La industria editorial en México es un poliedro con muchos rostros. Los últimos datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) revelan que las ventas en 2017 fueron de 136 millones de ejemplares. En el panorama se encuentran dos vertientes: las grandes cadenas editoriales y las llamadas editoriales independientes. Entre las primeras, […]
Editoriales Independientes: Economía de guerrilla
La industria editorial en México es un poliedro con muchos rostros. Los últimos datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) revelan que las ventas en 2017 fueron de 136 millones de ejemplares. En el panorama se encuentran dos vertientes: las grandes cadenas editoriales y las llamadas editoriales independientes. Entre las primeras, […]
Texto de Mario Alberto Medrano González & Ignacio Galar 01/05/19
La industria editorial en México es un poliedro con muchos rostros. Los últimos datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM) revelan que las ventas en 2017 fueron de 136 millones de ejemplares. En el panorama se encuentran dos vertientes: las grandes cadenas editoriales y las llamadas editoriales independientes. Entre las primeras, quienes llevan la batuta son Penguin Random House, que cuenta con sellos como Alfaguara, Aguilar, Debate, Debolsillo, Lumen y Caballo de Troya, y Planeta, que tiene en su haber a Tusquets, Seix Barral, Espasa, Crítica, Paidós y Destino, entre muchas otras. Mientras que en la trinchera de las independientes hay unos sellos más boyantes que otros, aunque la gran mayoría se enfrenta a los mismos retos: problemas de distribución y falta de dinero y tiempo.
Con ánimos de dar a conocer diversos sellos de perfil independiente, y en estricto orden alfabético, aquí se presenta una charla poliédrica sobre el mismo fin: la edición independiente.
Alacraña Ediciones
Año de inicio: 2018
Editora: Abril Castillo (y múltiples colaboradores)
Primera publicación: Nada [treinta textos sobre albercas, agua, mar y un dibujo que escolta a casa a un nadador]
El punk sustentable
La experiencia de Abril Castillo en el mundo editorial se remonta a 2007, año en que participó como editora en diversos proyectos. “El primero fue El Ilustradero, el cual tuvo la iniciativa del Catálogo Iberoamérica Ilustra, que se volvió realidad de la mano de la FIL Guadalajara y Fundación SM. Después comencé a trabajar con Santiago Solís para publicar la colección Indelebles (libros de dibujantes latinoamericanos), en la cual tenemos cinco títulos publicados y dos en prensa”, relata Castillo.
La inquietud de Abril por crear nuevos espacios para la literatura fue el detonante para fundar Alacraña. “Me interesa hacer libros sustentables, medio punks y ecológicos. Con ‘ecológicos’ me refiero a que no me interesa hacer tiros grandes, sino sólo los que sé que puedo distribuir yo misma. Quiero hacer una distribución casi de lector a lector en encuentros culturales. Es así que los tirajes varían entre cien y quinientos ejemplares”, comenta la también escritora e ilustradora.
Tender un puente para poner a dialogar la ilustración y la escritura es prioridad en este sello editorial. “Me interesan la narrativa y la gráfica, hacer libros que sean hermosos como objetos y que se lean desde el diseño hasta su contenido. Que todo signifique. Y también, muy importante, que me hagan sentir algo contundente: risa, tristeza, entendimiento de algo nuevo. Cada libro que hago me debe volar la cabeza y, si tengo suerte, a los lectores también. Me gusta que las independientes pulen cada proyecto hasta sus últimas consecuencias. Me interesa hacer libros que valgan por su contenido y no por su venta. Que el criterio no sea de mercado, sino de lectura”.
Para Abril, el libro con el que arrancó esta editorial es una red de colaboraciones y entusiasmos reunidos: “Nada empezó casi como un juego entre amigos cercanos a los que nos gusta nadar. Posteriormente quedamos en juntar los textos que yo ilustraría, pero poco a poco fue creciendo el libro, hasta reunir a más de treinta escritores. Participaron autores que admiro mucho, como Cristina Rivera Garza, Isabel Zapata y Jazmina Barrera, entre otros. Le pedí a Joan X. Vázquez, un diseñador e ilustrador jalapeño, que hiciera el diseño editorial y las imágenes. El otro libro que sacamos este año fue una coedición con la Universidad de Durango, y es una biografía de la escritora Nellie Campobello titulada Los nombres de Nellie, escrita por Majo Ramírez e ilustrada por Estelí Meza”.
