Cuidar y acompañar desde lo digital: estrategias para la movilidad segura de mujeres jóvenes en el Valle de México

Este ensayo, escrito por Gabriela García Gorbea, obtuvo el primer lugar en el concurso “D-escribir la ciudad”, organizado por CoRe Ciudades Vivibles y Amables, A. C.

Texto de 24/10/24

CORE

Este ensayo, escrito por Gabriela García Gorbea, obtuvo el primer lugar en el concurso “D-escribir la ciudad”, organizado por CoRe Ciudades Vivibles y Amables, A. C.

Tiempo de lectura: 8 minutos
“Pero allá vamos, menos por distraídas o irresponsables, y más porque, en un mundo así, en un mundo donde dos mujeres pueden desaparecer sin más de las carreteras de México, es preciso reivindicar el derecho a ocupar el espacio público y moverse a través de él. Viajar como una forma de reclamo fundamental”. 
— Autobiografía del algodón, Cristina Rivera Garza 

Cuando la combi se aproxima a la parada, Cindy1 comienza mentalmente con su evaluación: van varias personas a bordo, algunas de ellas mujeres, el vehículo luce relativamente limpio y no tan desvencijado, el chofer porta uniforme y la foto con su carnet está pegada en una de las ventanillas, a la vista. Todo parece en orden. Espera su turno y aborda la unidad. Apenas toma asiento, le envía un mensaje a su mamá y le avisa que ya se subió a la combi, el primero de los modos de transporte que debe tomar para ir de Tlalnepantla, en donde vive, a Polanco, en donde trabaja. Después de casi una hora de trayecto, llega al metro, donde envía un segundo mensaje: “Mamá, todo ok. Ya en el metro”. El vagón va lleno, pero con todo y los empujones, Cindy se siente más tranquila. Aún debe recorrer varias estaciones, transbordar y caminar un rato hasta llegar a su destino. Una vez en la oficina, mandará el tercer mensaje: “Ya en el trabajo. Todo bien. Te aviso cuando vaya de regreso”. Como Cindy, muchas mujeres jóvenes han sumado el uso de la tecnología a sus estrategias para una movilidad cotidiana segura.2 Los mensajes en los que informan sobre su trayecto, el compartir su ubicación en tiempo real y las aplicaciones que incluyen botones de pánico son algunos de los ejemplos de cómo la tecnología se ha insertado en el conjunto de saberes que ponen en práctica para llegar a salvo a casa.

“[…] para muchas mujeres, el miedo a moverse, a salir solas y a ocupar los espacios públicos persiste.”

La seguridad de las mujeres durante sus trayectos cotidianos en la Ciudad de México, si bien es un tema que lleva bastante tiempo presente en la agenda pública y política, ha cobrado cada vez mayor importancia. A lo largo de los años, los distintos gobiernos de la ciudad han implementado diversas políticas públicas orientadas a proteger a las mujeres y niñas cuando se desplazan por las calles y el transporte público. La separación de hombres y mujeres mediante espacios exclusivos en el metro y metrobús, la creación de líneas de transporte solo para mujeres, los botones de pánico, los senderos seguros y hasta los silbatos son ejemplos de estas medidas. Sin embargo, para muchas mujeres, el miedo a moverse, a salir solas y a ocupar los espacios públicos persiste. ¿Qué hacer frente a ese miedo? Como mostraré a lo largo de las siguientes líneas, el miedo no paraliza, sino que lleva a la acción y a la implementación de distintos saberes para sortear los riesgos de la ciudad. Saberes en los que la tecnología ocupa un papel importante y que nos llevan a ampliar nuestra noción de espacio.

Desde hace años, diversas autoras han estudiado las diferentes maneras en las que hombres y mujeres nos movemos por la ciudad y el papel que tiene el entorno urbano en todo ello. Para fines de este trabajo, me centraré en el miedo y en cómo este interviene en las prácticas de movilidad de las mujeres. Estas prácticas son afectadas por las “atmósferas” y “climas” (Low, 2016) de miedo e inseguridad que se experimentan en ciertos lugares o a ciertas horas. La atmósfera tiene un anclaje espacial: por ejemplo, una colonia que se sabe que es insegura o una calle en la que se ha vivido acoso. Por otro lado, el clima es más difuso y se podría referir, por ejemplo, a una sensación generalizada de inseguridad en la ciudad. Con base en estas atmósferas y climas, las mujeres interiorizan saberes respecto a su forma de vestir, de caminar o de ir siempre alertas al moverse por la ciudad (Ortega, 2019).

