Un viaje por la historia económica de México (y sus crisis)

Como resultado de su paso por la vida nacional, Francisco Suárez Dávila nos invita a leer en sus memorias, publicadas por Penguin Random House, décadas de experiencia acumulada, luego de haber enfrentado las principales crisis económicas por las que atravesó México en el siglo XX y XXI.

Texto de 04/01/24

Como resultado de su paso por la vida nacional, Francisco Suárez Dávila nos invita a leer en sus memorias, publicadas por Penguin Random House, décadas de experiencia acumulada, luego de haber enfrentado las principales crisis económicas por las que atravesó México en el siglo XX y XXI.

Tiempo de lectura: 12 minutos

*Texto leído por el autor en la presentación del libro en el Club de Industriales, el 5 de diciembre de 2023.

I. Introducción

Agradezco en primer lugar al Club de Industriales por conducto de su Prominente Consejero Henry Davis que haya aceptado ser el anfitrión de la presentación de mi libro, en este espléndido escenario del Salón Tamayo. Quiero agradecer de manera muy especial a mis dos grandes amigos que aceptaron comentarlo: José Ángel Gurría, uno de nuestros más brillantes funcionarios, compañero de muchas batallas, hizo, además, un admirable prólogo. Los que no quieran leer las 300 páginas de mis memorias Un viaje por la historia económica de México (y sus crisis), lean su prólogo. Allí está dicho todo. Por otro lado, Federico Reyes Heroles es uno de nuestros más prestigiados y comprometidos politólogos. Es, en cierto sentido, autor intelectual de la “creatura”, ya que me recomendó y apoyó para que una de las mayores y más destacadas casas editoriales del mundo, Penguin Random House, hiciera la publicación. Además, su competente colaboradora, Eva Jaber, fue mi primera correctora de estilo. Juan Carlos Ortega fue un editor muy eficiente y creativo. ¡Admirable edición!

Agradezco particularmente a Diana, siempre inspiradora; a mis hijos, mis grandes propagandistas; a mis familiares, amigos y colaboradores. Muchos aquí presentes se verán reflejados en estos capítulos en los que me acompañaron como verdaderos actores. Hay algunos ausentes, como don Ernesto Fernández Hurtado, “Chucho” Silva Herzog, Alfredo Phillips, Mauricio Campos, que influyeron mucho en mi vida y están muy reconocidos en estas páginas.

¿Por qué recomiendo la lectura del libro? La portada refleja bien el contenido: un viaje en paracaídas de la economía mexicana y el peso con vientos encontrados, vaivenes y fuertes turbulencias por las cinco crisis: 1976, 1982, 1987, 1994, 2008, y la más seria, la actual, 2020. No esperen una investigación académica derivada de estudios de documentos y libros. ¡Es lo que vi y viví! Hay cosas que no se saben. Trato de salpicar el relato con anécdotas sabrosas para que no sea un análisis frío. ¡Es de actualidad! Las crisis ofrecen lecciones. “Quién no conoce la historia, está condenado a repetir sus errores”. Estamos nuevamente ante ese escenario.

II. Mi etapa de formación

Empiezo con un breve relato de mi etapa formativa. El interés primordial de mis padres fue darme una educación de excelencia. La primaria en la Escuela de la Ciudad de México, bilingüe, laica y mixta; es decir, aspiracionista. De allí, interno en la secundaria preparatoria de Georgetown, bajo la férrea disciplina académica de los jesuitas, incluyendo el estudio de latín y griego. Luego, a la UNAM, en una de sus épocas de oro, con el Dr. Chávez como rector, y el internacionalista César Sepúlveda, Director de la Facultad de Derecho, con una pléyade de los mejores profesores: Reyes Heroles, Recaséns Siches y otros.

Como quería estudiar Economía, decidí cursar un posgrado en la Universidad de Cambridge, en el King’s College, el de Keynes. Esa fue mi gran influencia intelectual. Allí formamos un gran grupo de amigos: economistas, como José Andrés de Oteyza, Adrián Lajous, y juristas, como Bernardo Sepúlveda.

