Hacia la encrucijada 2024: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?

Las elecciones de México en 2024 marcarán un momento crucial en la historia de nuestro país. En este texto, Francisco Suárez traza con mucha claridad una hoja de ruta para entender los desafíos a los que se enfrenta México.

Texto de 03/04/23

Ruta electoral

Las elecciones de México en 2024 marcarán un momento crucial en la historia de nuestro país. En este texto, Francisco Suárez traza con mucha claridad una hoja de ruta para entender los desafíos a los que se enfrenta México.

Tiempo de lectura: 17 minutos

Una encrucijada histórica en el horizonte

Las elecciones de México en 2024 marcarán un momento crucial en la historia de nuestro país. El rumbo que tomemos tendrá un impacto significativo en el futuro de las generaciones venideras. Nos enfrentamos a la tarea de reconstruir muchos elementos de nuestro desarrollo como nación y aprovechar nuevas oportunidades, o de lo contrario, quedarnos rezagados frente a lo que ocurre en el mundo. Sin embargo, el periodo que nos separa de estas elecciones está lleno de complejidades, peligros y riesgos tanto nacionales como internacionales, lo que hace que nos encontremos en una época de grandes incertidumbres.

Para empezar, es necesario analizar el contexto internacional y responder a la pregunta: ¿dónde estamos? Debemos desentrañar muchas confusiones y contradicciones antes de responder a la siguiente cuestión: ¿hacia dónde vamos? Este primer apartado se centrará en el proceso que se llevará a cabo durante los dos años previos a las elecciones. Posteriormente, exploraremos los posibles escenarios que podrían presentarse.

¿En dónde estamos?

El entorno internacional o el mundo de las siete plagas1

Empecemos analizando el entorno internacional, también conocido como “el mundo de las siete plagas”, que comenzó en 2019. Esta situación se ha descrito como una “policrisis”, una “crisis de crisis” o una “cascada de crisis”, en la que una lleva a otra y se acumulan sin desaparecer.

La primera plaga que debemos mencionar es la pandemia de Covid-19, que ha sido un grave problema de salud mundial y ha dejado más de 6 millones de muertes. La segunda plaga es la crisis económica mundial que se ha desatado directamente por la pandemia o por las medidas que se han implementado para combatirla, como los confinamientos. Pero cuando parecía que todo mejoraba, llega la tercera plaga: la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Esto nos deja en medio de una escalada militar muy peligrosa. La cuarta plaga es la explosión inflacionaria histórica de 2022, provocada en gran medida por los alimentos y los energéticos. La quinta plaga es la severa restricción monetaria, ya que la Reserva Federal ha aumentado históricamente las tasas de interés en un 4% en pocos meses, provocando turbulencias en los mercados financieros. La sexta plaga es un fenómeno muy difícil de atacar: el estancamiento con inflación. El remedio para uno, agrava la otra. Ahora, el riesgo es una nueva recesión en Estados Unidos. Finalmente, la séptima plaga es el agravamiento de las consecuencias del cambio climático, como sequías, inundaciones e incendios.

El panorama nacional

¿Cómo surgió la 4T y qué es?

La llegada al poder de López Obrador y el inicio de la llamada 4T (cuarta transformación) en México se dio en un contexto de profunda crisis en el país. La corrupción, la inseguridad, la violencia, la pobreza y la desigualdad eran problemas graves y extendidos en la sociedad. En este contexto, López Obrador se presentó como un líder capaz de entender y dar respuesta a las necesidades de la gente, lo que le permitió ganar con una amplia mayoría en las elecciones presidenciales.

Es importante comprender que el movimiento del presidente AMLO hacia el autoritarismo y su peculiar forma de populismo es un fenómeno mundial que acompaña el debilitamiento de las democracias. Según un politólogo, “el autoritarismo es una característica central de la política global”, y el grupo al que pertenecen Trump, Putin, Erdogan, Moshi, Xi, Duterte, Bolsonaro y López Obrador, representa la mayoría de la población mundial. El autoritarismo no es una ideología, sino una estrategia para obtener, ejercer y mantener el poder. Tanto la derecha como la izquierda utilizan las mismas causas y procedimientos.

