Ciudad presente: la ciudad de las niñas y niños

Este ensayo, escrito por Juan Diego Romo Chávez, obtuvo mención honorífica en el concurso “D-escribir la ciudad” organizado por CoRe Ciudades Vivibles y Amables, A. C.

Texto de 12/09/24

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Este ensayo, escrito por Juan Diego Romo Chávez, obtuvo mención honorífica en el concurso “D-escribir la ciudad” organizado por CoRe Ciudades Vivibles y Amables, A. C.

Tiempo de lectura: 8 minutos

Históricamente podemos observar que las infancias siempre se han encontrado segregadas en la estructura de la sociedad, pues se suele ver a la niñez como una propiedad de sus progenitores. Muchos son los organismos e instituciones que se han pronunciado en contra del “edadismo” contra las personas de la tercera edad, pero no sucede lo mismo con el edadismo que se produce contra las niñas, niños y adolescentes, sin dejar de mencionar el aumento de discriminación si estas y estos pertenecen a población afromexicana, a una comunidad originaria o a la comunidad queer.

“[…] las infancias siempre se han encontrado segregadas en la estructura de la sociedad…”

Si vemos los Presupuestos de Egresos de México, podemos encontrar que no solo se destina un porcentaje económico que no coincide con el porcentaje de la población menor de 18 años, sino que, desde 2015 a la fecha, este mismo se redujo un 5 %. Podemos encontrar una respuesta clave para este hecho: las infancias no tienen un peso electoral.

Nunca debemos de entender a las infancias y adolescencias como un grupo homogéneo. Cada niñez es única y distinta; ahí presenta los primeros rasgos de lo que será su personalidad adulta, además de encontrarse en los días más vitales del desarrollo humano.

En México, la lucha por los derechos de las mujeres y los derechos de las infancias se encuentran relacionados. Desde la fundación del Consejo Nacional de Población en 1974 se abrió camino para el comienzo del orden demográfico para la nación. El Consejo nació como resultado de la búsqueda de los movimientos por los derechos reproductivos femeninos mexicanos en el siglo XX: por acceder a un mejor control natal y a una sexualidad sin culpabilidad.

Con el presente texto propongo un nuevo modelo de ciudad que se centre en la premisa de “todxs estamos bien si las niñas y niños se encuentran bien”. Formulo la propuesta de la inclusión de la niñez y las juventudes en la gobernación y en la participación ciudadana y, sobre todo, busco que las infancias y adolescencias recuperen el espacio y participación social que tanto tiempo les fue relegado.

Propongo además la formulación de espacios públicos accesibles para las infancias con la hipótesis de que “un entorno seguro no solo es en el que no haya violencia, sino en el que se promueve el buen trato,” en concordancia con las políticas locales para llegar a la formulación de la verdadera “Ciudad de las niñas y niños”.

Agradezco a todas las personas que se han enfocado en crear del mundo un mejor lugar para las infancias, en el que cada niña y niño pueda ser feliz, y en la formulación de lo que podemos denominar “el mejor lugar para vivir”.

Los datos

Comencemos con algunos datos básicos para entender la importancia demográfica de las infancias y adolescencias en los países en vías de desarrollo como México, así como el presupuesto que se asigna a estas.

En 2024, el presupuesto asignado a la población menor de 18 años fue de 979.2 mil millones de pesos, lo que significa el 10.8 % de todo el presupuesto de egresos general. En comparativa, el presupuesto de 2023 otorgó al mismo grupo demográfico el 10.84 %. Se puede observar que los presupuestos de los últimos años han sido considerablemente inferiores al presupuesto del año 2015, que representaba el 15.04 % del total.

Figura 1: PIB, presupuesto total y presupuesto destinado a la niñez. Fuente: derechosinfancia.org.mx

Del total asignado podemos observar que en 2024 se incrementó el presupuesto para los programas “Educación física de excelencia”, “Becas de educación básica para el bienestar Benito Juárez”, el FAM para la asistencia social y los servicios de estancias de bienestar y de desarrollo infantil. En contraparte, se registraron decrementos de hasta el 100 % en comparación con el año anterior en el fortalecimiento de la atención médica, la educación indígena y la atención de la salud y medicamentos gratuitos a la población sin seguridad social laboral.

