales, Susana Chacón y Guadalupe González —miembros del grupo México en el Mundo— abordan tres temas actuales de la agenda internacional.

Texto de , & 25/09/23

Este mes, Isidro Morales, Susana Chacón y Guadalupe González —miembros del grupo México en el Mundo— abordan tres temas actuales de la agenda internacional.

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En esta ocasión el Grupo de México en el Mundo centró su atención en temas multilaterales y bilaterales. En primer lugar, la reunión del G20 en la India; en segundo lugar, la ampliación de los BRICS; finalmente, el viaje de AMLO a Colombia y Chile.

Las bambalinas geopolíticas del G20

De la última cumbre del G20, del que México forma parte, y que tuvo lugar en Nueva Delhi el 9 y 10 de septiembre, no había que esperar demasiado, salvo declaraciones muy generales sobre las crisis que afectan al mundo, como la guerra en Ucrania —en donde se evitó mencionar al agresor—, la escasez de granos, las presiones inflacionarias y, por supuesto, los retos para abatir el cambio climático. Si bien el G20 reúne a los países que representan al 80% de la economía mundial, lo cierto es que agrupa naciones muy dispares y hasta con intereses antagónicos. Ello explica, por ejemplo, la ausencia de Vladímir Putin, en un encuentro en el que Joe Biden y Ursula von der Leyen, la presidenta de la Unión Europea, iban a presionar por una condena a la invasión rusa en Ucrania. Sorpresiva fue, sin embargo, la ausencia de Xi Jinping, que hasta entonces había asistido a las cumbres anteriores y que unos días antes había celebrado, en Johannesburgo, la ampliación del grupo BRICS  (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con seis países adicionales, muchos de ellos pertenecientes también al G20. En este sentido, el grupo ampliado ¿será para Pekín el sustituto del G20, que lo considera dominado por el bloque occidental?

Como sea, quien mejor aprovechó el encuentro fue el primer ministro indio, Narendra Modi, al afianzar la autonomía estratégica de su país a través de “alineamientos múltiples”. Cabe recordar que la India incursionó en la política global al ser parte importante, en 1955, de la llamada Conferencia de Bandung, en Indonesia, de donde surgió el Movimiento de los no Alineados. Desde entonces, dicho país ha considerado que sus intereses estaban mejor defendidos y representados si evitaban inclinarse abiertamente hacia uno de los dos bloques característicos de la Guerra Fría. En un momento de alta fragmentación global como el actual, en el que Modi considera que su país debe consolidarse como una potencia regional en el Indo-Pacífico, su estrategia de alineamientos múltiples no deja de ser una actualización del espíritu de Bandung. Dado que su primer socio comercial es China, el país pertenece a la Organización de Cooperación de Shanghái, a pesar de que comparte un contencioso fronterizo con el dragón asiático y que es abiertamente suspicaz de su expansión hacia territorios vecinos (Pakistán, Nepal y Myanmar). Moscú es su segundo gran proveedor de armas, a pesar de que Francia y Estados Unidos también contribuyen a su equipamiento militar. Ello explica por qué Modi se ha abstenido de condenar la invasión rusa en Ucrania. Con todo, la India ha renovado su alianza estratégica con Estados Unidos para mantener la seguridad y la libre navegación en el Indo-Pacífico, a través de su participación en el QUAD, conformado por estos dos países más: Australia y Japón. Hasta ahora, el QUAD ha fungido más bien como un foro de diálogo y asistencia estratégico-militar que da seguimiento a las inversiones y operaciones chinas en el Pacífico asiático.

“En un momento de alta fragmentación global como el actual, en el que Modi considera que su país debe consolidarse como una potencia regional en el Indo-Pacífico, su estrategia de alineamientos múltiples no deja de ser una actualización del espíritu de Bandung.” 

Si bien la diplomacia de alineamientos múltiples parece otorgar autonomía estratégica a este país clave del G20, dicha diplomacia es la que aparentemente Joe Biden quiere también empujar en el sudeste asiático. Un elemento central del revisionismo geopolítico chino radica en la ampliación de sus propias fronteras territoriales y marítimas. La publicación, pocas semanas antes del encuentro en Nueva Delhi, del nuevo mapa fronterizo del país por parte del Ministerio de Recursos Naturales, considera parte de territorio ruso e indio como chino. Los litigios territoriales con la India llegan incluso hasta Pakistán: parte de la Cachemira está en disputa con la India y los chinos han construido caminos e infraestructura en la zona disputada. La nueva cartografía china confirma, además, las ambiciones de Pekín sobre las fronteras marítimas de sus vecinos ubicados en el Mar Meridional. Pekín reivindica como suyas partes de dichas fronteras, e incluso algunas islas que han estado en disputa con Vietnam, un país que en el pasado remoto estuvo dominado por los chinos. Esto explica, sin duda, el viaje relámpago de Biden a Hanoi, como extensión de su visita a Nueva Delhi. Recibido afectuosamente por el mandatario vietnamita, Vo Van Tuong, se anunció urbi et orbi, la nueva “Asociación Estratégica Integral” entre los dos países, 20 años después de que el ejército estadounidense saliera derrotado del sur del país. Dicho estatus, sólo lo mantienen los vietnamitas con China, Rusia, la India y Corea del Sur. Para Tuong, estas asociaciones podrían ser el corolario de las alineaciones múltiples seguidas por su homólogo de la India. Para Biden, esto podría ser la muestra de que Estados Unidos se mantiene como potencia indispensable para mantener la seguridad y la integridad de las fronteras territoriales en un arco que va desde la India hasta el Pacífico asiático.

