A tan sólo diez días de la llegada de Trump a la Casa Blanca, en México surgió una crisis con nuestro vecino del norte que no habíamos visto en tiempos modernos. Peña Nieto se ha mantenido en una postura confrontacional, apoyada por todos los partidos y sectores de la sociedad civil. Probablemente lo siguiente que […]
Perímetro de seguridad: ¿Cómo trabajar en la frontera con los Estados Unidos en la era de Trump?
A tan sólo diez días de la llegada de Trump a la Casa Blanca, en México surgió una crisis con nuestro vecino del norte que no habíamos visto en tiempos modernos. Peña Nieto se ha mantenido en una postura confrontacional, apoyada por todos los partidos y sectores de la sociedad civil. Probablemente lo siguiente que […]
Texto de Athanasios Hristoulas 17/06/17
A tan sólo diez días de la llegada de Trump a la Casa Blanca, en México surgió una crisis con nuestro vecino del norte que no habíamos visto en tiempos modernos. Peña Nieto se ha mantenido en una postura confrontacional, apoyada por todos los partidos y sectores de la sociedad civil. Probablemente lo siguiente que mencionaré causará controversia, pero no estoy seguro de que ésta sea la mejor estrategia para afrontar la situación presente.
Trump no creó los problemas en la frontera; durante más de cuatro décadas, ésta ha sido el punto focal de mayor tensión entre México y Estados Unidos. Si bien no estoy defendiendo de ninguna manera a Trump, es cierto que el tráfico de drogas, la migración irregularizada y el crimen organizado en algunas áreas de esta zona son aún problemáticas de una realidad ineludible. Lo único que Trump hizo fue capitalizar estos temas políticamente.
Históricamente, la política exterior de neutralidad y de no alineamiento que México alguna vez tomó frente a Estados Unidos tuvo lógica; sin embargo, la realidad internacional ha cambiado, y hoy aquel razonamiento ha perdido su validez. A diversos políticos mexicanos les gustaría regresar a los días en que México y Estados Unidos eran vecinos distantes. Peña Nieto ha buscado diversificar las relaciones económicas con Latinoamérica, Asia y Europa. Si bien es cierto que podría parecer una buena idea, tenemos que ser honestos, Estados como China y Brasil son competidores económicos de México, y otras regiones como Europa están muy ocupadas con sus propios problemas para preocuparse por la economía mexicana. Además, durante 20 años México ha tratado de diversificar sus relaciones económicas sin tener éxito. No hay razón para pensar que esto funcionará ahora cuando no lo hizo en los años noventa ni en la primera década del siglo XXI.
En la actualidad, la cooperación es absolutamente indispensable para garantizar los intereses y la seguridad nacional, no sólo de México sino de cualquier Estado, pues bajo la dinámica del sistema internacional es casi imposible actuar de manera aislada. Simplemente por el hecho de compartir frontera con los Estados Unidos, los intereses de ambas naciones son compartidos. Siendo sinceros, nuestra única opción es encontrar la manera de trabajar productivamente con ellos.
Hace algunos años, después del 9/11, México tuvo la oportunidad de resolver los problemas en la frontera con los Estados Unidos, pero dicha esperanza quedó sepultada. Luego de ello, tanto la frontera con México como la frontera con Canadá representaron una potencial amenaza terrorista para Estados Unidos, a tal grado que por algunos días los estadounidenses cerraron ambos lindes. A pesar de ello, Canadá se puso a trabajar y de manera proactiva se dedicó a solucionar los problemas existentes en la frontera con los Estados Unidos. Los canadienses propusieron ideas innovadoras sobre la construcción de una frontera segura. Canadá permitió que las autoridades estadounidenses establecieran mecanismos de preverificación para pasajeros y comercio (donde todo tipo de cruce fronterizo está preautorizado por parte de Estados Unidos), y creó de manera conjunta un sistema fronterizo “inteligente”, con lo cual se consolidó la confianza mutua y ambos países pudieron beneficiarse de más seguridad y comercio. México firmó un acuerdo parecido con los Estados Unidos en 2002, pero a diferencia de Canadá, no lo tomó en serio. No debemos sorprendernos demasiado de lo que intenta Trump con la construcción del muro, con su postura antiinmigrante, con sus quejas ante el TLCAN y en general con su actitud antimexicana. Esta retórica ha sido parte del sistema político estadounidense por mucho tiempo.
México necesita presentar de manera proactiva un plan para la transformación de la frontera. Primero se necesita ser más flexible, de la misma forma que los canadienses. Ahora no es el momento de una retórica populista y nacionalista. Asimismo, es necesario empezar a trabajar en programas de cooperación bilateral para generar confianza mutua. La implementación plena de mecanismos de preverificación, identificación de identidad y frontera inteligente son de vital importancia. La frontera entre México y Estados Unidos nunca será cien por ciento segura, ni siquiera con estas medidas, pues en realidad, ninguna fontera lo es (ni siquiera la frontera entre Canadá y Estados Unidos). De cualquier manera, con un poco de innovación proactiva de parte del Gobierno mexicano, lo que podríamos alcanzar con los Estados Unidos será un gran fortalecimiento de la confianza y el respeto mutuo. Esto va a ayudar a quitar del imaginario colectivo estadounidense la idea de que México es una amenaza. EstePaís
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Athanasios Hristoulas es profesor-investigador en el Instituto Tecnológico Autónomo de México.
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