Desafíos para la política exterior de México en África, el Medio Oriente y Asia Central

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | La difícil pero necesaria diversificación

Texto de 28/02/24

Desafios política exterior México 2024

El grupo México en el Mundo presenta una serie de textos que abordan los desafíos para la política exterior de México en 2024 | La difícil pero necesaria diversificación

Tiempo de lectura: 6 minutos

En el último año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no solo es recomendable, sino oportuno, hacer una revisión cuidadosa de la política exterior mexicana (PEM) con África, el Medio Oriente y Asia Central. Conviene esclarecerla y tratar de generar mejores condiciones para su necesaria actualización en el futuro inmediato. Marcada por decisiones inerciales, ideas fijas o filias personales del titular del ejecutivo, carencias administrativas, exigencias derivadas de la labor de protección consular en situaciones de crisis, y, sobre todo, inconsistencias en su formulación e insuficiencias en su ejecución, todos los intentos serios, discretos y meditados que se hagan en los próximos meses para establecer cuáles son los intereses nacionales e identificar las áreas de oportunidad en esas regiones que no son prioritarias, pueden resultar útiles y valiosos.

Paradójicamente, la posibilidad de hacer estos esfuerzos de revisión descansa en la importancia secundaria que tienen para la PEM y en la disminuida capacidad institucional que aún reside en la Secretaria de Relaciones Exteriores, ya que, a diferencia de otras regiones, los jefes de misión de las representaciones diplomáticas mexicanas son todos miembros de carrera del Servicio Exterior Mexicano, con una valiosa experiencia y una probada capacidad, al igual que el titular y algunos funcionarios conocedores y comprometidos que permanecen colaborando en la Dirección General correspondiente.

Puesto que se tiene una presencia diplomática limitada a ocho embajadas en África (Argelia, Egipto, Etiopía, Ghana, Kenia, Marruecos, Nigeria y Sudáfrica), y unos cuantos consulados honorarios desvinculados y escasamente atendidos, es indispensable revisar a fondo la distribución de las representaciones concurrentes que, desde esas mismas representaciones diplomáticas residentes, pueden atenderse con otros países de manera efectiva. Trabajar en una propuesta concreta para que, en 2025, al iniciarse el nuevo gobierno en México, se establezcan solo aquellas concurrencias que, de manera prioritaria, interesen a México, en el contexto de las restricciones presupuestales que, sin duda, continuarán en la siguiente administración federal. Esto debe hacerse sin dejar de reconocer las complicaciones y los desequilibrios que hay debido a la notoria falta de reciprocidad en el caso de aquellos países africanos que aún mantienen representaciones diplomáticas o consulares residentes en la Ciudad de México, como Angola, Botsuana, Gambia, Libia y Senegal, de la misma manera que ocurre con Afganistán, Bangladesh y Pakistán.

Asimismo, con similares propósitos y con la finalidad expresa de reforzar y optimizar la limitada presencia y participación, así como ampliar la actuación diplomática de México en el continente africano, es recomendable que, en primer lugar, se revisen los mandatos y se valoren las oportunidades que se derivan de la condición de país observador que México mantiene en la Unión Africana, pero también en la Comunidad Económica de África Occidental y en la Organización Internacional de la Francofonía. El objetivo debería ser concebir y procurar nuevas y mejores maneras de favorecer el diálogo político en el seno de esas organizaciones y foros regionales, con países de particular interés, como Angola, Botsuana, Costa de Marfil, Namibia, Senegal y Tanzania, con los que las relaciones requieren impulsarse y dotarse de mayor contenido. Esto implica hacer, en 2024, una evaluación sistemática de los mecanismos de consultas políticas.

En la Cancillería debería pensarse cómo aprovechar mejor esos foros para tener una interacción frecuente, además de mantener una interlocución diplomática más focalizada, no solo mediante consultas ocasionales a través de las misiones multilaterales en Ginebra, Nueva York y Viena, o en ocasión de las vistas de los embajadores concurrentes residentes en Washington.

