Un paseo por la 80ª Feria del Libro de Madrid

Claudia Cabrera Espinosa nos lleva a la 80ª Feria del Libro de Madrid, la cual pudo ocurrir de manera presencial, a diferencia del año pasado cuando tuvo que ser suspendida.

Texto de 29/10/21

Claudia Cabrera Espinosa nos lleva a la 80ª Feria del Libro de Madrid, la cual pudo ocurrir de manera presencial, a diferencia del año pasado cuando tuvo que ser suspendida.

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La Feria del Libro de Madrid es una de las más importantes en países de habla hispana. Se realizó por primera vez del 23 al 30 de abril de 1933 como parte de los actos de la Semana Cervantina en el paseo de Recoletos, que comienza en la fuente de Cibeles y termina en la plaza de Colón, frente a la Biblioteca Nacional de España. En este famoso paseo se encuentra el Café Gijón, inaugurado en 1888, el cual ha contado entre sus comensales con figuras como Santiago Ramón y Cajal, Ramón María del Valle-Inclán y Benito Pérez Galdós, y alberga también a la Casa de América, la Fundación Mapfre y el restaurante El Espejo. 

Desde su primera edición, la Feria se celebró año con año durante la primavera, generalmente a finales de mayo. Entre 1936 y 1944 fue suspendida a causa de la guerra civil española, y su organización fue retomada en 1945. En 1967 se instaló en el parque del Retiro y, desde entonces y hasta 2019, se había llevado a cabo de manera ininterrumpida en este magnífico espacio en donde los visitantes disfrutan de los jardines, el lago, los diversos recintos de exposiciones —el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez, entre otros—, y beben horchatas y cervezas bajo la sombra de los árboles. 

En 2020, sin embargo, la feria se suspendió, como tantas otras actividades culturales, deportivas y educativas, a causa de la pandemia que no ha terminado de irse. Este año ha sido ligeramente más benigno al respecto. En Madrid, los niños asisten al colegio, los jóvenes a la universidad y la mayoría de los empleados acuden a sus oficinas diariamente. También hay algunos que encontraron en el “teletrabajo” una alternativa funcional para realizar sus actividades, pero en general la ciudad se mueve, bulle. Este verano la Puerta del Sol rebosaba de turismo y las terrazas estaban a tope; en algunas había que hacer reservación. A finales de septiembre aún no se podía estar en la barra, eso sí, y en los bares no se podía bailar, había que estar sentados. Así que los comensales, desde sus mesas, disfrutaban una caña o un vermú junto con unas buenas croquetas o unos calamares y celebraban la vida, que aquí seguimos, todavía.

“El número de casetas se redujo en esta edición de la Feria: pasaron de 361, en 2019, a 320 en un espacio más reducido; el aforo se limitó a 3,900 personas, cuando en años anteriores se contabilizaron más de 200,000 asistentes en un solo día.”

El número de casetas se redujo en esta edición de la Feria: pasaron de 361, en 2019, a 320 en un espacio más reducido; el aforo se limitó a 3,900 personas, cuando en años anteriores se contabilizaron más de 200,000 asistentes en un solo día. Sin embargo, esto no impidió una asistencia masiva que provocó largas filas y esperas para disfrutar de los descuentos (del 10 por ciento, por lo general) y obtener las codiciadas firmas de los autores. Además de la adquisición de los libros y la cercanía con los escritores, la Feria es un espacio de encuentro entre amigos y colegas y un día de paseo para muchas familias que suele terminar con un buen almuerzo o algunas cañas dobles.

Las terrazas de los bares y restaurantes de los alrededores están atestadas de autores, algunos de ellos sentados junto a los carteles de sus libros, que llevan a casa como trofeos de su asistencia al evento o para reutilizarlos en presentaciones futuras. Editores, distribuidores, libreros y lectores llaman la atención de los camareros para que les sirvan una ronda más o pedir alguna ración a gritos mientras cuentan su experiencia con las ventas, las firmas, sus más entrañables anécdotas del día en que la reina Letizia —quien inauguró la Feria, por cierto — les entregó en persona un anhelado galardón. Todo ello es parte importantísima del festejo. La Feria de este año, realizada del 10 al 26 de septiembre, no fue la excepción, lo que es prueba de la vuelta a la normalidad en la capital española, en casi todos los aspectos.

