Poemas
A la memoria de Miguel Bojórquez (1996-2019)
A Ximena, Mo Chuisle
1
La orilla de la luz es vidrio roto, piedras ungidas en miedo,
terrores como plantas que nacen muertas detrás de la carne.
Es el pecho inflamado donde la destreza del amor alcanza para escribir canciones,
cuentos de afiladas uñas, vocablos que caen al río convertidos en peces.
La orilla de la luz es agua y cuerpos que la vida agita y pone a secar.
Es una grieta donde nos asomamos para ver los nombres que la soledad
acumuló en la esquina de un cuarto. Es un manual de discreta ingeniería
para levantar un puente o construir una cuna.
No llueve a orillas de la luz porque siempre es agua.
Un vientre de agua. El abrazo de agua de los dioses amargos.
La sinfonía de agua removiendo cardos, caracolas, coscojas,
lentiscos, jaras y ahogados, hermosos e irrecuperables ahogados
como un tesoro que nadie busca.
La orilla de la luz, también, es un pan de agua en la boca
de los que se ahogan muy jóvenes
y saludan a la muerte con solemnidad y en silencio.
2
Pido perdón a mi madre sola.
A mi padre.
A mis hermanos.
A mis amigos.
Al anciano que no seré, atado a rituales,
males endémicos,
la cadera tronchada:
el camino más corto al jardín de la contención y el desahucio.
Pido perdón al sexo trunco, a sus necesarias ínfulas,
a la piel, a las pieles.
Pido perdón a los libros que prometí leer un día y que,
desde esta pradera fantasma,
serán el campo segado del deseo.
A los hijos que no quise ni tuve.
A los caprichos vivaces de la vida doméstica.
A la juguetería de la bondad.
A la fiebre y el vómito.
A los perros.
Pido perdón a la música, a la ceremonia
de sus incendios, a las canciones y sus ataques
de rabia.
Todo está roto y nadie habla inglés.
Pido perdón a mí mismo por la urgencia, por el destello,
por la vacuidad.
Pido perdón a mi madre sola.
Hoy mi cuerpo es vocablo:
La ración de unos salmos, la palabra pájaro
atravesando el pentagrama.
La palabra memoria a punto de encenderse en la calle.
Culiacán, 3 de junio de 2019 EP