A partir del bicentenario de relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos, el grupo México en el Mundo presenta una compilación que aborda, desde diversas perspectivas, el pasado y el presente esta relación. Este ensayo forma parte del Capítulo 2 “Elementos singulares de la relación entre México y Estados Unidos”.
La presencia de los mexicanos en Estados Unidos: 200 años de incomprensión
A partir del bicentenario de relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos, el grupo México en el Mundo presenta una compilación que aborda, desde diversas perspectivas, el pasado y el presente esta relación. Este ensayo forma parte del Capítulo 2 “Elementos singulares de la relación entre México y Estados Unidos”.
Texto de Carlos Heredia Zubieta 13/03/23
Cumplir 2 siglos de relaciones bilaterales con Estados Unidos obliga a ir más allá de los temas de coyuntura, por críticos que sean. En las cartas que intercambiaron en la fecha precisa del bicentenario, 12 de diciembre de 2022, los presidentes Joseph R. Biden y Andrés Manuel López Obrador mencionan la festividad de la Virgen de Guadalupe como un entrañable vínculo cultural para los mexicanos de aquí y de allá, y para las comunidades mexicoestadounidenses. Sin embargo, más allá de las evocaciones culturales esporádicas, la más preocupante asignatura pendiente para México en la relación binacional radica en la gran ignorancia, la incomprensión, el desdén y la prolongada indiferencia en sus vínculos con los mexicanos y mexicoestadounidenses en Estados Unidos.
Tenemos cincuenta consulados en Estados Unidos para atender a las comunidades; es la red consular más grande de un país en otro en todo el mundo, señalan los funcionarios de la Cancillería mexicana. Esa afirmación es verdadera, pero queda muy lejos de representar una estrategia integral prioritaria. Un dato revelador es que, en los primeros 4 años de gobierno del presidente López Obrador, ha viajado cuatro veces a Estados Unidos, pero no se ha reunido con la población mexicana ni una sola vez.
Sin embargo, el alejamiento es todavía más evidente en el caso de la población de origen mexicano en Estados Unidos. Salvo muy contadas y honrosas excepciones,1 en México no se estudia de manera sistemática la historia de los mexicoestadounidenses, ni su cultura, ni la evolución de su participación en la economía y en la política de Estados Unidos. Para complicar aún más las cosas, en la historia de la relación bilateral, sucesivos gobiernos mexicanos, incluido el actual, han visto a las comunidades mexicoestadounidenses y mexicanas como correas de transmisión de intereses de los mexicanos en México, más que como ciudadanos estadounidenses por su propio derecho.
En este ensayo me propongo poner en claro los términos de esta asignatura pendiente. En un primer apartado, definir de quiénes estamos hablando, cuántos son y dónde están los mexicanos y los mexicoestadounidenses en Estados Unidos. En la segunda sección, abordo la disparidad entre el peso demográfico de las comunidades latinas o hispanas en Estados Unidos con su capacidad de incidencia electoral. Finalmente, en el tercer segmento, planteo algunas recomendaciones de política pública.
Mexicanos y mexicoestadounidenses: ¿de quién estamos hablando?
En 2021 vivían en Estados Unidos 11.75 millones de mexicanos. Adicionalmente, hay alrededor de 26 millones de personas mexicoestadounidenses, que no nacieron en México, pero son descendientes de padre o madre de origen mexicano. Ello nos da una comunidad de alrededor de 38 millones de personas.
En México no se conoce ni se estudia a las comunidades mexicoestadounidenses en Estados Unidos. David Maciel, autor de Los mexicanos de afuera: historia del pueblo chicano, señala al respecto: “Me ha preocupado mucho la falta de cobertura y análisis sobre la población mexicana en Estados Unidos. Así es que asumí el reto de redactar este libro pionero que es una narrativa histórica desde la Colonia hasta el inicio del gobierno de Biden”.
