Mujeres: cada vez más fuertes en nuestra escena

Mónica Maristain conversa con directoras de cine, fotógrafas, actrices, guionistas, productoras y diseñadoras de vestuario alrededor de una pregunta en apariencia sencilla: ¿cómo es la escena del espectáculo hecha por mujeres?

Texto de 03/11/20

Mónica Maristain conversa con directoras de cine, fotógrafas, actrices, guionistas, productoras y diseñadoras de vestuario alrededor de una pregunta en apariencia sencilla: ¿cómo es la escena del espectáculo hecha por mujeres?

Tiempo de lectura: 12 minutos

Le preguntamos a Marina de Tavira, la prestigiosa actriz mexicana, si no le parece que sean los hombres los que en su oficio se han dedicado a involucrarse con la realidad circundante y tomar posición frente a ella.

Como Marina es una mujer inteligente y talentosa, responde a la provocación con mucha calma e incluso dulzura. Dice que los focos suelen estar mucho más centrados en el sexo masculino, pero que ella conoce a muchas colegas comprometidas con lo que pasa en México y que se manifiestan a menudo sin miedo ni ambigüedades.

“El teatro está hecho para el compromiso, para decir cosas en las que el actor cree. Hablar en voz alta implica mucha responsabilidad en cuanto a lo que dices. Lo social y lo humano siempre deben ser atendidos”, dice la actriz candidata al Premio Oscar por la película Roma, de Alfonso Cuarón, dejando establecido que ella lo que prefiere es el teatro, antes que los reflectores del cine.

Las preguntas son sencillas: ¿cómo es la escena del espectáculo hecha por mujeres?, ¿cómo son esas damas fuertes y a veces indestructibles —aunque en la vida real se presentan como más frágiles que una rosa— que construyen todo lo visual que vemos?

Las preguntas tienen una trampa: la verdad es que siempre la escena visual estuvo marcada por la presencia de las mujeres, ¿acaso el cuestionamiento es algo circular que como retórica tiende a ver qué piensan de sí mismas?

La escritora Carmen Boullosa decía hace unos años, a propósito de la salida de El libro de Ana, que “había que salir a vociferar las novelas”. Para ello organizó una fiesta privada en su casa con su hija, la actriz y productora María Aura.

Estaba también Fernando Rivera Calderón y ambos interpretaban una escena del libro; es decir, leían de la misma novela, Fer cantaba una canción pertinente y María, impresionantemente vestida con un traje púrpura, personificaba a una Clementine inolvidable, personaje de El libro de Ana.

Fue magnífico. Dieron ganas de más, de saber cómo terminaba ese atentado que, a juzgar por la escena recreada en esa noche mágica de Coyoacán, se frustraba (la bomba explotaba como una flatulencia de anciano). ¿Qué pasaría después?, ¿hacia dónde escaparía la bella y balbuceante Clementine?

Siempre recordé esa escena improvisada y cautivadora que a todos nos mantuvo extáticos y concentrados, en un acto que siempre tiene ese foco certero y atractivo: nunca podemos no mirar hacia eso que nos enseñan.

Tal vez la escena tenga un sexo femenino, como ese ojo del destino que nos lleva al vacío adormecidos y sin voluntad.

Fundar un teatro

Para responder a la pregunta, aparece la bailarina y directora teatral Jessica Sandoval, alguien que fundó en el 2015 su propio refugio: Teatro Alternativa Escénica, en Nuevo León # 46, en la coqueta colonia Condesa.

Sandoval, que ya tiene 25 años de trayectoria que la avalan, cree en el teatro de autor y esa casa vieja que se transformó en el nido de todos sus sueños y que vivía de acuerdo a las entradas que pagaba el público y todavía permanecen y uno piensa en la perseverancia de las mujeres en la escena.

Hoy hace teatro por streaming, privilegiando lo que cree: “La línea del teatro experimental, que es lo que más me interesa. Soy bailarina de danza contemporánea y me encantan los procesos de autor, donde vemos la mano del creador. No desmerezco las propuestas comerciales, pero no son las que más me emocionan. Vengo de la experimentación escénica, que no reproduce formalmente un guión, sino que crea sobre la tarima”, afirma.

