Olivia Colman, esa actriz de carácter, con una cara acorde a su edad (tiene 45 años) y una calidad interpretativa genial, es la nueva reina de The Crown. Como tal, ha sido recibida en el Palacio de Buckingham, para colgarse en el pecho la condecoración que la acredita como miembro de la Orden del Imperio Británico, la orden de caballería fundada en 1917 por el rey Jorge V.

Siempre que hablamos de actores solemos decir que son mejores los ingleses que los estadounidenses. Generalizar así no tiene sentido, pero cuando un actor tiene la talla de Tim Roth, de Gary Oldman, nuestra teoría se alza por los aires. Por supuesto que en el medio está Daniel Day-Lewis, el actor más importante de la cepa inglesa contemporánea y uno de los más relevantes del mundo, quien casi no lee los guiones que le llegan casi a diario. El tiempo libre lo ocupa en leer libros, hasta que llega algo que llama su atención y sobreviene el tiempo de volver al trabajo. A veces es un director que le interesa, otras la insistencia de cineastas que lo adoran como Martin Scorsese, quien tardó mucho tiempo en convencerlo de que se pusiera en la piel del carnicero temido y temible de Pandillas de Nueva York. Ahora bien, después viene Joaquin Phoenix con The Joker y nos hace callar la boca. 

¿Qué pasa con las actrices?

La verdad es que no se quedan atrás, desde Helen Mirren a Maggie Smith; desde Helena Bonham-Carter (aquí en The Crown como Margarita, la hermana de la reina), pasando por supuesto por la adorada Kate Winslet, una actriz prácticamente universal que le hace competencia (más allá de la edad) con la estadounidense Meryl Streep. Donde está Kate, la película tiene algo especial. ¡Está ella!

Aquí estamos, sin embargo, como nuevos súbditos de Colman, para una serie que nos tiene como siempre: mirando como testigos imparciales y a veces aburridos la vida real de esos seres humanos que van perdiendo valor con el correr del tiempo. 

Los mirábamos en el siglo XX y pensábamos que en el XXI estaríamos viendo la existencia de los replicantes vía Philip K. Dick o por supuesto, con Harrison Ford más viejo y una Linda Hamilton con muchos músculos pero más arrugas, alabando la recreación de Blade Runner o de Terminator.

Más allá de nuestros gustos previsibles, donde queremos ver el estornudo de la princesa Diana de Gales para ver si así se salva de la muerte, la tercera temporada de The Crown (desde 1964 hasta 1979) nos mantiene tiesos y reflexivos por una vida de la que sabemos más que la de nuestra vecina, pero que y sin embargo cómo nos sigue interesando. 

A Olivia Colman la hemos visto en cientos de filmes ingleses, aunque desde que hizo a la reina Ana Estuardo para la película La Favorita, de Yorgos Lanthimos y por la que se llevó el Oscar a casa, la sacamos de su papel de segunda y empezamos a verla como una verdadera estrella (sea lo que eso signifique). Colman, una militante de izquierda en su juventud con ciertas diferencias con el reinado de su patria, está muy orgullosa de interpretar a Isabel, a quien considera una “feminista acérrima”.

La actriz veterana tuvo que reemplazar a Claire Foy, alguien que en la juventud de Elizabeth adquirió ese porte que aún hoy caracteriza a la monarca, como de vieja testigo de lo que pasa afuera y adentro, sin dejar nunca traslucir sus sentimientos. 

Tenía que reemplazar a una actriz que había recibido todos los elogios, con una crítica adversa a ella (decía que tenía una cara “muy de izquierda”) y encima dejar de oír los incansables piropos que su esposo (el actor y escritor estadounidense Ed Sinclair) le prodigaba a Claire Foy. 

Dice de su esposo que se han enamorado cuando no tenían nada, cuando ella trabajaba de limpiadora en Cambridge mientras intentaba subirse al escenario y no imaginaba que en 2012, cuando Meryl Streep le ganó el Bafta (por interpretar a Margaret Thatcher), dijo que “Olivia Colman parece estar tocada por la mano de Dios”.

Como Gael García Bernal, se fija primero en los zapatos que deberá lucir su personaje: tienen que ser cómodos y dejarla volar para en este caso interpretar a Elizabeth, alguien que sufre para adentro, que casi siempre está sola y que tarda mucho en comprender a sus seres queridos. EP

The Crown, tercera temporada disponible en Netflix. Creado por Peter Morgan. Con Olivia Colman, Helena Bonham-Carter, Tobias Menzies y Emma Corrin. 

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