Cuadro 1: Mexicanos, mexicoestadounidenses y latinos en Estados Unidos
Concepto | Datos | Fuente |
---|---|---|
Número de estadounidenses que son hispanos o latinos, 2020 | 62.1 millones (19%) | (a) |
Porcentaje de latinos de origen mexicano, 2020 | 61.5% | (a) |
Número de estadounidenses de origen mexicano | 38 millones | (a) |
Población mexicana en Estados Unidos, nacidos en México, 2021 | 11.75 millones | (a) |
Inmigrantes mexicanos como porcentaje del total de inmigrantes en Estados Unidos | 24% del total | (c) |
Mexicanos como porcentaje de la población no autorizada en Estados Unidos | 51% del total | (c) |
Porcentaje de la diáspora Mexicana que vive en Estados Unidos | 97% del total | (c) |
Estado con la mayor población latina o hispana | California (39%) | (a) |
Estado con el mayor porcentaje de población latina | Nuevo México (48%) | (a) |
Porcentaje de latinos que son trabajadores agrícolas en Estados Unidos | 51% | (b) |
Latinos como porcentaje de fuerza de trabajo total de Estados Unidos | 19% | (b) |
Remesas enviadas a México desde Estados Unidos, 2021 | 51 500 millones de dólares | (b) |
Contribución de los latinos al PIB de Estados Unidos | 2.7 billones de dólares | (b) |
Volumen del PIB de México, 2021 | 1.17 billones de dólares | (b) |
1. https://www.census.gov/quickfacts/fact/table/US/RHI725221
2. https://www.bbvaresearch.com/publicaciones/anuario-de-migracion-y-remesas-mexico-2021/
3. https://www.migrationpolicy.org/article/mexican-immigrants-united-states-2019
El desafío de las comunidades mexicoestadounidenses también se da en Estados Unidos. Durante siglos han luchado por ser considerados miembros plenos de la sociedad estadounidense. Así lo refleja el extraordinario documental de la cadena Public Broadcasting Service (PBS), cuyo primer capítulo se denomina, precisamente, “Extranjeros en nuestro propio país” (Foreigners in our own land). Los propios mexicoestadounidenses se preguntan cuál es nuestra historia, cuál es nuestro pasado y en qué está fundado nuestro reclamo de ser considerados ciudadanos estadounidenses a plenitud.
La construcción de la identidad mexicoestadounidense y de los mexicanos en Estados Unidos reviste muchas consecuencias políticas, tanto hacia adentro como hacia afuera de las propias comunidades. En Pioneer of Mexican-American Civil Rights: Alonso S. Perales, un libro que está llamado a convertirse en una referencia indispensable para estos temas, la historiadora Cynthia Orozco aborda la cuestión desde adentro.
Cuadro 2: Los diez estados de Estados Unidos con mayor población nacida en México (2020)
California | 3 951 224 | 35.12% |
Texas | 2 453 126 | 21.80% |
Illinois | 601 682 | 5.34% |
Arizona | 516 618 | 4.59% |
Florida | 261 614 | 2.32% |
Washington | 257 275 | 2.29% |
Georgia | 231 850 | 2.06% |
Nevada | 224 981 | 2.0% |
Carolina del Norte | 219 337 | 1.95% |
Colorado | 209 408 | 1.86% |
Top ten | 8 927 115 | 79.34% |
Los otros 40 estados | 2 323 385 | 20.66% |
Total de nacidos en México residiendo en Estados Unidos | 11 200 000 | 100.00% |
Mapa 1: Población mexicana en Estados Unidos, por estado y por condado, 2019
En la década de 1920, el significado de “mexicano” empezó a tener un sentido racializado. La “racialización”, a decir de Orozco, se entiende como “la extensión de un significado racial a una relación, práctica social o grupo que previamente no se había clasificado como tal”. En la medida en que “raza mexicana” y “mexicanos” se definen de manera racializada, surge un nuevo paradigma: “el problema mexicano”, una construcción que los ubica como inmigrantes aun si tenían su raíz en territorio estadounidense.
