Este ensayo, escrito por Jailene Juliet Burgos, obtuvo el segundo lugar en el concurso “D-escribir la ciudad” organizado por CoRe Ciudades Vivibles y Amables, A. C.
Texto de Jailene Juliet Burgos 10/10/24
Este ensayo, escrito por Jailene Juliet Burgos, obtuvo el segundo lugar en el concurso “D-escribir la ciudad” organizado por CoRe Ciudades Vivibles y Amables, A. C.
Mérida, la vibrante capital de Yucatán, aspira a trascender su rica historia y cultura para convertirse en un referente de desarrollo urbano sostenible. En este ambicioso proyecto, la movilidad y la accesibilidad emergen como pilares fundamentales. Visualizamos una Mérida donde las calles no sean meros canales de tránsito, sino arterias que conectan vidas y oportunidades, una “ciudad de distancias cortas” donde la forma urbana, el transporte y el uso del suelo convergen para minimizar los desplazamientos.
Si bien Mérida ha avanzado en materia de movilidad, el camino hacia la excelencia, ejemplificada por ciudades como Curitiba en Brasil y Copenhague en Dinamarca, aún es largo. La verdadera accesibilidad no se limita al movimiento físico, sino que garantiza un acceso equitativo a servicios, oportunidades y destinos para todos los ciudadanos, independientemente de su condición socioeconómica, habilidades físicas o ubicación geográfica. Este es el desafío crucial de Mérida: construir una ciudad inclusiva donde todos puedan prosperar.
Para lograrlo, es imperativo repensar el diseño de calles, la planificación de espacios públicos y la gestión del transporte. Un enfoque global que priorice caminar, andar en bicicleta y el transporte público como opciones atractivas y eficientes es esencial. Las experiencias de Curitiba y Copenhague, con sus innovadoras estrategias de movilidad y accesibilidad, ofrecen modelos inspiradores adaptables a la realidad de Mérida.
La planificación urbana es clave en este proceso. Políticas públicas y planes de desarrollo deben diseñarse objetivamente hacia la accesibilidad, priorizando las necesidades de peatones, ciclistas y usuarios del transporte público.
En última instancia, la búsqueda de una Mérida ejemplar no es solo una cuestión de infraestructura, sino un compromiso con la justicia social y la sostenibilidad. Es un llamado a repensar la ciudad desde la perspectiva de sus habitantes, creando espacios que faciliten el acceso a oportunidades y fomenten una vida urbana vibrante y equitativa.
Mérida, con cerca de un millón de habitantes (INEGI, 2020) abarcando una superficie de 87,422 hectáreas (PMDU, 2017) y con una densidad poblacional de 11.383 Hab/ha, ha emprendido un camino hacia la mejora de su movilidad urbana, reconociendo su importancia para el desarrollo sostenible. A pesar de los avances en transporte público y movilidad sostenible, autoridades locales han tomado la iniciativa, guiando a la ciudad por un camino que busca reducir la congestión vehicular, aumentar el uso del transporte público y promover la movilidad sostenible, pero el crecimiento desproporcionado del parque vehicular (400% entre 1990 y 2020, frente a un crecimiento poblacional del 1.8%) plantea desafíos significativos, ya que ha llevado a una tasa de crecimiento anual del parque vehicular de 5% en 2020.
De acuerdo con el reparto modal actual 800 unidades de transporte público corresponden a rutas tipo radial (96%), y el 4% restante a rutas tipo circuito dando como resultado que el transporte público es el medio más utilizado, pero su porcentaje de uso es bajo. Factores como la falta de integración, centralización (lo que genera un promedio de 3-4 viajes por persona al día) y costos elevados que oscilan entre 12 y 15 MXN por viaje inicial y primer transbordo (donde la tarifa es de 6 a 7.50 MXN) contribuyen a esta situación.
