Como cada entrega de los Óscar, es inevitable armar las quinielas y apostar. La partida es mañosa, por supuesto, porque no siempre ganan las mejores y no siempre pierden las peores, sino que los más de ocho mil votantes y sus múltiples intereses —políticos, estéticos, discursivos, lo que gusten— terminan volteando la balanza de forma […]
Exclusivo en línea: #Oscars2019 Las buenas, las malas y las que ganarán la estatuilla
Como cada entrega de los Óscar, es inevitable armar las quinielas y apostar. La partida es mañosa, por supuesto, porque no siempre ganan las mejores y no siempre pierden las peores, sino que los más de ocho mil votantes y sus múltiples intereses —políticos, estéticos, discursivos, lo que gusten— terminan volteando la balanza de forma […]
Texto de Luis Reséndiz 21/02/19
Como cada entrega de los Óscar, es inevitable armar las quinielas y apostar. La partida es mañosa, por supuesto, porque no siempre ganan las mejores y no siempre pierden las peores, sino que los más de ocho mil votantes y sus múltiples intereses —políticos, estéticos, discursivos, lo que gusten— terminan volteando la balanza de forma inevitable. No importa, a final de cuentas: este es un juego que todos jugamos, y vale la pena armarse una terna de ganadores nomás para entrarle al gambito del domingo por la noche.
Mejor cinematografía
Las nominadas: Una bella película en blanco y negro acerca de las vicisitudes de vivir en un país autoritario de la segunda mitad del siglo XX, Cold War tiene una hermosa fotografía que, además, cuenta con cierta virtud minimalista —y, al mismo tiempo, plagada de información— que hace que se imponga verla en cine. Roma —disponible en Netflix— es una muestra de satisfactorio barroquismo derrochado, con tracking shots amplísimos y grácilmente coreografiados y un uso de la luz que resulta de verdad apabullante. The Favourite es la primera colaboración entre Robbie Ryan y Yorgos Lanthimos —quien suele trabajar con Thimios Bakatakis, genial fotógrafo—, y resultó fructífera, con un uso abundante de gran angular que, al parecer, está inspirado en los espejos convexos de las pinturas del siglo 17 y 18. Por último, A Star is Born tiene una foto y un manejo de cámaras interesantes que la alejan de la norma y que resultan muy agradables de ver —solo hay que revisar la escena donde se canta ‘Shallow’ por primera vez—. No obstante, mi juicio está ligeramente sesgado: no hay forma humana posible de ver Never Look Away en México, hasta donde sé.
La que yo quisiera que gane: The Favourite, sin mayor problema, aunque Roma y Cold War tampoco desmerecen.
La que va a ganar: Es casi inevitable que Alfonso Cuarón se vuelva el primer director en ganar un Óscar de fotografía.
Mejor película animada
Las nominadas: Los Increíbles 2 está hecha a mano, es divertida, ágil y también la segunda decepción que entrega el gran Brad Bird (Mission: Impossible — Ghost Protocol, Los Increíbles, El gigante de hierro). Isle of Dogs, de Wes Anderson, es una delicada pieza de orfebrería cinematográfica —y una confirmación más de la destreza técnica y la infinita imaginación de su director—. Mirai es la más reciente —emocional, entrañable— película de Estudio Chizu, una productora japonesa de animación a la que vale la pena seguir. Ralph Breaks The Internet es, como Los Increíbles 2, una secuela solvente de una película excelente, técnicamente muy lograda pero con trama y arco y estructura quizá un poquito demasiado cómodos. Finalmente, Spider-Man: Into The Spider-Verse es una de las mejores películas de animación que haya lanzado un gran estudio en décadas.
La que yo quisiera que gane: Spider-Man: Into The Spider-Verse o, ya de perdida, Isle of Dogs.
La que probablemente vaya a ganar: Si tengo suerte y la Academia anda aventada, Spider-Man: Into the Spider-Verse. Si no, bueno, será Los Increíbles 2.
