Escritos de frontera: Inversión directa y economía familiar

El estado de la economía mexicana deja mucho que desear. ¿Qué se necesita para que crezca, para que el desempleo disminuya, para que haya más inversiones y los salarios mejoren?

Texto de 23/03/16

El estado de la economía mexicana deja mucho que desear. ¿Qué se necesita para que crezca, para que el desempleo disminuya, para que haya más inversiones y los salarios mejoren?

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I.

El desempeño de una economía debe medirse a nivel de la economía familiar, y a ese nivel, las variables que importan son: empleo, salario, consumo, precios, poder adquisitivo. Lo ideal es (1) que haya empleo para todo aquel que esté dispuesto a trabajar, para lo cual se requiere que la creación de empleos sea la mayor posible, para lo que se necesita que la inversión directa también sea la mayor posible; (2) que el salario sea el mayor posible, para lo cual se requiere que la demanda de trabajo de parte de las empresas sea mayor que la oferta de trabajo de parte de los trabajadores, para lo que se necesita que la inversión directa sea la mayor posible; (3) que el consumo de bienes y servicios sea el mayor posible, para lo cual se requiere, por el lado de la oferta, que su producción sea la mayor posible, para lo que se necesita que la inversión directa también sea la mayor posible y, por el lado de la demanda, que todos consuman lo que necesitan, para lo cual se necesita que todos los que quieran trabajar encuentren trabajo y que sus ingresos sean los mayores posibles, para lo que se requiere, nuevamente, que la inversión directa sea la mayor posible; (4) que los precios sean los más bajos posibles, para lo cual resulta indispensable que, en todos los sectores de la actividad económica y en todos los mercados de la economía, se dé la mayor competencia posible entre oferentes, tanto nacionales como extranjeros, y (5) que el dinero preserve su poder adquisitivo, para lo cual se requiere que no haya inflación, para lo que se necesita que la cantidad de dinero que se intercambia en la economía crezca (o decrezca) en la misma proporción en la que crece (o decrece) la oferta de bienes y servicios (producción interna menos exportaciones más importaciones), siendo esta la regla de oro para el buen comportamiento de los bancos centrales (misma que muy pocas autoridades monetarias respetan).

De las cinco variables mencionadas (empleo, salario, consumo, precios, poder adquisitivo), las tres primeras dependen del comportamiento de la inversión directa, que es la que abre empresas, produce bienes y servicios, crea empleos y permite, a quienes obtienen esos empleos, generar ingresos. Todo ello (más empleos, mejor pagados, mayor consumo) depende de la inversión directa. Es por ello que es una variable tan importante.

II.

No todo trabajo debe ser dependiente, es decir, condicionado a que alguien (el empleador) lo cree para alguien más (el empleado) a cambio de una remuneración (el salario). Tal vez la tendencia marque la sustitución de trabajos dependientes por trabajos independientes (autoempleo). Sin embargo, hoy los trabajos dependientes siguen siendo importantes. En diciembre de 2015, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 75% de los trabajadores en México fue dependiente (subordinados y remunerados); el 18.1%, trabajadores por cuenta propia; el 4.1%, empleadores (22.2% de trabajadores independientes, entre cuentapropistas y empleadores), y el 2.8% fueron trabajadores no remunerados.

¿Qué se requiere para que aumente la creación de puestos de trabajo dependientes? Que directamente se invierta más: que se abran más empresas y que, por ello, se creen más puestos de trabajo, hasta alcanzar la tasa de desempleo friccional, que es la que corresponde a quienes, habiendo dejado un empleo, ya tienen otro, pero todavía no empiezan a trabajar. Que la creación de empleos sea la mayor posible quiere decir que el único desempleo existente es el friccional (en México no hay datos de la tasa de este).

III.

En materia de empleo, el reto es doble. Primero: crear la mayor cantidad posible de empleos. Segundo: que sean lo mejor remunerados posible. Para lograr lo primero se necesita la mayor inversión directa posible, y para conseguir lo segundo también, dado que el salario se determina por la relación oferta–demanda de trabajo en los mercados laborales, y esa relación debe ser favorable al interés de los trabajadores: que el salario sea el mayor posible.

¿Qué se requiere para que el salario sea el mayor posible? Que la demanda de trabajo de parte de las empresas sea mayor que la oferta de trabajo de parte de los trabajadores, de tal manera que en el mercado laboral se genere escasez de trabajadores, lo cual provoca un alza de los salarios, para lo que se requiere que la inversión directa, que crea empleos, au?mente lo más posible. Lo ideal es que la demanda de trabajo de parte de las empresas crezca más que la oferta de trabajo de parte de los trabajadores, para lo cual se necesita que la inversión directa crezca lo más posible.

IV.

Lo ideal, desde el punto de vista de la economía familiar y, por lo tanto, del bienestar de los integrantes de la familia, es que el consumo de bienes y servicios sea el mayor posible, entendiendo por ello que, por lo menos, sea suficiente para satisfacer las necesidades básicas, que son aquellas que, de quedar insatisfechas, atentan contra la salud y la vida de la persona. Para ello se requiere, por el lado de la oferta, que la producción de satisfactores sea la mayor posible y, por el lado de la demanda, que el ingreso del consumidor sea suficiente para poder comprar los necesarios, todo lo cual depende de la inversión directa que, por un lado, produce esos bienes y servicios (sumando a la oferta de los mismos) y, por el otro, crea empleos y genera ingresos (haciendo posible la demanda de bienes y servicios).

V.

Vistas así las cosas, queda clara la importancia que para el buen desempeño de una economía —mismo que debe medirse a nivel de la economía familiar— tiene la inversión directa, uno de cuyos componentes principales es la inversión fija bruta en instalaciones, maquinaria y equipo, que proporciona la infraestructura física para la producción de bienes y servicios, la creación de empleos y la generación de ingresos, por lo que es un buen indicador del comportamiento de la inversión directa en general.

En México, ¿cuál ha sido el comportamiento de la inversión fija bruta? A lo largo del siglo xxi, hasta noviembre de 2015, dicho comportamiento expone una tendencia preocupante después del “atorón” de 2013 y de la recuperación de 2014, con altibajos a lo largo del camino a partir de 2015, tendencia que dio como resultado en noviembre de ese año un decrecimiento de la inversión fija bruta del 1.5% en términos anuales (comparando noviembre de 2015 con noviembre de 2014).

En enero de 2015 la inversión fija bruta creció, en términos anuales, 9.8%. Once meses después, en noviembre, decreció 1.5%, con todo lo que ello significa en términos del impacto sobre la economía familiar: empleo, salario, consumo.

¿Qué se requiere para que en México se invierta directamente más? Que la mexicana sea una economía más competitiva, más segura, más confiable. ¿Cómo andamos en el país en materia de competitividad, definida como la capacidad de la nación para atraer (que los capitales se inviertan aquí), retener (que los capitales aquí invertidos se queden invertidos aquí) y multiplicar (que las utilidades generadas por los capitales invertidos en México se reinviertan aquí mismo) inversiones directas? Según el Índice de Competitividad Global 2015-2016, del Foro Económico Mundial, en materia de competitividad México ocupa, entre 140 naciones, el lugar 57, con una calificación de 6.1 sobre 10. En una palabra: mediocridad.

En este, como en muchos otros temas, hay que ir más allá de la frontera. 

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Arturo Damm Arnal es economista, filósofo y profesor de Economía y Teoría Económica del Derecho en la Universidad Panamericana.

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