Cuadro 3: Algunas organizaciones latinas/hispanas en Estados Unidos
Oficina Nacional:1126 16th St NW #600Washington DC 20036 Presidenta y Directora General: Janet Murguía https://unidosus.org/ | UnidosUS es una organización sin fines de lucro, no partidista, que lucha por los derechos civiles de los hispanos. Desde su fundación, en 1968, ha contribuido a alzar la voz de los latinos en Estados Unidos para defenderlos y resolver las preocupaciones de la comunidad. |
Oficina Nacional:Washington DC https://unitedwedream.org/ | Fue fundada por César Vargas, estudiante de Derecho en la City University of New York. Junto con DreamActivists y Dream Action Coalition son las mayores organizaciones de jóvenes dreamers, cuyo nombre viene de la Development, Relief, and Education for Minors Act (Dream Act), introducida en el Senado en 2001. El presidente Barack Obama lanzó el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), que aún no ha sido aprobado a nivel federal. |
https://lulac.org/ | La Liga de Ciudadanos Estadounidenses Unidos de Origen Latino (LULAC) se presenta como la más grande y más antigua organización hispana en Estados Unidos. Históricamente, LULAC se ha enfocado principalmente en educación, derechos civiles, salud y empleo para los hispanos.Presidente nacional: Domingo García1133 19th Street, NW, Suite 1000Washington, DC, 20036 |
Thomas A. Sáenz,Presidente y Abogado General. Sede nacional: Los Ángeles, CA. https://www.maldef.org/ | MALDEF, el Fondo Mexicano-Americano para la Defensa Legal y la Educación, es la organización líder de derechos civiles en el ámbito legal. Su compromiso es proteger y defender los derechos de todos los latinos que viven en Estados Unidos y los derechos constitucionales de los estadounidenses. |
En la década 1960 se inició el uso del término “mexicoamericano” y “mexicanoamericano” para describir a los ciudadanos estadounidenses de origen mexicano. En 2017, la mayor organización mexicanoestadounidnese, el Consejo Nacional de La Raza, decidió cambiar su nombre por el de UnidosUS, denominación que pensaron podía ser más actualizada e incluyente. En el cuadro 3 se presentan las principales organizaciones latinas en Estados Unidos.
Los mexicoestadounidenses no son plenamente estadounidenses ni tampoco mexicanos por entero. Su identidad híbrida no corresponde con estas dos definiciones formales, sino que son una nueva construcción social, que guarda elementos de ambas. De hecho, su identidad no cabe en el estrecho marco edificado en torno a los valores asociados a los primeros británicos (blancos, anglosajones y protestantes) que se establecieron en Jamestown, en lo que hoy es el estado de Virginia. Lo que es más, la cultura hispana es una piedra angular de lo que eventualmente sería Estados Unidos, incluso antes de su fundación. (La llegada de los primeros europeos a lo que hoy es el territorio continental de Estados Unidos no fue protagonizada por los británicos en 1607, sino por los españoles en lo que hoy es el estado de Florida, en San Agustín, en 1565. Sin embargo, la narrativa predominante es la protagonizada por los británicos.)
Los mexicoestadounidenses son ciudadanos estadounidenses por definición. Los activistas mexicoestadounidenses han usado la denominación La Raza para describir de manera conjunta a mexicoestadounidenses, mexicanos y latinos. El término “latino” es usado para incluir a todas las personas de origen hispano en Estados Unidos. El término “chicano”, acuñado en 1963, se refiere al pueblo mexicoestadounidense que protagonizó un movimiento social conocido con ese nombre, que duró hasta finalizada la década de 1970.
Tanto el gobierno como la sociedad mexicana en su conjunto han dado continuidad al llamado “problema mexicano”, porque en lugar de combatir la visión racializada de las relaciones entre las comunidades de origen mexicano en Estados Unidos y los mexicanos en México, hemos reproducido las raíces históricas racializadas de las relaciones entre ambos países. Como señalaron Raúl Hinojosa y Edward Telles: “Donald Trump, para su ascenso político, utilizó la narrativa de que Estados Unidos dejó de ser grandioso debido a los inmigrantes ‘ilegales’ y a los tratados comerciales que produjeron déficit y se llevaron los puestos de trabajo a ese país”.