Mejor película extranjera
Las nominadas: Capernaum es una problemática película sobre un niño, refugiado sirio, que demanda a sus padres por haberlo concebido en la pobreza. Suena mal, cuando se le ve es peor. Cold War es la otra gran película de época en blanco y negro con tomas largas del año: un elusivo relato de amor, en la vena de la trilogía Before de Linklater, en medio de una Guerra Fría que pocas veces ha sido retratada con tanta delicadeza. Hay que ver el shot de la huída a Berlín o el del cántico a Stalin para apreciar esa recreación en todo su esplendor. Roma, bueno, es Roma, y Shoplifters es probablemente una obra maestra que se nos pasó a todos de noche y ahora es demasiado tarde para remediarlo. Ojalá los cineastas japoneses tuvieran mejor distribución —y ojalá nosotros también estuviéramos más interesados—. Por último, como mencioné arriba, no es posible ver Never Look Away todavía en México.
La que yo quisiera que gane: Shoplifters y Cold War son muy buenas películas, con una técnica logradísima y una profunda emotividad. Roma también me parecería una ganadora dignísima.
La que probablemente vaya a ganar: Roma —aunque, en una de esas, Cold War—.
Mejor guion original
Las nominadas: Olvidémonos un poco de Green Book —un guion sólido, sí, pero un tanto formulaico, un tanto perezoso— y revisemos las otras. The Favourite es una brillante exploración del juego de poder entre dos mujeres que compiten por ser la favorita de una reina, una trama que quizá en sí misma no suene tan especial, pero que gracias al estilo de Yorgos Lanthimos (brillante cineasta, director de aquella obra maestra, The Lobster, y de varias otras cintas) se revela como única. Roma me parece otro ejemplo de una película con un guion no precisamente a prueba de balas: Yalitza Aparicio como Cleo es notable, claro está, pero lo cierto es que el guion en sí no es lo mejor de la película, plagado como está de diálogos redundantes. Vice es acaso más atrevida, con sus distanciamientos brechtianos y aquella escena metatextual tomada de Ricardo III, pero creo que ninguna de ellas le llega al doloroso filo y a las honduras existenciales de First Reformed, película con la que el gran Paul Schraeder demostró que todavía tiene mucho por dar —y que debió haberle valido más nominaciones, que quizá habría obtenido de no ser porque absolutamente todo el equipo, incluyéndolo, parece haberse dormido para la promoción—.
La que yo quisiera que gane: First Reformed. Paul Schrader escribió Taxi Driver, Obsession, Raging Bull, The Last Temptation of Christ y Bringing Out The Dead, y dirigió y escribió Mishima, Cat People y Light Sleeper. Si de calidad habláramos, la Academia le debería una media docena de Óscar.
La que probablemente vaya a ganar: Voy a echar un volado, pero creo que Green Book va a jugar atinadamente con los sentimientos de los miembros de la Academia y se va a llevar un premio del que nadie se va a acordar en cinco años. Si la Academia anda con ganas de darle todo a Cuarón, Roma también podría llevárselo.
Nota: Me salté la categoría de Guion adaptado sencillamente porque no he leído todos los libros en los que se basaron las películas de esta categoría. No obstante, creo que aquí es donde me podría hacer justicia la revolución, con la Academia dándole el premio a quien creo que se lo merece: Spike Lee por Blackkklansman.
Mejor actor de reparto
Los nominados: Existe una noción más o menos común: las biopics están hechas para ganar premios. Un actor conocido, transformándose una personalidad o a un personaje histórico, en una película de época que exija ambientación, diseño de producción, esfuerzo evidente. 2019 es un ejemplo paróxico de esta fórmula: en Mejor actor de reparto, por ejemplo, cuatro de los cinco nominados salieron de una película biográfica. Sam Rockwell, en Vice, como el expresidente George W. Bush, es quizá el más sólido de esta terna. Mahershala Ali, en Green Book, presenta un trabajo potente, no por la película sino porque el tipo es básicamente capaz de todo —pero uno la pasa mejor viéndolo en True Detective, por ejemplo—. Sam Elliott cumple solventemente con el esfuerzo que le exige A Star Is Born, pero en buena parte la película vale la pena por aquel momento en que se echa en reversa con los ojos llorosos. En Can You Ever Forgive Me?, Richard E. Grant compone un personaje inolvidable, un traficante de drogas con ínfulas de diva, y finalmente, Adam Driver es un policía judío encubierto como neonazi en la estupenda Blackkklansman.
