#TableroInternacional: Agosto

Como cada mes, los miembros del grupo México en el Mundo, Susana Chacón, Isidro Morales y Guadalupe González, reflexionan sobre tres relevantes temas de interés político e internacional.

Texto de , & 18/08/22

Como cada mes, los miembros del grupo México en el Mundo, Susana Chacón, Isidro Morales y Guadalupe González, reflexionan sobre tres relevantes temas de interés político e internacional.

Tiempo de lectura: 8 minutos

En esta ocasión, el Tablero Internacional del grupo México en el Mundo aborda tres de los temas más importantes en sus reflexiones de las últimas semanas: Colombia: mucho más que un cambio de gobierno; Ucrania y su impacto en el Pacífico Asiático, y Estados Unidos y su relación con México.

Colombia: mucho más que un cambio de gobierno
  • Con la toma de protesta de Gustavo Petro y Francia Márquez, Colombia inicia una nueva etapa en su historia política. Se trata del primer líder de izquierda que llega a la presidencia, de la primera mujer afrocolombiana en ocupar la vicepresidencia y el primer congreso con mayorías progresistas en 200 años de vida independiente. Un verdadero parteaguas que pone fin al estigma electoral de las izquierdas, en un país asolado durante décadas por las guerrillas y acostumbrado a la retórica del miedo al “castro-chavismo” por la compleja vecindad con Venezuela.
  • El gobierno del llamado Pacto Histórico “Colombia puede” —una amplia coalición de siete partidos y once movimientos de izquierda y centroizquierda— representa la incorporación al escenario político de nuevos actores y movimientos sociales, progresistas y democráticos, históricamente excluidos por los partidos políticos tradicionales. Una base social plural de ambientalistas, afrocolombianos, indígenas, feministas, defensores de derechos humanos, minorías sexuales, jóvenes, trabajadores, campesinos y clases populares que le dio el triunfo con 50.4% de los votos.
  • Aunque los antecedentes guerrilleros de Petro y lo radical de algunas de sus propuestas levantan desconfianza en muchos sectores, incluidas las fuerzas armadas, lo cierto es que encabeza una izquierda moderna, socialdemócrata y reformista, más cercana a la de Boric en Chile que a las izquierdas de la primera ola rosa latinoamericana de Chávez, Lula, Morales, Correa y Fernández. Su programa antiextractivista, ambientalista, feminista y de expansión de derechos de las minorías lo alejan de los populismos autoritarios en el poder en Nicaragua y Venezuela, lo mismo que el carácter colectivo y no personalista de su liderazgo. 
  • En su discurso de toma de posesión, cargado de valores y principios en consignas como “vivir sabroso”, “la república del amor”, “Colombia potencia mundial de la vida”, Petro delineó su programa de gobierno en un decálogo de compromisos: la paz total y completa, la disminución de la desigualdad con una política de cuidados y un Ministerio de la Igualdad, la igualdad de género, el diálogo con todos y todas, la escucha, el combate a todas las violencias desde la armada y la criminal hasta la machista, la lucha contra la corrupción, el cuidado del medio ambiente, el desarrollo de la industria y de la economía campesina popular y el respeto a la Constitución y a las leyes.
  • La composición del gabinete habla de un enfoque a la vez incluyente y pragmático para impulsar sus reformas sin generar incertidumbre económica ni polarización política. En la cartera de Defensa, un jurista experto en derechos humanos; en la Cancillería, un conservador comprometido con las gestiones de paz; en Agricultura, una liberal exministra para la reforma rural; en Hacienda, un exministro y connotado economista con fuertes credenciales académicas e internacionales. Las carteras de Igualdad, Salud, Medio Ambiente y Cultura quedan a cargo de mujeres para cumplir su promesa de paridad.
  • Los retos internos son enormes: tendrá que operar con fuertes restricciones financieras y en medio de una situación internacional sumamente volátil. La iniciativa de reforma fiscal que envió Petro al Congreso tras asumir el poder, es el primer paso en la dirección correcta y de su desenlace dependerá la suerte del nuevo gobierno y su capacidad de maniobra para apuntalar políticas redistributivas y sociales sustentables.

“Los retos internos son enormes: tendrá que operar con fuertes restricciones financieras y en medio de una situación internacional sumamente volátil”.