Aunque la red de ciclovías ha crecido, y se ha ido ampliando gradualmente, hasta 2022 se cuenta con un total de 171.11km de infraestructura. Además, el uso de la bicicleta ha aumentado considerablemente, posicionándose en el primer lugar como medio de transporte entre las ciudades del país. Cabe mencionar que aún existen brechas en cobertura y seguridad, lo que provoca desincentivar su uso. Encima, la accesibilidad universal en aceras, pasos peatonales y paradas de transporte público es deficiente.
En 2021, Mérida presentó un “Plan de Mejora a la Movilidad Urbana” enfocado en el Centro Histórico, buscando abordar las debilidades actuales en accesibilidad y tiempos de traslado. Este plan proponía medidas como la reubicación estratégica de paraderos de transporte público, con el objetivo de reducir los tiempos de viaje y mejorar la fluidez del tráfico, sin comprometer la salud de los habitantes.
Sin embargo, es crucial analizar críticamente si estas medidas son suficientes para resolver los problemas de fondo. Acercar paraderos puede ser beneficioso para algunos usuarios, pero ¿qué pasa con aquellos con movilidad reducida o quienes viven lejos de las nuevas ubicaciones? ¿Se ha considerado el impacto de estas modificaciones en la calidad del aire y la contaminación acústica?
Es importante cuestionar si la prioridad es realmente la “fluidez” del tránsito o si debiera ser la creación de un espacio urbano más seguro, saludable y accesible para todos.
¿Se están implementando medidas para fomentar la movilidad peatonal y ciclista, como la ampliación de aceras, la creación de ciclovías segregadas y la reducción de la velocidad de los vehículos? ¿Se está involucrando a la ciudadanía en la toma de decisiones y en la evaluación de los resultados de estas medidas?
Mérida cuenta con oportunidades únicas: su escala relativamente pequeña permite la implementación ágil de proyectos piloto, existe un creciente interés de las autoridades y la sociedad civil en mejorar la movilidad y accesibilidad, y las experiencias exitosas de Curitiba y Copenhague ofrecen modelos a seguir.
Figura No. 5. DENSIDAD POBLACIONAL Y TAMAÑO DE LA CIUDAD. Fuentes: Elaboración propia a partir de datos de (INEGI, 2020) (InfoCuritiba – Base de Datos Estadísticos, n.d.) (Copenhagen: total population 2023, n.d.)
Con el fin de profundizar, es especialmente relevante examinar diferentes iniciativas que se han desarrollado en Curitiba, Brasil, y Copenhague, Dinamarca, dos ciudades reconocidas a nivel mundial por sus políticas y estrategias innovadoras con relación a la movilidad y accesibilidad, ya que ambas ciudades han implementado con éxito sistemas de transporte público eficientes, promovido la movilidad no motorizada y creado espacios públicos inclusivos, mejorando significativamente la calidad de vida de sus habitantes.
En este análisis comparativo, se identificarán las mejores prácticas de estas ciudades y se evaluará su potencial para ser adaptadas al contexto de Mérida, Yucatán.
Figura No. 6. La Red Integrada de Transporte Público de Curitiba (RIT). Fuentes: (Rede Integrada de Transporte, n.d.)
Curitiba destaca por su “Rede Integrada de Transporte” (RIT), un sistema que va más allá de la simple combinación de autobuses, tranvías y taxis especiales. Su éxito radica en una planificación urbana visionaria que prioriza la integración eficiente de estos modos de transporte, facilitando transbordos fluidos y cómodos para los usuarios. Además, el RIT se distingue por su influencia con la movilidad no motorizada, creando una red de ciclovías y espacios peatonales seguros y conectados, incentivando alternativas sostenibles al automóvil.
La accesibilidad es un pilar fundamental del RIT, garantizando que todas las personas, incluidas aquellas con movilidad reducida, puedan utilizar el sistema sin barreras. Esto se logra a través de un diseño universal, así como tarifas asequibles que fomentan el uso del transporte público en lugar del automóvil privado, contribuyendo a una ciudad menos congestionada y más sostenible.