Una de las cosas de la que está convencida Jessica Sandoval es que “hay que aprender a ser espectadores teatrales. En la danza pasa mucho que la gente dice que no entiende y la verdad es que no hay nada que entender en la danza contemporánea, donde lo más importante es el impacto emocional que genera. Cuando te dejas llevar, suceden cosas maravillosas”, expresa.

XV Muestra Internacional de Mujeres del Cine y la TV

¿Cosas maravillosas suceden en la escena? El 9 de noviembre se llevará a cabo la XV Muestra Internacional de Mujeres del Cine y la TV, en Filmin Latino, la plataforma que rige el Instituto Mexicano de Cinematografía, hoy comandado por una mujer, María Novaro, una reconocida directora, guionista, editora y productora de cine mexicano.

Es precisamente la directora del IMCINE la que defiende sus propias películas: “Es evidente que mi cine tiene un sello de mujer, sin embargo, esa no es mi propuesta. No estoy buscando qué historias de mujeres voy a contar. Lo que sí es una propuesta mía, consciente, es reflexionar sobre México”, ha respondido a la periodista Nancy Mora para la revista Encuadres.

Y es a través de ese pensamiento, “reflexionar sobre México”, que miramos a la escena visual de las mujeres, con la voluntad de hacer hincapié en este país, a lo sumo un nido donde hay mucho ruido pero pocas voces.

Hollywood no es para ellas

Tal el caso de una de nuestras principales actrices, Cecilia Suárez, la nacida en Tampico hace 49 años, aquella recordada histérica y celosa de Sexo, pudor y lágrimas, que hoy trabaja en las comedias de Manolo Caro y que goza de ser una de las actrices más sólidas y respetadas de la televisión y el cine mexicanos.

Hoy es un ser que equilibra la magia y lo terrenal con una sabiduría tranquila, propia de alguien que ha sabido vivir intensamente y que recuerda en broma como el director Ernesto Contreras no la dejaba hablar en la película Párpados azules, algo por lo que ganó el Premio a Mejor Actriz en el Festival Internacional de Cine de Lleida.

Todo el poder de la actuación ella lo pone en los ojos: “Es una cuestión genética. Me tocaron grandes y expresivos. Eso es una suerte. Pero también tiene que ver con lo que trabajas, con lo que construyes el personaje, con el bagaje que le das y que todas esas horas de trabajo, de discusión, de sentarte, de sopesar si una cosa o la otra, de tomar decisiones de cómo lo vas a abordar a la larga reditúa en lo que ves. Y para mí eso es lo más rico de lo que hago. No entiendo la actuación sin toda la tarea previa, eso es lo más divertido”, expresa.

“Mientras más mujeres se profesionalicen, provocamos que el panorama en el cine sea más equitativo y justo. “

“Hay que buscar un espacio grande para la organización, no es tan fácil como todo el mundo cree. La actuación es un oficio súper demandante y si, además, quieres ser buena madre y estar presente para cuando tu hijo te necesite, las cosas se complican un poco. De entrada, dedicarme a la actuación fue algo que entró en mi vida sin permiso y ahora es una cosa que no puedo parar de hacer. Tampoco preví la manera en que mi oficio iba a determinar el resto de las cosas que me sucedieron… eso es muy curioso. La gente que conoces en esta profesión, los lugares a los que viajas, los temas en los que te adentras a raíz de los personajes que tienes que encarnar”, agrega.

Cecilia Suárez intentó Hollywood, pero no es para ella. Hizo Spanglish y The Air I Breathe, con Kevin Bacon y Andy García, en 2007. También tuvo un papel en un episodio de la serie Boston Legal.

 “No sé si es arrogancia lo mío, pero supongo que tiene que ver con el orgullo de lo que soy. En ese sentido, es verdad que mi ruta en Estados Unidos se fue haciendo cada vez más angosta. Cada vez me quedaba más claro que yo no quería ser la sexy bombón del protagonista, ni ser la tontita latina que no entiende nada, cuando ya se tomó todo el viaje de ir hasta allá y ahora resulta que no entiende nada, ¡por favor!, los inmigrantes son personas que han vivido lo innombrable, como para encima ser tratados en el cine con una visión tan chata. Había papeles, por ejemplo, que durante la Guerra de Irak o de Afganistán glorificaban al ejército estadounidense y yo no los iba a hacer. Pedí amablemente que no me mandaran papeles en tal sentido y tuve suerte porque me respetaron”, afirma.