Sin embargo, la 4T se ha caracterizado por una falta de sustento, contenido y políticas articuladas y coherentes. A pesar de sus objetivos declarados, la corrupción sigue siendo un problema grave y generalizado en el país, con pocos casos significativos de castigo a los responsables. Además, la política de austeridad republicana/franciscana, destinada a recortar el gasto público y combatir la corrupción, ha terminado por debilitar la administración pública y provocar la salida de cuadros técnicos competentes.

Otro de los objetivos de la 4T es “primero los pobres”, pero en la práctica esta política se ha enfocado en comprar votos y aumentar el poder del gobierno, en lugar de favorecer la movilidad social hacia la clase media. En materia de seguridad, la estrategia de “abrazos y no balazos” ha resultado ineficaz para combatir la violencia y la inseguridad, que siguen siendo problemas graves en el país. En cuanto a la política energética, la apuesta por la soberanía energética ha llevado a la quiebra de empresas estatales como PEMEX y CFE, y a una mayor dependencia de las importaciones.

En resumen, los pilares de la 4T, como la lucha contra la corrupción, la austeridad, el bienestar social, la seguridad y la soberanía energética, se han derrumbado y no significan nada en la práctica. Además, el gobierno de López Obrador ha sido destructivo para las instituciones del país, destruyendo muchas de ellas y creando pocas que sean útiles para la sociedad. En este contexto, la 4T parece más bien una Cuarta Regresión o Retroceso en lugar de una verdadera transformación del país.

¿Cuáles han sido las principales políticas de la 4T y sus resultados?
Nuestra economía “estancada”

Durante el sexenio, la economía ha sufrido un bajo crecimiento económico, a pesar de la promesa de crecer al 4% del PIB. En el primer año no hubo crecimiento, en el segundo se contrajo un 8%, en el tercer año hubo un “rebote” del 4.8%, y en el cuarto año mejoró al 3%, pero apenas recuperamos el nivel de 2018. Este es el sexenio con el crecimiento más lento en los últimos cinco gobiernos, desde el gobierno de De La Madrid.

La inversión total ha sido históricamente baja y se ha destinado mayormente a proyectos sin efecto multiplicador, conocidos como “elefantes blancos”. La inversión pública, que representa el 3% del PIB, es de las más bajas en la historia de México. Además, se ha asignado mal a proyectos disparatados como el Tren Maya, que ha provocado un gran desastre ecológico en la reserva ambiental del sureste de México. La refinería de Dos Bocas, diseñada para producir combustibles fósiles, es obsoleta en un mundo que se dirige hacia los autos eléctricos. El aeropuerto Felipe Ángeles no resuelve la saturación del aeropuerto de la Ciudad de México porque no agrega vuelos, solo los sustituye, y su ubicación presenta problemas de comunicación terrestre. La creación de una línea aérea militar es una aberración mundial, cuando las líneas aéreas están quebrando. La falta de certidumbre jurídica y un ambiente favorable también han disminuido la inversión privada.

La política de Bienestar Social se ha convertido en Malestar Social

Los programas sociales se han convertido en herramientas asistenciales, clientelares, para la compra de votos. No cuentan con normas o reglas de operación y no tienen un buen padrón de beneficiarios. Son dádivas y paliativos que no aportan los elementos necesarios para salir de la pobreza. Es un sistema primitivo, no articulado, que no produce los resultados esperados.

Desde 2018, la pobreza ha aumentado, prácticamente bajo cualquier definición, extrema, laboral, en varios millones. Esto está vinculado con el desempleo y el deterioro de la calidad del empleo, pasando de esquemas formales a informales y luego a trabajos precarios. Algunos indicadores sí han mejorado en 2023, como los aumentos del salario mínimo, pero México sigue siendo uno de los países más desiguales del mundo, con el 1% más rico absorbiendo el 27% del ingreso nacional.