Regresé a México para casarme con Diana y luego nos fuimos a París, donde fui aceptado en el doctorado de la Universidad de la Facultad de Derecho y Economía. También gran escuela, con enfoque totalmente diferente al inglés. Aprecié de primera mano la experiencia histórica del conflicto estudiantil del 1968 y la caída de De Gaulle. Como él decía: “un país que produce más de 300 variedades de queso, es ingobernable”.

III. Banco de México, FMI y Nacional Financiera

Destaco como capítulo especial mi ingreso en 1970 al Banco de México, que sería mi alma mater. La institución formada por Don Rodrigo Gómez y Fernández Hurtado, un Banco Central comprometido con el desarrollo y el crecimiento. No solo la estabilidad, el mono-objetivo de ahora. Ello va de la mano con mi designación, años después por Jorge Espinoza de los Reyes, como Director Financiero de Nacional Financiera. Allí conocí la importancia y eficacia de la banca de desarrollo y su financiamiento como sustento de una política industrial. ¡Binomio clave para poder crecer, ahora desaprovechado! ¡Definitorio en mi propia visión de la política económica!

Muy importante en mi vida: comencé a trabajar en la Oficina Técnica de la Dirección con Jesús Silva Herzog. Allí aprendí a ser funcionario economista, pero también jugar dominó, ya que nos escapábamos a la Cantina de la Ópera a comer tortas y jugar.

Fernández Hurtado me designó como el Representante de México en el Directorio Ejecutivo del FMI. De allí destaco dos episodios: un periodo histórico fascinante, porque me tocó la crisis del dólar y el proceso de reforma del sistema monetario internacional. En la tradición mexicana de una política financiera internacional proactiva que venía de Bretton Woods, en forma paralela a la creación de un Comité Ministerial para avanzar en la Reforma Monetaria, idea de los países industriales, México propuso y logró un Comité para atender los problemas de los países en desarrollo, el Development Committee.

El segundo fue mi participación en mi primera crisis financiera, la traumática devaluación de 1976. Me tocó actuar en la negociación de una misión secreta que invitamos a México para negociar el Programa de Apoyo y la Flotación del Peso. Defender el programa fue mi última tarea en el Directorio.

IV. Subsecretario de Hacienda, 1982-1988

En 1982, el presidente De la Madrid me nombró como el Subsecretario de Hacienda de Silva Herzog, una de mis experiencias más fascinantes. Integramos un equipo de lujo con José Ángel Gurría, Chucho Reyes Heroles, Salvador Arriola, Dionisio Meade, Gustavo Mohar, Juan José Huerta, Luis Foncerrada. Ya en ese momento México había detonado la crisis mundial de la deuda. Chucho se manejó con admirable valor y serenidad. En su primera reunión con el Secretario del Tesoro, éste lo increpó: “usted tiene un serio problema”; sin chistar, Chucho le respondió, “no, los 2  lo tenemos”; debíamos dinero a 500 bancos. Cuando se reunieron él y Gurría con los bancos, en un ambiente tenso, esencialmente les transmitió el mensaje: “debo no niego, pago no puedo”, y les dijo “no se preocupen, para resolverlo tienen a un Jesús y a un Ángel”. La negociación siguió distintas etapas complejas y desgastante en distintos frentes con altibajos, hasta llegar a acuerdos satisfactorios.

Este difícil proceso se complicó en México con la sucesión presidencial y la competencia entre Salinas y Silva. En 1986 se dio el cese-renuncia de Chucho, me consta, fueron las dos. El presidente me pidió que permaneciera en mi cargo con todo su apoyo. Yo apreciaba y respetaba al nuevo Secretario Gustavo Petriccioli.