“…el gobierno de Iván Duque excluyó a autores como Laura Restrepo, Fernando Vallejo o Héctor Abad, cuyo libro El olvido que seremos —llevado a la pantalla grande— es uno de los más vendidos en Colombia.”

El país invitado fue Colombia, lo que dio lugar a cierta polémica en torno a las preferencias políticas de los autores invitados. Bajo el lema “Colombia, Diversa y Vital” y en el marco de la conmemoración de los 140 años de relaciones diplomáticas con España, la presencia del país sudamericano se extendió a las artes visuales, el cine, la gastronomía y la música. Se impartieron talleres de poesía, edición e ilustración, se organizaron actividades infantiles y Darío Jaramillo, poeta, novelista y ensayista, dictó la conferencia inaugural. Sin embargo, pronto hubo críticas acerca de la selección de los escritores que participarían en los eventos. Al parecer, el gobierno de Iván Duque excluyó a autores como Laura Restrepo, Fernando Vallejo o Héctor Abad, cuyo libro El olvido que seremos —llevado a la pantalla grande— es uno de los más vendidos en Colombia. Sobre esta decisión, el embajador colombiano en España, Luis Guillermo Plata, admitió que el criterio fue presentar autores “neutros”, y agregó: “Uno no quisiera que una feria literaria se convirtiera en una feria política. Ni para un lado ni para el otro. […] Se ha tratado de tener cosas neutras donde prime el lado literario de la obra”, de acuerdo con elDiario.es. A causa de estas declaraciones, algunos escritores declinaron la invitación para asistir a la Feria y se puso en evidencia la censura de este país latinoamericano.

En cuanto al resto de las participaciones, a pesar de las largas colas y de las conglomeraciones, sobre todo durante los fines de semana, se pudo apreciar la emoción de los asistentes, así como el trabajo y el compromiso de los libreros y editores. En la caseta 253, por ejemplo, me encontré con Juan Casamayor en persona. El editor madrileño fundó Páginas de Espuma, junto con Encarnación Molina, en 1999. Desde 2008 publica al ganador del Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero, entre quienes se encuentran los mexicanos Guadalupe Nettel y Antonio Ortuño, los españoles Javier Sáez de Ibarra y Marcos Giralt Torrente, y los argentinos Samanta Schweblin y Marcelo Luján. Páginas de Espuma es la editorial de referencia del cuento en español en la actualidad y su fundador siempre se muestra amable y con buena disposición para las colaboraciones. Sus títulos más vendidos en la Feria del Libro fueron: Escribir novela. Manual para novelistas, realizado por los profesores de la Escuela de Escritores; Sacrificios humanos, de la contundente ecuatoriana María Fernanda Ampuero; Ni aquí ni en ningún otro lugar, de la fantástica zaragozana Patricia Esteban Erlés; Vindictas. Cuentistas latinoamericanas, compilación elaborada por Socorro Venegas y Juan Casamayor, y Siete casas vacías, mi favorito de Samanta Schweblin. Esto nos habla del terreno ganado por la literatura no mimética en los últimos años, así como de la importante presencia de la narrativa escrita por mujeres en la actualidad. 

“…Berkana, decorada con una alegre bandera con los colores del arcoíris. Su local se encuentra en la calle Hortaleza, en el barrio madrileño de Chueca, y se trata de una librería creada en 1993 especializada en cultura homosexual, la primera en España.”

