Taberna: Vuelo de noche

En su columna mensual, Fernando Clavijo discute sobre la comida que se sirve en los vuelos comerciales y su dudosa calidad.

Texto de 08/02/24

Vuelo de noche

En su columna mensual, Fernando Clavijo discute sobre la comida que se sirve en los vuelos comerciales y su dudosa calidad.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Volar y comer nunca se han llevado bien. Desde que empezaron los vuelos comerciales de pasajeros, en la fecha increíble de 1914, se buscó una manera de ofrecer algún refrigerio. El primero, bastante atinado, se ofreció apenas 5 años después en el vuelo de Handley-Page de Londres a París: sándwiches y fruta en box lunch, vendido por el equivalente a $150 pesos mexicanos actuales. Desde entonces no hemos mejorado mucho… aun si en algunas aerolíneas se siguen brindando comidas calientes, supuestamente gratuitas, desde la segunda mitad de la década de 1930.

“Volar y comer nunca se han llevado bien.”

Pagar o no pagar por la comida no es realmente el tema de esta columna; creo que cualquiera estaría dispuesto a pagar por una comida sana y rica, o ahorrarse ese mismo monto si prefiere llevar su propio sándwich. Lo ridículo es tener que pagar hasta por el agua, y aun así obtener comida muy mediocre. Pasta pastosa, salsas harinosas y dulces, vegetales marchitos. Hay excepciones, por supuesto, como el servicio de primera clase o el de las aerolíneas asiáticas, pero, de nuevo, el tema no debería ser económico.

Ferrán Adriá —sirva esto como definición del término overkill— dijo lo obvio hace ya casi dos décadas: un buen pan con carnes frías, lechuga y queso, más una fruta, es suficiente para aguantar unas horas. Y no tienen que ser carnes: para los vegetarianos puede haber queso o pescado curado, o para los veganos nueces y semillas tostadas. El error es dar recalentado de microondas, esas cajitas con papel aluminio que se parecen mucho a las TV dinners norteamericanas. Estas son un invento de comida congelada que debemos a Trans World Airlines, TWA, ni más ni menos que de Howard Hughes (el mismo que, junto con William R. Hearst serviría de inspiración para la película de Orson Welles, Citizen Kane).

La dificultad para alimentarse podría solventarse con opciones sanas afuera del avión, en el propio aeropuerto. Sin embargo, estas también son escasas, caras y bastante malas. Como ejemplo, puedo citar que hace unos meses que volvía de la FIL me sorprendió ver por la mañana una cola bastante larga en el Shake Shack del área de espera del Aeropuerto de Guadalajara. ¿Hamburguesas a las 9 de la mañana? Seguí de largo a buscar un café y el único que encontré fue uno llamado Farine, Coffee & Bakery. Cuando me acerqué lo entendí todo: una concha costaba $149 pesos, ¡un chocolatín (diminuto) $249! De nuevo, hay excepciones notables como el aeropuerto de San Francisco, pero son justamente eso, excepciones.

Hace al menos 40 años, antes de que los pasajeros se convirtieran en algo peligrosísimo que requiere incontables medidas de seguridad, en los aviones prestaban cubiertos metálicos y servilletas de tela. Es cierto, se podía fumar en los asientos de atrás, lo cual era asqueroso pero lo tolerábamos porque así eran las cosas entonces. Recuerdo muy bien unos saleros y pimenteros, frasquitos de vidrio con tapa metálica que aún embellecen las cocinas de muchas casas. En todo caso, antes de que fuera imposible meter una botella de agua a la sala de espera, la vida era un poquito más fácil. Sin embargo, aún se pueden pasar barras, gomitas o nuestro snack preferido, algo que vale mucho la pena.

Antes de eso, en periodos de guerra y su fin, volar también era riesgoso pero por motivos distintos. El avión militar que pilotaba el padre de mi padre desapareció en alguna parte entre Cochabamba y La Paz, Bolivia, cuando escoltaba al entonces presidente Enrique Hertzog Garaizábal, médico más bien conservador. Mi abuelo no debe haber sido muy conservador si le puso Vladimir a su hijo, pero murió en 1947 en este trayecto incierto. Es probable que pilotara un biplaza de combate Curtiss-Wright o un Texan, ambos comprados luego de la Guerra del Chaco y provenientes de los Estados Unidos, país que se quedaba con todo el estaño que la empresa de Simón I. Patiño podía proporcionarle.1 Patiño murió también en el 47, pero en Argentina, y poco después cayó Hertzog bajo la presión del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), pues bien se sabe que cualquier partido que ostente la palabra ‘movimiento’ es desestabilizador.2

“Hace al menos 40 años, antes de que los pasajeros se convirtieran en algo peligrosísimo que requiere incontables medidas de seguridad, en los aviones prestaban cubiertos metálicos y servilletas de tela.”

Otro piloto que murió por esas fechas fue Antoine de Saint-Exupéry, el escritor de El Principito. Este caballero solitario y meditabundo sobrevoló África y luego Argentina como piloto de correos. De este empleo salió el tema para su libro más hermoso —y triste—, Vol de Nuit (1931). Luego de un choque en el Sahara escribió su obra más famosa, en 1943, y desapareció en un trayecto cerca de Córcega en 1944, al final de la guerra, a bordo de un Lightning F-5B.

Aeropuertos, seguridad post 9/11, salas de espera y vuelos atiborrados. Imposible no pensar en Let Down, la canción del mejor disco de Radiohead. Y, sin embargo, esa es la historia de un medio de transporte que no por ser masivo deja de ser increíble, pues puede cambiarle la vida a uno en cuestión de horas, como cuando se migra de un país deshecho a otro que ofrece esperanza, o cuando se abandona el hogar para estudiar o buscar fortuna. O más aún, como cuando se cruza por primera vez el Atlántico o un desierto, o se ve por última vez el mar o el pico de una montaña. Todas esas transiciones caen mejor si se tiene algo en el estómago, aunque sea una oblea o una alegría. Por ahora mi vista aérea más común es el sinfín de luz que es llegar de noche a la Ciudad de México, siempre feliz de volver sea de donde sea que se venga. Solo un consejo certero puedo dar para el transporte aéreo como para la vida en general: procure mantenerse hidratado. EP

  1. Mi tío dice que se trataba de un Mustang, pero estos no se fabricaron hasta 1954, después de la muerte de mi abuelo, así que confiaré en la versión de mi padre. []
  2. Otros ejemplos cercanos son el MAS (Movimiento al Socialismo) de Evo Morales y el MVR (Movimiento Quinta República) de Hugo Chávez. []
Este País se fundó en 1991 con el propósito de analizar la realidad política, económica, social y cultural de México, desde un punto de vista plural e independiente. Entonces el país se abría a la democracia y a la libertad en los medios.

Con el inicio de la pandemia, Este País se volvió un medio 100% digital: todos nuestros contenidos se volvieron libres y abiertos.

Actualmente, México enfrenta retos urgentes que necesitan abordarse en un marco de libertades y respeto. Por ello, te pedimos apoyar nuestro trabajo para seguir abriendo espacios que fomenten el análisis y la crítica. Tu aportación nos permitirá seguir compartiendo contenido independiente y de calidad.

DOPSA, S.A. DE C.V