Figura 2: Decremento en la asignación de presupuesto en 2024 para niñas, niños y adolescentes. Fuente: derechosinfancia.org.mx
Figura 3: Incremento en la asignación de presupuesto en 2024 para niñas, niños y adolescentes. Fuente: derechosinfancia.org.mx

De acuerdo a las Proyecciones de la población de México y sus entidades federativas, 2016-2050 de la Secretaría General del Consejo Nacional de Población, en 2021 el 30.6 % del total de la población mexicana son niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años, es decir, 39 millones 487 mil 932 personas se ubican en este grupo demográfico. Con estas mismas proyecciones observamos que la mayor población de niñas, niños y adolescentes se ubican en las entidades federativas de menores ingresos, siendo Chiapas la que lidera el sector con 25.8 % del total de su población; en cambio, en la Ciudad de México, la última del ranking, representan apenas el 13.9 % de su población total.

Figura 4: Pirámide poblacional de México. Fuente: inegi.org.mx

Para las poblaciones históricamente discriminadas encontramos el siguiente escenario: según el INEGI, 427 mil niñas, niños y adolescentes se autoadscriben como afromexicanos, mientras que la niñez indígena cuenta con 4.6 millones de personas, lo que representa el 37.9 % de la población total indígena del país.

Las condiciones que se mencionan anteriormente son causales de discriminación en la sociedad mexicana, así como agravantes al ser población que vive en pobreza en México. Es increíble pensar en la lucha que se tiene que soportar si además de las condiciones anteriores se tratara de una persona del género femenino, característica que recrudece aún más la pobreza.

Los hechos

Es posible observar ejemplos de la participación ciudadana de las niñas, niños y adolescentes en las políticas públicas y en el planeamiento urbano sobre todo en países desarrollados, como España, donde la UNICEF promueve un programa llamado “Ciudades Amigas de la Infancia”, en el que participan 277 gobiernos locales, lo que implica a 4 de cada 10 niños españoles.

En México existe la Red Mexicana de Ciudades Amigas de la Niñez, con unos resultados no tan tangibles y en la que participan 333 municipios, de los cuales 138 son miembros permanentes —lo que significa que para su adhesión se necesitó la aprobación de la petición por parte del cabildo— y 195 temporales, adheridos por los alcaldes y alcaldesas como logro de sus gobiernos.

Cada tres años —en año de elecciones de diputadas y diputados federales en México—, el Instituto Nacional Electoral realiza entre la población menor de 18 años la “Consulta Infantil y Juvenil”, una actividad que busca promover la participación de este sector demográfico para que los entes de gobierno escuchen sus ideas y necesidades. Aunque exista este ejercicio, sin embargo, no parece que realmente las opiniones sean vinculantes y, aunque se desarrollan proyectos de acuerdo a esta consulta, la mayoría son cancelados por las instituciones que deberían ejecutarlos.

Un ejercicio sin precedentes se encuentra en la consulta ciudadana de 2021 sobre el pacto federal en Jalisco, en el que niñas y niños desde los siete años de edad pudieron participar junto con el electorado mayor de edad. La participación de la infancia y juventudes representó 61,138 opiniones, mayormente influenciadas por familiares simpatizantes del partido en el gobierno; es decir, aunque se promovió la participación, la consulta en su objetivo no tuvo grandes alteraciones.

Municipios con ingresos medio-altos y altos son en los que podemos encontrar una mayor participación ciudadana de la niñez y adolescencia. En Zapopan y Guadalajara la opinión de estos es fundamental en la construcción de obras y espacios públicos, donde la política local se orienta a la protección de los menores y su participación. También se integra un denominado “Cabildo infantil”, en el que las niñas y niños participan en intercambios de ideas a favor de espacios escolares dignos, la sana convivencia y la vida saludable.

Los cabildos infantiles buscan garantizar el derecho a la expresión de la población de educación básica y media superior, en el que se ponderan los derechos de las niñas y niños para el conocimiento de sus necesidades, lo que los lleva al ejercicio democrático en su entorno.

En España, las Ciudades Amigas de la Infancia se guían a partir de la Convención sobre los Derechos de los Niños de la ONU, donde se expone que el derecho a la participación de las niñas, niños y adolescentes es uno de sus principios rectores. Este documento busca que las infancias y juventudes se tengan en cuenta desde el ámbito local, autonómico y estatal, y que estos mismos puedan opinar sobre los asuntos que les afectan y mantengan espacios de locución con la administración pública.