La situación del sector salud en México es preocupante. Uno de los principales problemas es el desabasto de medicamentos. Asimismo, se ha destruido el sistema de vacunación infantil, el cual ha visto una caída en su cobertura del 80% al 28%. Además, la sustitución del Seguro Popular, que ofrecía cobertura médica a más de 50 millones de personas, por el INSABI ha resultado en un fracaso. Por otro lado, el gasto en salud en México es insuficiente, representando sólo el 3% del PIB, mientras que su modelo a seguir, Dinamarca, invierte el 10% de su PIB en salud. A esto se suma el subejercicio en el gasto de salud y la importación de médicos cubanos, ligados al proselitismo político.

La política educativa no está mucho mejor. La pandemia ha tenido un impacto negativo en la educación en México, ya que se han perdido alrededor de 2 años escolares y se ha registrado una deserción cercana a los 2 millones de estudiantes, sin ningún programa de emergencia compensatorio. Esto ha ocurrido en un contexto en el que el gasto en educación es insuficiente, representando sólo el 3% del PIB, cuando anteriormente era el doble. A esto se suma la polémica por los nuevos libros de texto con enseñanza marxista y la filosofía humanista de la 4T, guiada por el Director de Bibliotecas de Nicolás Maduro, lo que ha generado críticas y preocupaciones sobre la calidad educativa. Según mediciones de la OCDE, México tiene uno de los peores sistemas educativos, en cuanto a la capacidad de los estudiantes para leer, comprender matemáticas y ciencias, especialmente en niños de 7 a 14 años. También se ha cuestionado la calidad de las universidades en México, algunas consideradas “patito”, lo que genera incertidumbre sobre la calidad de los médicos y enfermeras que se forman en estas instituciones.

Por otro lado, el programa de adultos mayores es uno de los aspectos más destacados de la política de pensiones en México. Si bien se ha dado una reforma incipiente del sistema formal de pensiones, su desequilibrio global cuando la población envejece sigue siendo un serio problema para las finanzas públicas.

La marcha hacia el autoritarismo y la destrucción de la democracia

El mayor peligro es la marcha hacia una política autoritaria y antidemocrática. En contraste con la economía, aquí sí existe un modelo, que se caracteriza por la violación sistemática del Estado de Derecho y la Constitución, el debilitamiento de los pesos y contrapesos institucionales, como la división de poderes a través del legislativo y el judicial, y la limitación de la libertad de expresión por los medios escritos y electrónicos, que sufren hostigamiento y ataques diarios. Como Diputado, nunca sufrí la gran vergüenza de que el gobierno mandara una iniciativa de ley o un presupuesto para que se aprobara sin lectura, sin discusión y sin cambiar una coma.

El elemento más visible es la ruta hacia el desmantelamiento del Instituto Nacional Electoral (INE), ya sea para impedir su imparcialidad en el proceso electoral o para hacer recortes en su presupuesto o personal. La actual elección de su Presidente y 3 consejeros que sean afines a la 4T será la clave para lograr este objetivo.

Otro aspecto importante es la lucha por el control de la Suprema Corte. Se necesitan 4 jueces incondicionales para evitar que haya mayoría calificada, necesaria para declarar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una ley. Aquí descansa la esperanza del “dique” para evitar leyes absurdas, contrarias al interés nacional y que violan la Constitución.

La gran regresión militarista

Nada es más peligroso para la defensa de la democracia, ni más propicio para la consolidación de un régimen autoritario, que una “regresión militarista” como la que estamos viendo. Se acerca al modelo terrible de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Significaría un enorme retroceso. Con el presidente Alemán, hace más de 70 años, se instauró un gobierno civilista, en el que el Ejército cumplía con funciones de seguridad nacional bien definidas y defendía las instituciones. Esto nos diferenciaba de los gobiernos militares en América Latina.