Abril Castillo asegura que hay un panorama alentador para Alacraña: “Tenemos toda la vida por delante”.
Almadía
Año de inicio: 2005
Editores: Leonardo da Jandra, Ave Barrera y Guillermo Quijas-Corzo
Primeras publicaciones: Entrecruzamientos, de Leonardo da Jandra; En tiempos de penuria, de Jorge Pech, e Instantes de la llama, de Araceli Mancilla
Libros que hablan de frente
Almadía, cuyo epicentro es Oaxaca, ha escalado en el gusto de los lectores debido a las originales características de sus libros y a los autores que componen su inventario. Guillermo Quijas reconoce que fue a partir de 2009 que el sello logró una curva ascendente: “Definitivamente fue en ese año que conseguimos lanzar a la editorial a una nueva etapa. No cabe duda de que mucho de este éxito se debe a Alejandro Magallanes, quien co-
menzó a hacer los diseños de las portadas. También logramos montar una oficina en la Ciudad de México, lo que nos ayudó con el tema de distribución, y conseguimos publicar grandes libros como Los culpables, de Juan
Villoro, Ícaro, de Sergio Pitol, y La polca de los osos, de Margo Glantz”.
Para Almadía, la inclusión de autores extranjeros es fundamental para crear un catálogo más atractivo para el lector. Algunos de esos escritores son Enrique Vila-Matas, Mia Couto, Rodrigo Rey Rosa, Joca Reiners Terron, Gonçalo M. Tavares, Mónica Maristain, Alberto Manguel, Martín Caparrós, Andrés Neuman, Samanta Schweblin y J. M. G. Le Clézio.
“Generalmente buscamos escritores jóvenes que no han sido publicados en México o en partes de Latinoamérica, con cierta trayectoria y que son una voz nueva en su país de origen. Nuestra propuesta es una literatura fresca que busca proponer, en términos de concepto, al libro como objeto, como discurso literario. Libros que te hablen de frente, que busquen nuevos lectores: eso es lo que pensamos cuando seleccionamos obras”, señala Quijas.
El editor confiesa que lo más complicado es lograr que todo funcione al cien por ciento siempre. “En gran medida, el trabajo de una editorial independiente es intentar hacer bien todo; me refiero a poner el mayor cuidado, el mayor tiempo, la mayor especialización y profesionalización posibles, desde la producción, la distribución, el trabajo de marketing, hasta la recuperación de las devoluciones y la cobranza. Si no se tiene un cuidado especializado en eso, no te van a pagar nunca”.
“Estamos trabajando muchísimo en la distribución en América Latina; planeamos nuestro ingreso a España quizá para el próximo año, cuando cumpliremos quince; hemos empezado en Estados Unidos bastante bien gracias a una asociación con un distribuidor que nos ha permitido llegar a muchos lugares; y, por otro lado, intentamos aprovechar los derechos con los que contamos, no sólo de libros físicos, sino de audiolibros y libros electrónicos”.
Con un máximo de treinta y dos libros publicados al año, pero con la intención de reducirlo a veintidós, Guillermo Quijas apunta que este 2019, Almadía publicará a autores como Bibiana Camacho, Isabel Zapata, Francisco Hinojosa, Verónica Gerber, Nadia López y PowerPaola.
Antílope
Año de inicio: 2015
Editores: Isabel Zapata, Jazmina Barrera, César Tejeda, Astrid López y Marina Azahua
Primera publicación: Arbitraria. Muestrario de poesía y ensayo (antología)
El híbrido editorial
Con la intención de integrar voces extranjeras y nacionales a su catálogo, Antílope se ha posicionado en el panorama editorial mexicano como uno de los sellos más experimentales. A decir de Isabel Zapata, editora y poeta, Antílope, desde Arbitraria (muestrario de poesía y ensayo en el que participan veinticuatro poetas y ensayistas menores de cuarenta y un años), su primera publicación, buscó “hacer una declaración de principios y mostrar cuál era el tipo de literatura que nos interesa publicar”.
