José María Merino fue el ganador del Premio Nacional de las Letras Españolas 2021 y Claudia Cabrera Espinosa nos detalla cuál ha sido la trayectoria de este prolífico escritor, cuáles han sido sus influencias y qué puertas ha abierto para las nuevas generaciones
José María Merino: Premio Nacional de las Letras Españolas 2021
José María Merino fue el ganador del Premio Nacional de las Letras Españolas 2021 y Claudia Cabrera Espinosa nos detalla cuál ha sido la trayectoria de este prolífico escritor, cuáles han sido sus influencias y qué puertas ha abierto para las nuevas generaciones
Texto de Claudia Cabrera Espinosa 10/12/21
El pasado 28 de octubre se anunció el nuevo ganador del Premio Nacional de las Letras Españolas: José María Merino, prolífico narrador y miembro de la RAE que en marzo de este año cumplió ochenta años. Este galardón —recibido en ediciones anteriores por Luis Mateo Díez, Rosa Montero o Juan Goytisolo— se suma al Premio Nacional de la Crítica 1986, por La orilla oscura; el Premio Miguel Delibes 1996, por Las visiones de Lucrecia; El VII Premio NH 2002 de relatos, por Días imaginarios; el Premio Torrente Ballester 2006, por El lugar sin culpa; El Premio Salambó 2007, por La glorieta de los fugitivos; el Premio Castilla y León de las Letras 2008; el Premio Nacional de Narrativa 2013 y el Premio de la Crítica de Castilla y León 2013, por El río del Edén, entre otros.
Merino, nacido en La Coruña en 1941, pasó su infancia en León y posteriormente se mudó a Madrid, en donde vive actualmente. Ha incursionado en la poesía, la novela, el cuento, el microrrelato, el ensayo y la literatura infantil y juvenil. Su narrativa de ficción incluye novela histórica, género en el que destacan Las visiones de Lucrecia y la ruina de la Nueva Restauración (1996), la trilogía Las crónicas mestizas y Musa décima (2016); nueve libros de relatos predominantemente fantásticos; un libro de cuentos de ciencia ficción (Las puertas de lo posible: cuentos de pasado mañana, 2008) y los microrrelatos recogidos en La glorieta de los fugitivos (2007), además de una variedad de novelas y nouvelles en las que se mezclan el realismo, lo extraño y lo onírico. También ha publicado libros de ensayos, memorias y poesía, así como antologías, adaptaciones y obras escritas en coautoría, generalmente junto con Juan Pedro Aparicio y Luis Mateo Díez, con quien conforma el grupo literario leonés y junto con quienes ha publicado Palabras en la nieve, Los caminos del Esla y Cuentos de la calle de la Rúa, entre otros. Además, como señala Aparicio, los tres fueron “presentados en sociedad literaria” prácticamente al mismo tiempo por la editorial Alfaguara, en 1981.
La pasión por contar de José María Merino proviene de las historias oídas en el mundo rural, en la provincia de León, de donde recupera, además de una serie de supersticiones y leyendas, la tradición del filandón. Esta es una costumbre popular del campo leonés que consistía en una reunión nocturna, generalmente en una cocina durante el invierno, en donde se contaban historias de todo tipo e incluso se recitaban poemas. La palabra proviene del verbo “hilar”, ya que, en un principio, este era el pretexto de las reuniones. “Los cuentos del filandón eran las narraciones orales típicas, donde lo fantástico se alternaba con lo costumbrista y las fábulas convivían armoniosamente con las leyendas”. Este gusto, señala Merino, también se encuentra en la tradición de otros espacios culturales, como atestiguan el Decamerón, de Giovanni Boccaccio, o Las veladas de Dikanka, de Nikólai Gogol. El escritor también recuerda que, en su niñez, la víspera del Día de los Difuntos su padre lo hacía recitar para la familia “El monte de las ánimas”, de Gustavo Adolfo Bécquer. Los filandones han sido retomados y modernizados por los escritores del grupo leonés mediante presentaciones en ferias del libro, programas de radio y lecturas públicas, e incluso han sido llevados al cine por José María Sarmiento, en la película El filandón (1985), en la que los autores, personificados por ellos mismos, cuentan relatos de su propia creación en la ermita de San Pelayo.
Además del ambiente rural leonés —presente en Cuentos del reino secreto— y el urbano madrileño —Cuentos del Barrio del Refugio—, los temas americanos tuvieron una importante repercusión en la obra de Merino. En 1978 el escritor realizó un viaje a Latinoamérica, a la ciudad de Caracas, en donde encontró inspiración para escribir La orilla oscura. A esta visita siguieron varias más como parte de sus labores de colaboración con la Unesco, las cuales motivaron la producción de una buena cantidad de novelas y cuentos, entre los que destacan El lugar sin culpa y relatos como “El edén criollo” y “La voz del agua”. Después de viajes posteriores a Latinoamérica y de diversas lecturas sobre la Conquista española —Bernal Díaz del Castillo, fray Bernardino de Sahagún, fray Bartolomé de las Casas—, encontramos tanto en sus novelas como en sus relatos una dicotomía entre la pureza originaria y el mundo corrompido —Novelas del mito—; la cotidianeidad española y la aventura americana —“Oaxacoalco”—, o bien, los problemas mundanos de los personajes en sus ciudades de origen y los parajes americanos desconocidos como vía de escape —El lugar sin culpa—. Asimismo, algunas de estas narraciones transcurren en el pasado mítico y cuentan con protagonistas mestizos, mientras que otras tienen lugar en el presente y sus personajes son españoles que viajan a América.