La expansión de los BRICS y sus significados

El mundo avanza hacia la multipolaridad a saltos y en medio de los fuertes reacomodos geopolíticos que ha generado la prolongación de la guerra en Ucrania tras la invasión militar rusa. En la 15ª reunión del BRICS en Johannesburgo, el grupo de concertación política entre las principales economías emergentes del mundo tomó la decisión histórica de expandirse dando luz verde al ingreso de seis nuevos miembros en enero de 2024. Se trata de la segunda expansión desde 2011 que inicia una nueva etapa de fortalecimiento de su estatus internacional en un mundo crecientemente multipolar. La profundización de la rivalidad entre Estados Unidos y China y las consecuencias económicas de la guerra en Europa son, quizá, los dos factores que mejor explican que la ampliación tenga lugar ahora, aunque ya venía perfilándose desde 2021 por el ingreso de varios países al Nuevo Banco de Desarrollo.

En un orden internacional en plena transición y bajo el fuerte liderazgo de China, la apuesta del BRICS ampliado es ganar estatus, fortalecer las relaciones económicas entre sus miembros y, sobre todo, servir de plataforma para impulsar reformas en los principales esquemas multilaterales de gobernanza global, muchos de ellos paralizados y contestados, que den mayor representatividad a los intereses y las agendas de los países del llamado Sur Global. La ampliación significa la profundización del clivaje Norte-Sur en la política internacional y un triunfo diplomático de China.

La expansión del grupo fue una propuesta de China, quien la oficializó en la reunión de Beijing en 2022. La iniciativa despertó el interés de más de 40 países en desarrollo y se tradujo en 23 solicitudes formales de adhesión, lo que habla del enorme atractivo que tiene este espacio para muchas economías medianas ávidas de atraer capital, ampliar mercados, ensanchar sus fuentes de cooperación y contar con mayor reconocimiento y voz en foros internacionales. Sin embargo, la idea fue vista con mucha reserva por parte de India y Brasil quienes consideraron que un incremento tan amplio y rápido de la membresía podría diluir su capacidad de maniobra dentro del grupo. Por el contrario, Sudáfrica vio siempre con buenos ojos la idea de sumar nuevos miembros africanos, en tanto que Rusia abrazó la ampliación con enorme entusiasmo como una manera eficaz de contrarrestar el aislamiento internacional y las sanciones económicas que le han sido impuestas.

La ampliación modifica por completo la dinámica y la correlación de fuerzas al interior del grupo con la incorporación de países tan distintos y de regiones diferentes como Arabia Saudita, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes, Etiopía e Irán. El salto de cinco a once miembros, entre los que se encuentran varios de los mayores productores de petróleo, manda señales claras de que los centros de concertación geopolítica y geoeconómica se han diversificado más allá de los círculos de los países desarrollados occidentales y del G7. Con la incorporación del Medio Oriente, el BRICS se capitaliza, gana peso económico (37% del PIB mundial) y demográfico (46% de la población mundial) y representatividad regional. Aun así, su proyección internacional (22% del índice de presencia global de Elcano), continúa rezagada respecto de la que tienen los países desarrollados del Norte Global.

No están claros los criterios, más allá de la representación regional, para admitir a los nuevos miembros. No todos ellos tienen las dimensiones económicas ni demográficas para calificar como emergentes mientras que otros, como Indonesia, decidieron no empujar su incorporación. A final de cuentas, se trató de un juego de equilibrios y negociaciones entre los miembros originales. Para Brasil, el ingreso de Argentina refuerza la representación latinoamericana sin perder su ascendencia regional y para Argentina significa la posibilidad de fuentes alternativas de financiamiento para enfrentar su difícil situación económica. Hay cierta lógica económica en todas las adhesiones en tanto que los miembros del BRICS ampliado tienen como primer o segundo socio comercial a China, pero varios de ellos son rivales en sus respectivas regiones. Tal es el caso de Arabia Saudita e Irán y de China e India.