“Más allá de difundir solamente a escritores de México, también queríamos traer algunas voces que nos agradaban de otros países y que no estaban en el mercado editorial mexicano. Por ejemplo, tenemos una obra de Daniel Alarcón, quien, a pesar de ser peruano, escribe en inglés; su libro fue traducido por Alejandro Zambra y Jazmina Barrera. Asimismo, tenemos Pequeñas labores, de Rivka Galchen, quien es canadiense —la traducción también es de Zambra y Barrera—. Con esto quiero decir que queríamos ampliar la gama de voces e intereses en la editorial”, asegura Zapata.
Para estos cinco editores, la triangulación de tiempo-dinero-distribución es el principal obstáculo al momento de crear un libro. “Publicar depende mucho del tiempo de cada uno de los editores, así como del tipo de alianzas que podamos construir con instituciones públicas y privadas; por ejemplo, tenemos convenios con la Secretaría de Cultura, con la UNAM y con Hueders (editorial chilena). Buscamos acuerdos con otras editoriales para bajar los costos de creación lo más posible”.
Con un par de libros publicados en su primer año, Zapata asegura que este 2019 su intención es lograr cinco títulos: “Acabamos de publicar un libro de Robin Myers en edición bilingüe llamado Tener, traducido por Ezequiel Zaidenwerg; vamos a sacar en coedición con Sur+ una actualización de Citizen, de Claudia Rankine, que es un libro de poesía muy político sobre ciudadanía y discriminación; publicaremos Tarantela, la primera novela de la narradora e ilustradora Abril Castillo; también tendremos Alguien camina sobre tu tumba, de Mariana Enriquez, crónicas sobre cementerios de diversas partes del mundo, y un libro infantil que será el primero de este género en la editorial”.
Respecto al futuro del sello, cuyo logo es la imagen de un lebrílope, híbrido mitológico mitad antílope, mitad liebre, Zapata es contundente: “No podemos planear muy a futuro porque vivimos al día, ya que dependemos un poco de las circunstancias, pero esperamos sobrevivir, a ver si se nos cumple”.
Argonáutica
Año de inicio: 2017
Editores: Marco Antonio Alcalá y Efrén Ordóñez
Primeras publicaciones: Mixtape latinoamericano, de Veronica Scott Esposito, y Las barbas de Melville, de Mark Haber
Libros sin fronteras lingüísticas
Inspirados en editoriales estadounidenses como Two Lines Press, Marco Antonio Alcalá y Efrén Ordóñez decidieron crear su propio sello independiente. “Efrén y yo estábamos muy interesados en el panorama editorial independiente de Estados Unidos. Fue a partir de lo que vimos que se estaba haciendo por allá que pensamos que estaría muy bien hacer algo así en México. Creímos que editar libros bilingües nos diferenciaría de las otras editoriales del país”, recuerda Alcalá. “Nuestro criterio ha sido siempre pensar en textos que se presten para hacer un diálogo, en este caso entre el público que lee en inglés y el que lee en español. Nuestra colección insignia es Polifemo. También tenemos la colección Eurídice de poesía en otras lenguas, como el eslovaco, traducidas al español”.
Entre los libros que componen Polifemo se encuentran Los búhos no son lo que parecen, de Bernardo Esquinca, y No tendrás rostro, de David Miklos, traducidos por Tanya Huntington; Alberca vacía, de Isabel Zapata, y Manca, de Juana Adcock, traducidos por Robin Myers, entre otros.
Por su parte, Eurídice cuenta con Nostalgia o invierno en Bratislava, de Michal Habaj, y Mantengan el pánico, de Ivan Štrpka, poetas eslovacos traducidos por Lucía Duero, y en próximas fechas aparecerá Ausencia, de Luljeta Lleshanaku, poeta originaria de Albania.