Las mujeres comprometidas con México

“A lo largo de mi carrera he visto a muchas colegas comprometidas y con voz propia sobre la realidad; a lo mejor a los hombres se les da más foco. Definitivamente creo que las mujeres siempre están en una situación más vulnerable en todos los planos, no está superada la cuestión de género en nuestro país. A las mujeres se les exigen más cosas que a los hombres, desde la belleza, su vida personal, la maternidad o no, ser de una u otra manera”, dice Marina de Tavira.

“Me enamoró primero el teatro. Es lo que conocí de niña, evidentemente por los montajes de mi tío Luis de Tavira a los que me llevaban de pequeña. Desde ahí sentí un enamoramiento hacia el fenómeno de la escena. Siempre digo que estudié Teatro, no actuación. Se han abierto otras puertas y a algunas de ellas las dejé ir por el teatro. Sé que llega a menos gente que una telenovela, pero siempre he pensado qué es lo que vas a decir y creo que el teatro es capaz de cambiar conciencias”, expresa esta mujer que ha llegado a lo que la gente considera el “estrellato” ya de grande.

Ella, a pesar de la candidatura al Oscar y las muchas ofertas laborales, se mete en proyectos como la lectura de Desierto Sonoro, de Valeria Luiselli, en una tarea para La Corriente del Golfo Podcast, empresa de Diego Luna y Gael García Bernal. 

“La experiencia de trabajar en el audiolibro de Desierto sonoro fue profundamente transformadora para mí. Adentrarse en el viaje de los niños migrantes es tan doloroso como fundamental. No tengo duda de que estamos ante una de las novelas más emblemáticas de nuestra generación”, dijo la actriz en el boletín de prensa.

También está el teatro, como un milagro en la pandemia. Prepara con Alfonso Herrera, la dirección de Lorena Maza y la dramaturgia de Isabela Coppel, la obra El paraíso de la invención.

Será los días 27, 28 y 29 de noviembre, en tres funciones vía streaming, en la plataforma de Teatrix México.

El Paraíso de la invención es una historia sobre el fracaso, el duelo y el amor. Es un relato íntimo en el que los protagonistas revelan las batallas que tuvieron y tienen que librar, desde su niñez hasta su madurez, en una sociedad que manipula la construcción de lo que es una familia, con la cual tendrán que confrontarse y decidir cuál es la historia que quieren tener, dice la presentación.

Marina de Tavira está convencida de que el teatro no es un salto al vacío: “Siempre tiene su público”, asegura.

La participación de las mujeres es fundamental

Astrid Rondero, directora y productora cinematográfica, cree que “la participación de las mujeres en el cine mundial en los últimos años ha sido fundamental y su crecimiento particularmente en México ha sido muy perceptible.

 “Más allá del surgimiento y consolidación de numerosas directoras de cine y con ello de nuevas visiones, temáticas y voces, las películas dirigidas por mujeres han traído a la cinematografía nacional un beneficio que creo muy importante: la creación de nuevos equipos de trabajo, la emergencia de colaboradoras creativas, de técnicas y manuales”, dice la directora de Los días más oscuros de nosotras.

“Es importante señalar que el debut de las realizadoras en México es resultado directo de políticas públicas que nos permitieron “aplicar” a fondos y con ello lograr independencia. Las películas creadas por mujeres resultaron en oportunidades para otras cineastas mujeres en áreas donde la presencia femenina era escasa o en algunos casos nula, como el caso de la cinefotografía y del departamento de tramoya e iluminación, áreas técnicas que habían sido históricamente reservadas para los hombres. Estos grupos de trabajo, donde tenemos mujeres en varias áreas son el resultado de esa visión distinta y son frutos directos del cine hecho por mujeres”, agrega.

