El Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, en su proyecto México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo futuros 2024-2030 , presenta la sección Construcción de un sistema económico próspero, equitativo y sostenible, coordinada por Rosa María Ruvalcaba, Francisco Suárez Dávila y Susana Chacón.
Desafios agroalimentarios actuales de México: 2023-2030
El Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi, en su proyecto México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo futuros 2024-2030 , presenta la sección Construcción de un sistema económico próspero, equitativo y sostenible, coordinada por Rosa María Ruvalcaba, Francisco Suárez Dávila y Susana Chacón.
Texto de Cassio Luiselli Fernández 29/01/24
El nivel promedio de ingesta alimentaria y nutricional en México es holgadamente superior a la recomendada por la FAO, que señala un mínimo de 1500 kilocalorías diarias de consumo por persona. Aun así, la subalimentación es alta entre personas en situación de pobreza extrema —alrededor del 30% de las mismas, cerca de dieciséis millones de personas, tal vez un poco más—. El desafío principal está en el otro lado de la ecuación, en la capacidad de demanda y por tanto de consumo y no en la capacidad de producción, en la oferta. Esto es, el problema es de acceso y no de disponibilidad bruta. De hecho, en nuestro país se presenta la paradoja de contar con un gran contingente de población con problemas de exceso de alimentación; sobre todo de grasas y azúcares, lo que ha generado serios problemas de obesidad y diabetes.
El objetivo primordial que aquí postulamos es el de la meta de lograr la completa seguridad alimentaria en el país, y podemos definirla como “una situación en la cual todas las personas gozan, en forma oportuna y permanente, del acceso a los alimentos que necesitan, en calidad y cantidad para su adecuado consumo y utilización nutricional”.
Propuestas
Por el lado de la oferta
Existe un amplio consenso entre especialistas1 en torno a considerar que la “frontera agrícola” de México es de poco más de cerca de 30 millones de hectáreas. Esto es, se trata de una vasta superficie que puede entrar en cultivo sin colisionar con selvas, bosques y otros ecosistemas frágiles que deben absolutamente conservarse.
De esta superficie máxima, se cultivan en la actualidad solamente alrededor de veintidós a veinticuatro millones de hectáreas. Esto es, quedan sin cultivo en general algo así como siete millones de hectáreas; esto se debe a varias razones bien documentadas: la necesidad de poner tierras en descansó, tierras en disputa y tierras abandonadas por sus dueños, sean ejidatarios, comuneros o privados debido a su escasa fertilidad, o difíciles condiciones orográficas. Una propuesta básica sería la de incrementar gradual, pero sostenidamente, las superficies bajo cultivo en el país, y disminuir así un porcentaje elevado de importaciones. En otras palabras, ir ocupando plenamente la frontera agrícola del país. No es este reducido espacio el ámbito para detallar cuáles regiones y zonas, pero en general podemos mencionar que en ambas planicies costeras existe abundante tierra que puede cultivarse, así como en vastas regiones del Sur-Sureste del país. Se trata de una superficie importante, de alrededor de siete millones de hectáreas. Hay que señalar que de ningún modo se procura una situación de autarquía, que sería muy onerosa e ineficiente.
El comercio exterior agroalimentario es un complemento importante a la oferta interna nacional. México, es cierto, tiene ya un holgado y favorable saldo superavitario en materia agrícola y agroindustrial. Conviene recordar que somos el primer productor mundial de aguacate y zarzamora y primer exportador mundial de aguacate, cerveza, tequila, mezcal, mango, espárragos y galletas dulces. Segundo productor mundial de chiles, limones y frambuesas, nueces y otros “berries” y estamos entre los diez primeros productores de limón. Tercer productor de mango, guayaba, cártamo y espárragos. Tercer exportador mundial de pimientos, pepino, cebolla y jugo de naranja. En síntesis, México es el séptimo exportador agroalimentario en su conjunto y el número once productores agropecuarios y alimentos. En materia de pesca y acuacultura, estamos aún bien por debajo de nuestro potencial, somos el 17º productor pesquero y acuícola. Es posible aumentar nuestra participación en los mercados globales y para ello se propone una robusta política de fomento productivo con visión sistémica. Esto es, todos los eslabones de la cadena agroalimentaria deben ser considerados, sin excepción.
El incremento que aquí se propone, de aumentar la superficie bajo cultivo, implica también el abastecimiento de las misma con riego (ahí donde sea posible extender las redes de irrigación), semillas, fertilizante, agroquímicos y crédito. No existe mejor detonante productivo que el fertilizante. Se propone aquí impulsar sustancialmente la producción nacional de fertilizante, toda vez, que vía PEMEX se puede producir de manera más que abundante.