Para todo sello independiente, la subvención es un tema toral. Alcalá asegura que en Argonáutica buscan, ante todo, no comprometer su catálogo a exigencias de mercado. “Todo inició como una inversión personal de Efrén y mía. Hacer un libro es caro, sobre todo si va de la mano de una traducción. Hemos tenido que sortear los retos de la cuestión del dinero, sin caer en el riesgo de someter el catálogo a criterios netamente comerciales. Para eso hemos tenido estrategias, algunas con inversión privada, algunas otras con benefactores, coediciones. Cada libro es un proyecto total”.
Marco Antonio no duda en señalar la distribución como el mayor obstáculo para una editorial con las características de la suya: “Creo que es lo mismo que te diría cualquier editor, y no sólo del país. El libro como objeto es muy brumoso, es difícil. Yo siempre bromeo diciendo que el ochenta por ciento del trabajo del editor es estar moviendo libros de un lugar a otro, y en eso se nos ha ido mucha energía, porque lo estábamos haciendo personalmente”. Y al cuestionarlo acerca del futuro de la editorial, asegura que tienen planes de aumentar el número de ediciones al año: “Hemos hecho muy buena mancuerna con librerías independientes. Creo que el futuro de lo que es propiamente literario no necesariamente va a estar en los grandes corporativos nacionales ni en las grandes librerías de cadena, sino en espacios que entiendan un poco más qué es lo que están vendiendo. Queremos comenzar a tomar un ritmo de diez publicaciones anuales, ésa es la propuesta, y expandir la distribución nacional e internacional”.
Filo de caballos
Año de inicio: 2000
Editor: León Plascencia Ñol
Primera publicación: La cercanía, de Luis Vicente de Aguinaga
Filo de caballos, seguir con su paso en el abismo
Tras un resurgimiento en 2011, Filo de caballos ha mantenido el trote por el campo de las editoriales independientes. Su editor, León Plascencia Ñol, reconoce que el crecimiento ha sido sostenido pero paulatino. “El sello comenzó con dinero de los cuatro socios fundadores; publicábamos plaquettes y vendíamos colecciones completas a coleccionistas porque eran tirajes muy pequeñitos”.
Con un interés particular por la poesía, esta editorial ha mirado hacia otros géneros para así darle más musculatura a su catálogo. “Llevamos alrededor de ochenta y un títulos, como Blanco sucio, de Álvaro Luquín, Armenia, de Luis Eduardo García, y Muñecos infernales, de Ángel Ortuño. Primero era poesía, después nos abrimos a otros géneros como ensayo, narrativa, crónica. En la primera etapa publicamos a jóvenes que estaban despuntando, como Luigi Amara, Julián Herbert, Rocío Cerón, Mónica Nepote, David Huerta, Guillermo Fernández, Eduardo Chirinos, William Ospina; ahora tenemos autores franceses y coreanos, como Park Min-gyu y su novela El último club de fans de los Sammi Superstars”.
“Por ahora no tenemos una cifra de libros a publicar —reconoce Plascencia Ñol—, todo depende de los títulos que nos interesen. En el relanzamiento de 2011, gracias a un apoyo que conseguimos, publicamos once obras, y después hemos publicado dos o tres por año; por ejemplo, el año pasado y hasta ahora no hemos publicado nada porque estamos esperando tener fondos para hacer dos o tres libros que tenemos guardados”.
Interesado en el trabajo de escritoras argentinas como María Gainza y María Moreno, León señala que “la labor de un editor tiene que ver con el asombro, es decir, aquellos libros que a ti como lector te asombraron y quieres dar a conocer a otros lectores que puedan identificarse con aquello que tú leíste”.
Ante los conflictos que representa llevar un proyecto como Filo de Caballos, el editor comenta que la distribución “es el gravísimo problema, así como los grandes porcentajes que piden las librerías”. Y respecto a qué le espera a la editorial en el futuro, evoca su intención de retornar al ritmo de los primeros años: “Me gusta mucho la idea de volver a los inicios de Filo de Caballos, de hacer otra vez esas plaquettes de tirajes pequeños que tengan exclusivamente coleccionistas”.