Si se trabaja en 2024 en identificar los temas prioritarios de genuino interés mutuo y se avanza en las maneras de desarrollar un conocimiento sistemático de los asuntos que integran la agenda africana del siglo XXI, se podrán sentar bases útiles e importantes. Los trabajos de docencia e investigación de los centros y programas especializados de El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México, en colaboración con Instituto Matías Romero, pueden resultar de enorme utilidad.

Nigeria y Sudáfrica son las economías más grandes que mantienen un peso y una influencia determinantes en el desarrollo del occidente y sur del continente. Con ambos países, México debe persistir en los esfuerzos de acercamiento y de promoción con el objetivo de incrementar el diálogo político e intensificar los intercambios comerciales, así como debe hacerlo con Argelia y Egipto, aun si esos países atraviesan por situaciones de crisis, con una visión de mediano y largo plazo.

Con Marruecos, segundo socio comercial, convendría revisar de manera discreta, serena y comprensiva los antecedentes históricos para que el próximo gobierno de México pueda estar en posibilidades de evaluar el anacrónico reconocimiento diplomático otorgado en 1979 a la República Árabe Saharaui Democrática, para considerar, en su oportunidad, su posible retiro, a fin de superar las actuales relaciones limitadas que están impedidas por dicho obstáculo y hacer del Reino de Marruecos un aliado estratégico de México en África, además de un puente único de entendimiento que se extienda también con los reinos Hachemita de Jordania y de Arabia Saudita.

Las relaciones bilaterales con Etiopía y Kenia tienen, asimismo, una dimensión histórica y una importancia estratégica, siendo ambos actores claves en África Oriental. Son países con los que México ha mantenido relaciones de amistad de larga data y con las que se pueden conseguir avances y logros sustantivos. La planeación sistemática de proyectos puntuales de cooperación en áreas prioritarias puede resultar particularmente valiosa, si se otorga también atención prioritaria a la participación activa de México en los trabajos de la Unión Africana en Addis Abeba o del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y de ONU-Hábitat en Nairobi.

En 2024, México puede y debe recuperar el tiempo transcurrido y poner los cimientos para construir nuevas agendas. Es fundamental trabajar en la formulación de agendas concertadas, que se extiendan de la energía a la agricultura, de la transportación marítima, la cultura y las ciencias agropecuarias a la colaboración en materia de seguridad e inteligencia y al combate a las redes de narcotraficantes y las actividades de las organizaciones del crimen organizado provenientes de México, cuyas operaciones se han expandido de forma notable al continente africano para alcanzar el espacio europeo.

Por lo que respecta a los desafiantes escenarios del Medio Oriente y el golfo Pérsico, México necesita comprender, por cuenta propia y de manera profunda y urgente, el conjunto de factores e intereses que están en juego para defender los intereses nacionales, diversificar de manera efectiva sus relaciones internacionales y poder participar activa y responsablemente en las decisiones mundiales. Precisamente porque son escenarios complejos con repercusiones globales para la agenda internacional, México necesita reformular una política exterior clara hacia estas dos regiones claves, elevar el nivel de atención, seguimiento y participación, manteniendo la capacidad de actuación de sus misiones y agentes diplomáticos.

Teniendo presente las repercusiones globales y regionales que tiene y tendrá el catastrófico conflicto palestino-israelí a partir de la guerra en la Franja de Gaza, el gobierno de México va a necesitar en 2024 examinar seriamente y recalibrar el conjunto de las relaciones políticas, económicas, comerciales y culturales con Egipto, Israel, Jordania y Líbano, así como con Arabia Saudita, en particular (aprovechando la membresía en el G-20), al igual que con Catar, Emiratos Árabes Unidos e Irán. México mantiene vínculos de amistad, asociación y cooperación, siendo precisamente estos ocho países los que tienen el mayor protagonismo, peso y relevancia en los profundos cambios geopolíticos que están teniendo lugar en esas latitudes. En estos esfuerzos, México deberá también tener presente los cambios profundos que están ocurriendo en las relaciones de China, Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea con estos países. Los escenarios han cambiado y a México no le conviene quedarse relegado.