“Para Brasil, el ingreso de Argentina refuerza la representación latinoamericana sin perder su ascendencia regional y para Argentina significa la posibilidad de fuentes alternativas de financiamiento para enfrentar su difícil situación económica”.

El BRICS ampliado es un grupo de lo más heterogéneo en términos de tamaño e intereses, lleno de tensiones internas y en donde los regímenes democráticos son claramente minoritarios. Tampoco es claro si la conformación final será la misma que se anunció. La adhesión de Argentina podría no concretarse, pues los candidatos de oposición de derecha Patricia Bullrich y Javier Milei —este último con posibilidades de ganar la próxima elección presidencial en octubre— han rechazado con firmeza el ingreso del país al club de los emergentes. Incluso, de concretarse queda abierta la pregunta de cómo manejará Argentina sus diferencias con Irán por solicitudes pendientes de extradición por actos terroristas de los años 1992 y 1994. Un asunto sensible que divide a la sociedad argentina.

Al ampliar la red interregional de socios, el BRICS enfrenta el reto de perder cohesión e identidad a cambio de ganar cobertura y peso. El otro desafío es servir de contrapeso constructivo o suave frente al Norte Global, en particular el G7, sin tensar demasiado las relaciones estratégicas de varios de sus miembros con Estados Unidos y la Unión Europea. Aunque la prensa internacional enfatizó la idea del nuevo BRICS como desafío a Occidente por la aspiración de desplazar poco a poco al dólar en transacciones comerciales, la Declaración Conjunta de Johannesburgo deja muy claro el interés de estos países por promover el comercio y las inversiones dentro de los principales foros de concertación multilateral. Incluso, reitera que la principal mesa de negociaciones económicas a nivel mundial es el G20 donde buscarán concertar posiciones.

AMLO va a Colombia y Chile

En lo que va del sexenio el presidente mexicano había viajado tan sólo a Estados Unidos y en una segunda ocasión a Centroamérica y el Caribe. Este mes viajó a Sudamérica a la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, convocada por el presidente Petro en Calí, Colombia y al 50° aniversario de la caída de Allende en Santiago de Chile, invitado por el presidente Boric. Este viaje se lleva a cabo al mismo tiempo que tiene lugar la reunión del G20, del que México forma parte y que fue en Nueva Delhi. AMLO optó por no acudir a India a pesar de que presidentes como el brasileño Lula da Silva sí participó y se llegaron, como observamos líneas arriba, a acuerdos importantes para los países miembros.

Además de tener una reunión privada el viernes 8 de septiembre con el presidente Petro, AMLO estuvo al día siguiente en la clausura de la conferencia sobre drogas. Participó con un discurso sobre su visión de cómo se debe tratar el problema de la drogadicción. Desde una perspectiva conservadora, enfatizó la necesidad de tratar las causas del problema desde los valores y de la importancia de la familia y de la dinámica familiar tradicional criticando a una sociedad como la estadounidense en la que dicha dinámica está rota. Habló de los logros de su gobierno en sus programas como Sembrando vida o Jóvenes construyendo futuro con los que en primer lugar, en lugar de tener extensiones de tierra con sembradíos de drogas, se han plantado diferentes tipo de árboles y con el segundo programa se les ofrece trabajo a los jóvenes con el fin de abrirles posibilidades de futuro y se evita, según él, que se sumen a los grupos del crimen organizado.

“Desde una perspectiva conservadora, enfatizó la necesidad de tratar las causas del problema desde los valores y de la importancia de la familia y de la dinámica familiar tradicional criticando a una sociedad como la estadounidense en la que dicha dinámica está rota”. 

El discurso de Petro centró su reflexión en la necesidad de acabar con los vínculos, relaciones y acuerdos entre políticos y narcos. Durante su mandato es la segunda vez que AMLO se reúne con Petro, ya que en noviembre del año pasado lo recibió en Palacio Nacional. 

El 11 de septiembre se cumplieron 50 años del Golpe de Estado de Chile por lo que su visita a Santiago fue más bien simbólica. Además de estar con el presidente Boric en los eventos del aniversario, se reunió con exiliados que vivieron en México durante el tiempo de la dictadura y quienes regresaron a su país durante y después de la presidencia de Patricio Aylwin, de 1990 a 1994, en que se restableció la democracia.

En su viaje estuvo acompañado por la Secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, quien conoce muy bien la región y sabe de la importancia de fortalecer los vínculos con dos de nuestros principales aliados en el sur como lo son Colombia y Chile. Recordemos que con ambos países tenemos tratados comerciales. Estuvieron también en el viaje el Secretario de Defensa, Luis Crescencio Sandoval  y el de Marina José Rafael Ojeda. EP

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