Malpaís Ediciones
Año de inicio: 2011
Editores: Gabriela Astorga, Benjamín Morales, Iván Cruz y Santiago Solís
Primera publicación: Obra primera (1958- 1986), de Max Rojas
Discurso que aviva el fuego
Si bien es cierto que la literatura es el eje rector de este sello, la incorporación de la ilustración personalizada propicia que Malpaís conciba libros de colección, vasos comunicantes visuales y auditivos entre lector y libro. “Aunque la vena principal de nuestro sello es la poesía, tenemos mucha variedad de temas y de plumas, empezando por el gran Max Rojas, quien nos apadrinó con el primer libro. De ahí a las dos series del Archivo Negro, donde hacemos un rescate de poemarios vitales con nombres como Concha Urquiza, Kyn Taniya, Miguel Guardia, Roberto López Moreno, José Vicente Anaya, Aurora Reyes, Alaíde Foppa, Jesús Arellano…”, comenta Santiago Solís.
“Siguiendo el trazo, tenemos muestras de poesía actual con la obra de Eduardo Parra Ramírez, Daniel Téllez o Mario Paniagua. Un vaso comunicante entre la poesía y la gráfica es el libro-juego There Was Perhaps…, de Alejandra España, o el disco-objeto Mercado de los corotos, del cantautor Augusto Bracho. Como apuesta desde el dibujo como eje narrativo, tenemos la novela gráfica silente Nada aquí, de Emmanuel Peña, o el libro de humor político e historia De precisos, espurios y parias: 200 años del presidencialismo en México. Por último, en cuanto a la fotografía como memoria, tenemos piezas como Nieve, de Pablo Rasgado, y Estado de México, de Juan Leduc”, señala Solís.
La sinergia imagen-texto cobra relevancia en los libros que publica este sello. La originalidad de sus diseños salta a la vista: es imposible no reconocer una publicación de Malpaís. “Me gusta la idea de plantear el libro como un conector de ideas y realidades. La imagen tanto como una traducción como un amplificador. Con cada libro proponemos dos o tres nombres de ilustradores y seleccionamos a quien consideramos que su obra y discurso avivan el fuego del objeto final. Creemos en el trabajo horizontal: ilustradores y escritores son igual de valiosos como autores”.
“Por ejemplo, con la gestión del Archivo Negro de la Poesía Mexicana, en sus dos series, logramos hacer un proyecto muy empático, colaborativo, funcional y económico”, continúa Solís. Creo que conectó bien con la audiencia por su contenido reivindicativo y a contracorriente del canon poético nacional. Hicimos un buen equipo con el Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea, trabajamos de la mano con los ilustradores Santiago Robles, Amanda Mijangos y Gonzalo Fontano. Bajamos los costos a lo mínimo para hacer diez libros por cada serie a precios muy accesibles tanto para la comunidad universitaria como para el público en general. También cabe decir que sin el apoyo del Fonca en su formato de coinversiones no hubiéramos podido hacer este proyecto de largo aliento”, asegura el editor.
En cuanto al futuro de la editorial, Santiago Solís asegura que ya tienen proyectos para este 2019: “Tuvimos recientemente una mala experiencia con una distribuidora que llevaba parte de nuestro material, así que este año queremos trazar nuestra nueva ruta en librerías independientes y especializadas. Estamos a punto de sacar un libro de Ulises Carrión, Montones de metáforas, que nos tiene muy contentos. Además, estamos trabajando dos libros más que saldrán en la segunda mitad del año. Nos sentimos en un momento de crecimiento”.
Sexto Piso
Año de inicio: 2002
Editores: Eduardo Rabasa, Felipe Rosete, Santiago Tobón, José Hamad, Ernesto Kavi y Diego Rabasa
Primera publicación: El crepúsculo de la cultura americana, de Morris Berman
Entre viñetas y palabras
De la mente de cuatro fundadores, Eduardo Rabasa, Francisco de la Mora, Luis Alberto Ayala Blanco y Rafael López Giral, nace Sexto Piso en 2002, una de las editoriales independientes más exitosas en el mercado nacional y cuyo radio de acción se extiende a España, Estados Unidos y Latinoamérica.