El 8 de julio de 2020, en el Jardín de las Rosas en la Casa Blanca, los presidentes Trump y López Obrador sostuvieron una conferencia de prensa. El mexicano hizo un recuento histórico de la relación bilateral, evocó a próceres de ambos países y, acto seguido, dedicó las siguientes palabras a su homólogo estadounidense:
Presidente Trump: como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas, durante mi mandato como Presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto. (…) Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente. Por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su Presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto.
López Obrador tenía a su lado al hombre que inició su campaña de proselitismo hacia la Casa Blanca con las siguientes palabras: “Cuando México envía a su gente, no manda lo mejor, sino que manda personas con muchos problemas y traen drogas, crimen y son violadores”. Evidentemente, la estrategia del gobierno mexicano era en el sentido de “apaciguar” o “contemporizar” con Trump, pero pecó de ingenua. Los dirigentes de organizaciones latinas e hispanas no comprendieron la estrategia del Presidente de México, a la luz de las reiteradas caracterizaciones de Trump de la migración de los países en desarrollo (en particular, demonizando a México y a los mexicanos) como culpables de los problemas económicos de la clase trabajadora estadounidense, desde posiciones de supremacía blanca, como lo mencionan Hinojosa y Telles. El mandatario estadounidense convirtió la relación bilateral con México en una relación racializada, continuó su retórica antimexicana en todo su mandato, y la ha prolongado ya fuera de la presidencia, en búsqueda de una nueva candidatura presidencial en 2024.
Empero, la postulación de Trump por los republicanos a la Casa Blanca luce improbable a la luz de los resultados de las elecciones intermedias del 8 de noviembre de 2022. La esperada “ola roja” no se materializó. Los demócratas retuvieron el control del Senado, con 51 escaños por 49 de los republicanos, mientras que estos lograron una ajustada mayoría en la Cámara de Representantes, 222 asientos por 212 de los demócratas. (La Cámara de Representantes tiene 435 miembros, pero hoy solo consta de 434. Donald McEachin, postulado por el Partido Demócrata en Virginia, aparecía como el ganador en su distrito, pero murió el 28 de noviembre, por lo que ese asiento permanecerá vacante cuando se instale el Congreso 118, el 3 de enero de 2023, y se deberá convocar una elección especial para llenarlo.)
¿El gigante dormido? La población latina crece, pero su incidencia político-electoral continúa rezagada.
El peso demográfico de la población latina en Estados Unidos no ha parado de crecer. Como se ha mencionado, en 2020 fue de alrededor de 62 millones, o 19% de la población total. Si la comparamos con el 4.7% registrado en 1970, su participación en la población total de Estados Unidos se ha multiplicado por cuatro. Si tomamos una visión de más largo plazo, al llegar a 2060, se habrá multiplicado por seis, para llegar a 28% de la población total, como se muestra en la gráfica 1.
Y, sin embargo, los latinos están subrepresentados en ámbitos clave, como se muestra en el cuadro 4. Como lo señala la especialista Arlene Dávila: “Hay escasa información sobre las maneras en las que los latinos han enriquecido la historia de Estados Unidos en los planes de estudio para la escolarización primaria y secundaria, ya ni hablar de la educación superior. Esta comunidad está sumamente subrepresentada en el ámbito académico, las redacciones de noticias, la industria editorial, las películas de Hollywood, la televisión y más”.
Se equivocan los dirigentes del Partido Demócrata si consideran que tienen en la bolsa “el voto latino”. Hay varios mitos que la realidad ha estado derrumbando, y uno de ellos es que existe un voto latino homogéneo y monolítico.
