Con las redes sociales a nuestro alcance, el arte se ha ido transformando. En este texto, Mario Alberto Medrano explora las facilidades del proceso artístico dentro de redes como Twitter, Wattpad e Instagram y dibuja un futuro alentador para todos los usuarios.
Los desafíos del proceso artístico en la era tecnológica
Con las redes sociales a nuestro alcance, el arte se ha ido transformando. En este texto, Mario Alberto Medrano explora las facilidades del proceso artístico dentro de redes como Twitter, Wattpad e Instagram y dibuja un futuro alentador para todos los usuarios.
Texto de Mario Alberto Medrano González 10/11/21
El uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ha puesto en marcha una maquinaria de exhibición y promoción. A raíz de la pandemia de COVID-19, las actividades más elementales como trabajar o convivir se crean y recrean mediante una pantalla. La dinámica del like o “me encorazona” ha ocupado la vida de una gran mayoría de personas. Un ejemplo contundente de la importancia que han tenido las redes sociales a nivel mundial es la gestión presidencial del anterior mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, quien utilizaba Twitter como su medio oficial para dar declaraciones o lanzar dardos a sus oponentes. Tanto ha sido el impacto de estas tecnologías, que el mismo Trump se dio a la tarea, una vez censurado por la red del pajarito, de crear su propio espacio de interacción: Truth Social.
La cartografía de internet es tan amplia como un mapa de Google: se extiende y profundiza. Explora por las más diversas disciplinas, se transforma y está constante movimiento. En México, en 2020, se estimó una población de 84.1 millones de usuarios de internet, que representan 72.0% de la población de seis años o más, a decir de la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Las redes sociales abarcan desde la vida política, social, deportiva y el quehacer diario, hasta los ámbitos culturales y artísticos, donde la exposición de los objetos artísticos se ha visto transformada. En entrevista con Este País, un grupo de expertos en saberes digitales, así como filósofos y artistas dieron a conocer su experiencia y punto de vista en torno al tema de la revolución digital y su vínculo con la creación artística.
A un clic, desde un clic
Para Alberto Ramírez Martinell, doctor en Tecnología Educativa por la Universidad de Lancaster, Inglaterra, y maestro en Ciencias de la Computación y los Medios de Comunicación por la Universidad de Ciencias Aplicadas de Furtwangen, Alemania, la redes han estimulado la oferta cultural, aunque han creado consumidores de antologías, mas no de obras completas.
“Manuel Castells, teórico de las redes y la globalización, decía que las TICs potencian todo, lo que es malo lo empeoran y lo que es bueno lo mejoran. Es decir, estimulan la oferta cultural y los canales de acceso, pues se tienen conexiones sincrónicas y asincrónicas de conciertos y eventos culturales, se puede acceder en directo a la representación artística o bien, al catálogo o exposición de cualquier recinto cultural.
Sin embargo —y pensando en lo que decía Castells—, hay la tendencia de lo cómodo y fácil, pues estamos a un clic de todo, lo que trivializa la experiencia de vivir una caminata por los anaqueles, los pasillos, los incunables, por los altos techos y la solemnidad del silencio, por la belleza del edificio arquitectónico. Aunque hay una amplitud en el acceso y un exceso exacerbado de bienes culturales, es de manera muy superficial, se ha perdido la profundidad de la experiencia. Hay una tendencia natural al consumo de brevedades, de elementos muy digeridos”, comentó el también profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Veracruzana (UV).
En su estudio Estadísticas de la situación digital de México en el 2020-2021, la agencia de marketing digital Branch, con datos del Digital 2021 Global Overview Report, hecho por We are Social y Hootsuite, realizó un estudio sobre el uso de la redes en nuestro país. Resalta que México tiene 92.01 millones de personas conectadas a internet y 100 millones de perfiles activos en redes sociales. Eso quiere decir que algunos usuarios poseen más de un perfil por red social. Es relevante que los mexicanos pasan, en promedio, 9 horas conectados a internet, de las cuales, 3 horas y media están conectados en redes sociales. También destaca que Facebook tiene 93 millones de usuarios; Instagram, 32 millones; Twitter, 11 millones y TikTok ha aumentado a 22 millones de usuarios.
José Miguel Tomasena, autor de las novelas La caída de la cobra y El rastro de los cuerpos, es un booktuber que reconoce que las redes tiene una función, esencialmente, de promoción. “Creo que lo más interesante es que las redes sociales pueden usarse de muchas maneras: la más básica es para la autopromoción como una forma de contactar con potenciales lectores; en segundo nivel están los autores que usan las redes para explorar nuevas formas de comunicación y de expresión, que en algún sentido son una expansión de su vida creativa.
Pienso en Mauricio Montiel, en Alberto Chimal, en Raquel Castro, en Juan Pablo Villalobos, en Brenda Navarro, en Agustín Fernández Mallo, en David Miklos, en Manuel Bartual. En YouTube, que es la plataforma que he estudiado como académico, hay cientos de creadores para todos los gustos. Personalmente, me gusta mucho el trabajo del colectivo Libros B4Tipos y los videoensayos de René López Villamar (Teoría del Caos) y Outis Lee. Están también los que usan las tecnologías de back-end para programar cuentas que hacen cosas extrañas y desconcertantes con el lenguaje, como el colectivo editorial @brokenenglishsi, Eugenio Tiselli o los bots de @elikaortega. Estas me interesan mucho más”.
