Diego El Cigala es uno de los cantaores más importantes de los últimos años. En esta entrevista, Mónica Maristain charla con él sobre su homenaje musical a México.
Entrevista con Diego El Cigala, el más latinoamericano de los cantaores de flamenco
Diego El Cigala es uno de los cantaores más importantes de los últimos años. En esta entrevista, Mónica Maristain charla con él sobre su homenaje musical a México.
Texto de Mónica Maristain 25/02/22
A los pocos años de la partida prematura del cantaor gitano Camarón de la Isla (1950-1992), apareció Diego. Los célebres guitarristas hermanos Losada lo bautizaron Cigala “porque me movía de acá pa’allá, más que los precios”, supo decir. No era como Camarón, porque nadie puede ser como Camarón. Diego más bien tenía algo muy suyo. La sonrisa con muchos dientes. El pelo largo con aspecto húmedo permanente. Las camisas impecables. Aunque fue en el cantar prodigioso donde el Cigala se hizo El Cigala.
No canta mal las rancheras. Ni los tangos, ni las salsas, ni el arroz con leche. Vaya, ni el happy birthday. El Cigala es casi como Dios: hasta la cuenta de la tienda de abarrotes puede cantar afinado. Eso sí: cuando quiere ser Camarón, entona con humildad y perfección la “Nana del Caballo Grande” de Federico García Lorca, El Cigala logra lo imposible: sentarse a la derecha del de la Isla, ahí al ladito, en la misma cima, idéntico nivel.
Hace muchos años que el cantaor madrileño había hecho conocer su firme deseo de cantar a José Alfredo Jiménez, “siempre y cuando me dejen meter mano en su cancionero inédito”. En esos tiempos vivía su esposa, Amparo Fernández, y él ya era un cantante muy popular en nuestro país. Había mantenido un encuentro con el nieto del legendario cantautor mexicano, quien le mostró algunos de los temas desconocidos que dejó sin grabar el célebre autor de “Un mundo raro”.
Quienes lo conocemos desde hace mucho sabemos que un deseo de El Cigala se vuelve obsesión, como lo fuera su primer disco, ese que lo dio a conocer en el mundo entero y cuya producción estaba a cargo del cineasta Fernando Trueba. Cantaba con su segundo padre, Bebo Valdés, que entonces tenía 85 años y hoy está fallecido. Se llamó Lágrimas Negras (2003) y también andaba por ahí Javier Limón, productor español. “Lo del New York Times me alegra por Bebo y por Diego y lo más curioso es que el disco aún no ha salido en Estados Unidos ni tiene distribución”, declaró Fernando Trueba a El País, cuando el periódico lo catalogaba como Disco del Año en 2003.
Lo cierto es que la carrera de Diego comenzó a ser lo que mucha gente vaticinaba: con su voz, con su arte, podía incluso ser el reemplazo de Camarón de la Isla, quien había muerto prontamente en 1992, a causa del cáncer de pulmón. Fueron tiempos fructíferos y duros. Músicos de jazz, conciertos en muchos países, Diego con esa voz de otro mundo y siempre Amparo, su mujer, la promotora, la que todo lo cuidaba a su alrededor.
Hoy, es El Cigala y sus fantasmas. Tiene a sus espaldas el cadáver de Camarón, el de Amparo (cada vez que habla de ella, dice: “que en paz descanse”), el de Bebo Valdés y, por qué no, el de su propio país, España, pues desde hace mucho tiempo es habitante de República Dominicana. Del rumbo musical que ha tomado su carrera luego de la sonada separación de Javier Limón, El Cigala está satisfecho, porque su voz “ha creado un sello particular, algo que es difícil de lograr en el arte”.
“Ahora no canto lo que no me gusta, las cosas me van bien, soy un cantante esencialmente flamenco y siempre que me acerco a otros géneros, como este caso, lo hago con mucho respeto”, dijo. Es cierto. Tiene esa voz celestial y una gran experiencia por ser el productor de sus propios discos, obedeciendo a esa obsesión que le nace cuando quiere cantar u homenajear a un país como el nuestro.
Le digo que su trabajo con Argentina, Cigala & Tango, ya es un clásico. Lo hizo a los 42 años, cuando su primer acercamiento con el tango se dio en Buenos Aires y alguien le regaló discos de Julio Sosa, Carlos Gardel y Roberto Goyeneche. “En el concierto me animé a cantar ‘Garganta con arena’, una composición de Cacho Castaña, y la gente me aplaudió a rabiar. Entonces me di cuenta de que sólo me faltaban 11 tangos más para hacer un disco”, contó.