La “militarización” en proceso incorpora la Guardia Nacional a la SEDENA, violando la Constitución, ya que según ésta debe tener un mando civil, bajo la Secretaría de Seguridad Pública. Este es el modelo más exitoso en el mundo: la policía Nacional de Francia, la Guardia Civil de España. Se confunden las funciones de seguridad nacional con la de seguridad pública.

No hay una estrategia de seguridad pública: “abrazos y no balazos”. La Guardia Nacional no está preparada para realizar funciones de policía, de investigación, con cercanía a la ciudadanía para protegerla. Se aprecia esto con la reciente matanza de Nuevo Laredo, Tamaulipas. Se limitan a construir cuarteles, hacer rondines de disuasión. La Guardia Nacional actúa con retraso frente ante las masacres, la ocupación de poblaciones y el corte de líneas de comunicación por el crimen organizado. Se ha sospechado de contubernio o complicidad, y algunas personas consideran que ha perdido el control de parte del territorio nacional.

En cambio, se les han asignado tareas que no tienen nada que ver con sus funciones y que las descuidan: tareas de construcción, desplazando a un sector privado muy golpeado; de operación y construcción de aeropuertos civiles, como el Felipe Ángeles; la creación de una línea aérea militar, el Tren Maya, hoteles turísticos, sucursales del Banco del Bienestar, manejo de aduanas, distribución de medicinas y vacunas. Se le asigna obra pública sin licitación, sin transparencia y rendición de cuentas, bajo el “manto” encubridor de que es de seguridad nacional. Sobre todo, pone en riesgo el prestigio institucional del Ejército, los expone a tentaciones de corrupción y riesgo de escándalos.

La política exterior: desprestigiada, con ocurrencias y “bochornos”

La política exterior de México y su servicio diplomático alcanzaron gran prestigio a lo largo de su historia, defendiendo grandes causas nobles y contribuyendo significativamente a la creación de organismos mundiales y latinoamericanos. Sin embargo, en la actualidad, se enfrentan a varios problemas graves:

La Cancillería ha experimentado un desmantelamiento y una desprofesionalización que ha llevado a la pérdida de prestigio. Hay muy pocos embajadores de prestigio en los principales países, solo dos de carrera en América Latina. Además, se han rechazado nombramientos impresentables, como el caso de Jesusa Ramírez en Panamá, un escritor en Rusia y una novelista en Brasil.

Por otro lado, México ha sufrido una absurda “pausa” en sus relaciones con España, su principal y eficaz vínculo con Europa. La solicitud de la “carta del perdón” por los “pecados de la Colonia” fue el primer paso. Luego, se rectificó en una exitosa reunión Parlamentaria en Madrid y una visita del Canciller Español y parte del gabinete, que el Presidente descalificó posteriormente. Esto llevó a una nueva “pausa” inoportuna, justo cuando España asumió la Presidencia de la Unión Europea y de la Reunión Cumbre de ésta con América Latina. Además, está pendiente la ratificación del Tratado con la Unión Europea.

La política exterior de México ha sufrido “bochornosos” incidentes con Perú, que llevaron por primera vez a la expulsión y retiro de dos embajadores. Esto fue debido a una política de apoyo a un Presidente incompetente que preparaba un golpe de Estado y fue removido por el marco constitucional peruano. Esta política, claramente intervencionista, desarticula la Alianza del Pacífico, que funcionaba bien.