El que yo quisiera que gane: Adam Driver es el auténtico dueño de mi corazón, pero que Sam Elliott, de 74 años, por fin se ganara el premio con su primera nominación también me haría muy feliz. Pero me temo que ninguno de ellos será.
El que probablemente vaya a ganar: Le pongo casi todas las fichas a que Mahershala Ali se lleva su segundo Óscar.
Mejor actriz de reparto
Las nominadas: A mi modo de verlo, esta es una de las categorías más difíciles: todas las candidatas están a la altura. La cosa llega a tal grado que hay dos actrices de la misma película en la misma categoría: Rachel Weisz y Emma Stone, ambas rutilantes en The Favourite —aunque, si tuviera que escoger entre ellas dos, Rachel Weisz me parecería la más sólida—. Amy Adams, a quien siempre es un gusto ver en la pantalla, fue también lo mejor de Vice, y Marina de Tavira me rompió el corazón en Roma —ese momento en que abraza al jefe abandonador, y mira su auto mientras se aleja, y la banda de guerra le pasa a un lado—. Regina King de If Beale Street Could Talk es potentísima, dura y maternal, una composición ideal para una película desgarradora.
La que yo quisiera que gane: Rachel Weisz de The Favourite es mi favorita, pero me encantaría que se llevaran el premio Regina King o Marina de Tavira. En realidad, amo a todas las actrices de esta categoría y cualquiera se merecería el premio. Por otro lado, es la sexta nominación de Amy Adams…
La que probablemente vaya a ganar: Regina King de If Beale Street Could Talk. Si no, chance, chance, chance, Marina de Tavira.
Mejor actor
Los nominados: Christian Bale volvió a subir y a bajar en tres meses la misma exacta cantidad que el nutriólogo me pidió bajar sin volver a subir el año pasado para Vice, donde encarna a uno de los vicepresidentes estadounidenses más letales de la historia: Dick Cheney. En A Star is Born, Bradley Cooper hace la voz más profunda que uno haya escuchado desde Enrique Rocha o Juan Ferrara. Su actuación-collage de Eddie Vedder/Kurt Cobain es impresionante y muy digna de verse. En At Eternity’s Gate, el gran Willem Dafoe se ganó su cuarta nominación —y primera en la categoría de Mejor actor tras tres nominaciones y ninguna victoria en Mejor actor de reparto—. Rami Malek hace un par de ridículos en Bohemian Rhapsody como Freddie Mercury —esas prótesis dentales, carajo, no hay forma de que Hollywood avance en ese rubro— y Viggo Mortensen entrega en Green Book a un solvente racista encantador, de los que tanto nos gustan a las audiencias.
El que yo quisiera que gane: Ninguno. Denle este Óscar a Spike Lee o a Paul Schrader y listo.
El que va a ganar: Rami Malek. O Christian Bale.
Mejor actriz
Las nominadas: Yalitza Aparicio debutó en Roma con un papel y una actuación que alebrestó la mala vibra de la escena actoral nacional. Glenn Close, una favorita de nuestros padres y madres, esteraliza The Wife, una película potable que parece básicamente escrita alrededor de su performance. Olivia Coulman es la protagonista de The Favourite —en teoría, aunque tengo mis dudas: la protagonista es la triple intriga, diría yo—, donde entrega un papel tensísimo que merece todos los premios. Lady Gaga la rompe en A Star Is Born, pese a que el guion se empeñe en no darle arco, ni crecimiento, ni espacio para desarrollarse, y Melissa McCarthy le entra a la biopic oscaril —con una eficacia digna de aplauso, hay que decirlo— con Can You Ever Forgive Me?