Fue para mí la segunda crisis, la de la deuda externa global. De la Madrid tuvo todavía que sobrellevar un terremoto, el desplome del precio del petróleo, el crack bursátil de Nueva York y un pacto negociado para controlar la inflación. Todo lo sorteó con entereza, serenidad, gran capacidad para tomar medidas apropiadas y valientes con un gabinete competente. ¡Merece un mayor reconocimiento histórico! Se puede aquilatar su relevancia frente a malas experiencias actuales. En una gira a medio camino alguien le grito: “Presidente, no queremos más realismo, queremos promesas”. “Dos enfoques”.

V. Dos experiencias bancarias

Me referiré a mis dos experiencias bancarias: en la primera, el presidente Salinas me invitó a colaborar en su gobierno al frente del Banco Mexicano Somex, ahora Santander, el quinto banco, con una historia interesante. A partir de 1991 me tocó participar en la reprivatización bancaria, que conocí desde adentro y escribí un libro sobre ello: La reprivatización bancaria fracasada. Sin duda era necesaria, pero hubo errores en el proceso. De 18 bancos reprivatizados, solo uno sobrevivió con sus propietarios originales, ¡Banorte!  Como consecuencia también se dio la extranjerización de la banca.

En la segunda, el propio presidente Salinas me invitó  a que me hiciera cargo del Banco Obrero, por renuncia del Lic. Romero Kolbeck. Narro la grata y original experiencia que fue dirigir el Banco, cuyo Consejo estaba integrado por los principales líderes del movimiento obrero, que me apoyaron en el necesario saneamiento financiero: era una idea de Don Fidel

VI. Dos experiencias como legislador

Mi vida cambió de giro al transitar en dos ocasiones del Gobierno Federal a la arena turbulenta de la Cámara de Diputados, como legislador del PRI.

Mi amigo el Canciller Manuel Tello me había sondeado para ser el primer Embajador de México en la OECD. Mi destino sería diferente. No iba a ser Saint-Lazare, la estación de tren parisina, sino San Lázaro, para gran sorpresa de mi esposa. Efectivamente, a los pocos días me habló el presidente electo Zedillo, que quería que fuera a la Cámara de Diputados y eventualmente presidir la Comisión de Hacienda. Mi tercera crisis, la devaluación de 1994 y la gran crisis bancaria, llamada del “Tequila”, parte derivada de una desregulación financiera extrema. Zedillo actuó con valor para realizar un programa draconiano de ajuste, que incluía una reforma fiscal con aumentos del IVA. Había resistencia en la oposición y en el PRI. Para aprobarla el presidente habló personalmente con los diputados, Estado por Estado.

Después vino otra experiencia importante. Se necesitaba el mega-paquete de apoyo del presidente Clinton, hasta ese momento el mayor de la historia por US$50 mil millones. El Congreso americano, cuya aprobación presupuestal se requería, siempre proclive a sacar “raja”, quiso imponer todas las condiciones: romper relaciones con Cuba, repatriar a todos los ilegales a nuestro costo, etc. Sugerimos al presidente que, como hacían los americanos frecuentemente, usara al Congreso como “escudo” para no aceptarlas. Fuimos al pleno, por unanimidad se rechazó el paquete. Así se informó a los americanos y Clinton tuvo que usar un fondo de estabilización, que podía utilizar discrecionalmente.

Seis años después, tuve una segunda experiencia legislativa muy diferente con Gobierno dividido: presidente Fox, mayoría legislativa del PRI. Me tocó ser ahora Vicepresidente de la Comisión de Hacienda; Gustavo Madero, presidente. Otra vez, el Secretario Gil intenta una reforma fiscal, para variar, aumentando el IVA. La apoyamos responsablemente parte de la bancada del PRI (pero le costó el liderazgo a la Maestra Elba Esther Gordillo) y se perdió la votación.

Sí pude promover un Punto de Acuerdo del Congreso en una de mis grandes causas: la defensa de la banca de desarrollo, para evitar una iniciativa del gobierno para fusionar ilegalmente Nafin y Bancomext. Esta votación la ganamos.