Copenhague, conocida como “la ciudad de las bicicletas”, ha cultivado una sólida cultura ciclista a través de décadas de inversión y promoción. La bicicleta es el medio de transporte preferido por gran parte de la población, gracias a una extensa red de ciclovías seguras y segregadas. La ciudad ha implementado soluciones que van más allá de la infraestructura, incluyendo campañas de sensibilización, educación vial y la integración de la bicicleta en la planificación urbana. Sistemas de bicicletas públicas eficientes y accesibles, carriles bici anchos, señalización clara y semáforos sincronizados para ciclistas son ejemplos de cómo Copenhague prioriza la comodidad y eficiencia del ciclismo. Además, la creación de espacios públicos amigables con los peatones complementa la movilidad ciclista y promueve un entorno urbano saludable y ecológico. La participación ciudadana ha sido clave en el éxito de Copenhague, permitiendo diseñar e implementar políticas que reflejan las necesidades y deseos de los habitantes.
Mérida, Curitiba y Copenhague, a pesar de sus contextos dispares, comparten la ambición de liderar en movilidad y accesibilidad. Un análisis comparativo riguroso, basado en datos concretos, puede revelar no solo sus desafíos y características únicas, sino también similitudes inesperadas y oportunidades para un intercambio fructífero de estrategias exitosas. Al examinar indicadores clave como la tasa de motorización, el uso del transporte público, la extensión de infraestructuras ciclistas y peatonales, y la satisfacción de los usuarios, podemos extraer lecciones valiosas y adaptables especialmente para el caso de Mérida, impulsando la innovación y acelerando el progreso hacia sistemas de movilidad más sostenibles, inclusivos y eficientes.
Una estrategia fundamental para consolidar la visión de Mérida como una “ciudad de distancias cortas” es la priorización del tránsito peatonal. Convertir el centro histórico en un espacio peatonalizado, delimitado por las calles 53, 54, 71 y 64, no solo embellecerá la ciudad, sino que también generará un sinfín de beneficios tangibles para sus habitantes, a través de la interacción social y el florecimiento económico local.
Priorizar el tránsito peatonal y ciclista fomenta una movilidad activa y saludable, reduciendo la dependencia del automóvil y sus externalidades negativas.
La integración multimodal, con énfasis en autobuses y ciclovías, junto con la descentralización de rutas y la ampliación de la red ciclista, garantizan la accesibilidad equitativa al corazón de la ciudad. Campañas de educación vial y sensibilización ambiental refuerzan esta transformación hacia un sistema de transporte más capaz y ecológico, tal como ha hecho Copenhague.
La peatonalización del Centro histórico de Mérida también impulsa un diseño urbano universal, eliminando barreras arquitectónicas y creando espacios públicos adaptados a las necesidades de todos.
A la par de esta estrategia, es también necesario mencionar el proyecto del sistema de transporte IETRAM, porque son piezas clave de un plan integral para transformar la movilidad urbana hacia un modelo sostenible e innovador. IETRAM, con sus autobuses eléctricos y su infraestructura de apoyo, no solo moderniza el transporte público, sino que sienta un precedente crucial para la transición hacia una movilidad más limpia y eficiente en toda la ciudad.
Figura No.13. RUTAS IETRAM. Fuentes: Elaboración propia con información de (0921 IETRAM: Sistema de Transporte Integrado en Mérida – Proyectos México, s/f)
Sin embargo, el verdadero potencial transformador de IETRAM radica en su adaptabilidad. Limitar su implementación a unas pocas rutas sería un error estratégico. Para maximizar su impacto, es imperativo replicar este modelo en toda la red de transporte público de Mérida, a pesar de los desafíos financieros y logísticos que esto implica. La inversión en infraestructura de carga, la adquisición de nuevos vehículos eléctricos y la capacitación del personal son costos iniciales que se verán ampliamente compensados por los beneficios a largo plazo en términos de salud pública, calidad ambiental y reducción de la dependencia de combustibles fósiles.
