En este texto, Araceli Ortega Díaz —a partir de una investigación del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY)— analiza la relación entre emprendimiento y movilidad social en nuestro país.
Emprendimiento y movilidad social en México: ¿están relacionados?
En este texto, Araceli Ortega Díaz —a partir de una investigación del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY)— analiza la relación entre emprendimiento y movilidad social en nuestro país.
Texto de Araceli Ortega Díaz 11/11/24
Aun cuando no siempre emprender un negocio genera movilidad social de manera inmediata, sí se relaciona con una menor probabilidad de descender en la escalera social y con una mayor probabilidad de ascender. En específico, hay 14 % más de posibilidades de quedarse en el mismo nivel de ingreso que de descender si el padre fue emprendedor, y 17 % más posibilidades de ascender a un nivel de ingreso mayor que de descender si el padre o la madre fueron emprendedores.
¿Cuántas veces no escuchamos con emoción historias de aquellos emprendimientos que detonan en la creación de negocios exitosos o que derivan en las grandes empresas llamadas “Unicornios”, o leemos sobre los fundadores de empresas millonarias que empezaron en el garaje de una casa de clase media?1 Sin embargo, los ecosistemas de emprendimiento requieren de un sistema financiero sólido, leyes y seguridad para erradicar los cobros de derecho de piso para las empresas, así como habilidades básicas de lectura y matemáticas para llevar las cuentas, de las cuales carece gran parte de la población en México. No tenemos en el país un ecosistema de innovación al estilo de Israel, donde por décadas el gobierno ha dado apoyo para su desarrollo.2 Ser emprendedor en México es luchar contra un sistema que no fomenta la permanencia de las empresas, las cuales mueren a una tasa más alta que la que nacen: menos de la mitad siguen vivas al segundo año, de acuerdo con el Estudio sobre la Demografía de los Negocios (EDN 2021) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y ser autoempleado requiere una resiliencia enorme, lo cual está asociado con una mayor movilidad social según la Encuesta de Movilidad Social ESRU-EMOVI 2017. En México, las cifras de movilidad social informan que 7 de cada 10 mexicanos que nacen en el nivel más bajo de ingresos permanecen ahí.
No sorprenden entonces las cifras más recientes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL, 2022) que indican que 46.8 millones de mexicanos viven en situación de pobreza y 37.9 millones son vulnerables a, por lo menos, una carencia social: falta de acceso a servicios de salud, seguridad social, alimentación, educación o servicios básicos en la vivienda. Estas dos cifras suman 84.7 millones de mexicanos en situación precaria, lo cual representa el 65.7 % de la población mexicana en total. Aun cuando cualquier agente, llámese gobierno o donante, quisiera pagarle a esta población precaria una pensión por persona equivalente al valor actual de la canasta alimentaria promedio (1,964.59 pesos), la aportación sería de 166,431.57 millones de pesos cada mes, lo que equivale al 24 % de los ingresos mensuales del sector público, según el Pronóstico de Ingresos del Gobierno Federal.3 Si, en cambio, este 24 % se invirtiera en crear empleos que fueran una fuente de ingresos para las familias, acabar con la pobreza sería sostenible. No existe ninguna nación desarrollada que no apueste por el empleo y la educación, pero en México pareciera haber una perpetua desvinculación entre las secretarías de Trabajo, de Educación y de Economía, cada una de ellas sin ser regida por una política productiva articulada.
Ante esta ausencia de políticas de empleo, los negocios surgen gracias a que sus emprendedores son resilientes ante los desafíos, están dispuestos a asumir riesgos calculados, con mentalidad creativa para encontrar soluciones y una entrañada perseverancia para alcanzar sus metas. A pesar de los obstáculos que les presenta un país como México, con un índice de 60.15 % de éxito al emprender, el 60 % de ellos opinan que emprender es una buena forma de vida, según los datos para México del Monitor de Emprendimiento Global,4 bajo la idea de que los emprendimientos mueven a la economía. El sector privado en los países en desarrollo, según el Banco Mundial, genera el 90 % de los empleos, el 60 % de la producción y más del 80 % del ingreso del gobierno. Este sector, que incluye a las empresas, los trabajadores y los mercados, necesita una simplificación de la normativa para crecer y operar, así como una mayor eficiencia de los servicios públicos para fomentar negocios y trabajos formales.