Sobre todo, se están generando graves y peligrosas tensiones con los Estados Unidos en varios frentes: 1) los conflictos no resueltos del T-MEC con respecto a la energía y, ahora, el maíz transgénico, que pueden llevar a sanciones; 2) el servilismo en materia de migración, aceptando miles de solicitantes de asilo de nuevos países, lo que ha dado lugar a flujos incontrolables que afectan la vida fronteriza y que no cuentan con los recursos ni las instituciones necesarias para hacer frente a la situación: la consecuencia fue la reciente tragedia de Ciudad Juárez; 3) el flujo mortífero de fentanilo y los homicidios del crimen organizado que están fuera de control; 4) el deterioro de nuestro sistema democrático hacia un régimen autoritario y 5) nuestro “coqueteo” con las peores dictaduras, Cuba, Rusia y Nicaragua. Todo esto ha provocado las amenazas de legisladores influyentes de Estados Unidos, que están considerando la posibilidad de permitir intervenciones armadas ante la incompetencia, complicidad o pasividad de nuestra política de seguridad.

Nuestra imagen ante las instituciones y la opinión pública de Estados Unidos y el mundo se ha lesionado (casos como el juicio de García Luna o los asesinatos en Nuevo Laredo, Tamaulipas lastiman mucho la imagen de México). Se considera que nos estamos acercando a un estado “fallido” o a un narcoestado. Esto es un grave problema. Un conocido analista indoestadounidense especializado en temas internacionales, Fareed Zakaria, de CNN y otros medios, escribió: “AMLO es un populista demagogo, salido de las peores páginas de la historia de América Latina” y concluye: “Se ha convertido en un Trump mexicano”.

En conclusión, se podría argumentar que este ha sido uno de los peores gobiernos del último siglo, apoyado por uno de los gabinetes más incompetentes, con ministros y ministras que son “floreros”, fantasmas, cortesanos, oportunistas o perversos. ¿Puede usted identificar a cada uno de ellos?

¿Hacia dónde vamos?

El entorno mundial 2023-2024

En el panorama internacional se están haciendo progresos, pero también persisten riesgos. El Covid-19 parece estar bajo control gracias al efecto de las vacunas, pero el virus sigue mutando, lo que hace evidente la necesidad de fortalecer los sistemas de salud que demostraron su fragilidad. La guerra en Ucrania ha cumplido un año y no se ven señales de un acuerdo diplomático o de una victoria de algún lado, lo que aumenta el riesgo de escalada hacia el uso de armas más letales. La inflación ha disminuido un poco, pero sigue siendo un problema que no se ha resuelto, y la FED ya anunció que subirá las tasas de interés, lo que afecta a los mercados y a los países emergentes, que tuvieron como consecuencia la quiebra bancaria en Estados Unidos. Aunque hay una cierta recuperación económica, el riesgo de una nueva recesión sigue presente, y los flujos migratorios continúan en todos los continentes.

El “New Deal” verde de Biden y una nueva etapa en la integración de Norteamérica (el famoso nearshoring). Hay un aspecto nuevo muy importante que hay que destacar: el presidente Biden ha lanzado un programa sustentado en cuatro grandes iniciativas legislativas que significan: a) la mayor inversión de la historia en energías verdes, limpias y renovables, promoviendo un cambio en la estructura de la industria manufacturera y estimulando el transporte eléctrico; b) una Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés); c) la promoción de la ciencia y la tecnología, y grandes inversiones en semiconductores; y d) un gran programa de inversión en infraestructura. Todo esto implica el renacimiento del concepto de una política industrial moderna.

Además, se ha lanzado una gran iniciativa en la Cumbre de Norteamérica hacia una nueva etapa de la integración norteamericana, con el fortalecimiento de las cadenas productivas y la relocalización de empresas, lo que se conoce como nearshoring o friendshoring, propiciado por la confrontación geopolítica con China, y da la posibilidad de absorber en el Continente parte del comercio y la inversión que se realizaba con Asia. Lo anterior implica un cambio de paradigma, similar al New Deal impulsado por Roosevelt que transformó al mundo como respuesta a la Gran Depresión.

México tiene una gran oportunidad, pero es necesario identificar los obstáculos que existen para aprovecharla, como la carencia de infraestructura de comunicaciones, la falta de capacitación de la mano de obra, la ausencia de energía, gas, electricidad y agua, y la falta de garantías por la inseguridad y la inexistencia de un Estado de derecho. Donde hay algún avance es principalmente en gobiernos locales, sobre todo en el norte del país, donde ya se está dando un auge de nuevas inversiones (Tesla es un caso paradigmático).