Las comunidades de origen mexicano históricamente han favorecido a los candidatos demócratas, mientras que las comunidades cubanas han optado por los republicanos, sumando en años recientes a personas de origen venezolano y nicaragüense naturalizadas estadounidenses, que también votan mayoritariamente por los republicanos. En el caso de las comunidades cubanas, en las elecciones presidenciales de 2008 y de 2012 se registró una brecha generacional: mientras las personas mayores nacidas en Cuba sufragaron por los republicanos, las nuevas generaciones, nacidas en Estados Unidos, optaron por elegir y reelegir al demócrata Barack Obama.
Gráfica 1: Población hispana proyectada de 2020 a 2060
Cuadro 4: Subrepresentación de los hispanos en Estados Unidos
6% de los Senadores son latinos,2 aunque esta población sea 19% del total. |
77% de los hispanos no conocen sus propias contribuciones a Estados Unidos. |
76% de los hispanos no pueden ser ellos mismos en su lugar de trabajo. |
4.3% de los niveles ejecutivos en los negocios está representado por personas latinas, aunque en la composición de la fuerza de trabajo sean 17%. |
3% es el porcentaje de miembros latinos en los Consejos de Administración de las empresas incluidas en la lista Fortune 500. |
70% de las empresas listadas en Fortune 500 no tienen ningún hispano en su Consejo de Administración. |
1% es el total de hispanos que son funcionarios electos y designados a nivel nacional. |
0.5% es el porcentaje de los personajes hispanos en los programas de mayor audiencia en la televisión en Estados Unidos. |
15% menores que las percepciones de los hombres blancos son las de los hombres latinos. |
33% menores que las percepciones de los hombres blancos son las percepciones de las mujeres latinas. |
90% de los hispanos se identifican como tales, pero no actúan como una comunidad. |
A partir de la elección de Trump, en 2016, resulta evidente que sectores como la clase trabajadora blanca, que parecía estar escriturada a los demócratas, han desertado hacia el partido y candidatos republicanos por desacuerdos con temas culturales y de migración. Esto es más notorio en el caso de los votantes que carecen de educación superior. Esto también ha ocurrido entre los votantes latinos, en alguna medida porque el grupo de poder del Partido Demócrata ha propiciado un realineamiento hacia sectores liberales de mayores ingresos, que están preocupados por temas como la continuidad del derecho al aborto y la imposición de regulaciones más estrictas en el control de armas.
Numerosos votantes de origen latinoamericano que, al ser católicos, responden a un mandato religioso, se han movido hacia el voto republicano por rechazar el aborto. Sin embargo, también es cierto que en las elecciones intermedias de 2022 hubo mujeres que, tradicionalmente, votan por los republicanos, pero en esta ocasión sufragaron por los demócratas para manifestar su rechazo a la anulación de la sentencia Roe vs Wade. (El 24 de junio de 2022, la Corte Suprema dictó la sentencia en el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health Organization, JWHO. La sentencia confirmó la prohibición del aborto en Misisipi a las 15 semanas de embarazo, anuló la sentencia Roe vs. Wade y puso fin al derecho constitucional de abortar en Estados Unidos. Al anular dicha sentencia, la Corte Suprema borró un precedente de casi 50 años. La decisión de la Corte afecta más a las personas afroestadounidenses, latinas, indígenas y a otras personas que no son blancas: comunidades a las que el racismo sistémico ha bloqueado el acceso a oportunidades y al cuidado médico.)
El sentido del voto de las comunidades latinas y, en particular, de los electores de origen mexicano, es cada vez más diferenciado y diverso. No puede decirse que está escriturado a tal o cual partido. Depende de los temas en cuestión, de la geografía, de la coyuntura y también de factores emocionales y afectivos que no se detectan fácilmente en las encuestas.
Un desafío adicional es que hace falta corregir la subrepresentación de los latinos en Estados Unidos, por lo que, como lo indica Dávila, es preciso invertir en programas de estudios latinos, que siguen estando aislados, mal financiados y marginados en la mayoría de las universidades más importantes, para que los estudiantes puedan verse representados en todos los sectores de la sociedad. Si ese es el caso en Estados Unidos, esto cobra perfiles aún más dramáticos en México, como veremos a continuación.