En México no se cuenta con un monitoreo oficial relacionado con el emprendimiento, pero sí hay proxies de su existencia, como los datos de la creación de nuevas empresas, las tasas de autoempleo e indicadores de competitividad relevantes para el emprendimiento en las entidades federativas. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, los trabajadores por cuenta propia representan el 22 % del total de trabajadores, con pocas variaciones de 2005 hasta la fecha, con excepción del segundo trimestre de 2020, cuando la pandemia pegó fuertemente en estos índices de ocupación, que bajó al 17 %, pero que actualmente ha vuelto al 22 % (ver Gráfica 1).
Antes de la ENOE, entre 1994 y 2004 se usaba la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU), también del INEGI, con 35 y hasta 48 ciudades autorrepresentadas, entre la cuales se puede observar que la ciudad de Oaxaca tenía el porcentaje de empleados por cuenta propia más alto de México (26.6 %), seguida de Orizaba (25 %), Tlaxcala y Tampico (24.9 % en cada una). Por otro lado, las de menor autoempleo eran Cancún (12.3 %), Villahermosa (13.1 %) y Zacatecas (15.7 %). A partir de la ENOE en 2005, y en su última publicación para el tercer trimestre de 2023, Oaxaca sigue ocupando el primer lugar (24.9 %), seguida de Cuernavaca (24.5 %) y Acapulco (24.3 %); y las de menor autoempleo son Ciudad Juárez (2.6 %), Saltillo (12.7 %) y Aguascalientes (13.5 %).
La movilidad social y el emprendimiento están interconectados, ya que este último puede servir como una vía para que las personas mejoren su estatus social y económico. El espíritu emprendedor ofrece oportunidades para la movilidad social ascendente al permitir que las personas generen su propio empleo, acumulen riqueza y se liberen de las limitaciones socioeconómicas, siempre y cuando estos trabajos les permitan un ingreso más allá de la subsistencia y perduren en el tiempo. El riesgo es que, en México, los empleos propios no duran mucho; mueren a una tasa más rápida (1.45 %) que en la que se crean (0.81 %), según el EDN 2021. La entidad donde más muertes netas de negocios hay es Quintana Roo (–30.8 %), seguida de Nuevo León (–28.51 %), donde el mayor número de establecimientos que mueren son de servicios no financieros del sector privado, y los que menos mueren son del sector de manufacturas (ver Tabla 1). Al desaparecer estos negocios, se pierden con ellos el 9.9 % de los empleos, lo cual deteriora la movilidad social.
Por otra parte, una sociedad con mayor movilidad social a menudo fomenta un entorno en el que el espíritu emprendedor puede crecer, ya que las personas creen que tienen la oportunidad de alcanzar el éxito independientemente de su origen. Entonces, pareciera haber una relación bivalente de que mayor emprendimiento genera más movilidad social y más movilidad social genera mayor emprendimiento. ¿Es esto cierto?
Como ya señalamos, usando como una primera proxy el autoempleo, Oaxaca ocuparía el primer lugar en emprendimiento, pero es una de las entidades con menor movilidad social: solo 3 de cada 10 habitantes que nacen en los niveles de ingreso más bajos ascienden a un nivel más alto (ESRU-EMOVI 2017), mientras que su contraparte, Aguascalientes, con menos emprendimientos, tiene mayor movilidad social, ya que 9 de cada 10 personas nacidas en el menor quintil de ingreso ascienden a un nivel más alto. Por otra parte, si vemos el emprendimiento como la creación de un mayor número de unidades económicas, tenemos que el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) del INEGI reporta que los estados más emprendedores, es decir, con mayor número de unidades económicas por cada cien mil habitantes, son Tlaxcala (636), de nuevo Oaxaca (607) y Morelos (565).5 Y la movilidad ascendente del quintil más pobre es de 6 de cada 10 en Tlaxcala y 7 de cada 10 en Morelos, por lo que parecería que sí hay relación. Es decir, la medida que se usa de proxy de emprendimiento importa para ver si la relación es positiva o negativa entre movilidad social y emprendimiento.