El entorno nacional

En el ámbito económico se han registrado cambios positivos. Aunque pocos creían en las estimaciones de Hacienda de un crecimiento del 3% en 2022 —¡éste se dio! —, las cifras de empleo y pobreza han mejorado. Sin embargo, todavía nos encontramos recuperando los niveles de 2018 y se espera una desaceleración para 2023 al 1.5%. Las exportaciones, turismo, remesas e inversión extranjera han alcanzado cifras récord, aunque la construcción ha registrado un crecimiento negativo, lo que indica las deficiencias en la inversión nacional.

El Presidente ha otorgado gran importancia al fortalecimiento del peso (“súper peso”), ya que sabe que, si éste se devalúa, su imagen también se devalúa: por ahora se “revalúa”. Actualmente, el Banco de México está haciendo un buen trabajo, y ha seguido el ejemplo de la Reserva Federal de Estados Unidos al aumentar las tasas de interés. Ahora, existe un diferencial del 6%, y es justo reconocer que, gracias a la SHCP, México tiene un déficit fiscal y un endeudamiento relativamente menor en comparación con otros países competidores. Paradójicamente, el gobierno sigue aplicando políticas “neoliberales”, las mismas que el Presidente critica a diario, pero que parecen ser su tabla de salvación.

En mi opinión, con estas medidas, podremos llegar al final del sexenio, en 2024, con soluciones temporales, pero sin sufrir una crisis financiera, una preocupación que AMLO trata de evitar a toda costa.

Por otro lado, el ámbito político presenta señales de deterioro. El Presidente está llevando a cabo acciones antidemocráticas y autoritarias. Su objetivo es desmantelar el sistema electoral, y ataca a diario al presidente del INE, Lorenzo Córdova, y a la titular del Poder Judicial, la Ministra Piña, para debilitar la división de poderes e introducir una reforma electoral a modo. En sus conferencias “mañaneras”, polariza diariamente con ocurrencias, falsedades y agresiones hacia las voces críticas. Ahora, las amenazas se dirigen hacia la “autonomía” de la UNAM. Además, se presenta un peligroso deterioro de la relación con Estados Unidos.

Afortunadamente, la sociedad civil ha despertado con gran dinamismo y se han logrado importantes victorias en el proceso de salvamento y fortalecimiento de la democracia, como impedir que Morena lograra mayoría calificada en las dos Cámaras, que Morena perdiera la mitad de las alcaldías en la Ciudad de México, dos insólitas megamarchas ciudadanas para impedir las reformas electorales, y evitar que la Ministra “plagiaria” llegara a la Presidencia de la Corte. Todo esto es esperanzador, pero estas victorias ciudadanas sacan de quicio al Presidente y lo vuelven cada vez más violento y agresivo.

La estrategia del presidente de incrementar su poder es preocupante y su enfoque en ganar las elecciones de 2024 ha llevado a preparar todas las armas a su disposición, “limpias y sucias”. Para lograr su objetivo, busca ganar la reforma electoral “B” o “C” y debilitar el INE, lo que le daría el control de las elecciones. También busca penetrar o debilitar la Suprema Corte.

Por tanto, es fundamental que la Corte vote a favor de la “anticonstitucionalidad” de la reforma electoral con la mayoría de sus ministros. Después de presenciar las marchas, considero que puede ser factible lograrlo.

Hacia dónde vamos de aquí a las elecciones

El panorama es aún incierto y hay muchos factores que podrían influir en los resultados de las elecciones.

Si el gobierno excede sus facultades y comete abusos, como en Coahuila o el Estado de México, podría haber turbulencia electoral. Si el aparato electoral del INE es destruido y se despide al 85% de sus funcionarios y operadores, los que quedan podrían tener dificultades para operar una elección creíble. Si, por ejemplo, no operan el 25% de las casillas, la elección sería nula. En resumen, podríamos enfrentarnos a un escenario de caos político.

