Reímos mucho el día que Santiago Creel, bañado en lágrimas, con la voz desgarrada y la piel roja como ciruela, sudando, jadeando, sollozando, el cuello estallando por la inflamación de las venas yugular, cervical y facial, se registró como precandidato presidencial del Frente Amplio por México.

Si esa expresión corporal era una muestra magistral de lo que enseña el CEA, si constituía la cumbre de la corriente teatral de Televisa, si su actuación ante los soldados panistas perfeccionaba los mejores días de Guillermo Capetillo, César Yáñez, Ernesto Laguardia y César Évora, apreciar los parlamentos que descargó en alaridos, saborearlos, releerlos, fue igual de delicioso: “¿Cómo se atrevió este desgraciado presidente? No sabía que había hombres y mujeres libres formados en Acción Nacional que no lo vamos a permitir”; “Andrés, aquí comienza tu cuenta regresiva para dejar el poder, para dejarlo para siempre”.

Después de eso añadimos: “Gracias, Santiago”. En medio del pantano de la miserable política nacional, un instante simpático. Y con la sonrisa que da la seguridad, también nos dijimos: “Si su aspiración estaba sepultada por su gris y funesto pasado, esta pieza tragicómica en el teatro blanquiazul lo volvió a sepultar”. El muerto se volvía a morir.

Pero persistió. Estoico ante el ridículo, terco ante la oscura premonición, digno ante la carcajada mordaz, Santiago no estaba ni sepultado ni muerto; solo había sufrido una posesión demoniaca.

Ya más calmado, acaso artificialmente sedado, el otro Creel, el casi septuagenario y aburridísimo político panista que conocemos desde hace más de tres décadas, desarrolló su campaña, abúlica, previsible y, como dice el pueblo sabio: “Más fría que excusado a las 3 de la mañana”.

En la encuesta del bloque opositor a 6 mil personas, los tres finalistas fueron Xóchitl Gálvez con 38.3%, Beatriz Paredes con 26% y Creel con 20.1%. “Está derrotado”, podríamos pensar si nuestro criterio se limita a los porcentajes, en los que la senadora lo dobla. Pero esta vez no reincidamos en la ingenuidad.

En la política mexicana casi nadie muere, hagas lo que hagas (¿No? Siguen activos Bejarano, Bartlett, Rosario Robles). En el lamentable ajedrez político nacional donde se mueven las piezas pero jamás las ideas, hay una sorpresa: hasta ahora, Creel es el único ganador del Frente Amplio. ¿Por qué?

1.- Aunque pensemos que el PAN tiene ventaja sobre el PRI pues compite con dos de tres candidatos, ese “beneficio” lo afecta: los votos al PAN se dividirán en dos frentes, Xóchitl y Santiago, contrario a lo que ocurre con el PRI, donde todas las simpatías por el tricolor abrazarán a Beatriz.

2.- La encuesta realizada hace días se dividió en dos: telefónica y por viviendas. La primera la ganó Xóchitl; la segunda, Beatriz. El resultado de la nueva encuesta no tendría por qué variar: en casas Xóchitl pierde.

3.- El panismo de cepa, retrógrado, rancio a la derecha, atado a la tradición, observa a Xóchitl como un personaje independiente y progre, no como heredera de Gómez Morín. Sus principios coquetean con la izquierda y rehúye públicamente asumirse como panista de ley.

4.- Santiago sí es el PAN tradicional: católico, blanco, orgulloso de sus raíces, su historia y su corazón a la derecha del tórax. Es decir, todo indica que con los ojos azules puestos en el horizonte del 3 de septiembre —día de la nueva encuesta— los jinetes del PAN galoparán para combatir a favor de Creel.

5.- A Xóchitl la elevó a la cima de la popularidad el presidente López Obrador al rechazar su entrada a Palacio Nacional y hablar sin tregua sobre ella, pero de ningún modo era la elegida por el PAN a la presidencia. Y eso al partido lo incomoda. Faltaba más: el tabasqueño todopoderoso ahora dando el dedazo de la oposición.

En conclusión, es probable que Xóchitl gane solo si el PAN no tiene la lupa puesta en la encuesta y advierte que para vencer a MORENA en las elecciones presidenciales requiere de ella, porque Santiago no derrotará a Sheinbaum o Ebrard. Es decir, sería necesario revertir la fragmentación del voto con la declinación de Creel a favor de la hidalguense. ¿Creel estará dispuesto?

Si Creel no declina, el voto panista se fragmentará y tendremos, seguramente, a Beatriz como candidata de la oposición.

El político de los alaridos, las lágrimas y las venas del cuello reventadas tiene al Frente Amplio por México en sus manos. EP

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