“Al principio teníamos cero experiencia y una idea muy ingenua de cómo era el oficio, de cómo podíamos hacer un catálogo y cómo hacer que ganara su base de electores, pero esa idea inicial de hacer libros que por una parte nos gustaban e interesaban a nosotros como lectores, y que, por otra, no fueran redundantes a la sobreoferta editorial que existe, nos acompaña hasta la fecha. Tuvimos un buen impulso inicial, ahora llevamos diecisiete años aprendiendo sobre el oficio en temas puntuales”, asegura Diego Rabasa.
En 2009, en lo que parecía ser un golpe de timón, este sello decidió arriesgarse al entrar en un mundo de trazos, colores y formas: el de la novela gráfica. “Nosotros hemos ido adentrándonos poco a poco en este universo porque hay obras que tienen todos los méritos literarios y gráficos, así como una estructura narrativa distinta a lo que puede tener una novela tradicional. Hay grandísimos artistas en ese género, ante lo cual hemos ido incursionando en el desarrollo de historias propias, por ejemplo, una novela sobre la vida de David Bowie o la trilogía del Che Guevara o la biografía de William Burroughs. La dimensión gráfica les ha dado frescura y amplitud respecto del público lector al que podemos llegar”, sostiene el editor.
Con al menos cuarenta libros publicados al año en México y treinta y dos en España, así como cerca de doce reimpresiones, Sexto Piso puede considerarse la más boyante de las editoriales de corte independiente. A pesar de ello, Diego Rabasa reconoce lo complicado que es solventar un proyecto de perfil literario en nuestro país: “El mayor obstáculo para una editorial es la ausencia de librerías. Nuestro país tiene uno de los peores índices per cápita de librerías: hay una por cada 120 mil habitantes; en Alemania hay una por cada 15 mil; en España, una por cada 20 mil. Los canales comerciales son muy pocos y están muy disputados; la distribución desde siempre ha sido un problema”.
Con un catálogo compuesto por nombres como Gregor von Rezzori y Ford Madox Ford, Rabasa reconoce que poco a poco han ido conformando un grupo de escritores de casa. “Los pilares de cualquier catálogo en construcción son la incorporación de escritores de la casa, de autores que van formando su carrera literaria de la mano del catálogo; por ejemplo, Valeria Luiselli, Carlos Velázquez, Daniel Saldaña, incluso otros que decidieron adoptarnos como su casa editorial, como Margo Glantz o Luigi Amara”.
Diego conoce muy bien el ranking de los libros más vendidos: 1) Del color de la leche, de Nell Leyshon; 2) Apegos feroces, de Vivian Gornick; 3) Extrañando a Kissinger, de Etgar Keret; 4) Los ingrávidos, de Valeria Luiselli, y 5) Alicia en el País de las Maravillas, con ilustraciones de Peter Kuper.
Por ahora, dice, “me gusta mucho el rumbo que tiene la editorial, no creo que hagamos muchas modificaciones; el reto es tener un tino quirúrgico para incorporar nuevas voces y que el catálogo siga cre ciendo con nuevas dimensiones, así como ser muy cuidadosos de que las incorporaciones tengan sintonía y armonía con lo que ya tenemos hasta ahora, que son 550 libros, al menos”.
Sicomoro Ediciones
Año de inicio: 2013
Editores: María Álvarez, Luisa Reyes Retana y Zakarías Zafra
Primera publicación: Die Kurt F. Gödel Bibliothek, de Emilio Chapela
Única en su especie
Como el árbol de frutos y hojas verde oliva o como la madera de éste, resistente y perdurable, Sicomoro Ediciones se erige en el territorio de editoriales nacionales como un proyecto único, cuyos libros van del arte a la gastronomía. “Nuestro sello nace por la enorme vocación editorial que nos une a María Álvarez y a mí, y porque nos dimos cuenta de que hacía mucha falta un proyecto abocado al arte contemporáneo. Estaba, a nuestra forma de ver, muy desbalagado el universo editorial de éste, había muchos proyectos que de pronto tenían un libro o dos, pero sin realmente concentrar su trabajo en esa área. María y yo nos propusimos hacer un libro al año, pero un gran libro, súper bien hecho, y nuestra ópera prima fue Die Kurt F. Gödel Bibliothek, de Emilio Chapela”, cuenta Luisa Reyes Retana. Publicar ese título fue, a decir de ella, una declaración de principios, pues querían dejar en claro qué tipo de publicaciones les interesaban. “Es un libro muy sui géneris, es una biblioteca que Chapela creó con bloques de madera y a la que no se puede acceder, porque al sacar el ejemplar resulta que no se puede abrir; o bien es una biblioteca en una realidad paralela. La idea era hacer un comentario sobre la inestabilidad del libro en el mundo contemporáneo. Es una obra de culto llena de ejercicios que el artista fue desarrollando a lo largo de la producción”.