En el pasado reciente existía una empresa estatal productora de fertilizante, Fertimex, desafortunadamente la corrupción virtualmente acabó con ella. Tómese en cuenta que, adicionalmente, se lograría con esto elevar los rendimientos por unidad de superficie (hectáreas), de capital y de trabajo invertido. Esta estrategia va necesariamente de la mano con incrementar el nivel de empleo y consumo rural. Es una estrategia de “producción-consumo” con un impacto positivo en el empleo y la alimentación.
El tema de las semillas es también esencial. Se trata de proveer a los productores campesinos de semillas de calidad y en forma suficiente. Se trata de semillas mejoradas y tratadas, seleccionadas por un complejo proceso de “prueba y error”, también aquí se da el polémico tema de las semillas transgénicas. Sostenemos que, sin necesidad de transgénicas, México puede elevar sus rendimientos con semillas mejoradas en forma convencional. Pero para eso se requiere de una instancia, de una autoridad en la materia, capaz de seleccionar, probar y liberar al mercado las semillas. Aquí se propone el establecimiento de un sistema de producción y selección de semillas. Hasta el pasado existía la PRONASE (Productora Nacional de Semillas). Su abandono tuvo consecuencias muy lamentables, muchas variedades de maíz dejaron de estar disponibles, en especial las variedades de híbridos y se redujo drásticamente la investigación y el mejoramiento genético. Recientemente, se ha tratado de relanzarla, pero como empresa privada. Aquí se propone refundar la empresa pública (o incluso de participación público-privada) abocada a la experimentación, selección, producción y distribución de semillas tratadas o híbridas, no transgénicas. Se le podría denominar, Productora y Distribuidora Nacional de Semillas (PRODENASE).
Todo lo anterior señala la conveniencia de contar con una visión de políticas públicas para el sistema alimentario en su conjunto, pues cada vez más se trata de un complejo entramado no solo agrícola, sino agro industrial, que culmina en los sistemas de abasto y consumo. El sistema alimentario incluye, las tareas de acopio y preparación de tierras para el cultivo; el cultivo y la cosecha propiamente (fase más importante que incluye al abasto de semillas mejoradas o incluso las polémicas de tipo transgénico), la o las diversas transformaciones agroindustriales, incluidos los clústeres de actividad agroindustrial y otras directa o indirectamente vinculadas a las transformaciones; las tareas de transporte, almacenamiento y, donde sea necesario, una “red” de almacenes refrigerados.
Por el lado del consumo
Por otra parte, es importante apoyar los consumos alimentarios de las poblaciones urbanas en situación de pobreza. Fenómeno por lo demás creciente y dramático. A diferencia del campo, donde el campesino cuenta con el refugio productivo de su milpa, en el medio urbano no hay tal cosa. Se requieren subsidios y apoyos alimentarios directos. Se propone hacer llegar el subsidio directamente a la mujer que se encarga de la alimentación en el hogar y muy a menudo trabaja. Los llamados “tortibonos” (vales a redimir en las tortillerías) fueron un ejemplo interesante, pero que puede mejorarse, focalizando aún más a las personas que lo necesitan y reciban.
Otro esquema de apoyo alimentario y nutricional en el medio urbano es el de establecer “comedores populares” en determinadas zonas carenciadas. Esto suele ser eficaz, pero compite con la multitud de expendios callejeros que son populares y proveen de empleo a mucha gente. También se ha intentado, en México y en muchos lugares de países en desarrollo, el proporcionar un vaso de leche al día a niños en situación de pobreza. Es algo encomiable, pero se trata de una solución parcial y nada fácil de implementar. Pero vale la pena intentarlo, previo un estudio riguroso sobre el tema.
La publicidad en los medios masivos en apoyo a esto, es muy eficaz y conveniente: “si la leche es poca, al niño le toca”. En tiempos del programa Sistema Alimentario Mexicano (1980-82) se hizo una campaña muy activa de promoción de la leche materna. Eso debería de seguir pues es común que las madres jóvenes opten por las leches comerciales, llamadas “fórmulas” suministradas por biberones. No hay mejor leche que la materna, que incluye el calostro y es fuente irremplazable de todos los nutrientes y protección. Además, como se decía entonces, es “la única que contiene amor”
Como puede verse, no existe estrategia fácil y totalmente libre de efectos colaterales indeseados. Aun así, es válido y necesario el apoyar la alimentación (nutrición) en zonas de gran pobreza urbana.
En suma, en este breve ensayo orientado a propuestas de acción en política públicas agroalimentarias y de consumo alimentario-nutricional pensamos haber cubierto los principales temas relativos a la visión de un sistema alimentario a potenciar y mejorar. Es una tarea ingente y un gran desafío a las políticas públicas, pero que no puede ni soslayarse ni dejar de lado. Se trata de algo urgente. EP
- Incluido el autor que trabajó en el equipo que definió dicha “frontera agrícola” en los años noventa y, asimismo, participó en la reciente elaboración de la Estrategia Nacional de Ordenamiento Territorial (ENOT) del país. [↩]
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