Wattpad, pastiche generacional
Acaso uno de los ejemplos más preclaro de la monetización y sobreproducción artística en redes sociales es Wattpad, la plataforma online de lectura y escritura. Con más de 80 millones de usuarios en promedio, esta plataforma sirve para que autores nóveles puedan crear relatos, novelas, y fanfics. Lo sorprendente es que editoriales como Nova Casa editorial han volteado el rostro para descubrir y publicar autores nacidos de esta virtualidad, como es el caso de las mexicanas Ana Coello y Zelá Brambillé, las argentinas Ann Rodd, Ludmila Ramis y Candela Muzzicato, la boliviana Carla Angelo, la brasileña Beca Aberdeen, las españolas Zara Black y Lucía ZigZag, la chilena Violeta Boyd, las peruanas Ximena Renzo, Mhavel N, la costarricense Claudia Oviedo, la uruguaya Giselle Schwarzkopf y la paraguaya Araceli Samudio, entre muchas otras.
“Wattpad es el caso más claro del uso de las TIC en el arte. Es un espacio para lectores y para nóveles escritores que comparten sus obras donde pueden colaborar, compartir, recibir retroalimentación. Se convierte en un espacio con la lógica de una red social, puedes estar en contacto con otras personas, une a jóvenes literatos y, en esa vía, le enmiendan la plana a Harry Potter, por ejemplo, y le crean nuevos destinos a los personajes”, reconoce Ramírez Martinell.
Por su parte, Alberto Constante, doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y coordinador de libros como Redes Sociales, virtualidades y subjetividades y El arte en las redes sociales, reconoce que sí existe una banalización de las producciones artísticas en los espacios virtuales.
Al respecto, menciona que “El uso de las redes ha cambiado los modos de expresar el arte. Por ejemplo, la fotografía se ha transformado, es decir, es muy difícil que alguien haga una fotografía impresa, hay residuos de formas antiguas, pero que se van alterando. Hoy en día, con la fotografía digital, todos somos fotógrafos, con las selfies, eso ha revolucionado todo. Ahora es mucho más complicado seleccionar qué es arte y qué no, aquí es donde se combina con la producción de arte, pues todo se vuelve banal, no sabemos qué demonios es”.
Entre el significado y el significante
En ese eterno tándem comunicativo que es el significado y el significante, hoy en día el primero lleva la delantera entre usuarios de redes. La imagen se ha convertido en parte de nuestra narrativa cotidiana, desde el meme, pasando por la obra pictórica hasta la fotografía y la cinematografía (industria que gracias al streaming ha hallado nuevas plataformas para expresarse).
Instagram es la plataforma hecha para imágenes. Pero también TikTok. De la primera, existen casos de éxito como lo son el mexicano Roberto Sánchez (@robso_), quien se encarga de hacer bocetos digitales, o el caso de CopyLab (@copylab), artista gráfico que utiliza pinturas clásicas para vestirlas con prendas de moda. A decir de Andrea Araiza, artista visual y tatuadora radicada en Mérida, Yucatán, las redes le han permitido dar a conocer su obra, así como reconocer novedosas y nuevas formas de expresión.
“Gracias a las redes he descubierto a nuevas creadoras de contenido artístico y cultural (pintoras en Instagram y creadoras de podcast culturales en Spotify, por ejemplo). Muchas son mujeres jóvenes que debido a las plataformas logran difundir su arte. Es algo muy valioso. Tuve mi mayor crecimiento artístico durante el aislamiento social que trajo la pandemia y definitivamente las redes sociales jugaron un rol muy importante, ya que tuve la oportunidad de ver tutoriales en YouTube para mejorar mi técnica y experimentar, además de poder encontrar a mucha gente como yo en las redes que comienza a publicar su arte y busca crear consciencia. La difusión de mis pinturas ha sido siempre por medio de Instagram, Twitter e incluso Whatsapp, y de no tener estas herramientas, creo que mi contenido así como el contenido de muchas otras personas no podría salir tan fácilmente más allá de nuestros hogares”, afirma la pintora.
Por su parte, Arydia Barajas, pintora y maestra en Arte Moderno, asegura que “las redes sociales están sustituyendo cada vez más los espacios presenciales para consumir arte. Una de las premisas que tienen —sobre todo los museos— es funcionar como almacenes para proteger y conservar todo registro o huella cultural del ser humano, es decir, aquellas creaciones más representativas de una época o de grandes personajes. Eso implica que dichos espacios funcionan para educar, aunque no ha sido siempre así.
Muchos creadores realmente jóvenes, aún cursando su carrera profesional, comienzan a aprovechar las herramientas de difusión y exposición para darse a conocer, sobre todo en redes sociales. Y no sólo jóvenes, hay quienes ya están en edad madura o en la vejez, y de igual forma se dan a conocer bastante mediante redes, lo suficiente como para ser considerados como ‘carne fresca’, sin importar su edad. Todos los días hay publicaciones virales de artistas completamente desconocidos que no necesariamente son representados por galerías prestigiosas, ni mucho menos han expuesto en museos para ser validados como artistas importantes, en ocasiones es su exposición mediática lo que los coloca en el interés de las galerías más prestigiosas o en grandes museos. Las redes han sido tan importantes para los artistas emergentes, que poco a poco le han restado relevancia a los espacios físicos tradicionales (museos, galerías, ferias). No deja de tener su impacto particular apreciar en persona el trabajo de un artista emergente, pero las redes sociales son, creo yo, el primer recurso utilizado para darse a conocer como artista”, finaliza Barajas.
El debate sobre el uso de redes en la producción creativa tiene aristas, sobre todo de consumo. Estamos coexistiendo con la, cada día más común, dinámica de creación y recreación. Será el tiempo el que defina hacia dónde irá la creación y exhibición de muestras artísticas. EP
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