Sandra Martínez Peña, investigadora en México, ¿cómo vamos?, hace un análisis del escenario postpandémico al que nos enfrentamos en el país.
¿Cómo vamos a tres años del COVID-19?
Sandra Martínez Peña, investigadora en México, ¿cómo vamos?, hace un análisis del escenario postpandémico al que nos enfrentamos en el país.
Texto de Sandra Martínez Peña 07/02/23
Cierre de negocios, pérdida de empleos, clases en línea para unos cuantos, aprender por la televisión para otros. La pandemia impactó en la vida de todas las personas, la economía global, y dejó rezagos muy marcados en el progreso social del país. Por todo esto, a tres años del inicio de la crisis sanitaria, vale la pena preguntarse ¿cómo vamos en la recuperación económica, informalidad, pobreza laboral y progreso social? ¿Observamos avances más allá del PIB?
¿Cómo va la recuperación económica?
Si bien la pandemia impactó fuertemente a la economía, esta ya mostraba debilidad antes de la crisis sanitaria; en el tercer trimestre de 2018 la actividad económica alcanzó un pico, y subsecuentemente inició una trayectoria descendente. A partir del segundo trimestre de 2019 se observaban tasas anuales de crecimiento negativas, por lo que en 2019 la economía se contrajo (-)0.2% anual, y en el primer año de la pandemia mostró una caída pronunciada de (-)8.2% anual.
Después de la fuerte contracción registrada en el segundo trimestre de 2020, la economía mexicana mostró un crecimiento constante en los cuatro trimestres posteriores. Sin embargo, en el 3T2021 presentó una disminución de (-)1.1% a tasa trimestral. Esta contracción alejó a la economía de la esperada recuperación. Por ello, hasta el tercer trimestre de 2022 la economía logró recuperar su nivel prepandemia (4T2019).
Al cuarto trimestre de 2022, de acuerdo con la Estimación Oportuna del PIB, se estima que la economía tiene un tamaño similar al registrado en el tercer trimestre de 2019. A pesar de esto, la economía aún se encuentra ligeramente alejada del pico alcanzado en el 3T2018, y aún más alejada de la meta de crecer al 4.5% anual de forma sostenida.
A pesar de que la economía aún mantiene cuatro años de rezago (tomando como referencia el pico del 3T2018), recientemente el FMI revisó al alza el crecimiento para 2023 de 1.2% a 1.7%, y aunque este porcentaje está lejos de la meta, muestra optimismo para la economía mexicana este año.
¿Qué estados ya se recuperaron ante el impacto de la pandemia?
La situación en los estados se mueve a distintos ritmos, por lo que se observan tasas disímiles de recuperación económica. Así, además de analizar el desempeño de la actividad económica nacional, también es preciso conocer la recuperación en los estados. Con base en el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) publicado por el INEGI, la siguiente gráfica compara la actividad económica de los estados del primer trimestre de 2020 (previo a la pandemia), con la actividad económica observada en el tercer trimestre de 2022. Es posible apreciar que 20 estados se encuentran por arriba de su nivel prepandemia, siendo Tabasco, Chiapas y Jalisco los estados con mayor grado de recuperación o avance, y Campeche, Colima y Veracruz aquellos con el peor desempeño.
La recuperación en cada estado es diferenciada y, aún así, una mejor recuperación y mayor crecimiento no se traducen de manera automática en mayor bienestar. Así, destaca el caso de Tabasco, el cual mantiene el mejor desempeño en su recuperación económica postpandemia y es el quinto estado con la tasa de crecimiento anual más alta (7.7%) al 3T2022. Sin embargo, se encuentra entre los 10 estados con mayor informalidad y pobreza laboral, y menor progreso social.
Por esto, a tres años del inicio de la pandemia COVID-19, vale la pena analizar los datos más allá del PIB, y observar que, si bien el crecimiento económico es necesario para mejorar la calidad de vida de la población, este no se traduce de manera automática en mayor bienestar. Por lo que vale la pena preguntarse ¿cómo vamos en informalidad, pobreza laboral y progreso social?
Un trabajo informal carece de seguridad social y acceso a servicios de salud públicos, entre otros servicios, de manera que esta situación resulta apremiante, especialmente en el contexto de la pandemia. El semáforo de informalidad se encuentra en amarillo ya que 51.2% de los trabajadores no agropecuarios tiene un empleo informal.
Al inicio de la pandemia, en el segundo y tercer trimestre de 2020, se registraron disminuciones pronunciadas en el porcentaje de informalidad. Al tercer trimestre de 2020, la tasa de informalidad laboral no agropecuaria se ubicó en 49.2%, 2.8 puntos porcentuales menos en comparación con el mismo periodo de 2019. Esta disminución se debe a la gran pérdida de empleos, en la gran mayoría informales, debido a la paralización de la actividad económica por el confinamiento.
Aun cuando la mayoría de los trabajadores no agropecuarios se encuentran en la informalidad, la situación resulta aún más apremiante para las mujeres, ya que 54.3% de las mujeres se encuentran en la informalidad, mientras que el porcentaje de hombres es de 48.8%.
La informalidad paga menores salarios: por cada 100 pesos que paga un empleo formal, uno informal paga 54 pesos, y esta brecha es más grande para las mujeres; por cada 100 pesos que recibe un hombre en un empleo formal, una mujer recibe 43 pesos en uno informal.
A tres años de la pandemia no se observan políticas encaminadas a la disminución de la informalidad, especialmente para la incorporación de las mujeres al mercado laboral formal. Esto resulta apremiante, más aún cuando la crisis sanitaria demostró la importancia de que toda la población tenga acceso a servicios de salud públicos, de seguridad social y prestaciones labores ante cualquier eventualidad por la parálisis de la actividad económica.
