La crisis del agua en México se expresa de forma nítida en la fallida gestión de los recursos hídricos en la Cuenca del Valle de México (CVM). El manejo de los derechos de extracción de agua de los acuíferos ha respondido exclusivamente a satisfacer los requerimientos de la demanda de los usuarios, a pesar de que las leyes señalen la consideración de tres factores en su otorgamiento: la capacidad de recarga del acuífero, la demanda de agua de los usuarios y los objetivos de conservación y restauración de estos. La sobreexplotación extrema que registran los acuíferos en la CVM señala fallas sistemáticas del gobierno en el manejo de los límites a la extracción de agua, y señala la urgencia de defender un recurso natural fundamental para la vida. A estas alturas del siglo XXI, todos los que formamos parte de la comunidad mexicana, debemos exigir un nuevo manejo en la gestión de nuestros recursos naturales, en especial del agua, pues el costo de no hacerlo es muy alto y se traslada a las siguientes generaciones.   

Descripción de la CVM

La Cuenca del Valle de México (CVM) se ubica en la región central de México, abarca una superficie de 9,738 km2 que incluye a la Ciudad de México, gran parte del Estado de México, y municipios de Hidalgo y Tlaxcala. Esta área define el espacio calificado como cuenca hidrológica, ya que capta el agua que las lluvias y la humedad que se descargan en forma natural alimentando a los ríos, lagos y presas que se forman. La topografía de la CVM se caracteriza por estar rodeada de una cadena montañosa y cóncava en su forma, sin salidas naturales al agua acumulada en sus cuerpos de agua superficiales y en los acuíferos que se forman por el agua que se infiltra en el subsuelo y que se ha acumulado a través de los años. A este tipo de cuenca se le conoce como endorreica, pues al estar cerrada impide la importación y exportación de agua de otras cuencas de forma natural. Esto explica el desarrollo de grandes y costosas obras de infraestructura que se han realizado para traer y expulsar agua de cuencas aledañas. 

¿Cómo se usan los recursos hídricos de la cuenca?

En la CVM los asentamientos poblacionales han crecido, rebasando los 20 millones de habitantes y se han distribuido en un área de 7,854 km2 (Conagua, 2009), la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) explica el 97% de la población de la cuenca. Esta característica particular determina que su perfil sea de tipo urbano (INEGI, 2020). El crecimiento acelerado de la población se explica por albergar al polo de desarrollo económico más importante, que a la fecha explica una cuarta parte de la producción total del país.

El crecimiento poblacional y económico ha requerido volúmenes crecientes de agua fresca o de primer uso, los cuales rebasan por mucho la capacidad de abastecimiento de los recursos hídricos que capta la misma cuenca, déficit que ha sido cubierto en parte por agua importada de las cuencas Lerma y Cutzamala (Sistema Lerma Cutzamala). Actualmente, el 30% del agua de primer uso utilizada en la cuenca se importa, y el 70% se extrae de los cuerpos de agua localizados en la cuenca. 

Los acuíferos se están sobreexplotado y amenazan su extinción

La fuente más importante de agua en la CVM son los acuíferos localizados en la misma cuenca. A partir de información de la Conagua, se estima que el aporte de los cuerpos de agua al consumo total alcanza un volumen anual de 2,107 hm3 en promedio; el 90% proviene de los acuíferos (agua subterránea) y el 10% restante por el agua que aportan los ríos, lagos y presas (agua superficial). Para cubrir el aporte de los acuíferos se extraen 1010 hm3 que van más allá de su disponibilidad natural media (DNM), y que denotan la magnitud de su sobreexplotación. El consenso mundial para un manejo saludable de los acuíferos es limitar la extracción a la magnitud equivalente a su DNM; no obstante, el desempeño hídrico de la cuenca configura que sea clasificada en condición de escasez extrema. El índice de Falkenmark —utilizado internacionalmente para medir el estrés hídrico—, arroja un valor de la disponibilidad natural de agua per cápita anual de 68.2 m3/Hab/año, que la ubica en el límite inferior del rango de escasez extrema. 

La CVM destaca por registrar el estrés hídrico más alto del país y clasifica dentro de las regiones más sobreexplotadas del mundo

En promedio —de acuerdo con datos de Conagua—, en la cuenca se extrae, de los 7 acuíferos que conforman este sistema, un volumen de 1903 hm3 al año que representa 2.1 veces la recarga natural. La extracción de agua rebasa en 1010 hm3/año la recarga natural, que significa una sobreexplotación de 113% y que se incrementa con el paso del tiempo. Esto sucede por dos razones: la primera es porque la capacidad de infiltración de agua al subsuelo se va minando por el continuo incremento del recubrimiento de la superficie ante la expansión de la mancha urbana. En segundo lugar, por la deforestación en las zonas más importantes de su recarga. La sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos causa adicionalmente importantes impactos colaterales, como la subsidencia (hundimiento) de importantes áreas urbanas, así como una disminución en la calidad del agua y el aumento del costo de extracción.