Estos saberes se construyen y enriquecen con cada viaje o trayecto que se realiza, nutriéndose de distintos conocimientos y experiencias. Y es a partir de estos saberes que se generan estrategias para la movilidad, que son las formas en que las personas hacen uso de los recursos con los que cuentan, dentro de sus campos de posibilidades específicos, para cumplir con ciertos objetivos (Zamorano, 2003). Para fines de este ensayo, pensemos en cómo algunas mujeres jóvenes de la Ciudad de México utilizan los medios a su disposición, incluyendo las herramientas digitales, para desplazarse más seguras. Esto sin olvidar que su actuar emerge desde una posición específica dentro de un campo de posibilidad determinado: son ciudadanas y su actuar se da dentro de un campo en disputa como es la seguridad, en el que operan otros agentes, tanto públicos como privados (Zamorano, 2019).

Como mencioné previamente, el Estado ha implementado diversas políticas para brindar más seguridad a las mujeres durante sus desplazamientos. Sin embargo, dado que dichas respuestas se perciben como insuficientes, las mujeres se asumen como actoras clave para la producción de su seguridad. En lugar de reaccionar de manera pasiva, implementan múltiples estrategias para lidiar con los riesgos del entorno (Auyero y Kilanski, 2015). De este modo, las mujeres cuentan con distintas respuestas para enfrentar la violencia real o potencial y se comportan de manera productiva para asegurar la protección de sí mismas y de sus allegados. Estas respuestas o estrategias deben analizarse desde una perspectiva interseccional, no solo a partir del uso que las personas le dan al tiempo, dinero y espacio (Jirón, Carrasco y Rebolledo, 2020). Categorías como la edad, trayectoria de vida o nivel socioeconómico se vuelven determinantes para analizarlas. Al hablar sobre las estrategias digitales para la movilidad, no podemos obviar que su uso requiere del acceso a teléfonos inteligentes e internet, por lo que no están disponibles para todas las mujeres.

Ahora bien, ¿qué implican para la movilidad estos saberes mediados por la tecnología? Las estrategias digitales de seguridad contemplan un amplio espectro de acciones que van desde “enviar un WhatsApp” a contactos de confianza para avisar sobre el paradero, compartir la ubicación en tiempo real, compartir el viaje cuando se va a bordo de un taxi de aplicación, tener un grupo de WhatsApp en el que se monitoree el bienestar y paradero de amistades y familia, hacer grupos de Facebook en los que se compartan conocimientos sobre defensa personal y qué hacer ante situaciones de peligro, hasta el uso de aplicaciones especializadas para el seguimiento, que incluyen botones de pánico, por mencionar algunas. Estas estrategias digitales de seguridad se suman al conjunto de saberes que desarrollan las mujeres sobre la ciudad, los otros y los recursos con los que ellas mismas cuentan, según el contexto y situaciones a las que se enfrentan.

En este punto surge la pregunta respecto a la utilidad real de las estrategias digitales, pues, ante una situación de peligro inminente, estas podrían verse como algo poco eficaz. ¿Es más útil, por ejemplo, compartir la ubicación en tiempo real que cargar con algún implemento de defensa personal y saber usarlo? Para responder, resulta útil el concepto de “co-presencia” (Di Prospero, 2017), a través del cual se pueden analizar las prácticas onlife —que resultan de la unión de lo online y lo offline (dialógico, in situ)entendiendo que aquello que sucede en el entorno digital se ve influido por lo que pasa en el plano físico y viceversa (Di Prospero, 2017). Es decir, que, en lugar de considerar al entorno digital como separado de la realidad o ajeno a esta, es algo que se encuentra en diálogo constante con las experiencias cotidianas de las personas. Esto posibilita estudiar la articulación entre las estrategias digitales y dialógicas para la movilidad, sin entenderlas como esferas separadas y excluyentes.

La implementación de estrategias digitales para la movilidad segura tiene un efecto directo sobre la percepción de seguridad durante los desplazamientos, pues hace que las mujeres se sientan con mayor confianza. Se trata, también, de una manera de ir dejando un rastro, de dotar a los seres queridos con herramientas para saber dónde buscar si las cosas salen mal. Sin embargo, es importante aclarar que estas acciones no funcionan por sí mismas o de manera aislada, sino que implican una articulación con otras prácticas in situ. Es decir, las mujeres llevan a cabo una articulación de estrategias online y offline para sentirse más seguras durante su movilidad. A la elección de la ropa para viajar en transporte público o de la ruta más transitada e iluminada se le suma el avisar a algún ser querido sobre en qué parte de su trayecto están y si las cosas marchan bien.