“Fueron muchas noches frente a YouTube eligiendo el repertorio, además de contar con el asesoramiento y la ayuda de Andrés Calamaro, a quien amo, del guitarrista Juanjo Domínguez y del bandoneonista Néstor Marconi, que son un lujo”, agregó.
¿Será un clásico Cigala Canta a México?
“Toda mi vida he estado enamorado de la música que nació de esa tierra a la que amo profundamente y que me abrió las puertas de su alma y corazón hace más de 20 años, cuando inicié mi carrera”, dice Diego. Para él, “México es mi segunda casa. Me ha cautivado su gente, su música, sus colores”, mencionó.
Bajo la producción de Jaime Calabuch “Jumitus”, Diego canta boleros y rancheras en un legado de grandes leyendas, entre ellas, José Alfredo Jiménez, Vicente Fernández, Javier Solís, Agustín Lara. Dice, por ejemplo, que en el cancionero hay una evocación a la gran cantante Chavela Vargas (1919-2012). Y como sabemos que ella no componía canciones, es cierto que en este “disco mexicano” hay una presencia de esos grandes cantores que, como Chavela, hicieron la memoria sonora de la región.
Diego El Cigala ha enseñado a los latinoamericanos a degustar ese sonido del flamenco, como un grito de guerra y de dolor que los gitanos tienen frente al mundo. Es cierto que hay muchos artistas flamencos, pero El Cigala es considerado como “el más latinoamericano” de los cantaores.
“Nadie es profeta en su tierra. Y eso es verdad, pero el flamenco para mí es universal, desde Sidney a Nueva Zelanda, hay una afición tremenda a este género. Yo he cantado en todos esos lugares. Ahora bien, si yo he podido abrir el mercado a Latinoamérica, poniendo una gota de arena para el flamenco, bienvenido sea”, afirmó.
Y añadió: “llevo 15 años interpretando bolero; el flamenco lo traigo desde que me levanto hasta que me acuesto, pero el mariachi ha sido toda una sorpresa porque no me ha sido complicado. Todo ha salido del alma, muy natural. Además, la poesía de la que hablan estas letras me apasiona y me he sentido como pez en el agua haciendo este álbum”.
Al crear este homenaje, se hizo acompañar de lo que él cataloga como “la vivencia pura de la música mexicana”: Mariachi Gamma 1000, Trío de Chucho Navarro Jr. (hijo del fundador de Los Panchos), La Sonora Santanera, Los Macorinos y el Mariachi Vargas, con quienes grabó el primer sencillo del álbum, “Somos Novios”. “¿Quién no ha escuchado “Somos Novios”? El genio Armando Manzanero le dio una sutileza a esta canción que te hace sentir enamorado cada vez que la escuchas. Por eso, no encontré mejor manera de abrir el disco que con este mensaje de amor muy mexicano”, dijo.
Sobre el mariachi, contó: “cada vez que los escuchaba [al mariachi Vargas] me entraban ganas de llorar de la emoción tan grande que transmiten. A cada uno de ellos y a su arte siempre los llevaré en mi corazón”. Piensa que estos discos son como sus bebés. “En los discos dejas la vida en ello y si fuera por mí, jamás los terminaría. Me gustan mucho”. Sobre su show en el Auditorio Nacional, el próximo 5 de mayo contó: “el concierto tendrá a la Sonora Santanera, a Los Panchos, a Los Macorinos y, por supuesto, El Mariachi Gamma 1000”.
“Luego tendré una parte de piano, voz, contrabajo, recordando la época de Lágrimas Negras. Va a haber un compendio de El Cigala”, expresó, no sin antes hablar de su colega Pitingo, que ha llegado recientemente a República Dominicana. “Es un genio”, aclaró para quien no se haya enterado. Le ha dicho a Pitingo que “esta es una carrera de largo fondo, es difícil conquistar el público de Latinoamérica, de México. La música que hace Pitingo es de un flamenco fronterizo, de soul, con góspel, tiene una puesta en el escenario muy bonita y creo que cuando el público lo vea, se morirá de entusiasmo”.“Los discos como homenaje a México serán clásicos. Hay mucha gente que me ha llamado, que me ha felicitado, el trabajo es versátil y suena a México lindo”, concluyó. EP
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