Angus Deaton, El gran escape: Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad, Fondo de Cultura Económica, México, 2015. Hasta ahora, la obra de Angus Deaton —uno de los economistas más influyentes en los campos de la economía del desarrollo, el análisis empírico de la demanda del consumidor, la función del consumo y las encuestas […]
La evolución del bienestar
Angus Deaton, El gran escape: Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad, Fondo de Cultura Económica, México, 2015. Hasta ahora, la obra de Angus Deaton —uno de los economistas más influyentes en los campos de la economía del desarrollo, el análisis empírico de la demanda del consumidor, la función del consumo y las encuestas […]
Texto de Rodrigo Garcia-Verdú 23/03/16
Angus Deaton,
El gran escape: Salud, riqueza
y los orígenes de la desigualdad,
Fondo de Cultura Económica,
México, 2015.
Hasta ahora, la obra de Angus Deaton —uno de los economistas más influyentes en los campos de la economía del desarrollo, el análisis empírico de la demanda del consumidor, la función del consumo y las encuestas de presupuesto de hogares— había estado dirigida a los especialistas. Esto ha cambiado a raíz de la reciente publicación de El gran escape: Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad.
Se trata de un libro excepcional, tanto por la claridad de su exposición como por la vastedad del campo que abarca. En él encontramos un análisis del desarrollo económico de la humanidad en los últimos dos siglos y medio (medido a través de varios indicadores de bienestar), así como de las diferencias en dichos indicadores, tanto entre hogares al interior de los distintos países como entre países.
A diferencia de otros libros dirigidos al público en general, El gran escape se enfoca en explicar claramente cómo se construyen los indicadores con los que se mide el bienestar, cuáles son las relaciones entre las distintas variables y cuáles son los límites de las inferencias que pueden hacerse a partir de ellas. Deaton hila finamente la evolución de los distintos indicadores narrando una de las historias más extraordinarias que haya que contar: la evasión por parte de la mayoría de la población de la muerte prematura, la enfermedad, el hambre y la pobreza.
Este libro también cuenta el otro lado de esta historia de éxito, que es el consecuente —y hasta cierto punto inevitable— aumento de la desigualdad. Deaton nos recuerda que cierto grado de desigualdad es necesario para generar incentivos al esfuerzo. A la vez, el autor alerta sin ambages sobre los riesgos que se corren si aquellas personas que han logrado escapar impiden que otros lo hagan, por lo común ejerciendo una influencia desproporcionada en el sistema político, de forma que la redistribución de recursos les favorezca.
El gran escape es también una obra de erudición. Abarca en un solo volumen temas tan diversos como las diferencias en los patrones de tabaquismo entre hombres y mujeres y entre los países miembros de la ocde, así como sus tendencias; los orígenes de la cooperación y el nivel de desigualdad entre los grupos de cazadores-recolectores; el desarrollo de la teoría germinal de las enfermedades; la compensación de los directores generales de las empresas (CEO, por sus siglas en inglés) y su justificación; la economía política de la determinación de la línea de pobreza de Estados Unidos; las desastrosas políticas del Gran Salto Adelante de Mao Zedong, y la efectividad de la ayuda exterior o asistencia para el desarrollo, entre otros asuntos. Todos estos temas tan diversos se conectan entre sí a través del hilo conductor de la medición del bienestar.
En comparación con libros similares de este campo floreciente, que tratan de proporcionar un panorama general del desarrollo económico y la evolución de los niveles de vida, El gran escape abarca la transformación del bienestar a través del tiempo tanto en las economías en desarrollo como en las desarrolladas, así como las diferencias entre estos dos grupos de países. A pesar de su amplitud, la obra no pretende presentar una teoría global que explique las tendencias de los distintos indicadores, ya sea en el tiempo o entre países. En lugar de eso, se enfoca en establecer firmemente los hechos.
El autor incluso relaciona alguna de estas tendencias agregadas a la historia de su propia familia, relatando las diferencias de oportunidades entre las generaciones de sus abuelos y padres y la suya, y cómo algunos miembros de la familia, como su padre, aprovechando esas oportunidades, lograron unirse a El gran escape (no de la muerte temprana o la malnutrición, de las que la mayoría de la gente en sus respectivas cohortes en Escocia ya habían escapado, sino de los bajos niveles de educación e ingresos). Relata también el aumento de la desigualdad intrafamiliar que siguió.
El libro ayuda a dilucidar la siguiente aparente paradoja: una parte considerable del mundo en desarrollo ha experimentado avances significativos en la mayoría de las dimensiones del bienestar en el último medio siglo, aunque en las cuatro décadas más recientes el nivel de ingreso real per cápita del hogar estadounidense promedio ha experimentado un estancamiento. En particular, la obra ayuda a conciliar las tendencias confusas y aparentemente contradictorias que indican que mientras el mundo en su conjunto está cada vez mejor, la cohorte actual de jóvenes en Estados Unidos enfrenta la perspectiva de no poder aspirar al mismo nivel de ingreso real per cápita que sus padres.
Deaton evita la mayoría de los debates intelectuales sobre economía y, como dije, se enfoca en establecer los hechos de una manera exhaustiva. Como tal, su trabajo es factual más que dogmático, a excepción de los dos últimos capítulos. El sexto, en particular, critica severamente los estudios que tratan de identificar los factores comunes entre las economías de mayor crecimiento, como el informe de la influyente Comisión para el Crecimiento del Banco Mundial y el libro El club de la miseria: Qué falla en los países más pobres del mundo, de Paul Collier (curiosamente, la crítica no impidió que Collier recomendara el libro de Deaton, ni que los editores incluyeran su recomendación en la contraportada del libro).