“La verdad es que siempre la escena visual estuvo marcada por la presencia de las mujeres.”

El cine es también un lenguaje visual al que muchos baluartes de esta generación se están volcando con conocimientos tecnológicos y al mismo tiempo con una curiosidad latente. Las mujeres ven en el cine una puerta para expresar todas sus inquietudes.

“Así que creo que el papel de las mujeres en el cine puede seguir abriendo puertas, dando oportunidades y mirando las cosas desde una perspectiva distinta, no sólo en la narrativa de las películas, sino desde la forma de filmar y de colaborar”, dice Astrid.

La directora de publicidad Viridiana Pérez, que ha trabajado con grandes marcas como Gillete, Interceramic, Cáritas México, solía rehusarse “a creer que existe una mirada femenina que permea la visión cinematográfica, pero últimamente he cambiado de opinión. Si bien creo que no existe un cine de género, también opino que nuestra mirada es importante en el mundo del espectáculo para construir historias honestas, complejas, para derribar estereotipos, para crear personajes profundos, para ver el mundo desde un punto de vista distinto”. 

“Creo que las mujeres hoy en día tienen un papel mucho más presente en la cinematografía mundial, y, hablando específicamente de la mexicana, después de años de invisibilidad, las mujeres en todos los gremios han podido demostrar su talento y capacidad abriendo más oportunidades para las nuevas generaciones. Aún queda un largo camino que recorrer y cada día se avanza un paso, pero se necesita de todo el apoyo para que podamos arrancar desde la misma línea de salida que nuestros colegas y así poder alcanzar las mismas metas”, dice la cinefotógrafa Ximena Aman, responsable entre otras películas de la fotografía de Diablero.

La productora y directora de arte Érika Ávila ha trabajado en todas las películas de Ernesto Contreras, como Párpados Azules y la reciente Sueño en otro idioma. Su experiencia en el cine es valiosa y tiene muchos años, por eso conmueve esa responsabilidad de “contar historias en las que la mujer sea protagonista.

“Personalmente creo que lo que ha ganado el audiovisual con la presencia cada vez más fuerte de las mujeres en todos los ámbitos de la creación es un equilibrio en las temáticas y una voz que antes no era escuchada. Mi responsabilidad como mujer productora tiene que ver con buscar historias en las que el papel de la mujer sea respetuoso, fuerte y en equilibrio con las historias masculinas. Cada vez estoy más comprometida a contar historias en las que la mujer sea el papel protagonista, no sólo un acompañamiento o detonante de los personajes masculinos”, afirma.  

“Soy profesora de producción en una escuela de cine y mi labor como docente es enseñar a alumnos y alumnas a tener cada vez un mayor cuidado con los contenidos de sus trabajos escolares y con lo que crearán en un futuro, esa también es una gran labor que me he dado como cometido docente”, agrega.

“Afortunadamente, creo que ahora el panorama nacional es cada día más abierto y hay increíbles profesionales con un mayor equilibrio en sus filas, cosa que cuando yo empecé (hace quince años) no era en absoluto así, es una labor que han (y hemos) fomentado las nuevas generaciones. Quiero pensar que dentro de unos años ni siquiera sea un tema de lucha porque lo tendremos superado”, dice Érika Ávila.

“Mi responsabilidad como mujer productora tiene que ver con buscar historias en las que el papel de la mujer sea respetuoso, fuerte y en equilibrio con las historias masculinas.”

Leticia Palacios, la diseñadora de vestuario para cine y televisión, que hizo esos vestidos preciosos para la película Niñas mal, opina que el “diseño de vestuario es mi gremio y está compuesto, desde siempre, por más mujeres que hombres, por lo que crea un balance de género en los equipos de las producciones. Hemos sido trivializadas como género y profesión. Creo que nuestro rol es la construcción de la nueva sociedad, es diluir los estereotipos patriarcales, terminar de abrir y cimentar el camino a las nuevas generaciones y ser cuidadosas de las historias que contamos”.

“Creo que las mujeres tienen un papel fundamental, pensando que el espectáculo visual refleja la identidad de un país, es necesario que se integre en esos proyectos nuestra visión. Ese espectáculo visual debe de ser un abanico de lo que es un país en un momento dado”, dice la directora y guionista Lucía Carreras.