La transición hacia un transporte público 100% eléctrico debe ir acompañada de políticas públicas complementarias que desincentiven el uso del automóvil privado y promuevan la intermodalidad. Esto implica no solo la creación de carriles exclusivos para autobuses y la mejora de la infraestructura ciclista y peatonal, sino también la implementación de medidas fiscales y regulatorias que hagan más atractivo el uso del transporte público y menos conveniente el uso del automóvil particular.
La réplica del modelo IETRAM en toda la red de transporte público, acompañada de políticas públicas complementarias y la peatonalización del centro histórico son medidas que no solo se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 3 y 11, sino que las materializan. Promoviendo la salud y el bienestar de la población, así como la construcción de ciudades más sostenibles y resilientes. La reducción de emisiones contaminantes, la mejora de la calidad del aire y la creación de espacios urbanos más habitables y seguros son beneficios notables que impactan directamente en la calidad de vida de los ciudadanos.
El Desarrollo Orientado al Transporte (TOD) en Mérida presenta un potencial transformador, pero su implementación exige una planificación estratégica y una visión crítica. Concentrar el crecimiento urbano alrededor de estaciones de transporte puede reducir la dependencia del automóvil e incentivar modos de transporte sostenibles, pero sin un plan coordinado que considere la calidad del espacio público y la diversidad de usos, corre el riesgo de generar áreas densamente pobladas y congestionadas, anulando sus beneficios.
La revitalización de áreas urbanas a través del TOD es prometedora, pero debe abordarse con cautela para evitar la gentrificación y el desplazamiento de comunidades vulnerables. Es imperativo implementar políticas de vivienda asequible y protección de inquilinos para garantizar que los beneficios del TOD sean equitativos y alcancen a todos los sectores de la sociedad.
Y, por último, no podemos pasar por alto el concepto de Vivienda Asequible Orientada al Transporte (VAOT): es un complemento crucial, promoviendo la inclusión social y evitando la segregación espacial. No obstante, su éxito depende de la voluntad política y la colaboración efectiva entre los sectores público y privado.
Mérida tiene el potencial de ser un referente en movilidad y accesibilidad, pero alcanzar esta meta requiere trascender las soluciones simplistas y adoptar un enfoque cabal y crítico. La peatonalización del Centro histórico, la expansión de ciclovías, la integración y renovación del transporte público son medidas necesarias, pero no suficientes. Es imprescindible priorizar un diseño urbano inclusivo que coloque al peatón en el centro, reconociendo que la movilidad activa no solo mejora la salud y el bienestar, sino que también fortalece el tejido social y la vitalidad urbana.
La peatonalización, si bien prometedora, debe ir más allá de la restricción vehicular. Es necesario abordar los desafíos de accesibilidad para personas con discapacidad y garantizar una conectividad efectiva con otros modos de transporte, evitando la creación de islas peatonales aisladas.
El Desarrollo Orientado al Transporte (TOD) y la Vivienda Asequible Orientada al Transporte (VAOT) son herramientas poderosas, pero su éxito depende de una planificación rigurosa y una perspectiva equitativa. Sin estas consideraciones, podrían exacerbar las desigualdades existentes y generar nuevas formas de segregación.
Mérida debe concebir la movilidad y la accesibilidad como derechos fundamentales, garantizando que todas las personas, independientemente de su condición, puedan acceder a los servicios y oportunidades que ofrece la ciudad.
En definitiva, Mérida tiene la oportunidad de liderar el camino hacia un futuro urbano más equitativo y sostenible. El alcance de la transformación de su movilidad urbana depende de la capacidad de la ciudad para ir más allá de las soluciones aisladas y adoptar una visión ambiciosa, esto implica trascender la visión tradicional de la infraestructura que integre la planificación urbana, la equidad social, considerando políticas de vivienda asequible, con la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones. Solo así podrá convertirse en un referente de movilidad y accesibilidad, donde la calidad de vida de todos sus habitantes sea la prioridad. EP
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