La que yo quisiera que gane: Yalitza Aparicio me parecería fastuosa y me encantaría que los racistas mexicanos (e internacionales) hicieran un buen berrinche de domingo en la noche/lunes por la mañana. Lady Gaga, no obstante, también me haría feliz.
La que probablemente vaya a ganar: Glenn Close, obvio. Pero en dado caso de que no, no sería tan extraño que Aparicio se lo quedara.
Mejor director
Los nominados: Spike Lee, fácil el mejor director de la terna, es un maestro con treinta años de carrera, y Blackkklansman es un poquito una magnífica síntesis de varios rasgos esenciales de su cine. Pawel Pawlikowski es un interesante cineasta polaco que en Cold War dirigió una tristísima historia de amor roto en medio de la Europa de la Guerra Fría. Yorgos Lanthimos, a mi gusto uno de los mejores directores en activo, entregó en The Favourite su canto comercial del cisne: como cuando Pablo Larraín filmó Jackie, pero concediéndole incluso menos a los estándares hollywoodenses. Alfonso Cuarón, un consentido ya del circuito de premios y festivales del cine mundial, busca su segundo Óscar acá con Roma, un desgarrador drama chilango. Adam McCay, que de dirigir y escribir comedias de Will Ferrell pasó a dirigir películas edgy de comedia —uno alcanza a ver la continuidad—, dirigió Vice, una relativamente filosa biopic de Dick Cheney.
El que yo quisiera que gane: Spike Lee, lejos.
El que probablemente va a ganar: Alfonso Cuarón. Aunque en una de esas tengo suerte y hay memoria histórica.
Mejor película
Las nominadas: Black Panther marca la primera ocasión en que una película de superhéroes es nominada a Mejor película, sumándose a la tendencia que inauguró la estupenda Logan, la primera película de superhéroes nominada a Mejor guion adaptado, y representaría la primera vez que Hollywood reconoce a la franquicia de Marvel de Disney, que recién cumplió diez años de existencia. Por su parte, Blackkklansman le valió a Spike Lee su primera nominación a Mejor director, un premio que debió recibir hace ya varios años. La soporífera Bohemian Rhapsody, dirigida por el abusador de menores Bryan Singer, resultó nominada a todo gracias a su complaciente mediocridad hagiográfica, y la gran The Favourite se coló a un montón de nominaciones pese a su complejidad y ambigüedad, rasgos que suelen alejar a las películas del Óscar. Green Book, la conmovedora historia de cómo esa persona racista que dice que no es racista porque hasta tiene un amigo negro conoció a ese único amigo negro, es una película que toca todas y cada una de las notas que la Academia disfruta aplaudir, un poco de la misma manera que Roma, que no obstante lo hace con más pericia y sofisticación. A Star is Born es el enésimo remake de A Star Is Born, uno de los dramas favoritos de Hollywood, y Vice llega acá con una propuesta inusual para una biopic —una comedia cínica metanarrativa— pero que, al final, no deja de ser una biopic.
La que yo quisiera que gane: Black Panther. Ver hacer coraje a los racistas y a los críticos que odian las películas de superhéroes y la “corrección política” sería un espectáculo que guardaría en el corazón por largo rato… Aunque, por otro lado, Blackkklansman premiaría a Spike Lee, que me gusta más que todo lo que ha hecho Marvel —y que también haría enojar a algunos de esos mismos—, así que cualquiera de las dos me haría feliz.
La que probablemente va a ganar: Si no me equivoco, nunca una película nominada a Mejor película extranjera ha ganado Mejor película al mismo tiempo. Creo que eso va a cambiar el domingo en la noche, cuando Roma le dé a Netflix un par de Óscar.
EP
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