Considero que hay 2 escenarios electorales posibles:

Triunfo de la coalición ciudadana opositora

La coalición va muy atrasada: los tres partidos políticos por están rezagados de la movilización social ciudadana. ¿Aún debe sumarse el partido Movimiento Ciudadano (MC)? Deben trabajar juntos la sociedad civil y los partidos políticos para poder ganar. Se necesita un liderazgo y organización de esfuerzos, hoy aislados. El PRI debe sustituir a su liderazgo impresentable.

Además, precisan cumplir dos condiciones: en primer lugar, deben presentar un Programa de Gobierno atractivo que tenga propuestas eficaces para las clases medias, los grupos de bajos ingresos, los desencantados y los jóvenes, y que no se limiten a las críticas. Deben captar la emoción, no solo la razón. Aunque hay varios intentos, todavía no son suficientes. En segundo lugar, necesitan un buen método de selección de candidato ganador, que no esté dominado por las dirigencias de los partidos y sus cuotas, sino que cuente con la fuerte injerencia de la sociedad civil; es decir, un proceso ciudadanizado. Por ejemplo, un grupo organizador, un registro de candidatos que cumplan con los requisitos, “placearlos” por el país en foros de discusión, plantearles preguntas y realizar un sondeo permanente por redes sociales.

Las divisiones en Morena podrían ayudar a la coalición opositora a ganar. Su voto duro de 30% (20 millones) puede ser superado por las clases medias, los desencantados, los empresarios y, sobre todo, por los jóvenes. El norte del país y la Ciudad de México están descontentos y se necesita transmitir lo que está en juego para que todos voten como nunca.

Además, es importante que la coalición opositora de gobierno gane las elecciones de Coahuila (muy probable) y el Estado de México (más difícil, pero no imposible) ya que esto cambiaría la dinámica.

Triunfo de Morena

Todavía, parece lo más factible que Morena gane las elecciones. Sin embargo, AMLO tiene un dilema: sus mejores opciones para gobernar son aquellos que le aseguran menos lealtad y protección, como Monreal y Ebrard. Mientras que los más leales, como Scheinbaum y Augusto López, son menos capaces para gobernar.

Podría aventurar que cualquiera de ellos sería mejor opción que AMLO como gobernante: pueden ser más pragmáticos, pero carecen del carisma y de los apoyos populares necesarios. Es probable que requieran apoyarse en más consensos, menos polarización y un mejor equipo de colaboradores.

Las incertidumbres para cualquier nuevo gobierno

 De aquí a 2024 hay muchos imponderables, “cisnes negros” que están sobrevolando, interna y externamente, y que podrían provocar una crisis que afecte la elección, tales como crisis fiscales o financieras que afectarían al tipo de cambio, o medidas severas de sanciones adoptadas por Estados Unidos ante la inacción del gobierno en temas fundamentales. Todo puede pasar.

El problema será los retos al inicio de cualquier nuevo gobierno. Cualquiera recibirá una herencia nefasta. Puede haber incertidumbres, desconfianza y fugas de capital dependiendo de los pronunciamientos del ganador. Se requerirá una reforma fiscal, pero esto será muy difícil para un nuevo gobierno débil. Se necesita un Pacto Nacional. El otro escenario deseable será la presión para hacer rectificaciones, crear consensos, evitar polarización y seleccionar un buen gabinete. ¿Qué hará AMLO en ese escenario? ¿Mantendrá su postura o intervendrá como Santa Anna o Calles?