En mi opinión, la crítica de este tipo de estudios es injustificada. ¿Qué acaso no fue la observación cuidadosa de John Snow de las fuentes donde obtenían su agua las personas que enfermaban de cólera lo que lo llevó al notable descubrimiento de que la enfermedad se transmitía a través de ese líquido?2 Después de todo, este es básicamente el método deductivo utilizado por los estudios antes mencionados, así como por otros libros, incluyendo el reciente Por qué fracasan los países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza, de Daron Acemoglu y James A. Robinson.
Deaton es particularmente pesimista en lo que se refiere al impacto de la ayuda exterior o asistencia en el desarrollo. En su opinión, no es solo que la ayuda no tenga un impacto positivo en el desarrollo: de hecho, lo obstaculiza. Plantea que el principal efecto negativo de la asistencia al desarrollo es que debilita o elimina la rendición de cuentas de los gobiernos a sus ciudadanos. En su opinión, las únicas excepciones parecen ser ciertos programas de salud a los que denomina “verticales”, como los de vacunación. En contraste con el material que se presenta en el resto del libro, este es un punto de vista personal más que un hecho, ya que prácticamente no proporciona ninguna evidencia para respaldarla.
Del mismo modo, me parece que la obra ofrece una visión excesivamente negativa sobre la utilidad de las pruebas controladas aleatorizadas (randomized controlled trials o RCT, por sus siglas en inglés) en la evaluación del impacto de los programas destinados a aliviar la pobreza. En particular, considera el problema de validez externa (los resultados de una evaluación no necesariamente pueden trasladarse a otros programas o contextos) como una limitación tan severa que los reduce a poco más que estudios de caso. No está claro si esta es razón suficiente para descontinuar esas pruebas. ¿Con qué se supone que el lector debe comparar las intervenciones que se están evaluando actualmente mediante RCT? ¿Con ninguna en absoluto o con otras evaluaciones que usan métodos no experimentales? Una vez más, no queda claro qué alternativa —si la hay— propone Deaton.
El libro fue escrito con un público amplio en mente, y varios temas que parecen extensiones naturales no están incluidos. Por ejemplo, hay una rama de la literatura que se originó a partir del propio trabajo de Deaton y Muellbauer (1980) sobre la estimación de las funciones de demanda de datos de consumo de los hogares (el Sistema Casi Ideal de Demanda, AIDS, por sus siglas en inglés). Dicha aplicación del modelo aids intenta reconciliar los cambios en los patrones de gasto de los hogares con los cambios en el ingreso real medidos por el índice de precios al consumidor.3
Doy otro ejemplo: el libro no menciona la literatura que ha tratado de imputar un valor monetario a los aumentos en la esperanza de vida al nacer,4 o trabajos recientes que han tratado de inferir el crecimiento del ingreso real utilizando microdatos sobre la posesión de activos por parte de los hogares (por ejemplo, viviendas, terrenos, bienes durables, ganado, etcétera) y analizando su relación con el nivel de escolaridad y el estado de salud.5 No se hace referencia a ninguna de estas literaturas en la obra de Deaton, ni siquiera en las notas. No está claro si ello se debe a que el autor considera que es algo demasiado tangencial o técnico, o si cree que eso disuadiría la aplicación de los métodos, o si es simplemente por limitaciones de espacio.
En general, recomiendo con entusiasmo este gran libro a cualquier persona interesada en el desarrollo económico, los indicadores de bienestar y su medición. Hay tanta riqueza en él que todo el mundo encontrará algo nuevo que aprender.
1 Las opiniones contenidas en esta reseña son responsabilidad exclusiva del autor y no deben ser atribuidas a ninguna otra persona o institución.
2 Dicho sea de paso, el libro no contiene ninguna referencia a Ignaz Semmelweis, a quien muchos consideran como uno de los autores clave en el desarrollo de la teoría germinal de las enfermedades. En lugar de ello, se atribuye todo el crédito a Snow, Koch, Lister y Pasteur.
3 Ver, por ejemplo, los trabajos de Dora L. Costa, “Estimating Real Income in the United States from 1888 to 1994: Correcting CPI Bias Using Engel Curves”, en Journal of Political Economy, vol. 109, núm. 6, 2001, pp. 1288–1310; Bruce W. Hamilton, “Using Engel’s Law to Estimate CPI Bias”, en American Economic Review, vol. 91, núm. 3, junio de 2001, pp. 619-630.
4 Ver, por ejemplo, los trabajos de Gary S. Becker, Tomas J. Philipson y Rodrigo R. Soares, “The Quantity and Quality of Life and the Evolution of World Inequality”, en The American Economic Review, vol. 95, núm. 1, marzo de 2005, pp. 277-291; Robert E. Hall y Charles I. Jones, “The Value of Life and the Rise in Health Spending”, The Quarterly Journal of Economics, vol. 122, núm. 1, 2007, pp. 39-72.
5 Alwyn Young, “The African Growth Miracle”, en Journal of Political Economy, vol. 120, núm. 4, 2012, pp. 696-739.
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Rodrigo Garcia-Verdú es licenciado en Economía por el ITAM y doctor en Economía por la Universidad de Chicago. Actualmente trabaja como economista principal en el Fondo Monetario Internacional.
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