En la parte final de su viaje alrededor del mundo a bordo
del bergantín Beagle, Charles Darwin
hace una extensa reflexión sobre la intrincada relación que existe entre los
arrecifes de coral y las playas de arena blanca de los pequeños islotes que
visitó en el océano Índico. “Las largas cintas de tierra — escribía en su
diario la primavera de 1836— salen fuera del agua nada más lo preciso para que
la ola pueda arrojar sobre ellas fragmentos de coral, y el viento acumular allí
arenas calcáreas”.1 Las notas que dejó Darwin en su diario son la clave para
entender el componente natural que disparó el éxito de Cancún y la Riviera Maya
como polo turístico de importancia internacional, pero también la amenaza que
se ciñe sobre la costa si no se incorporan acciones efectivas para proteger
esta compleja relación.
En efecto, a lo largo de los más de los 1,000 kilómetros que
comprende el Sistema Arrecifal Mesoamericano, sus paradisiacas playas de arena
blanca se han formado a través de la lenta pero constante erosión de la cresta
arrecifal. El arrecife a su vez protege la zona costera y permite que se
acumulen estas partículas, para constituir las playas de arenas blancas. El
arrecife también resguarda la infraestructura humana que se ha desarrollado
sobre la costa. Recientes investigaciones consideran que más de 90% de la
energía de las olas se disipa en el arrecife antes de llegar a la playa. La
protección de la zona costera por parte de los arrecifes es tal, que estudios
de valoración económica calculan que cada 100 metros lineales de arrecife le
otorgan servicios a la sociedad que rebasan los $150 mil dólares por año.
Esta compleja relación no se detiene ahí: los arrecifes de
coral están intrínsecamente relacionados con los humedales costeros. Pastos
marinos y manglares retienen los nutrientes y filtran el agua, que es entregada
al mar prácticamente transparente. Este servicio permite que la relación entre
los corales y su pequeña alga simbionte pueda funcionar para construir esas
estructuras en las que miles y millones de arquitectos trabajan día y noche,
como Darwin solía describir cómo los corales construyen los arrecifes. A su
vez, estos humedales son el criadero de especies que juegan un papel clave en
la conservación de los arrecifes, como los peces loro.
Así, cuando un polo costero se desarrolla sin tomar en
cuenta esta intrincada relación, dicta su propia sentencia: los arrecifes
desaparecerán y con ello aumentará la erosión costera, para llevarse las playas
de arenas blancas que tanto atraen a los turistas. Desafortunadamente, los
planes de desarrollo en México no han sido lo suficientemente cuidadosos para
conservar esta delicada e importante red de relaciones. En Quintana Roo, por
ejemplo, cada día se acumula más evidencia de que el pobre sistema de
tratamiento de aguas negras es deficiente y, sobre todo, de que la
fiscalización de este tratamiento no ha sido suficiente y, por tanto, aguas
llenas de nutrientes y bacterias llegan al mar, disparando el crecimiento de
algas que terminan por sofocar a los corales y se suman a otras amenazas, como
el cambio climático y la sobrepesca.
La buena noticia es que el estado que bordea la costa
mexicana del Sistema Arrecifal Mesoamericano está habitada por una sociedad
civil poderosamente activa y organizada, que se ha dado a la tarea no sólo de
documentar la destrucción del arrecife a lo largo de las últimas cuatro
décadas, sino también a denunciar las disfuncionalidades del sistema que conectan
la relación tierra-océano y, sobre todo, a promover su protección y
restauración con técnicas novedosas. Le toca ahora a este nuevo gobierno, no
sólo no obstruir las acciones ciudadanas, como lo hizo tradicionalmente, sino
también sumarse y catalizar estos esfuerzos para conservar nuestros
maravillosos arrecifes de coral, pero también nuestra playas y, en
consecuencia, las actividades económicas que ahí se desarrollan. EP
1 Charles Darwin, 1983 (1839), Viaje de un naturalista alrededor del mundo. Vol. 2. Madrid,
Ediciones Akal de Bolsillo.
Este País se fundó en 1991 con el propósito de analizar la realidad política, económica, social y cultural de México, desde un punto de vista plural e independiente. Entonces el país se abría a la democracia y a la libertad en los medios.
Con el inicio de la pandemia,
Este País se volvió un medio 100% digital: todos nuestros contenidos se volvieron libres y abiertos.
Actualmente, México enfrenta retos urgentes que necesitan abordarse en un marco de libertades y respeto. Por ello, te pedimos apoyar nuestro trabajo para seguir abriendo espacios que fomenten el análisis y la crítica. Tu aportación nos permitirá seguir compartiendo contenido independiente y de calidad.