La co-presencia también es útil para descentralizar la noción de espacio, pues considera la co-ubicación física como una de entre muchas posibilidades de estar presente, y permite dar forma al campo a partir de las conexiones e interacciones mediadas por la tecnología. De este modo, no es necesario estar junto o cerca de alguien para acompañarlo o para establecer y afinar una conexión con esa persona. Entonces, la comunicación que se establece a través de distintas herramientas digitales durante la movilidad la convierte en una práctica que se realiza desde la co-presencia. A través de esta acción, las mujeres y sus seres queridos sienten más seguridad y construyen redes de acompañamiento, en las que se comparten afectos y conocimientos. El que las personas que integran los grupos de apoyo sean familiares, parejas o amistades cercanas a las mujeres facilita la co-presencia durante la movilidad, pues ya existe un precedente de encuentro cara a cara con esas personas, lo que da más fuerza a la conexión que se establece en lo digital.

La articulación de todos estos saberes, tanto digitales como analógicos, tiene una lógica de autodefensa y autocuidado, pero también sirve para que las mujeres creen redes de acompañamiento, vigilancia y seguridad durante su movilidad cotidiana. A través de estas acciones, las mujeres se asumen como responsables de su seguridad. Si el Estado no las cuida, lo harán ellas. En ese sentido, constituyen también oportunidades para crear nuevos saberes y estrategias desde la colectividad y se convierten en herramientas que no solo sirven a la mujer que las usa, sino que podrían salvar la vida de otra más.

“La co-presencia permite nuevas maneras de situar y desplazar el cuerpo.”

El uso de estas herramientas contribuye a la construcción de imaginarios urbanos en los que la esperanza le gana al miedo y en los que las mujeres tienen más margen de acción y pueden elegir cómo y cuándo moverse. La mayoría de los miedos que viven las mujeres en su transitar cotidiano se relacionan con el cuerpo —ser manoseadas, violadas, acosadas—, por lo que muchas de las estrategias de movilidad que generan se enfocan en el cuerpo, en protegerlo a través del ocultamiento (Soto, 2017), de pasar desapercibidas. La co-presencia permite nuevas maneras de situar y desplazar el cuerpo. La movilidad ya no sucede en solitario, sino que hay toda una red que acompaña desde la co-presencia, que cuida y permite que ese cuerpo que se trataba de ocultar ahora se mueva con mayor libertad y seguridad por el espacio. EP

Bibliografía 

Auyero, Javier, Kristine Kilanski. (2015) “Managing in the Midst of Social Disaster: Poor People’s Responses to Urban Violence”, en Javier Auyero, Philippe Bourgois y Nancy Scheper Hughes (eds.), Violence at the Urban Margins. New York: Oxford Press, pp. 189-211.

Di Prospero, Carolina. (2017) “Antropología de lo digital: Construcción del campo etnográfico en co-presencia”, en Revista Virtualis [en línea], México, Tecnológico de Monterrey, consultado el 8 de junio de 2024, disponible en <https://www.revistavirtualis.mx/index.php/virtualis/article/view/219>

García, Gabriela. (2021) Movilidad, cuidado colectivo y tecnología. Estrategias digitales para transitar seguras en la Ciudad de México. Tesis de maestría en Antropología Social. Recuperada de http://ciesas.repositorioinstitucional.mx/jspui/handle/1015/1454, consultado el 8 de junio de 2024.

Jirón, Paola, Carrasco, Juan-Antonio. y Rebolledo, Marcela. (2020) “Observing gendered interdependent mobility barriers using an ethnographic and time use approach”, Transportation Research Part A: Policy and Practice, núm.140, pp. 204-214.

Low, Setha. (2016) Spatializing culture: The ethnography of space and place, Londres, Routledge.

Ortega, Luis. (2019) Transitar contextos de inseguridad. Saberes, prevenciones y reconfiguraciones durante la movilidad cotidiana en el sur de Ecatepec de Morelos, Estado de México, tesis de doctorado en antropología, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Ciudad de México.

Soto, Paula. (2017) “Diferencias de género en la movilidad urbana. Las experiencias de viaje de mujeres en el Metro de la Ciudad de México”, Revista Transporte y Territorio, núm. 16, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, pp.127-146.

Zamorano, Claudia. (2003) “La aplicación de la noción de estrategia en los estudios urbanos franceses: las estrategias residenciales”. Sociológica, 18(51), pp. 165-187.

Zamorano, Claudia. (2019) “¿Qué tan pública es la seguridad pública en México?”, Revista Mexicana de Sociología, vol.81, núm.3, Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 479-507.

  1. Los nombres de todas las mujeres fueron cambiados para fines de privacidad y seguridad de las interlocutoras. []
  2. Los hallazgos presentados en este ensayo forman parte de la tesis “Movilidad, cuidado colectivo y tecnología. Estrategias digitales para transitar seguras en la Ciudad de México”, que presenté el 9 de diciembre de 2021 para obtener el grado de Maestra en Antropología Social por el CIESAS Ciudad de México. La tesis puede consultarse aquí. []
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