  • En el frente internacional, hay enormes expectativas sobre el reordenamiento de las fichas en el tablero regional que trae consigo el ascenso de Petro. Se perfila ya un acercamiento entre Colombia y Chile en materia ambiental y del próximo diálogo de paz con el ELN; una normalización gradual y acotada de las relaciones colombo-venezolanas para atender la compleja realidad fronteriza y la crisis humanitaria de los refugiados venezolanos; y, sobre todo, un replanteamiento negociado de los vínculos con Estados Unidos, en especial del Plan Colombia y la guerra contra las guerras.
  • El cambio político en Colombia coincide con la presidencia mexicana de la Alianza del Pacífico y su proyecto de darle densidad social al mecanismo además de ampliarlo. La gira del canciller Ebrard por Sudamérica en ocasión de su asistencia a la toma de posesión de Petro se aprovechó para conversar sobre la eventual incorporación de Ecuador a la AP y reforzar las conversaciones con Bolivia en materia de litio.
Ucrania y su impacto en el Pacífico Asiático
  • La invasión rusa a Ucrania pronto cumplirá los seis meses y no hay signos claros para una salida rápida del conflicto. Las potencias occidentales, agrupadas en el G7, mantienen sus sanciones al gobierno de Putin mientras elevan la ayuda militar al gobierno de Zelensky, a la par de facilitar una moratoria por dos años de la deuda pública ucraniana. La preocupación del bloque occidental es evitar, sobre todo, una escalada militar que involucre a más contendientes y que obligue a la OTAN a intervenir directamente en el conflicto.
  • Los supuestos ataques ucranianos a bases rusas ubicadas en Crimea —anexada por Rusia en 2014— y la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad, el jueves 11 de agosto, para presionar a Rusia a que permita la inspección de la central nuclear de Zaporiyia por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica, dan cuenta de los nuevos riesgos y tensiones que podrían desbordar el conflicto.
  • Dichas tensiones se han extendido ya al Pacífico Asiático, como producto de la visita controvertida de Nancy Pelosi, la líder demócrata en la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, el 3 de agosto. De acuerdo con la legisladora, su visita no compromete la estrategia que Washington ha mantenido frente a China, desde su ingreso al Consejo de Seguridad, en el sentido de reconocer un solo país, aunque con diferentes formas de gobierno al interior del mismo. 

“De acuerdo con la legisladora, su visita no compromete la estrategia que Washington ha mantenido frente a China en el sentido de reconocer un solo país, aunque con diferentes formas de gobierno al interior del mismo”. 