La población percibe gradualmente la gravedad del problema al evidenciar que los pozos que abastecen de agua a la CDMX y a los municipios conurbados del Estado de México, se van agotando. En diversas colonias de CDMX y la ZMVM se enfrenta un proceso de agotamiento en la extracción de agua e incluso cancelación de pozos, la perforación de sustitutos en zonas aledañas, o bien se extrae de fuentes a mayor profundidad. Sin embargo, las soluciones inmediatas adoptadas enfrentan el hecho de que el agua proviene de los mismos acuíferos y su agotamiento es un tema ineludible. La condición de los acuíferos de la CVM explica su inclusión en el grupo de regiones del mundo con estrés hídrico elevado, tales como, Jordania y Palestina en el Oriente Medio, Ciudad del Cabo en Sudáfrica, California en Estados Unidos y cuencas de Australia.  

Un caso exitoso de recuperación de un acuífero

Un caso exitoso en el mundo por frenar la sobreexplotación de un acuífero causada por el uso público urbano es del Acuífero Edwards en Texas, en Estados Unidos. Este acuífero es uno de los más grandes de los Estados Unidos y es la fuente de agua para la ciudad de San Antonio, Texas, y otras comunidades cercanas. La extracción intensiva para el abastecimiento público urbano había provocado una disminución en su nivel, lo que situaba en riesgo la disponibilidad de agua a largo plazo. La estrategia que adoptaron fue implementar un programa que incluyó la reducción de la extracción, la implementación de programas de eficiencia y conservación, y la inversión en infraestructuras para el tratamiento y reutilización del agua. Destaca la creación de un sistema de monitoreo del acuífero para medir el nivel y la calidad del agua y ajustar el programa de gestión según sea necesario. El resultado fue que lograron frenar la sobreexplotación del acuífero y estabilizar su nivel. Además, se ha mejorado la calidad del agua y se ha restaurado la biodiversidad de la zona. El éxito del programa de gestión del acuífero Edwards ha sido reconocido a nivel internacional como un ejemplo a seguir en la gestión sostenible de los recursos hídricos.

Recuperación de cuerpos de agua en la CVM: estrategia de largo plazo

El diseño de una estrategia para el caso de la CVM demanda acciones en dos sentidos, en medidas que regulen el uso del agua y en medidas que aumenten fundamentalmente la minada recarga de los acuíferos y de los cuerpos de agua superficiales. Ambas líneas de acción son centrales ante el gran problema de la cuenca; sin embargo, a continuación nos concentramos en delinear acciones que inciden en la recuperación de los cuerpos de agua. Las siguientes tareas buscan reducir el ritmo de la sobreexplotación de los acuíferos, estabilizar su nivel y en el largo plazo, recuperar los mantos freáticos y el agua superficial. Las acciones deben impulsarse desde diferentes instancias, de acuerdo con sus competencias, gobiernos, iniciativa privada, universidades, sociedad civil, ya que su escasez afecta a todos y todos se benefician con su disponibilidad.

Control de la extracción de agua. Es necesario establecer límites a la extracción de agua de los acuíferos y regular su uso para evitar la sobreexplotación y el agotamiento de las reservas de agua subterránea. En México, los límites a los niveles de extracción de agua en acuíferos, ríos y lagos, los define la autoridad federal a través de Conagua, quien coordina y otorga los derechos de extracción, con base en las atribuciones que define la Ley de Aguas Nacionales. En teoría, estos límites consideran la capacidad de recarga, la demanda de agua de los usuarios y los objetivos de conservación y restauración del acuífero. En la práctica es evidente que estas han respondido exclusivamente al criterio de demanda de agua sin considerar la importancia de mantener la salud de las fuentes generadoras del recurso. El estado de los acuíferos en la CVM es la prueba de las fallas en el manejo de los límites a la extracción de agua, y señala la urgencia de su modificación para frenar la elevada sobreexplotación. La sociedad debe informarse, denunciar y exigir su cumplimiento, el costo de no hacerlo es muy alto y se traslada a las siguientes generaciones. 

Creación de una instancia de monitoreo. Es urgente la creación de un sistema de monitoreo de los acuíferos para medir el nivel y calidad de agua, la falta de dicha información representa una caja negra para dar cuenta de la gravedad de los problemas. 

Recarga artificial de acuíferos. La recarga artificial de acuíferos consiste en la infiltración de agua en el subsuelo para reponer las reservas de agua subterránea. Esta medida puede realizarse mediante la construcción de infraestructuras específicas, como lagunas de infiltración y pozos de recarga. También se han desarrollado iniciativas para la recarga artificial de acuíferos, así como la implementación de programas de reforestación y restauración de ecosistemas en la región.

Establecer áreas protegidas y zonas de conservación en las zonas de recarga de acuíferos para proteger y restaurar los ecosistemas acuáticos y terrestres. Esto podría incluir la restauración de humedales y la promoción de la conservación de la biodiversidad.

Otras recomendaciones adicionales es el incremento del uso de agua tratada, la captación y almacenamiento de agua de lluvia, promover la participación comunitaria y la promoción de la educación, el incremento de la concientización sobre la importancia de los cuerpos de agua y la implementación de medidas de adaptación al cambio climático, así como incrementar la colaboración entre diferentes sectores, como el sector público, privado y la sociedad civil. EP

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