Esta es nuestra carta editorial de febrero de 2021 sobre el contenido de nuestro número 357. Los Centrales son acerca de nuestra salud mental en estos tiempos pandémicos. En Cultura ilustramos a nuestro México y en Ambiente homenajeamos a los ambientalistas asesinados. En Sociedad nueva indagamos en el porno después del porno: el posporno.
Texto de Julieta García González 02/02/21
Esta es nuestra carta editorial de febrero de 2021 sobre el contenido de nuestro número 357. Los Centrales son acerca de nuestra salud mental en estos tiempos pandémicos. En Cultura ilustramos a nuestro México y en Ambiente homenajeamos a los ambientalistas asesinados. En Sociedad nueva indagamos en el porno después del porno: el posporno.
Pasa esto: los días se parecen entre sí y el mundo parece más frágil; el cansancio es contagioso y no hay horas de sueño suficientes; se acumulan el trabajo y los pendientes y, sin abrazos y con el rumor constante de las ambulancias, el panorama es más que gris. Esto que sucede nos sucede a todos: todos lo estamos padeciendo. Además, tendrá consecuencias en el mediano y en el largo plazo para los niños que no conocen a sus compañeros de clase más que en la pantalla, para las personas mayores que necesitan más que los demás del contacto físico y la cercanía emocional, para quienes deben trabajar y han visto comprometida su salud, para las personas que han perdido a alguien cercano. El encierro y la enfermedad son enloquecedores. Se le van las cabras al monte al ídolo pop y al integrante de la banda que está por lanzar su sencillo, a las actrices, a los tíos y a los políticos. De pronto, creemos en conspiraciones, odiamos al vecino, nos sentimos agotados e inútiles o eufóricos, capaces de vencer con nuestros ánimos al virus.
Los efectos de la pandemia en la salud mental no son algo ligero y debemos empezar a tomarlos en serio. Galia García Palafox, desde su propia angustia, se dio a la tarea de consultar con psicólogos qué es lo que estamos viviendo y qué puede venir después de esta tristeza; Jesús Ramírez-Bermúdez analiza las fallas en el sistema de salud mental de una manera clara y puntual, ofreciendo un doloroso panorama de errores y problemas sustanciales; con lucidez, Fernanda Pérez-Gay Juárez trata a las teorías de la conspiración como un problema de salud mental colectivo, que tendríamos que atender, e Irma Gallo revisa con mirada empática y compasiva la salud de las mujeres en este encierro que no parece tener fin.
Si no nos miramos en este espejo de tristeza, abandono, desasosiego y actitudes extremas, corremos el riesgo de negar lo que nos sucede hoy. Sin verlo a los ojos, jamás podremos remediarlo.
La obra que acompaña a los textos Centrales es de la serie La oscuridad viene de una sombra llamada pensamiento de León Plascencia Ñol, poeta y artista visual.
Es La Catrina una de las formas de imaginarnos mexicanos. El grabado de José Guadalupe Posada nos ayuda como símbolo de identidad y forma parte de una fascinante tradición del México ilustrado. Desde la caricatura política hasta las representaciones populares del arte, la ilustración se nos ha colado como una parte fundamental de la cultura: está en las paredes, en los billetes, en los calendarios y en espacios, museos y salones dedicados especialmente a ella.
En esta edición, tres ilustradores notables hacen distintos recorridos por la ilustración. Abril Castillo narra una personal aproximación a lo que ella llama “dibujar”; su trayecto es el de los creadores natos, que van descubriéndose a sí mismos conforme avanzan en su trabajo. Eréndira Derbez, puntual ilustradora, rescata la memoria y el trabajo de un artista francés que ejerció durante el siglo XX del arte mexicano con una obra colorida y peculiar que merece mucho más reconocimiento que el que ha tenido. José Fabián Estrada, “Perrito”, nos lleva de la mano por las formas en que puede devaluarse el arte, en que puede encontrarse valor en lo que amamos y en las formas de la felicidad y el diálogo que pueden encontrarse en dibujar. Este número es un homenaje al México ilustrado de tres ilustradores que queremos y admiramos.
Nuestra artista del mes es Andonella, que con trazos lúdicos y humor ácido, se ha colocado como una de las ilustradoras emergentes de nuestro país.
El 20 de febrero de 2019, el activista Samir Flores fue asesinado a balazos frente a su casa, en Morelos. Flores se oponía al llamado Proyecto Integral Morelos (PMI) por muchas razones: una de las más importantes era el daño ambiental que provocaría. Samir se suma a la trágica lista de protectores del ambiente asesinados en México. Uno de los cinco países megadiversos, con una orografía y una variedad climática abrumadoras, debería ser un país que cuidara su entorno y que considerara a los ambientalistas sus aliados. No es así. En México, proteger al ambiente de los embates del crimen organizado, de la voracidad de cierta iniciativa privada y de los proyectos que cada sexenio se anuncian con bombo y platillo, resulta una sentencia de muerte. Luis Mendoza Ovando reportea desde las localidades acerca de la incertidumbre en que viven los ambientalistas y la falta de visión de los gobiernos local y federal. Agustín Ávila-Casanueva demuestra que debemos temerle a las personas: el lobo somos nosotros porque no hemos hallado la forma de acomodar la vida que queremos llevar con lo que necesitamos para llevarla. Para que esto suceda, debemos cuidar a quienes protegen el ambiente. Luis Saucedo, desde su pasión de biólogo, habla de la distancia que suele haber entre quienes estudian la naturaleza, amándola, y el espacio social en el que se mueven los ambientalistas. Si acortamos la distancia entre ellos y nosotros, podremos acortar también la distancia que sentimos entre el ambiente (los árboles, las guacamayas, las mariposas, los lagos, un cactus) y nuestras vidas cotidianas. Y, ¿quién protege a los protectores del ambiente? Eso se preguntan Lorenzo Rosenzweig y Claudia Luna: ¿quién, si no nosotros? Necesitamos encontrar estrategias y soluciones para no perpetuar esquemas que pondrán aún más en riesgo todo lo que tenemos, sin exagerar.
Que arroje la primera piedra quien esté libre de: haberse asomado a descubrir el sexo que otros tienen, haberse excitado con cuerpos ajenos, especialmente trabajados y habilitados para hacer del acto sexual un espectáculo, haber sentido un placer a la vez delicioso y culpable o de pensar que no está tan mal mirar a quienes en un escenario se dejan penetrar o penetran porque es un negocio y una ojeada no le hace mal a nadie. La situación es más compleja y atiende a una colección de razones. Ahora quisimos entrar a discutirlas y a pensar en la pornografía —tan vieja como la civilización, que sepamos— desde el ángulo que requiere una sociedad que debe reinventarse. Paola Aguilar, Melissa S. Ayala García y Andrea Sánchez Grobet entrelazan sus ideas y experiencias para lograr una visión renovada del porno: lo posporno.
Desear no debe transitar por el daño o la herida; lo público y lo privado pueden reacomodarse; la idea del cuerpo y el sexo son flexibles y pueden ajustarse; hay maneras de transitar desde adentro lo pornográfico y de vivirlo como un acto generoso; hay pornografía mala… y hay pornografía buena. Por eso quisimos hablar del posporno: de esa versión del anhelo físico y del deseo colectivo, que no lastima a nadie, que se hace desde los afectos y la complicidad. Queremos plantear una nueva forma de amar con el cuerpo.
Y tenemos una nueva entrega de la serie “Nosotras hablamos”: Nona Fernández es entrevistada por Andrea Chapela. ¡Den click aquí para ver más entrevistas con escritoras latinoamericanas!
DOPSA, S.A. DE C.V