VII. Dos campañas políticas

Participé en 2 campañas políticas importantes, una la perdimos: la batalla por el Gobierno del D.F. de Silva Herzog contra López Obrador. ¡Cambió la historia!

La segunda campaña, la de Peña por la presidencia, la ganamos. Mi amigo César Camacho como presidente de la Fundación Colosio, me nombró su segundo. Organizamos grandes foros temáticos por todo el país, generando propuestas con la mejor gente, que fue bien aprovechado por el Candidato. El presidente me indicó que quería colaborase con su gobierno, di opciones y fue Canadá.

VIII. Dos embajadas

Tuve también 2 experiencias como Embajador. En 1997 el presidente Zedillo se acordó que me había desviado al legislativo, cuando había sido candidato para ser Embajador en la OECD. Hubo justicia divina y ahora sí me propuso que me fuera a París, como el segundo Embajador en el “club de ricos” de los 28 países capitalistas más avanzados. El Secretario General Johnston decía que era “la mejor Universidad práctica del mundo”, ya que se examinaban las mejores y las peores prácticas de políticas públicas de todos los gobiernos por los mejores expertos.

Pronto me di cuenta que a México, el miembro más nuevo, se le concedía una presencia de verdadera potencia intermedia, en importancia y solo después de los miembros del G-7. Prueba de ello, por mi experiencia hacendaria y legislativa me eligieron presidente del muy importante Comité de Presupuesto.

La mayor contribución que vale la pena destacar es que a México se le eligió en 1999, presidente de la Reunión Anual Ministerial en la persona de Gurría. Propusimos como innovación que por primera vez se invitara a un “diálogo especial” a los ministros de los principales países no miembros: China, Rusia, India, Brasil, Argentina, Sudáfrica, argumentando que ya no podían tomarse decisiones legítimas excluyendo la mitad del mundo. La reunión fue un éxito, hicimos historia. Gurría estuvo brillante y contribuyó a que después lo eligieran Secretario General. En una reunión posterior, el Embajador de Japón le preguntó en mi presencia al de Australia, que sería la siguiente Presidencia, si tenía un “Gurria like Minister”.

Mi segunda experiencia diplomática fue la Embajada en Canadá en 2013, por designación del presidente Peña. Me entusiasmó, país ejemplar en muchos aspectos, frecuentemente descuidado por nuestra política exterior, como ahora. Tuve la suerte de contar con el apoyo del Canciller Meade y el Subsecretario Alcocer. Un gran personaje, el Gobernador General David Johnston, me dio una recepción en extremo cordial al presentar credenciales, “welcome home Ambassador”, en alusión a que sabía que mis dos hijos habían estudiado en universidades canadienses. Además, algo muy curioso, la Residencia de la Embajada que iba a ocupar, había decidido comprarla mi padre como Secretario de Hacienda, invitado a Ottawa después de la conferencia de Bretton Woods, y que nuestro primer Embajador, Del Río, aprovechó a las mil maravillas para dar un “sablazo” hacendario.

Tuvimos de entrada el problema que el primer ministro Harper, era una especie de Trump canadiense, muy conservador, con visión un tanto primitiva, no quería a embajadores propios y extraños. Nos impuso a los mexicanos el requisito de visa por el abuso de mexicanos que incorrectamente llegaban como asilados y luego se quedaban. ¡No eran tantos! Ello no impidió que desplegáramos una amplia agenda exitosa en todos los frentes.

En suma, experiencias muy variadas: dos veces banquero, dos veces legislador, dos campañas políticas y, dos veces embajador.

IX. Epílogo. Análisis del gobierno de la 4T: ¿cuarta transformación o cuarta regresión?

Pensaba concluir mis memorias con mi último cargo público en 2016, la Embajada de Canadá. Me di cuenta que a través de actividades intelectuales, escribiendo, participando en foros y think tanks, seguía tan activo como cuando era funcionario público. Decidí continuar mis reflexiones hasta abril de 2023, cuando cumplí 80 años. Lo llamo el Epílogo. Se refiere al análisis del gobierno de López Obrador, la última crisis, quizá la más seria.

