Es innegable el creciente protagonismo que han tomado en los últimos años las temáticas relacionadas con el medio ambiente y cómo se ha ampliado su cobertura en los medios de comunicación. Cada vez son más los portales que abren secciones dedicadas a su contenido, cada vez se crean más convocatorias y premios periodísticos.
Texto de Andrea J. Arratibel 29/08/23
Es innegable el creciente protagonismo que han tomado en los últimos años las temáticas relacionadas con el medio ambiente y cómo se ha ampliado su cobertura en los medios de comunicación. Cada vez son más los portales que abren secciones dedicadas a su contenido, cada vez se crean más convocatorias y premios periodísticos.
La importancia que han cobrado los asuntos ecológicos en la sociedad se refleja también en su impacto en la publicidad y en el fenómeno del greenwashing, el marketing de empresas y organizaciones en posicionamiento de cuidar el medio ambiente mientras que sus acciones fomentan el destrozo del planeta —prácticas habituales de la industria del plástico—.
Es de celebrar que la nota verde tenga cada vez más cabida y suscite mayor interés, que sean cada vez más los portales de información sumados a contar los problemas que padece el planeta y sus diversos impactos en la sociedad. Al final y al cabo, su incidencia en nuestro día a día es directa. Desde lo económico a lo político, los temas científico-ambientales atraviesan todos los ámbitos y son susceptibles de ser abordados desde múltiples ópticas, lo que abre un interesante tema de reflexión.
En el imaginario de una mayoría, los asuntos ambientales preocupan cada día más, pero se perciben todavía como un conjunto de fenómenos aislados, interpretados desde la lejanía de nuestras vidas: la deforestación de las selvas, toneladas de plásticos que navegan a la deriva en el océano, la ceniza tóxica que escupe un volcán en erupción… Noticias que generalmente se difunden como sucesos de forma aislada y quedan relegadas a una sección específica del interés genuino de unos pocos.
“¿Por qué todo aquello relacionado con la naturaleza, que tanto nos afecta, no cuenta con la posición que merece en la agenda mediática?”
A menos que se trate de una noticia catastrófica, la información ambiental excepcionalmente abre primeras planas de periódicos. ¿Por qué todo aquello relacionado con la naturaleza, que tanto nos afecta, no cuenta con la posición que merece en la agenda mediática?
Esta pregunta deriva en encaminar la forma en que abordamos los conflictos que atañen a la comunicación ambiental como un reto, en ser capaces de transmitir a la sociedad la compleja relación de equilibrios que atraviesan al mundo, los vínculos directos entre nuestras dinámicas de vida y las del medio ambiente, los modos en los que interactuamos con él, lo cuidamos o lo destrozamos. Y para ello, necesitamos transversalizar la información que se genera al respecto, tratar de integrar una perspectiva que atraviese al resto de los ámbitos sobre los que se escribe, como se ha logrado con el feminismo y la perspectiva de género.
Aunque la lucha por la igualdad de las mujeres está en plena batalla, muy lejos de conquistar sus prioridades y objetivos, observamos cómo en la última década se ha consolidado a nivel planetario. Un logro que se debe, entre otras razones, a la posición transversal que ha tomado el movimiento en la agenda mediática.
La idea de integrar las cuestiones de género en la totalidad de los programas sociales quedó claramente establecida como estrategia global en la Plataforma de Acción adoptada en la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, celebrada en Pekín en 1995. Desde entonces, el organismo internacional y muchas organizaciones han trabajado de forma perseverante en la transversalización de la perspectiva de género. Esfuerzos similares se han llevado a cabo en el ámbito del medio ambiente, aludiendo a la sostenibilidad como un valor a perseguir para empresas, organizaciones y deber social de los ciudadanos; la sostenibilidad es una palabra que abunda en los titulares de los periódicos.
“La óptica ecológica permanece ausente en la mayoría de las noticias que leemos; está todavía muy lejos del intento de atravesar los contenidos que no pertenezcan exclusivamente al mal concepto de la etiqueta verde”.
No obstante, las complejas y multidimensionales connotaciones que tiene el medio ambiente siguen sin percibirse en las noticias referentes al ámbito de la salud, la economía, la justicia o la política, entre otras muchas más. La óptica ecológica permanece ausente en la mayoría de las noticias que leemos; está todavía muy lejos del intento de atravesar los contenidos que no pertenezcan exclusivamente al mal concepto de la etiqueta verde.
La manera en que la información ambiental llega a la sociedad debería ser un punto de reflexión para el periodismo, un replanteamiento de cómo cubrimos lo que sucede en la naturaleza, en cómo hemos interferido en sus dinámicas y cuál están siendo sus efectos y las soluciones para revertir consecuencias fatales, pero desde otros ámbitos distintos que abarca la prensa. Y a través de otras fórmulas, por ejemplo, las historias, aquellas que son capaces de conectar las realidades personales, las percepciones individuales, con las del mundo que habitamos. El siguiente reto es, tal vez, buscar los espacios para contarlas, crear lugares para narrar más historias sobre el medio ambiente. EP
DOPSA, S.A. DE C.V