Entre sus obras notables están Nos vemos, papá, La casa más grande del mundo y Tamara y la Catarina, y tiene ideas muy firmes. “Ante esta situación que se está dando con el movimiento feminista, la participación de las mujeres como creadoras es fundamental, aunque, en términos reales, la mujer no tiene equidad con el hombre en el trabajo. Sigue siendo minoritaria la participación de las damas y sigue siendo mirada con ojos diferentes”, afirma.

“El cine de las mujeres no es un género y sin embargo muchas veces lo pintan así”, agrega.

“En el espacio televisivo y publicitario hay una creación que en general empuja a la prevalencia de estereotipos negativos contra la mujer. Me parece que como creadores debemos luchar contra eso. No creo tampoco en hacer una película con perspectiva feminista, sino en hacer una película basándote en quién eres y cómo eres en la realidad”, expresa Lucía.

Los equipos femeninos

 ¿Trabajar mejor con mujeres que con hombres?

“Nosotras desde nuestra formación en las escuelas de cine sentimos un especial vínculo y responsabilidad de trabajar con equipos femeninos. La responsabilidad no desde un concepto paternalista de ‘protección’, sino desde un sentido pragmático. Hay ciertas áreas donde el trabajo con hombres puede ser complejo y tirante, aunque esa pregunta la respondería mejor una cinefotógrafa. Yo como directora y productora no tengo problema para trabajar con hombres. Los hay grandes colaboradores, los hay malos trabajadores. Hay de todo”, dice.

“Retomo la idea de la responsabilidad desde un sentido pragmático. Por un lado, fomentar que las mujeres trabajen de forma profesional es una deuda con las oportunidades que recibimos cuando estábamos en formación: mientras más mujeres se profesionalicen, provocamos que el panorama en el cine sea más equitativo y justo. Por otro lado, en nuestras generaciones, trabajar con mujeres es llevarte a lo mejor de lo mejor. Las mujeres que llegan a estos niveles profesionales han tenido que pasar por duros filtros de competitividad, mucho más exigentes que los que pasan los hombres. Por eso llevarte a una mujer cineasta es llevarte a alguien que tiene ya mucho camino recorrido, que tiene hambre, que tiene compromiso y mucho talento”, expresa.

“Trabajo igual de cómoda con hombres que con mujeres. En general trato de trabajar con personas talentosas, respetuosas y comprometidas; su género no hace ninguna diferencia para mí”, dice Viridiana Pérez.

“No sé si la palabra es “mejor” porque sin duda algo que nos da el cine es la capacidad de adaptación y como fotógrafa me adapto a todo tipo de crews, pero me he encontrado con grandes aliadas y cómplices en mi carrera y en su mayoría han sido mujeres”, dice Ximena.  

“Yo soy directora de fotografía y en mi trabajo los equipos en su mayoría están conformados por hombres. Por mucho tiempo los grupos de staff y cámara han sido masculinos, pero hoy en día me siento muy orgullosa de decir que tengo un grupo de cámara y staff casi en su totalidad femenino. Somos mujeres profesionales que buscamos crecer juntas. Espero que cada día esto sea más frecuente en las filmaciones y se conozcan a todas las talentosas mujeres que conforman nuestro gremio”, afirma. 

“Trabajo bien con ambos, yo creo en las competencias, pero también creo en las oportunidades y si en mí está dar oportunidades de empleo o de colaboración, siempre buscaré trabajar con mujeres, porque justo es un momento en el que se están formando equipos de mujeres y quiero pensar que soy parte de ese movimiento”, es la voz de Érika Ávila. 

“No es el género lo que me da comodidad o no al trabajar, es la calidad de ser humano con la que me enfrento. Mi trabajo al inicio es introspectivo y solitario, con los actores es de contacto físico y verbal, con los productores hombres debo aplicar toda mi energía e inteligencia emocional más que intelectual, en general me he acostumbrado a ser directa, firme y a veces tosca”, dice la diseñadora Leticia Palacios. EP

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