Entendimiento binacional mediante el intercambio educativo y cultura de jóvenes estudiantes
En diciembre de 2022, al iniciar el tercer siglo de la relación bilateral, el posicionamiento de México frente a Estados Unidos no corresponde al de un socio estratégico de negocios y menos de un aliado geopolítico. Más allá de la retórica mencionada en las cartas citadas al inicio de este ensayo, parecería que el actual gobierno mexicano mira más hacia el pasado con ánimo reivindicativo nacionalista, mientras que Washington observa el horizonte de nuestros vínculos para aprovechar oportunidades conjuntas hacia adelante.
La ausencia de un programa de alivio a las familias y de apoyo al empleo en México tras la pandemia hizo que tomaran un perfil aun mayor al habitual los 51 000 millones de dólares de remesas enviadas por los mexicanos en Estados Unidos a sus comunidades de origen. Los programas de alivio tanto del presidente Trump como del presidente Biden, fuente de un porcentaje importante de los flujos de remesas, permitieron atenuar, aunque fuera un poco, la crisis del empleo y del ingreso tras dos años de parcial confinamiento de millones de personas en México.
La invitación del gobierno de Biden al mexicano para asociarse en la instrumentación de la Ley de Chips y Ciencia (investigación e innovación en semiconductores) no se ha visto correspondida con un plan de la parte mexicana al respecto. No existe una visión estratégica ni una narrativa común para hacer frente a los desafíos compartidos de la relación bilateral y, por lo tanto, tampoco de la relación de los mexicanos de aquí con los de allá.
“Pese a la evolución extraordinaria de la realidad mexicoestadounidense, pese a la dimensión y a la relevancia que han adquirido la migración y las remesas, pervive en México la visión excluyente del que se fue para ‘el otro lado’. Más allá del ámbito de la ficción, ha habido muy poco interés por conocer y entender el ‘México de afuera’”, señala Raúl Rodríguez Barocio. Lo que es más preocupante, agrega el autor, es que “pese a la creciente interdependencia y los intensos lazos individuales, la frontera es coexistencia de ‘vecinos distantes’ en muchos sentidos… cuando la cadencia de lo bilateral en las 3 décadas de libre comercio parecía llevarnos hacia la ‘responsabilidad compartida’ y el ‘destino común’, la frontera da testimonio de que la convergencia entre ambas naciones ha sido, por decir lo menos, insuficiente”.
En efecto, hay un déficit muy grande en México en lo que toca al estudio y el conocimiento de las comunidades mexicoestadounidenses. Esta omisión se vuelve incluso más preocupante porque no existe comprensión alguna de su situación como actores políticos en el vecino país, sino que se insiste fútilmente en su subordinación a la agenda política y diplomática mexicana en turno.
En el fondo, hay una multiplicidad de factores por los cuales los actores políticos mexicanos en México no toman como una prioridad sus relaciones con los mexicanos en Estados Unidos y con los mexicoestadounidenses. Como el poder económico y político en nuestro vecino del norte se ha concentrado en la población, que el censo clasifica como blanca, desde México, las élites han concentrado y encaminado sus contactos con estos sectores. De hecho, las élites mexicanas que por temporadas o de manera permanente se han mudado a vivir en territorio estadounidense, llevan consigo un paquete de prejuicios y conductas.
Otro factor para considerar, de mayor importancia, es la redefinición de la identidad y la ciudadanía mexicana, que ha sobrevenido recientemente. El investigador Tonatiuh Guillén López (2021), del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, ha llamado la atención sobre una nueva variable en la ecuación, que incluso incrementa el tamaño del desafío.
