Las relaciones de México con la República Popular China

El embajador Sergio Ley López analiza distintas aristas de la relación actual entre México y China.

Texto de 19/04/23

El embajador Sergio Ley López analiza distintas aristas de la relación actual entre México y China.

Tiempo de lectura: 8 minutos
China hoy

En la actualidad, la República Popular China vive una reestructuración económica profunda que implica un cambio de raíz en su modelo económico: pasa actualmente de un modelo orientado a la exportación, con base en el uso intensivo de los recursos y la mano de obra, a otro centrado en el consumo interno, la innovación y la sofisticación tecnológica.

Al tiempo que China implementa estos cambios de gran calado en su modelo de desarrollo económico y a pesar de la relativa ralentización de su crecimiento —en parte a consecuencia de la pandemia—, el país sigue creciendo a tasas superiores a las de otras economías desarrolladas como Estados Unidos o la Unión Europea.

A la par de este proceso de crecimiento económico acelerado, que no tiene comparación en toda la historia de la humanidad, se presenta otro fenómeno de implicaciones geoestratégicas más profundas: la reemergencia de la República Popular como potencia mundial.

Hoy en día China se asume como un actor central, activo y figura principal en los asuntos de interés mundial. La potencia asiática es y seguirá siendo cada vez más un protagonista de nuestro siglo: del cambio climático a los retos del Desarrollo Sostenible que marca la Agenda 2030; de la exploración espacial y la seguridad sanitaria a la búsqueda de la convivencia pacífica entre las naciones y la estabilidad internacional. 

Para reconocer el peso y la importancia de China en el escenario global baste recordar algunos indicadores.

Desde 2012, China se consolidó como la segunda economía más grande del mundo. En los últimos 42 años se convirtió en una de las principales locomotoras de la economía global, con una tasa anual de crecimiento que promedia 9.5% entre 1978 y 2020. Hablamos de más de cuatro décadas de expansión firme y sostenida. 

 En 2019 China contribuyó con el 26.8% del ascenso del PIB global, pero ya desde 2008 ocupaba el primer lugar en cuanto a sus aportaciones al crecimiento mundial. Para entender la magnitud de esta aportación hay que tomar en cuenta que en ese mismo año, Estados Unidos contribuyó con el 11% y la Unión Europea con el 4% de dicho crecimiento.

En 2022 el PIB de China sumó 17.95 billones de dólares con un ingreso per cápita de 12,822 dólares con una población de 1 400 millones de personas. Hay otro dato que es tal vez más relevante aún que los anteriores: el país se ha transformado en uno de los mayores exportadores de capital, sus inversiones en todas las regiones del planeta han crecido de una manera exponencial. 

China ya es, por volumen, la tercera economía con más inversión en el extranjero. En 2019 sus inversiones en el mundo sumaron 132 mil 940 millones de dólares. Además, ya figura como uno de los principales inversionistas financieros del orbe. Es el principal acreedor de la deuda norteamericana y realiza compras masivas de deuda europea. Es hoy por hoy un actor de primer orden en la nueva arquitectura financiera del planeta.

Asistiremos pues, en la primera mitad del siglo XXI, a la plena consolidación de una potencia económica y tecnológica de orden mundial. No hay margen de discusión al respecto. Cualquier estrategia de política exterior que quiera considerarse realista, coherente, objetiva y de largo plazo, deberá tener a la República Popular como una prioridad estratégica, y éste es, por supuesto, el caso de México.

Es urgente y prioritario diseñar e implementar un plan de acción nacional que nos permita construir con China una asociación confiable y estable, tanto en el corto, como en el mediano y en el largo plazo. China está en la agenda de nuestro propio futuro. De esto hablaré a continuación.

“Es urgente y prioritario diseñar e implementar un plan de acción nacional que nos permita construir con China una asociación confiable y estable”.

Relaciones bilaterales

Sin duda, las relaciones de México con la República Popular China se han consolidado en el curso de los últimos 50 años. En estas cinco décadas se han creado las redes institucionales en las que descansa la interacción bilateral.

A lo largo de este período, diplomáticos, empresarios, políticos, estudiantes, artistas y académicos de ambas partes han contribuido sustantivamente a crear el entarimado que hoy nos sirve como plataforma de despegue para concebir una relación sólida y productiva a futuro. Pese a ello, carecemos hasta ahora en México de una verdadera política de Estado que guíe nuestras relaciones con China. Necesitamos lineamientos estratégicos que le brinden coherencia y continuidad a la manera en la que interactuamos con China.