Debido a que la informalidad está asociada con menores ingresos, la población con empleos informales tiene mayor probabilidad de estar en pobreza laboral. Es decir, en una situación en la cual el ingreso laboral de un hogar no es suficiente para que todos los miembros puedan acceder a la canasta alimentaria básica.
En México, 40.1% de la población se encuentra en pobreza laboral. A raíz de la pandemia se observó un aumento de casi 10 puntos porcentuales en el porcentaje de la población en pobreza laboral entre el primer y tercer trimestre de 2020, cuando pasó de 34.8% a 44.1% ¡la pobreza laboral en el tercer trimestre de 2020 ha sido la más alta desde que se tiene registro! El nivel de pobreza laboral actual es mayor al observado previo a la pandemia, el cual fue de 38.9% en el 4T2019.
Si bien la situación nacional es preocupante, cuando analizamos los datos a nivel estatal, se observan diferencias regionales muy pronunciadas. Como se puede apreciar en la siguiente gráfica, 13 estados mantienen su semáforo en rojo, siendo Chiapas (69.6%), Guerrero (68.2%) y Oaxaca (62.5%) aquellos con el peor desempeño. Solo 10 estados presentan un semáforo en verde, y entre los que mantienen un mejor desempeño se encuentran Baja California Sur (15.6%), Baja California (21.1%) y Chihuahua (24.2%).
Así como el porcentaje de mujeres en la informalidad es mayor en comparación con los hombres, también se observan más mujeres en pobreza laboral. Por cada 100 hombres en pobreza laboral, hay 110 mujeres en esta situación. Si bien, la diferencia entre los estados en pobreza laboral es alarmante, que haya menor pobreza laboral en un estado no implica que tenga una menor brecha por sexo. Mientras Baja California Sur y Baja California se posicionan como los estados con menor porcentaje de pobreza laboral, también presentan la mayor brecha por sexo a nivel nacional: 124 mujeres y 119 mujeres en pobreza laboral por cada 100 hombres, respectivamente.
¿Cómo vamos en Progreso Social?
El Índice de Progreso Social (IPS) es “una sólida medición del desempeño social en los estados del país y es independiente de factores que miden ingreso o gasto.” El Índice se calcula a partir de un rango de indicadores sociales y ambientales, los cuales fueron procesados por México, ¿cómo vamos?, que capturan tres dimensiones del progreso social: Necesidades Humanas Básicas, Fundamentos del Bienestar y Oportunidades. El IPS toma valores entre 0 y 100, donde 0 es el menor progreso social y 100 el máximo progreso social posible.
El puntaje alcanzado en 2021 fue de 63 puntos, apenas superando por 0.1 puntos el puntaje más bajo (62.9 puntos) registrado en 2015, entonces observamos ¡6 años de retraso en el progreso social! Esta caída no fue un evento aislado, pero sí más marcado por la pandemia, ya que desde 2018 se registraron disminuciones en el progreso social. Entre 2018 y 2019, 16 estados presentaron disminuciones en su IPS; entre 2019 y 2020, cayó el puntaje para 24 estados; y nuevamente se observó una caída en igual magnitud para 2021 (24 estados disminuyeron en su progreso social).
Aunque ya se observaban rezagos en componentes como Nutrición y cuidados médicos básicos, mortalidad por diabetes, entre otras, estos se vieron más afectados con llegada de la pandemia. En 2021, dos de las tres dimensiones de progreso social sufrieron disminuciones. La primera, Necesidades Humanas Básicas, registró una caída de 3.9 puntos respecto al año previo, especialmente por el componente de Nutrición y cuidados médicos. El cual registró una pérdida de 18.7 puntos, cuya caída está relacionada con la segunda ola de la pandemia en México.
La segunda, Oportunidades, mostró una disminución de 0.7 puntos. Esta dimensión, a pesar de tener el puntaje más bajo desde que se tiene registro en comparación con las demás dimensiones, presentaba un crecimiento constante desde 2015. Por tanto, resulta preocupante que en 2021 presentó por primera vez una caída anual en su puntaje.
Fundamentos de Bienestar mostró un avance de 1.2 puntos respecto al año previo, pero este aumento apenas es de un tercio de la caída que registró en 2020 (-3.6 puntos). Aun así, se observan avances en componentes como Paridad de género en educación secundaria, Usuarios de telefonía móvil y Hogares con conexión a internet. No obstante, resulta preocupante el aumento que hubo en la Tasa de agresión a periodistas; en 2020 la tasa fue de 0.02 y para 2021 alcanzó 0.95, ¡por lo que en un año la tasa de agresión a periodistas aumentó 46.5 veces!
Los impactos de la pandemia son de largo plazo, afectando especialmente a la educación. En 2021 se registraron disminuciones en el puntaje en Acceso a conocimientos básicos (-2.3 puntos); Matriculación en educación preescolar (-2.25 puntos), primaria (-1.0 puntos) y secundaria (-0.8 puntos).
Así que ¿cómo vamos a tres años del COVID-19? La economía ha recuperado los niveles prepandemia, aunque todavía no alcanza el pico del 3T2018 y la meta de crecimiento. La recuperación en los estados es muy desigual, siendo los estados del sureste aquellos con peor desempeño económico y menor bienestar. Aún estamos lejos de mejorar los costos sociales que la pandemia acentuó: la mayoría de los trabajadores no agropecuarios se encuentran en la informalidad; hay 51.6 millones de personas en pobreza laboral; un estancamiento de seis años en el progreso social; y un rezago educativo alarmante. A tres años de la pandemia, México ha recuperado su actividad económica, pero todavía queda mucho por hacer para aumentar el bienestar social en el país. EP
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