Históricamente, la nación mexicana ha tenido una definición territorial. Somos mexicanos quienes vivimos en el territorio nacional ⸺130 millones en 2022⸺, más los nacidos en México que viven en el exterior, algo menos de 12 millones de personas. El 17 de mayo de 2021, año conmemorativo del bicentenario de la nación mexicana, se introdujo una reforma al artículo 30 de la Constitución, en materia de nacionalidad por nacimiento, que le da a México un perfil transterritorial. La reforma, aprobada por el Congreso y avalada por veintiún legislaturas estatales, establece que también serán mexicanos por nacimiento quienes “nazcan en el extranjero, hijos de padres mexicanos, de madre mexicana o de padre mexicano”. Con esta modificación se reconoce el derecho a la nacionalidad mexicana de los hijos de padres mexicanos o de madre o padre mexicanos, sin importar que hayan nacido en el territorio nacional o en el extranjero, protegiendo con ello su derecho de identidad. Este reconocimiento jurídico, en condiciones plenas de la descendencia de los mexicanos en el exterior, adiciona más de 20 millones de personas, para llevarnos a una nación mexicana que excede los 164 millones de ciudadanos.
No es objeto de este texto dilucidar en detalle sus implicaciones, pero es seguro que habrá muchas y muy importantes en la relación con Estados Unidos y con las comunidades mexicoestadounidenses y mexicanas en aquel país, que hacen todavía más pertinente que nos hagamos cargo de la gran asignatura pendiente que aquí se ha expuesto.
Finalmente, si hay un rubro de la política pública donde ya existe la infraestructura binacional, el financiamiento, la capacidad de gestión y administración, así como la voluntad política para avanzar es en el intercambio educativo y cultural binacional. La Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural (Comexus), es un organismo binacional constituido el 27 de noviembre de 1990 por un convenio firmado entre los gobiernos de ambos países, que está encargada de administrar los programas de becas Fulbright-García Robles. En 30 años de operación, la Comexus ha distinguido a más de 4500 mexicanos y estadounidenses con una de estas becas, quienes han vivido una experiencia de intercambio educativo y cultural entre México y Estados Unidos.
En este sentido, en diciembre de 2022, parecía factible que el Congreso estadounidense aprobará alguna versión de la Ley para el Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros (DREAM Act), o dreamers (propuesta legislativa para otorgar residencia condicionada temporal, con el derecho a trabajar, a inmigrantes que ingresaron a Estados Unidos como menores sin documentos, de manera que puedan optar por la residencia permanente si cumplen ciertos requisitos; la propuesta original fue presentada en el Senado de Estados Unidos en 2001 pero aun cuando se ha vuelto a presentar en varias ocasiones, hasta la fecha no ha sido aprobada), seguida por el Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA (una política migratoria que permite a algunas personas sin documentos permanecer en Estados Unidos, beneficiarse del diferimiento de acciones para su deportación, al tiempo que los convierte en elegibles para recibir un permiso de trabajo; no está fundada en una ley, sino en una acción ejecutiva del presidente Obama, con fecha del 15 de junio de 2012, que no incluye una ruta para la ciudadanía). Una conjunción de ambos programas podría abrir la puerta para que un número significativamente mayor de estudiantes mexicoestadounidenses y de mexicanos sin documentos en Estados Unidos, que se han acogido al programa DACA, concursen por becas para estudiar en México y conocer de primera mano sus raíces, para convertirse en embajadores informales al norte de nuestra frontera. Por mínimo que parezca, esto sería un avance importante para hacer frente, con esfuerzos conjuntos, a desafíos compartidos, en contraste con lo que hoy tenemos: un saldo de grandes oportunidades que permanecen sin aprovecharse en ambos lados de nuestra frontera común. EP
- Tal es el caso del Seminario Permanente de Estudios Chicanos y de Fronteras en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Colegio de la Frontera Norte, el Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), El Colegio de México, y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). Se trata más bien de esfuerzos individuales de investigadores en lo personal, y no tanto de una estrategia deliberada. Tampoco hay dentro del gobierno de México un estudio sistemático de las comunidades mexicoestadounidenses. [↩]
- De origen mexicano: Catherine Cortez-Masto (D-NV), Ben Ray Luján (D-NM) y Alex Padilla (D-CA); de origen cubano: Robert Menéndez (D-NJ), Marco Rubio (R-FL) y Ted Cruz (R- TX). [↩]
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