Además del libro de Chapela, el catálogo está compuesto por Alejandro Ruiz, cocina de Oaxaca; Original múltiple: obra estampa de Pedro Friedeberg; Pintura: México (vol.1); Anamnesis; Nuestros territorios quemados, y Obra en obra, entre otros, los cuales se han hecho con fondos de las propias editoras y de coediciones con instituciones como la Secretaría de Cultura.
“Para que nuestras artes contemporáneas crezcan, para que se desarrollen en nuestro país, tiene que haber publicaciones que las respalden. Creo que debe quedar claro que más que una beca es un préstamo o una compra, mejor dicho, una beca de adquisición: te dan el dinero que cuesta desarrollar el proyecto y tú, a cambio, les das una parte del tiro; es una extraordinaria forma de colaborar, porque así la Secretaría de Cultura puede seguir haciendo los libros que hace de cajón y volverse socia de libros que son más sugerentes, de proyectos más novedosos”, argumenta Reyes Retana.
Luisa asegura que tanto ella como María han dejado de presionarse por el tema de cuántos libros publica Sicomoro: “Hasta hace dos años publicábamos como tres libros anualmente: uno del sello, uno por encargo y otro por colaboración en la hechura, pero a partir de 2018 decidimos no apegarnos a esa fórmula, sino más bien hacer los libros que nos interesen y ya, sin la obligatoriedad de tres al año. La verdad es que Sicomoro es una editorial súper móvil, podemos fabricar muchos libros, venderlos, o podemos no hacerlos durante un tiempo. Yo lo que veo es que vamos a hacer poquitos libros espectaculares, bonitos, un poco más caprichosos”.
Sur+
Año de inicio: 2009
Editoras: Gabriela Jauregui y Mónica Nepote
Primera publicación: El tiempo se volvió cuero, de Tom Raworth
Nacidos bajo el signo de Sagitario
Aunque 2009 marca el inicio del proyecto Surplus (Sur+), Gabriela Jauregui asegura que surgió antes, en el sur del país: “La editorial nació antes [de 2009], el día en que, en Chiapas, John Berger nos cedió los derechos de Un séptimo hombre, su libro esencial y magnífico sobre migración con fotografías de Jean Mohr. Pero, aunque fue el primer libro de Surplus, tardó más en gestarse y salir al mundo. Creo que Surplus es Sagitario”.
Surplus apuesta por libros diferentes: “Tenemos narrativa, crónica, poesía, ensayo y obras de géneros híbridos; tenemos un sitio web donde proponemos hacer redes de otras formas. Tenemos autores de Nigeria, del lejano Este ruso, de El Salvador y de a la vuelta de la esquina, autores que han fallecido en años recientes y otros que publicaron su primer libro en la vida en Surplus. Nuestro título más vendido es Los migrantes que no importan, de Óscar Martínez. Es el más vendido del sello porque es una de las obras más importantes que se han escrito sobre ese tema doloroso, hermoso, urgente y vigente”, señala Jauregui.
Ante el problema que representan la falta de tiempo y la complicada distribución, este sello independiente procura hacer una venta directa con los lectores: “Vamos a las ferias que podemos, en la medida en que lo permiten nuestros tiempos, sobre todo a pequeñas vendimias en espacios independientes, como Casa Tomada, por ejemplo. A las ferias grandes alegremente nos llevan nuestros distribuidores”.