Hago una síntesis de mis principales tesis:

  • La 4T no puede ser considerada una “cuarta transformación”, es más bien la “cuarta regresión”, el gobierno de la “destrucción” de instituciones. Su comparación con las otras reales verdaderas 3Ts, ¡es una “burla”! Carece de contenido. Sus tres pilares se derriten: a) no hay lucha contra la corrupción, salvo pocos casos mediáticos, como Rosario Robles. Sí tolera con impunidad una amplia contaminación hacia familiares y colaboradores (como Segalmex); b) la austeridad franciscana se volvió “austericidio”, con la destrucción de cuadros técnicos, sustituidos por cuates leales, pero incompetentes; c) “Primero los pobres”, se deformó en dar paliativos monetarios clientelares para ganar votos, no para crear las condiciones para salir de la pobreza.
  • Todo se sustenta sí en el populismo de un excepcional comunicador, genio de la verdad alternativa, las mentiras, que mantiene milagrosamente alta popularidad con pésimos resultados.

A) Analicé sus principales políticas:

1) La más preocupante: la marcha hacia el autoritarismo, la destrucción paulatina de la democracia y sus contrapesos. Destrucción del Estado de derecho.

2) No hay una política de seguridad. La violencia descontrolada, significa 3 veces más muertos que en la guerra de Vietnam. El crimen organizado se extiende sin límite cada vez más a actividades económicas y procesos electorales.

3) La mayor regresión militarista de la historia. El ejército abandona sus funciones esenciales, perdiendo el control de más de la tercera parte del territorio nacional. En cambio, asume otras tareas que no le corresponden: se convierte en el mayor constructor del país, opera hoteles, aduanas, medicinas, trenes, puertos y 13 aeropuertos; destruyendo la política aeronáutica y creando el esperpento de una línea aérea. Hace casi superflua la Secretaría de Comunicaciones.

4) La política económica con alguna recuperación reciente en 2023 y 2024, se traduce en “un sexenio perdido”. El menor crecimiento de los últimos 5 gobiernos en promedio inferior al 1% anual y per cápita inferior a 2018. Inversión pública históricamente baja, particularmente en infraestructura, y mal asignada a los “elefantes blancos”: el invento de una refinería subacuática, que nacerá obsoleta ante autos eléctricos; un aeropuerto que no suma vuelos, solo los sustituye por el limitado espacio aéreo del valle de México, cancelando un gran “hub” aeroportuario, que seguimos pagando; un tren poco rentable y destructor del medio ambiente. Todo con un criminal gasto de 1 billón de pesos, con un sobrecosto de la mitad.El proyecto más sensato, el corredor transístmico, es el más atrasado. Critica la UNAM de ser neoliberal, cuando él ha aplicado escrupulosamente las políticas de este signo, salvo al final, que por cierto ha sido su “tabla de salvación”… la estabilidad.

5) Inexistente política energética y de medio ambiente. Carece de una política verde para promover energías limpias y controlar el calentamiento global en un país muy vulnerable: Pemex quebrado, tonel sin fondo; CFE con apagones.

6) Política de Bienestar Social, insuficiente y poco estructurada. La situación en salud es trágica, más de 30 millones de mexicanos perdieron de un plumazo el acceso a la salud, 70% en vacunas; cancela guarderías, tremendo desabasto de medicinas, que pretende corregir con otro esperpento, la súper-farmacia. ¡Así superaremos a Dinamarca! Desastre igualmente en educación, se perdieron 2 años, gran deserción, severo deterioro de las calidad, con una educación anticientífica, ideologizada, canceló las escuelas de tiempo completo. Un CONACYT para quien la ciencia es “neoliberal”. Sí ha reducido los niveles de pobreza y han sido positivos los aumentos de salario mínimo, las pensiones a adultos mayores.