Además de las referencias míticas y de las historias transmitidas de manera oral, el imaginario de José María Merino se ha nutrido, como es natural, de numerosas lecturas. Sus primeros acercamientos a la literatura incluyen los cuentos de Hoffmann, novelas de Alejandro Dumas, Charles Dickens y Herman Melville, y una serie de obras de ciencia ficción entre las que destacan las novelas de Julio Verne, H. G. Wells y Clifford D. Simak. Después de estas primeras lecturas llegarán a sus manos los relatos de sus más admirados autores: Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant y Anton Chéjov, a quienes se refiere, junto con Leopoldo Alas Clarín, como “los más significativos representantes de la modernidad del cuento literario”. A ellos se suma una nutrida lista de escritores españoles como Timoneda, Torquemada, Calderón de la Barca, Cervantes, Baroja, Valle-Inclán y Pérez Galdós. En una época posterior, los autores latinoamericanos, sobre todo Borges, Cortázar, Bioy Casares y Roberto Arlt, también formaron parte de su experiencia literaria, y es indudable que su producción narrativa en torno a lo fantástico constituyó una influencia tanto para él como para toda su generación. Sin embargo, como él mismo ha afirmado, su primera formación sobre el género fue de origen europeo y estadounidense.
Dentro de la tradición española, El Quijote es, sin duda, la obra que mayor influencia ha tenido en la producción literaria de José María Merino. Para él, además de tratarse de la obra inaugural de la literatura moderna, es una novela inmortal que encarna la duplicidad humana. En Ficción continua —uno de sus libros de ensayos más célebre—, ha señalado sobre su protagonista que acaso ese soñador, “o mejor, esos soñadores contrapuestos de distinto signo, conforman un sutil paradigma de lo que nutre en lo más hondo la propia naturaleza del ser humano, un ser que sueña y que ha hecho desde los sueños lo más glorioso y lo más deleznable de su obra y de su historia”. Añade, más adelante, que este libro es un reflejo de esa “simetría bilateral” que nos constituye: “Somos un ser doble, unido por el espinazo, como don Quijote y Sancho presentan una duplicidad unida por el espinazo de sus contrapuestas quimeras”. En todos sus libros de ensayos aparece al menos uno sobre el hidalgo, a quien considera, en la misma línea que Ortega y Gasset: “una especie de Cristo capaz de reconciliar a los españoles”, y acaso a todos los hispánicos, agrega.
En 2019 Merino publicó A través del Quijote, un libro inclasificable que combina el amor y el profundo conocimiento del autor sobre la obra cervantina. Se trata de un volumen que incluye agudas observaciones, microrrelatos, nuevas interpretaciones de capítulos de la novela, artículos rechazados en congresos por imaginativos y poco académicos, finales alternativos a las andanzas quijotescas, metaficción y conversaciones con dos conocidos personajes merinianos: Sabino Ordás y el profesor Eduardo Souto, además de bellísimas ilustraciones de Daniel Urrabieta Vierge, Ignacio Zuloaga, Gustave Doré, Francisco de Goya, Francesc Fusté, Juan Castells Marti, Gerard van der Gucht, Alejandro Blanco y una diversidad de artistas de diferentes épocas y nacionalidades. La hermosa edición, de Reino de Cordelia, es todo un objeto de colección y una pieza imprescindible para los amantes de la obra cervantina y de la admirable prosa del autor leonés.
A lo largo de cuarenta años de escritura creativa, José María Merino ha demostrado ser uno de los representantes más importantes del género fantástico en España y, en especial, del relato. En el conjunto de su obra es posible apreciar una transformación significativa en el transcurso del tiempo. Sus primeros relatos se desarrollan dentro de un ambiente rural leonés; más adelante, el autor sitúa sus ficciones en la capital española y, en sus producciones ulteriores, los personajes se encuentran en locaciones ambiguas, o bien, en territorios ajenos al planeta Tierra. Relatos suyos han aparecido en las antologías Mañana todavía. Doce distopías para el siglo XXI, Historia y antología de la ciencia ficción española y Steampunk: antología retrofuturista, entre otras, y sus libros de cuentos más recientes son Aventuras e invenciones del profesor Souto, Dobles y Noticias del Antropoceno. Las inquietantes narraciones que los conforman hacen que el lector cuestione la solidez tanto de su futuro como de su propio presente. La relevancia del escritor leonés dentro del campo de lo no mimético español es vastísima. Es uno de los pioneros de lo fantástico contemporáneo, junto con Cristina Fernández Cubas, entre otros, quienes propiciaron el surgimiento de una nueva generación de autores como Juan Jacinto Muñoz Rengel, Jon Bilbao, Patricia Esteban Erlés o David Roas. La importancia de su obra se evidencia en la gran cantidad de estudios existentes en torno a su narrativa, en los congresos, coloquios y homenajes que se han organizado alrededor de su figura, así como en la creación en 2018 de la magnífica colección Las Puertas de lo Posible —cuyo nombre proviene de un libro de su autoría—, de la editorial Eolas, a cargo de Natalia Álvarez, la cual incluye, hasta ahora, diecinueve títulos de narraciones extrañas y fantásticas, ciencia ficción y ensayo sobre lo no mimético. Entre sus autores se encuentran el propio Merino, Emilia Pardo Bazán, Rosalba Campra, Alejandro Barrón y las mexicanas Iliana Vargas y Cecilia Eudave, entre otros. Desde la revista Este País, celebramos con alegría el merecido galardón recibido por José María Merino, maestro de lo imposible. EP