Con un carácter comprometido política y estéticamente con su catálogo, la editorial piensa lanzar este año Ciudadanía, traducción al español de Citizen, de Claudia Rankine, en coedición con Antílope de México y Pepitas de Calabaza, de España. Para Gabriela Jauregui el futuro del sello es una incógnita: “El futuro próximo, como siempre y para muchos sellos independientes y pequeños, es incierto”.
Tumbona Ediciones
Año de inicio: 2004
Editores: Luigi Amara, Christian y Manuel Cañibe, Verónica Gerber y Vivian Abenshushan
Primeras publicaciones: Máximas mínimas de Maximiliano, de Maximiliano de Habsburgo, y Manual de estilo del arte contemporáneo, de Pablo Helguera
Fieles hasta el final
Con el deseo de crear alianzas y posicionarse políticamente frente al maremágnum editorial comercial, Tumbona Ediciones surge en 2004. Luigi Amara, uno de sus fundadores, señala: “Nosotros inauguramos la editorial intentando que hubiera diversidad, intentando publicar autores, géneros, formatos de libros que no se encontraban, que no estaban a la exposición de lectores. Y ahora sentimos que el panorama ha cambiado, han surgido muchas editoriales independientes en México, creemos que hay una variedad notable de libros. Por un lado creemos que el sentido original con el que abrimos la editorial ya se cumplió, entonces eso nos obliga a replantearnos qué queremos; por otro lado, nuestro sueño guajiro era crear alianzas, redes con otras editoriales independientes, y de un modo lo hicimos en ferias, pero también sentimos que el independiente es un gremio reacio a la colaboración. Cómo puedes enfrentar a los grandes sellos, cuyas economías son casi del tamaño de un estado; pensamos que la única manera era con las alianzas, pero nos fuimos desanimando porque vimos que no había ese espíritu colectivo en las independientes, no había ni siquiera una búsqueda de independencia respecto a las reglas básicas del mercado. Nos dimos cuenta de que esa aspiración política con la que partimos no se estaba ni siquiera cerca de alcanzar, entonces entramos en esta fase de replanteamiento”.
El catálogo de Tumbona incluye obras como Ensayo sin título y otros happenings, de Allan Kaprow; Contra la alegría de vivir, de Phillip Lopate; Las encías de la azafata, de José Israel Carranza, y El arte nuevo de hacer libros, de Ulises Carrión.
“Desde un principio intentamos darle una fuerza importante al ensayo. Más o menos en la época en que fundamos Tumbona, veíamos muy desatendida esa forma de escritura”, comenta Amara. “También comenzamos a explorar a los artistas plásticos que escribían. Cuando empezamos, era raro tenerlos. Publicamos libros anómalos, también quisimos fomentar la diatriba, el ensayo en contra, queríamos propiciar polémica. Nos interesaba explorar otros formatos de libros, entonces rescatamos el flipbook, exploramos con artistas argentinos, norteamericanos. También teníamos colecciones más ortodoxas de narrativa, de narrativa experimental, nunca publicamos novela, no nos interesaba, al revés, queríamos buscar otros lados, teníamos una colección de aforismos. Nos interesó desde el comienzo diversificar nuestra búsqueda de editores en función de los huecos que veíamos en la oferta libresca”.
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El destino depende en gran medida de la incertidumbre del mercado y la economía. Pareciera que las alianzas y el diálogo constante entre sellos han sido el remedio para enfrentar el vendaval de las grandes compañías internacionales. La industria independiente presenta ahora más rostros, más variados, pero con el mismo interés: sobrevivir a través de la calidad literaria y visual. El rostro de cada una de las editoriales aquí presentadas es una nueva forma de entender la literatura y el medio cultural mexicano; se trata de nuevas propuestas, dinámicas, caprichosas y arriesgadas. Este grupo de sellos da muestra de la diversidad cultural y la oferta literaria de un país con lectores en búsqueda de diferentes voces. EP
Este País agradece a la panadería/ pastelería orgánica + café + galería Las Puertas del Paraíso por habernos prestado su espacio para la sesión fotográfica con los editores. Las fotografías se tomaron el día 10 de abril de 2019 con quienes pudieron acompañarnos.
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