7) Pasamos de una política exterior digna y respetada, a una política bananera, contradictoria, de desatinos y ocurrencias. Pasamos con Estados Unidos del servilismo, a la agresión, rupturas con España y Perú, amor hacia las peores dictaduras. Salvo excepciones, como la Canciller, una diplomacia, encomendada a improvisados y desplazando a un servicio exterior carente de recursos.

8) Con la seria destrucción de instituciones se deteriora la capacidad del Estado mexicano para gobernar, administrar, operar, como se evidenció con el muy incompetente manejo del Covid-19 y de la tragedia de Acapulco.

En la perspectiva de este viaje, hay elementos para concluir que la historia, que tanto le importa a López Obrador, le dará un juicio adverso nada favorable, más bien compite para ser, como lo han expresado algunos analistas, el peor gobierno en un siglo, sustentado en el gabinete más mediocre e incompetente, con pocas excepciones (por ejemplo, Hacienda y BANXICO), los llamados ministros floreros, fantasmas, cortesanos serviles, que sin chistar acatan cualquier ocurrencia o simplemente ineficaz (¿Dónde ubica a cada uno?).

Enfrentamos una elección de encrucijada en el 2024, con grandes riesgos y oportunidades. Me parece que continuar con la 4T nos llevará, tarde o temprano, a una crisis, sea endémica (y paralizante) o profunda. Sufrimos ya el inicio de un “cáncer con metástasis”, que se va extendiendo a los órganos vitales del Estado: la economía, la sociedad. La crisis puede ser fiscal. A partir de 2025 el próximo gobierno no tiene suficientes recursos, sí hereda “bombas de tiempo”: Pemex, las pensiones, el servicio de la deuda. Sin espacio fiscal necesitaremos sin remedio una reforma fiscal; ¿lo podrá hacer un gobierno débil contra las cuerdas? Es claro, no aguantamos 6 años más de la 4T.

Se requerirá un gran cambio, un proceso de “reconstrucción nacional” en muchos aspectos, no para regresar a “lo mismo”, sino para dar un gran salto “hacia adelante” y conformar un país con nuevas políticas, que crezca, que invierta, con educación de calidad y tecnología de punta, con un sistema moderno integral de seguridad social, una política industrial que permita aprovechar las ventajas de la relocalización, con cuidado del medio ambiente. No me quedo con la crítica. En el libro planteo 5 propuestas. Como hemos dicho, las crisis han sido oportunidades que se pueden aprovechar, si hay el gobierno y políticas adecuadas:

1) Un Acuerdo Nacional con todos los actores, todos los instrumentos necesarios para crecer 4-5%.

2) Un Programa nacional de inversión pública y privada, bien evaluados.

3) Una política industrial moderna, consensada para impulsar la relocalización de empresas, sustentada en una política educativa y tecnología, y una política de financiamiento de la banca privada y la de desarrollo.

4) Estructurar una política moderna de bienestar social con 4 pilares: a) un sistema universal de salud; b) un ingreso básico para los más pobres; c) un seguro de desempleo temporal y, d) una reforma al sistema de pensiones, que evite el estrangulamiento de las finanzas públicas.

5) Para sustentarlo todo, una reforma fiscal integral.

X. Cuando sí pudimos crecer en forma acelerada

Pongo como aporte final, para no acabar con la nota pesimista de “5 décadas y 5 crisis”, y crecimiento mediocre, con el análisis de cuando México creció durante 35 años (de 1935 hasta 1970) 6% anual y sin crisis, bajo la estrategia exitosa del “desarrollismo”, que todavía practican los países asiáticos más exitosos. Enseñar a los jóvenes que no conocieron esta época, que sí se puede y sí se pudo prosperar y crecer”.

Así concluyo este fascinante viaje por la historia económica de México, que tuve el privilegio de vivir de cerca, derivando enseñanzas, reflexiones y poder escribirlas. Son temas vigentes en este mundo convulso, en que prolifera otra ola de crisis, que debemos y podemos superar, si cambiamos radicalmente de orientación y estrategia. EP

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