Pérdida del lenguaje y vida cotidiana

Una de las capacidades que damos por sentada cotidianamente es la del lenguaje, ¿qué sucede cuando la perdemos? Los linguistas Renato García González y Josaphat E. Guillén Escamilla explican qué es una afasia y sus implicaciones.

Texto de & 16/03/23

Una de las capacidades que damos por sentada cotidianamente es la del lenguaje, ¿qué sucede cuando la perdemos? Los linguistas Renato García González y Josaphat E. Guillén Escamilla explican qué es una afasia y sus implicaciones.

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En los últimos meses, en este espacio se ha puesto de relieve cuestiones básicas, pero fundamentales, con respecto a la capacidad humana para el lenguaje; se ha hecho hincapié en que la variación y el cambio de las lenguas humanas podría considerarse la situación más natural en cuanto a sus ciclos de vida. Se ha partido de la suposición fundamental de que la capacidad humana para el lenguaje es una posesión inalienable e intrínseca de todos los miembros de nuestra especie y, hasta donde sabemos, sólo nuestra. Hasta el momento, sin embargo, no se ha hablado de una situación igualmente interesante: la pérdida de las habilidades lingüísticas o afasia. Este es un fenómeno lingüístico y psicológico, que también suscita el interés de los neurólogos y es, en última instancia, un problema de salud.

Las habilidades lingüísticas, como muchas otras cosas de la vida cotidiana, no se notan sino hasta que se pierden o fallan, de tal forma que, dado que cada persona tiene una habilidad implícita para hablar su(s) lengua(s) materna(s), realmente no nos detenemos a pensar en su funcionamiento ni en todo lo que hace por cada una, salvo cuando hay algún problema.

El año pasado se anunció que el actor estadounidense Bruce Willis se retiraba por un diagnóstico de afasia. Muchas personas se preguntaron si sería un retiro definitivo o sólo temporal. En términos generales, la afasia es la pérdida o alteración del lenguaje como resultado de un daño en la corteza cerebral, producto de un golpe en la cabeza, un accidente cerebrovascular, tumores, infecciones o la muerte excesiva de neuronas a causa del envejecimiento acelerado del sistema nervioso. En todos los casos, el lenguaje —como sistema y como medio de comunicación— se ve afectado en mayor o menor medida, dependiendo de factores como la edad, la extensión de la zona lesionada, la alimentación, entre otros aspectos. La primera descripción de esta enfermedad se remonta al año 1500 a.n.e., en Egipto, pero fue hasta el siglo xix que comenzó a describirse de manera sistemática por anatomistas y médicos, entre los que destacan Marc Dax (1836), Paul Broca (1861) y Carl Wernicke (1874).

“…la afasia es la pérdida o alteración del lenguaje como resultado de un daño en la corteza cerebral, producto de un golpe en la cabeza, un accidente cerebrovascular, tumores, infecciones o la muerte excesiva de neuronas a causa del envejecimiento acelerado del sistema nervioso”.

En la actualidad, existen diferentes criterios para clasificar los tipos de afasia, ya sea que respondan a aspectos anatómicos, de fluidez verbal o al tipo de proceso lingüístico que se encuentra alterado. En el primer caso, se dividen en afasias anteriores —provocadas por un daño en el lóbulo frontal izquierdo— y afasias posteriores —causadas por un daño en el lóbulo temporal izquierdo—. En el segundo caso, se clasifican como afasia no fluente aquellos casos donde los pacientes tienen dificultades evidentes para articular fonemas, palabras y oraciones (habla telegráfica); en contraste, una afasia fluente es aquella donde no se presenta esta dificultad para articular, pero sí se manifiestan errores en la selección del léxico (dificultades para acceder a una palabra y reconocerla). Finalmente, otro criterio para su clasificación es el tipo de procesamiento lingüístico que se encuentra alterado, en este caso se habla de problemas en la codificación o producción del lenguaje, por un lado, y de problemas en la decodificación o comprensión, por el otro.