“¿cómo se busca la participación de las niñas, niños y adolescentes?”

Pero, ¿cómo se busca la participación de las niñas, niños y adolescentes? La niñez y la juventud pueden participar en asociaciones, actividades de tiempo libre, desde su casa o en la escuela. Se busca que su visión ciudadana se traslade y se tenga en cuenta en las políticas locales y que estos espacios sean exclusivos para la población menor a los 18 años.

Las propuestas

La participación de las niñas, niños y adolescentes en la gobernanza mexicana debe ser una realidad; debemos de establecer procesos que busquen, como en las Ciudades Amigas de la Infancia españolas, el acceso a la expresión de la niñez y la juventud, y la conexión de sus ideas con las administraciones públicas en todos los municipios del país.

Se necesitan crear mecanismos especiales de participación para un país tan diverso como México. Si a los adultos mayores, en los municipios indígenas, les es permitido regirse según sus usos y costumbres, es necesario que las niñas y niños indígenas también puedan expresarse en sus comunidades, en su lengua materna.

Las comunidades que históricamente fueron menospreciadas merecen un lugar y una voz especial en la participación ciudadana infantil. No se pueden construir estos procesos plurales y democráticos si no se toma en cuenta a las niñas y adolescentes, y a la comunidad queer de infantes.

Es necesario comenzar el rediseño urbano de las ciudades con un enfoque en las infancias y juventudes. Crear ciudades donde se pueda jugar, con una calidad de vida alta, donde las niñas y niños se puedan desplazar a sus actividades culturales y deportivas en transportes no contaminantes y colectivos, además de estar seguros sin la necesidad de que estén sus padres presentes.

Las ciudades de las niñas y niños son espacios que combaten la violencia en contra de la niñez, con la encíclica de “no solo la ausencia de violencia”, sino la creación de políticas y de entornos que favorezcan la paz.

Los legislativos federales, estatales y municipales no deben conformarse solo con la creación de cabildos infantiles, sino que deben, además, permitir que las chicas y chicos utilicen los parlantes y micrófonos de los legislativos, que sean consentidos de todas las acciones gubernamentales, no solo de las que se considere que “son parte”.

Las niñas y niños no representan el futuro, representan el presente de los pueblos y de sus comunidades. Es importante que sean prioritarios, así como tener presupuestos acordes al porcentaje de la población que representan.

El pilar clave de la democracia se encuentra en la transparencia. Desde pequeñas y pequeños, los ciudadanos deben de conocer qué sucede en su entorno, cómo se hace y el por qué se hace. Es un derecho humano y de la niñez necesario para poder expresarse.

La colaboración entre las distintas organizaciones civiles, los niveles locales, estatales y federales de los gobiernos, así como entre sus institutos forma el núcleo de la reestructuración del eje niñez-juventud y de la mejora colectiva de este grupo social.

Conclusiones

En la ciudad del presente la participación de las infancias debe de ser vista como una prioridad en la creación y establecimiento de las políticas sociales locales.

Si un grupo ha sido relegado siempre, ese es el actual 30 % de niñas, niños y adolescentes que viven en el país, porque siempre se ha considerado que los ejes fundamentales son la educación y la salud, dejando de lado su intervención a la hora del diseño de políticas por los gobiernos federal, estatales y locales.

Es tiempo de actuar para definir el nuevo enfoque social que las infancias y juventudes deben abarcar; es tiempo de una revolución de conciencias que protagonicen también las niñas, niños y adolescentes. Es momento de cimentar los conductos que las niñas y niños del futuro tendrán gracias a las generaciones del pasado, quienes no pudieron acceder a ellos por ser considerados un tema de segundo plano.

“Las niñas y niños no representan el futuro, representan el presente de los pueblos y de sus comunidades.”

Con modificaciones en la estructura actual, la niñez y juventud que vendrá gozará del pleno goce de toda su representación en el aparato político-social del país. Es tiempo de crear la nueva historia, la nueva manera de hacer las cosas y que el sistema político mexicano conviva en armonía con las niñas, niños y adolescentes. EP

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