“No sé si puedo cambiar el mundo. / Todavía. / Porque no sé mucho sobre eso.”
Hiroshima
“No sé si puedo cambiar el mundo. / Todavía. / Porque no sé mucho sobre eso.”
Texto de Sarah Kay, Julieta García González & Jorge García González 07/09/20
I.
Cuando bombardearon Hiroshima, la explosión formó una mini
supernova, así cada animal vivo, humano o planta que recibió
el contacto directo de los rayos de ese sol instantáneamente se volvió cenizas.
Lo que quedaba de la ciudad pronto los siguió.
El daño duradero de la radiación nuclear
causó que toda una ciudad y su población se volvieran polvo.
II.
Dice mamá que, cuando yo nací, repasé toda la habitación del hospital
con una mirada que decía, ¿Esto? He pasado por esto antes.
Dice que tengo ojos viejos. Cuando mi abuelo Genji murió
yo sólo tenía cinco años, pero tomé a mami de la mano
y le dije: No te preocupes, volverá convertido en bebé.
Y, sin embargo, para alguien que aparentemente ya ha pasado por esto,
aún no he desentrañado nada.
Mis rodillas todavía se doblan cada que subo al escenario.
Mi confianza en mí misma puede medirse en cucharaditas,
mezcladas en mi poesía, y aun así siempre tiene un sabor raro en mi boca.
Pero en Hiroshima, algunas personas fueron completamente destruidas
dejando sólo un reloj de pulsera, una página de diario.
Así que no importa que tenga inhibiciones para llenar todos mis bolsillos,
sigo intentándolo, con la esperanza de algún día escribir el poema del que puedo estar
tan orgullosa como para dejarlo en la vitrina de un museo como la única prueba de mi existencia.
III.
Mis padres me llamaron Sarah, un nombre bíblico.
En la historia original, Dios le dijo a Sarah que podía hacer algo
imposible y ella se rio. Porque la primera Sarah…
No, no sabía qué hacer con lo Imposible.
¿Y yo? Bueno, yo tampoco. Pero veo lo imposible todos los días.
Imposible es tratar de conectar en este mundo; tratar de
aferrarse a los otros mientras las cosas explotan a tu alrededor; saber
que mientras hablas, ellos no sólo esperan
su turno para hablar. Te escuchan.
Sienten exactamente lo que tú sientes, al mismo tiempo que tú lo sientes.
Por eso batallo cada vez que abro la boca:
por esa imposible conexión.
IV.
Hay un trozo de muro en Hiroshima que fue completamente carbonizado por la
radiación. Pero en el peldaño de la entrada, una persona sentada ahí
bloqueó el golpe de los rayos en la piedra. Lo único que queda ahora es una sombra permanente de luz positiva.
Después de la bomba, los especialistas dijeron que pasarían setenta y cinco años para que
en el suelo dañado por la radiación de Hiroshima creciera algo.
Pero esa misma primavera había nuevos retoños brotando de la tierra.
Al encontrarme contigo, en ese momento,
no soy ya parte de tu futuro.
Rápidamente empiezo a convertirme en parte de tu pasado.
Pero en ese instante, puedo compartir una parte de tu presente.
Y tú puedes compartir una parte del mío.
Y ese es el más grande presente de todos.
Así que si me dices que puedo hacer lo imposible, es probable que me ría de ti.
No sé si puedo cambiar el mundo. Todavía.
Porque no sé mucho sobre eso.
Y no sé mucho sobre la reencarnación, tampoco,
pero si me haces reír con ganas,
olvido a veces en qué siglo vivo.
Esta no es mi primera vez aquí. Esta no es mi última vez aquí.
Estas no son las últimas palabras que compartiré. Pero por si acaso,
estoy esforzándome para hacerlo bien en esta ocasión. EP
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