En los años recientes, la relación de nuestros dos países entró en una nueva etapa a partir de la firma e implementación de la Asociación Estratégica Integral, que es el marco político y diplomático que orienta nuestras relaciones en asuntos bilaterales, así como el diálogo de colaboración que sostenemos en otros aspectos de la agenda global, especialmente en asuntos como el medio ambiente, la gobernanza financiera y la economía internacional.

Al mismo tiempo estamos dejando atrás la percepción de vernos como competidores para reconocernos como socios con intereses comunes y beneficios mutuos. Se han incrementado, además, los contactos de alto nivel entre ambos gobiernos. La dimensión económica y comercial de nuestros vínculos es de la mayor relevancia. Desde la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio en 2001, las relaciones económicas bilaterales con México han crecido rápidamente.

“Desde la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio en 2001, las relaciones económicas bilaterales con México han crecido rápidamente”. 

China es el segundo socio comercial de México, el tercer destino de nuestras exportaciones y el segundo principal suministrador del mercado mexicano de bienes intermedios, un aspecto clave que nos permite mayor competitividad en el sector de manufacturas para la exportación.

En 2022, el volumen total de comercio con China fue una cifra cercana a 136 mil millones de dólares.1 Esta cifra no aparece en ninguna de las estadísticas oficiales de los dos países, sin embargo, refleja los intercambios económicos bilaterales reales, ya que incluye el comercio legal que se realiza a través de terceros países. Es decir, una parte muy importante de nuestras transacciones comerciales con China se realiza por la intermediación de terceros países, principalmente los Estados Unidos, y en menor medida Hong Kong y Panamá.

Este año, el monto de las importaciones hechas por China de productos mexicanos ascendió a 17 430 millones de dólares, una disminución de 1 500 millones con respecto al año anterior. Las importaciones mexicanas de productos chinos sumaron 119 214 millones de dólares,2 una cifra récord. El 80% de esas importaciones fue de bienes intermedios que utilizan las empresas mexicanas fabricantes de productos que a su vez son exportados.

Si bien se mantiene, hasta ahora, una balanza comercial deficitaria para México, observamos en estos últimos años una mayor presencia y diversificación de productos mexicanos en el mercado chino. De igual manera se advierte un incremento en los niveles de inversión china en México, con todo, aún moderado y por debajo de las expectativas y posibilidades que se vislumbran en el futuro inmediato. 

A pesar de su dimensión trágica y sus múltiples retos, la pandemia del COVID-19 ha influido positivamente en el fortalecimiento de los vínculos bilaterales y la cooperación. México ha sido un interlocutor importante en la diplomacia de salud que ha desplegado el gobierno de Pekín desde principios de 2020. 

Los suministros de vacunas y otros materiales sanitarios enviados por China, indispensables para atender la emergencia sanitaria en su primer momento, le han permitido al gobierno mexicano enfrentar en mejores condiciones el embate del Sars-Cov2. Solamente entre marzo y julio de 2020, 23 aviones procedentes de China llegaron a México cargados de insumos para el sector salud. 

En síntesis, la relación se encuentra en un buen momento. Hay voluntad política de ambas partes para avanzar en el diálogo y la cooperación. Existe un entramado institucional y legal que dan cuerpo y certeza a la relación bilateral y que cimientan las bases sobre las cuales se debe avanzar hacia el futuro. Sin embargo, queda mucho por hacer.

El camino al futuro

Para adentrarse en las relaciones diplomáticas del futuro, China y México se enfrentan a desafíos globales comunes en materia ambiental, crecimiento económico con justicia, desarrollo sostenible y seguridad internacional, entre otros.

Si bien nuestras realidades y tamaños resultan poco comparables, la visión de largo plazo de China se nos presenta como un ejemplo a la hora de pensar en nuestro propio mañana como país, y la manera en que habremos de vincularnos con el resto del mundo en temas tan diversos como el impacto de la tecnología en la construcción de la Nueva Sociedad y la emergencia climática. 

Nada indica que las predicciones sobre el papel central que en las próximas décadas desempeñará China en la economía y la geopolítica global no vayan a materializarse. Necesitamos construir los consensos nacionales y los acuerdos internos que nos permitan articular una política de largo plazo hacia ese país. Es menester diseñar una agenda estratégica que nos garantice continuidad y coherencia, y que evite actuar de manera reactiva frente al ascenso de China como potencia mundial. 

“Es menester diseñar una agenda estratégica que nos garantice continuidad y coherencia, y que evite actuar de manera reactiva frente al ascenso de China como potencia mundial”. 