Asimismo, es fundamental valorar las importantísimas transformaciones que están ocurriendo en estos países, resultado de las exigencias de la transición energética, los esfuerzos para lograr la descarbonización de la economía mundial para enfrentar la emergencia climática y aprovechar los avances científicos derivados de la innovación y del uso de las nuevas tecnologías. Son países en los que también hay enormes desafíos para la democracia, la protección y la promoción de los derechos humanos, la igualdad de género, la migración internacional, la gobernanza global y la sustentabilidad planetaria.

México necesita volver a ser un país de vanguardia, con prestigio y credibilidad internacional que promueva activa y responsablemente la solución pacífica de todos los conflictos. Por ello es urgente reconsiderar en 2024 la posición inercial mantenida por largo tiempo respecto del conflicto palestino-israelí y evaluar la mejor manera de proceder, con un nuevo gobierno, con un sentido de congruencia, a otorgar un reconocimiento pleno al Estado de Palestina, para ir más allá de la retórica de la solución de dos Estados.

Asimismo, el gobierno mexicano debe concentrar y persistir en sus esfuerzos para atraer, promover y conseguir flujos de inversiones provenientes de los fondos soberanos de los países árabes del Golfo, cuyo destino deben ser los proyectos de infraestructura, complementando las inversiones públicas y privadas mexicanas. Se necesitan extender los beneficios e incrementar el número de los participantes de los intercambios culturales y académicos entre instituciones públicas y privadas, mediante algunas acciones planificadas, programas y planes prioritarios. En 2024 habría que considerar cómo estimular la generación de mayores conocimientos e intercambios de interés mutuo que favorezcan la formación de capital humano en sectores claves vinculados con la extracción de minerales estratégicos y la explotación y distribución de hidrocarburos (en particular del gas natural), la generación de energía eléctrica y la obtención de agua potable a partir de agua de mar, a través de energías limpias y renovables, como las fuentes solares y eólicas, así como del hidrógeno, y el aprovechamiento de los procesos avanzados de desalinización, captación y tratamiento de aguas.

Si en 2024 se revisan las concurrencias, los foros, los mecanismos de consulta, las formas de intercambio y de cooperación, los acuerdos, los tratados y los instrumentos bilaterales que conforman el marco jurídico existente, habrá la oportunidad de evaluar y vislumbrar nuevas maneras de imprimirle un nuevo impulso a la PEM y desarrollar visiones renovadas que permitan no solo su actualización, sino diseñar líneas de acción estratégica internacional con los principales países de África, el Medio Oriente, el golfo Pérsico y Asia Central, que incluyan los crecientes flujos que están en el centro de las preocupaciones nacionales y los focos de atención de los organismos multilaterales. La transición gubernamental entre 2024 y 2025 es una oportunidad que debe aprovecharse para revisar y evaluar, evitar fallos y actuaciones erráticas, superar inercias y remediar insuficiencias, preservando algunas de las fortalezas y los márgenes de maniobra de la acción internacional de México. EP

Este País se fundó en 1991 con el propósito de analizar la realidad política, económica, social y cultural de México, desde un punto de vista plural e independiente. Entonces el país se abría a la democracia y a la libertad en los medios.

Con el inicio de la pandemia, Este País se volvió un medio 100% digital: todos nuestros contenidos se volvieron libres y abiertos.

Actualmente, México enfrenta retos urgentes que necesitan abordarse en un marco de libertades y respeto. Por ello, te pedimos apoyar nuestro trabajo para seguir abriendo espacios que fomenten el análisis y la crítica. Tu aportación nos permitirá seguir compartiendo contenido independiente y de calidad.

DOPSA, S.A. DE C.V