Por ello, usando la ESRU-EMOVI 2017 —que reporta si los padres del entrevistado eran autoempleados, así como la movilidad social de este último—, encontramos, a partir de un modelo logístico, que si ambos padres emprendieron, es 3.47 veces más probable que el entrevistado haya emprendido, y usando un modelo multinomial se observa que si ambos padres emprendieron, es 1.38 veces más probable que el entrevistado tenga movilidad ascendente, pero si solo uno de los padres emprendió, es 1.2 veces más probable que haya movilidad ascendente. Por entidad, se encuentra que a mayor porcentaje de madres solas que emprendieron menor es la movilidad ascendente. Lo anterior puede estar correlacionado con que los empleos propios de las mujeres no están bien pagados, o que las madres autoempleadas en más del 56 % ocupan puestos de empleo doméstico o de comerciantes, y si no tienen otro soporte habrá poca movilidad social (ver Tabla 2). También observamos que el 84.41 % de padres y el 80.75 % de madres que se autoemplearon en generaciones anteriores a las del entrevistado tenían a lo más primaria completa, mientras que de los entrevistados que se autoemplean, solo el 35.47 % de ellos y el 38.62 % de ellas tienen a lo más primaria completa. Es decir, las nuevas generaciones de autoempleados tienen mayor nivel de escolaridad (ver Gráfica 4). Con respecto a la edad, tanto padres como madres, y los mismos emprendedores, son más jóvenes en caso de contar con mayor nivel de escolaridad. Con este modelo multinomial, es posible comparar si hay mayor o menor probabilidad de un ascenso o descenso de ingreso cuando se es emprendedor, y se obtiene que en promedio es 1.14 veces más probable no descender si el padre fue emprendedor, y 1.17 veces más probable ascender si la madre o el padre emprendieron (ver Gráfica 5).
Asimismo, observamos que los emprendimientos están positivamente correlacionados con la permanencia en el quintil más alto de ingreso (ver Gráfica 3). Obviamente hablar de emprendimiento nos lleva a entender que su heterogeneidad es alta, desde incubar un negocio de alta tecnología hasta autoemplearse en el trabajo doméstico o en el ambulantaje, vender algo para sobrevivir y tener un ingreso para subsistir. También toca de trasfondo el tema del trabajo informal y las prestaciones laborales que el autoempleo no genera, a menos que se las pague uno mismo. ¿Qué sucedería si, en lugar de dar el 24 % de los ingresos mensuales del gobierno en transferencias sin corresponsabilidad, se otorgaran apoyos al empleo?, ¿una suerte de subsidio al empleo que se requiera inicialmente para autopagarse las prestaciones de ley que la actual administración del IMSS ha promovido, y de esta manera los autoempleados y micronegocios entraran a la formalidad? La articulación de la educación con el empleo y el emprendimiento, entre las secretarías de Educación, Trabajo y Economía, podría generar programas de capacitación para que la mortalidad de las empresas disminuya.
En conclusión, no siempre el emprendimiento deriva en una movilidad social ascendente, pero es una opción para no caer en niveles de ingreso más bajos o perpetuar una vida con transferencias sociales improductivas. Participar en la fuerza laboral, contribuir a la dinámica productiva de México y aportar un granito de arena será siempre una mejor opción. EP
- Livingston, J. (2008). Founders at Work: Stories of Startups’ Early Days. Apress. [↩]
- Senor, D. y Singer, S. (2011). Start-up Nation: The Story of Israel’s Economic Miracle. Twelve. [↩]
- Acuerdo por el que se da a conocer el calendario mensual del pronóstico de los ingresos contenidos en el artículo 1o. de la Ley de Ingresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2024 y la metodología utilizada para realizar dicho pronóstico. (2023, 5 de diciembre) Diario Oficial de la Federación. [↩]
- Véase: https://www.gemconsortium.org/data. El Índice Global de Emprendimiento (GEI, por sus siglas en inglés) es un índice de uso común que mide el emprendimiento a escala global y evalúa la salud y el potencial del ecosistema emprendedor en un país considerando diversos factores como las actitudes emprendedoras, la infraestructura, el acceso a los recursos y el entorno regulatorio. El GEI también proporciona información sobre el entorno empresarial general y ayuda a comparar el nivel de actividad empresarial en diferentes países. [↩]
- Alexavictorica (2022). Los estados más emprendedores de México: ¿dónde se crean más negocios? Líder Empresarial. https://www.liderempresarial.com/los-estados-mas-emprendedores-de-mexico-donde-se-crean-mas-negocios/ [↩]
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