Los 50 años de vínculos nos entregan una ventaja histórica que debemos capitalizar hacia el futuro. La diplomacia cultural y académica es una buena herramienta para construir puentes que promuevan el intercambio de experiencias y propicien el mutuo entendimiento y la colaboración. 

Por otra parte, necesitamos profundizar gradual y sostenidamente nuestros vínculos económicos. Hay nuevos elementos de complementariedad y nuevas áreas de oportunidad de mutuo beneficio para ambos países que debemos explorar. 

Las nuevas tendencias geopolíticas del nearshoring alentadas por nuestro principal socio comercial debe ser un aliciente para que las empresas chinas proveedoras de los bienes intermedios utilizados por las empresas mexicanas dedicadas a la exportación vengan a fabricas esos insumos a nuestro país. Esto crearía un circulo virtuoso al crear empleos en México, afianzaría la relación estratégica con mayor inversión china y reduciría al déficit comercial con la potencia asiática.

México ante el reto de la disputa entre China y EUA

La creciente hostilidad y rivalidad que caracteriza la relación China-Estados Unidos ha hecho aún más compleja nuestra relación con China. Para un país como México esto requerirá especial sabiduría en el manejo de sus relaciones internacionales. No es un desafío menor que sus dos principales socios económicos estén enfrentados en una guerra tecnológica con implicaciones comerciales y de todo tipo. Armonizar nuestros intereses nacionales y las relaciones con nuestros dos principales socios comerciales es una necesidad imperiosa. 

México, como en ocasiones anteriores, deberá jugar sus cartas con inteligencia y a la vez mantener relaciones pragmáticas y activas con ambos socios, con la prudencia que exige mantenernos al margen de las tentaciones de tomar partido en estas disputas y apostando siempre por seguir comprometidos con la multipolaridad de nuestro planeta. 

Consideraciones finales

Es imposible conocer qué pasará con la relación entre México y China para la segunda mitad del siglo XXI. Ni siquiera podríamos predecir con cierto margen de exactitud el horizonte de nuestros vínculos hacia el final de esta década, y a decir verdad la carencia de una política nacional mexicana hacia China dificulta aún más cualquier intento de aproximación.

No obstante, todo parece indicar que Asia-Pacifico continuará siendo la región de mayor dinamismo y crecimiento económico en el mundo, mientras que China seguirá consolidándose como el nuevo motor de la economía mundial. Hacia la gran nación milenaria veremos desplazarse más y más el centro de gravedad político, industrial, comercial y financiero de la geopolítica y la economía internacional.

En tales circunstancias, urge replantearse la estrategia de política exterior y económica de México hacia China. Nuestro país no puede ni debe darse el lujo de la pasividad, ni dejar en la incertidumbre las respuestas a los desafíos que conlleva una relación bilateral articulada, estratégica, benéfica y de largo plazo con el gigante asiático. 

El rol que desempeñará nuestro país en los próximos años en su relación con China dependerá, en buena medida, de la capacidad que tenga el Estado mexicano en todos sus órdenes y poderes —en diálogo permanente con el sector empresarial, académico y de la sociedad civil— para diseñar una estrategia de interacción coherente con nuestro otro gran socio al otro lado del Océano Pacífico.

Si los gobiernos y el sector empresarial no son capaces de impulsar el cambio estructural que necesitamos, perderemos una oportunidad histórica, quizás irrepetible. EP

  1. Cifras elaborados por el autor con datos del portal Trademan.com Para el caso de China, con información de General Customs Administration of China. Para México, datos de la Secretaría de Comercio, disponibles solamente hasta agosto 2022 y estimaciones del autor hasta diciembre 2022. []
  2. Cifras estimadas para todo el 2022, según la proyección para los primeros 8 meses del año de las importaciones mexicanas de productos hechos en China. []
Este País se fundó en 1991 con el propósito de analizar la realidad política, económica, social y cultural de México, desde un punto de vista plural e independiente. Entonces el país se abría a la democracia y a la libertad en los medios.

Con el inicio de la pandemia, Este País se volvió un medio 100% digital: todos nuestros contenidos se volvieron libres y abiertos.

Actualmente, México enfrenta retos urgentes que necesitan abordarse en un marco de libertades y respeto. Por ello, te pedimos apoyar nuestro trabajo para seguir abriendo espacios que fomenten el análisis y la crítica. Tu aportación nos permitirá seguir compartiendo contenido independiente y de calidad.

DOPSA, S.A. DE C.V