Área del lenguaje | Foto: Museo Anatómico “Pedro Ara”

Ahora bien, ¿de qué manera se diagnostica una afasia? El camino recomendable para un diagnóstico, tratamiento y rehabilitación adecuados involucra la participación de varios especialistas. En un primer momento, el neurólogo atiende al paciente con un daño cerebral, identifica la zona afectada, evalúa la extensión de la lesión y, ante la sospecha de un daño cognitivo, puede canalizarlo con el neuropsicólogo para que determine qué mecanismo o función psicológica se ha alterado: la atención, la memoria, el lenguaje, etcétera. Si el neuropsicólogo encuentra que hay un daño en el lenguaje, entonces, se procede a la intervención de un logopeda, fonoaudiólogo o terapeuta del lenguaje. Para que la rehabilitación sea fructífera, es necesario que el paciente siga su tratamiento médico, mejore sus hábitos alimenticios, asista a terapias del lenguaje y lleve a cabo también una rehabilitación física adecuada, pues la afasia viene acompañada de una hemiparesia (parálisis parcial) de una o las dos extremidades del lado derecho y de los músculos faciales derechos.

¿Por qué es importante un tratamiento adecuado para la rehabilitación de la afasia? Imaginemos por un momento que, de un día para otro, perdemos la capacidad para producir o comprender el lenguaje, ¿de qué manera se podría sustituir la habilidad lingüística?, ¿cómo podríamos interactuar con otras personas si no somos capaces de comprender lo que nos dicen o de expresar nuestras ideas? Esta es la realidad a la que se enfrentan los pacientes con afasia, sin mencionar otras comorbilidades producidas por el daño cerebral. Si bien es cierto que la capacidad lingüística no se restituye al cien por ciento, una rehabilitación adecuada puede contribuir a la emergencia de estrategias compensatorias comunicativas; esto es, la sobreexplotación de aquellos recursos lingüísticos que conservan los pacientes para tratar de seguir interactuando con otras personas. Además, gracias a la terapia, el logopeda puede ir desbloqueando ciertos mecanismos lingüísticos, como la articulación de fonemas aislados o la comprensión de enunciados cortos, lo que ayuda enormemente a los hablantes con afasia.

“Si bien es cierto que la capacidad lingüística no se restituye al cien por ciento, una rehabilitación adecuada puede contribuir a la emergencia de estrategias compensatorias comunicativas”.

Como el lector habrá notado, la pérdida del lenguaje supone un condición incapacitante que obliga al paciente a depender enteramente de sus familiares más cercanos, también significa que no puede volver a trabajar y, lo que es más grave, se ve confinado a su propio mundo porque no puede comunicarse con los demás. De esta forma, la vida de los pacientes se ve trastocada en todos los aspectos: emocional, afectivo, familiar y laboral. Por esta razón, recientemente se ha subrayado la importancia de considerar, también, los daños psicosociales que trae consigo la afasia y se ha ponderado la necesidad de incluir la terapia psicológica al tratamiento integral de la afasia.

En nuestro país, no contamos con la cifra de incidencia (nuevos casos por año) ni prevalencia (número total acumulado) de esta enfermedad, pero lo que sí sabemos es que gracias a los condiciones de la vida moderna —estrés, mala alimentación, falta de ejercicio, adicciones— este padecimiento se presenta cada vez a edades más tempranas, incluso a partir de los treinta. Por otro lado, y gracias a la democratización paulatina de los tratamientos médicos, la esperanza de vida después de haber sufrido un golpe en la cabeza o un accidente cerebrovascular es mayor, lo que, en conjunto, supone que habrá pacientes con afasia más jóvenes y que la prevalencia de la enfermedad será mayor. Por estas razones, es importante que el sistema de salud público comience a realizar acciones encaminadas a brindar un servicio de calidad y efectivo, que permita tratar y rehabilitar al lenguaje desde los primeros meses del inicio del padecimiento, donde —sin duda— la labor del lingüista y de la lingüística resultan determinantes. EP

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