Otra de las casetas en las que me pude detener —fui un martes por la mañana y logré evitar a las multitudes— fue la de Berkana, decorada con una alegre bandera con los colores del arcoíris. Su local se encuentra en la calle Hortaleza, en el barrio madrileño de Chueca, y se trata de una librería creada en 1993 especializada en cultura homosexual, la primera en España. Distribuye narrativa, ensayo, biografía, poesía, fotografías, guías y cómic y también dispone de revistas y libros en otros idiomas. Tras unos duros años iniciales, Berkana se ha consolidado como un importante promotor literario en una zona famosa por sus bares y discotecas gays, que claramente demuestra no ser simplemente un sitio de ocio, sino una zona de intercambio cultural español e internacional. Además de la librería, dedicada a la venta de obras de afamados autores como Federico García Lorca o el chileno Pedro Lemebel y una buena cantidad de escritores y escritoras noveles —algunos de ellos jovensísimos—, en 1995 fundaron Egales, la primera editorial especializada en literatura LGTBQ de España con el fin de visibilizar la literatura gay y lésbica, inexistente hasta entonces, como ellos afirman. Entre sus novedades se encuentran Locas y perversas, una interesante antología de cuento lésbico; la compilación Maternidades cuir, y Maricones de antaño. Historias LGTB de la Historia, títulos que reflejan el carácter literario, sociológico e histórico de sus publicaciones. De esta caseta me traje a casa, además de un libro de cuentos, la novela Haz memoria firmada por la autora madrileña Gema Nieto, ambientada en el contexto de la guerra civil española y publicada por Dos Bigotes.

Continuando con el recorrido me encontré con casetas de editoriales consolidadas y afamadas como Anagrama, Siruela, Akal, Aguilar, Alianza y Galaxia Gutenberg, las menos conocidas, aunque ya clásicas, Lengua de Trapo, Pre-Textos, y Edelvives, las exclusivas Acantilado e Impedimenta, y las siempre misteriosas Valdemar y Eneida. La literatura infantil y juvenil continúa ganando terreno —y siendo muy redituable—, y destacó la presencia de Kalandraka, Laberinto, Lata de Sal, El Pirata y Libros del Zorro Rojo. En el pabellón infantil se realizaron, además, talleres de animación a la lectura y una buena oferta de actividades afines. En cuanto a editoriales de arte, diseño y fotografía, La Fábrica y Turner siempre son grandes exponentes. Además de los stands de editoriales, las librerías ofrecieron lo mejor de sus productos, y algunas de ellas cerraron las puertas de sus locales para concentrar sus esfuerzos —y su personal— en el Retiro. Entre ellas se encontraban la Antonio Machado, la Rafael Alberti y la Iberoamericana, además de las más recientes y muy propositivas Tipos Infames, Traficantes de Sueños y Tres Rosas Amarillas. 

“…estuvo firmando el escritor veracruzano Adolfo Córdova, quien presentó El dragón blanco y otros personajes olvidados, ganador del Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015…”

En cuanto a la presencia de México, además de numerosos libros de nuestros conciudadanos publicados bajo una diversidad de sellos, se hicieron presentes con caseta propia algunas editoriales nacionales con filiales en España: Sexto Piso, Siglo XXI y Fondo de Cultura Económica. En esta última estuvo firmando el escritor veracruzano Adolfo Córdova, quien presentó El dragón blanco y otros personajes olvidados, ganador del Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada 2015 y recientemente traducido al catalán, además de Infinitos, un hermoso álbum ilustrado por Cristina Sitja Rubio y publicado en 2020.El balance: la Feria del Libro de Madrid siempre es una oportunidad para adquirir títulos que en México se consiguen con dificultad y las firmas de autores de best-sellers como Fernando Aramburu (Los vencejos), Julia Navarro (De ninguna parte) o David Trueba (Queridos niños), o los menos populares, pero igualmente talentosos Juan Jacinto Muñoz Rengel (El asesino hipocondriaco) o Belén Gopegui (Existiríamos el mar); en total, fueron convocados unos mil autores. Una de las ventajas de que la Feria sea dentro de un parque y no en centro de exposiciones, es que si las filas son demasiado largas o el sol arrecia siempre podemos descansar bajo la sombra de un chopo y luego, como premio a nuestro tesón lector, tomar un refrigerio en uno de los numerosos restaurantes que la circundan. Tras abrirse paso para adquirir la más reciente biografía de Emilia Pardo Bazán, siempre viene bien una ración de zamburiñas y una copa de godello. EP

DOPSA, S.A. DE C.V