Soñar no cuesta

Termino con una propuesta de los principales elementos de un programa de gobierno post-2024 para una coalición ciudadana y de partidos:

  • Un Acuerdo Nacional con los principales actores que dé prioridad al objetivo central de acelerar el crecimiento a niveles de 4%. El crecimiento es esencial para avanzar y genera empleo de calidad.
  • Un Programa Nacional de Inversión que incluya inversión pública en infraestructura bien evaluada y estímulo a la inversión privada, con un marco jurídico que garantice la certidumbre y el respeto al Estado de Derecho.
  • Impulso a una política industrial y tecnológica moderna, 4G para el Siglo XXI, para estimular sectores estratégicos con apoyo en infraestructura, comunicaciones, energía y otros.
  • Nueva política de integración regional en Norte América con acuerdos educativos, científico-tecnológicos y de mano de obra, para facilitar la relocalización de empresas como una gran oportunidad.
  • Política activa de financiamiento de la banca de desarrollo, ausente actualmente, y de la banca privada comercial, que contribuya explícitamente al desarrollo del país, no solo al crédito al consumo.
  • En lo social: avanzar hacia un sistema integrado de cobertura de salud universal gratuita para los más pobres, seguro de desempleo temporal con capacitación a los trabajadores, un ingreso mínimo básico para los más pobres y reforma de pensiones para reducir eficazmente la desigualdad y la pobreza.
  • Educación de calidad para la 5G y la era digital, desde la primaria hasta la universidad.
  • Programa integral para jóvenes que incluya empleo, capacitación, deporte e institutos tecnológicos.
  • Agricultura moderna que apoye el desarrollo en zonas marginadas y garantice la autosuficiencia en áreas estratégicas, como granos.
  • Política energética verde que cuide el medio ambiente y establezca una transición programada hacia energías renovables, eólicas y solares, con una amplia participación privada en el sector y un nuevo modelo de negocios para PEMEX y CFE.
  • Reforma hacendaria equitativa y balanceada que proporcione los recursos necesarios para los proyectos y programas a largo plazo.
  • Programa de seguridad para combatir el crimen organizado y las exportaciones de fentanilo, fortaleciendo las policías estatales y municipales, estableciendo una nueva policía federal civil, reformando la procuración de justicia e institucionalizando la cooperación con Estados Unidos para evitar convertirnos en un Estado “fallido” o un narcoestado.

Reflexiones finales

Hemos concluido un amplio panorama para definir dónde estamos en México y en el mundo, en términos económicos y políticos. Esta tarea es difícil debido a la complejidad del momento, lleno de incertidumbres. Sin embargo, creo haber demostrado que la llamada 4T no representa una “transformación positiva”, sino una regresión y una severa destrucción de las instituciones.

Necesitamos hacer una gran tarea de reconstrucción nacional, que tarde o temprano tendrá que llevarse a cabo, ya sea por designio o forzados por una crisis. Las oportunidades que se abren gracias a lo que está sucediendo en el mundo y en Norteamérica, casi nos dan un “traje a la medida” para aprovecharlas. Es necesario que todos votemos y nos unamos para lograr un cambio político, de lo contrario, nos dirigiremos hacia el precipicio.

A pesar de todo, hay que reconocer que ha habido avances. Se dice fácilmente que México es el primer socio comercial de Estados Unidos, y ha habido avances en la democracia, en la prosperidad regional y, sobre todo, en la gente: empresarios, emprendedores exitosos y jóvenes talentosos de universidades de clase mundial. Además, contamos con una ubicación geográfica privilegiada y con recursos naturales valiosos. Tenemos una plataforma envidiable.

Es necesario que trabajemos juntos para que lo que resta del siglo XXI sea nuestro “siglo”, y sea un nuevo “momento mexicano” (mexican moment). Sí se puede reconstruir, navegar con un piloto y una ruta, en lugar de ir a la deriva evitando los arrecifes.

En resumen, este ensayo podría llamarse “Todo, en todas partes, al mismo tiempo”, aunque es poco probable que gane un Óscar. EP

  1. Este apartado, en reelaboración, apareció anteriormente con el título “El panorama económico y político nacional: Las siete plagas que amenazan la economía mundial en 2023” []
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