  • Es así como Washington y el bloque occidental han apoyado y reconocido las instituciones liberales y democráticas que han prevalecido tanto en Hong Kong como en Taiwán. En una misiva publicada por The Washington Post, Pelosi recuerda que la relación con Taipéi se enmarca en los principios de autodeterminación y de la capacidad de los pueblos para decidir sus formas de gobierno, lo que le ha permitido a Estados Unidos mantener relaciones económicas y diplomáticas con un socio estratégico. Desde esa perspectiva, la líder de los demócratas refrenda la cruzada liberal desplegada por el gobierno de Biden desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
  • Con todo, la demócrata fue más allá al subrayar que, de acuerdo con el Departamento de Defensa de su país, el gobierno de la China continental se está preparando para una eventual “unificación” forzada de Taiwán, algo que de acuerdo con la legisladora, el gobierno estadounidense no debería permitir. La respuesta de Xi Jinping fue, como se sabe, bastante temeraria, lo que podría provocar fisuras en el bloque occidental en un momento en que la guerra en Ucrania ha provocado más incertidumbres. 
  • Hasta ahora, el bloque occidental ha mostrado bastante cohesión para mantener la ayuda a dicho país, mantener las sanciones a Moscú y, sobre todo, desvincularse en materia comercial y energética de Rusia. ¿Podrá Washington mantener este mismo liderazgo en caso de que las tensiones se escalen en el Pacífico asiático? ¿Podrá sostener dos frentes de confrontación de larga duración sin que se globalicen?
Estados Unidos y su relación con México 
  • Después del desaire del presidente mexicano al no acudir a la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, el presidente Joe Biden invitó a López Obrador a Washington a una reunión bilateral de trabajo; no una visita de Estado, en la que tendrían que haber hablado de múltiples temas de la agenda México-Estados Unidos. AMLO de nuevo se equivocó de foro: en el mensaje que los presidentes dan a la prensa, desde la oficina oval, hablan por no más de tres minutos; debe ser un mensaje corto, pero sustantivo. Al presidente mexicano no le importó y leyó sus notas durante 37 minutos, como si estuviera en su mañanera. Le dio una clase de historia a Biden, totalmente fuera de lugar. El presidente estadounidense estaba más que molesto: el mexicano consumió el tiempo de lo debería haber sido su reunión bilateral cerrada a medios.
  • Como era de esperarse, Biden canceló la reunión con los gabinetes ampliados. Tampoco estuvo al día siguiente, en la reunión con los empresarios en el Instituto México. Mucho menos le ofreció ningún tipo de comida. Nada. Entró y salió de la Casa Blanca por la puerta en la que entran los embajadores y personajes de segundo nivel, no los jefes de Estado. Biden tenía cosas mucho más importantes que hacer como salir a su viaje hacia Israel y Arabia Saudita —en un momento en el que la turbulencia global, vive cambios sustanciales— antes que estar de nuevo con el presidente mexicano. AMLO perdió la oportunidad de hablar sobre los aspectos prioritarios de la relación bilateral con el jefe del país que más importa a México.
  • Días después de la visita, en esa misma semana, nos encontramos con una primera consecuencia de las decisiones que López Obrador ha tomado y que afectan el curso correcto del T-MEC. Hasta principios de julio, habíamos visto que la relación hacia México se manejaba prácticamente entre el Departamento de Estado y la Casa Blanca. El presidente estadounidense no había aceptado las presiones ni del Congreso, ni del Departamento de Energía, Comercio o el USTR, con Katherine Tai a la cabeza. Los empresarios, los gobiernos locales y los congresistas no esperaron más y, formalmente desde el Congreso, enviaron una petición formal para proceder a consultas con México por un máximo de 75 días en los que de no resolverse sus peticiones, procederán a paneles de controversia en los que seguro que México tendrá las de perder. 
  • A estas consultas se sumó inmediatamente Canadá, apoyando la propuesta estadounidense, ya que consideran que el T-MEC está también violado por el gobierno mexicano y es contrario a los intereses de los canadienses en México. Ambos países solicitan cuatro puntos: 
  1. Que se tenga un piso parejo tanto para los empresarios como para las empresas estatales (como PEMEX y CFE) y que se deje de privilegiar a estas últimas después de aceptada por la Suprema Corte de Justicia, la ley de la industria eléctrica.
  2. Que se agilice la aceptación de los permisos para el sector eléctrico, que tiene frenados la Comisión Reguladora de Energía (CRE). 
  3. Que para el diesel, el azufre distribuido no sea únicamente por PEMEX, sino por otras compañías.
  4. Que se evalúen los temas de transporte de gas natural y a quién se le compra.
  • Esta es la primera vez que se da un proceso de Estado a Estado. Con anterioridad, todas las consultas habían sido de empresas a Estado, pero nunca de Estado a Estado. Es un cambio sustancial en el que de no llegar a conciliar acuerdos antes de abrir paneles de controversia, los costos para México serán al menos de 30 mil millones de dólares. La molestia de los estadounidenses se hizo sentir y las presiones a las que se enfrenta el gobierno mexicano no se harán esperar.
  • La respuesta de AMLO no ha sido, hasta ahora, la de un jefe de Estado. Con “Uy, qué miedo”, canción de Chico Ché, respondió a la petición del proceso de consultas. Además, comentó que en el discurso del 16 de septiembre próximo, anunciará sus medidas para que se respete la soberanía nacional. El presidente mexicano no es tomado en serio desde el exterior y México está en uno de los momentos más delicados de su relación bilateral en los últimos 200 años. Este año se cumple el bicentenario de las relaciones México-Estados Unidos.

“El presidente mexicano no es tomado en serio desde el exterior y México está en uno de los momentos más delicados de su relación bilateral en los últimos 200 años”.

  • Por otra parte, Biden en estas últimas semanas terminó con el programa “Quédate en México”, instaurado por Trump, para el manejo de la migración particularmente centroamericana. Con esto, Biden le quita una carta de cambio a AMLO. Ya no es la misma política migratoria para los estadounidenses, por lo que la tranquilidad con la que el gobierno mexicano sabía que no le pondrían aranceles mientras contuviera a los migrantes con la Guardia Nacional, eso cambió y dejó de ser importante. Hoy esa carta de cambio desapareció y las fichas de AMLO se reducen cada vez más.
  • El programa de Biden, aprobado la semana pasada sobre el control de la inflación, inversión y cambio climático, pone a México en una dirección totalmente opuesta a las decisiones tomadas por López Obrador con su política energética. La relación bilateral se encuentra en uno de los momentos más delicados de la historia, en el que en lugar de aprovechar la pertenencia al mercado de América del Norte y los apoyos ofrecidos por el gobierno estadounidense, en materia de inversión y para contar con las empresas que dejaron de estar en China, el gobierno mexicano desaprovecha la oportunidad de recibir estos beneficios. Pareciera que busca dinamitar su relación con el país que más le debería importar. EP
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