La injusticia ambiental no puede resolverse sin atender la desigualdad de género que viven las mujeres de todo el mundo día con día. La colectiva Mujeres Frente al Cambio Climático escribe sobre el papel de las mujeres y el feminismo para la lucha contra la emergencia climática.
La lucha feminista contra el cambio climático
La injusticia ambiental no puede resolverse sin atender la desigualdad de género que viven las mujeres de todo el mundo día con día. La colectiva Mujeres Frente al Cambio Climático escribe sobre el papel de las mujeres y el feminismo para la lucha contra la emergencia climática.
Texto de Mexicanas Frente al Cambio Climático 10/11/22
El cambio climático y sus efectos son cada vez más evidentes en nuestro planeta. Y aunque todos estamos propensos a sufrir sus consecuencias, existen grupos que son más vulnerables ya sea por su género, edad, ubicación geográfica o nivel socioeconómico.
Las niñas y mujeres en particular sufren más que cualquier otro grupo, ya que la discriminación, violencia, inestabilidad económica y otras condiciones, son principalmente consecuencia de la inequidad de género y acentúan estos efectos12. Por ello, la participación de la mujer en la toma de decisiones es urgente y necesaria. Junto con la mejora de su calidad de vida, su salud y derechos sexuales. Todo esto es clave para alcanzar la igualdad de género en la lucha contra el cambio climático, ya que la justicia climática no podrá ser alcanzada si no existe antes justicia de género. Es por ello que la UNESCO reconoce que todas las formas de discriminación basadas en el género son violaciones de los derechos humanos, así como una barrera importante para el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible3.
Un ejemplo de la vulnerabilidad femenina a los efectos del cambio climático es que el 80% de los desplazados mundiales por desastres relacionados con el clima son mujeres, y cuando ocurre un desastre, las mujeres tienen más probabilidades de morir que los hombres, como sucedió en el tsunami asiático de 2004, donde más del 70% de las víctimas fatales fueron mujeres4. Algunas de las causas de esta mortalidad son similares en diferentes regiones: muchas mujeres murieron porque se quedaron para buscar a sus hijos y otros parientes; los hombres saben nadar o pueden trepar a los árboles con más frecuencia que las mujeres; además las mujeres forman parte importante de la fuerza laboral en donde muchas veces las condiciones de trabajo no son las adecuadas5.
Desde tiempos ancestrales, las mujeres han tenido una relación especial con la naturaleza: contribuyen al bienestar y al desarrollo sostenible de sus comunidades, aportan al mantenimiento de los ecosistemas, la diversidad biológica y los recursos naturales del planeta. Mujeres en todo el planeta utilizan los recursos naturales e interactúan con los ecosistemas, mediante actividades como la recolección de agua y leña en zonas marginadas, el uso de la tierra para la agricultura y la ganadería, entre otras6. Y si bien hombres y mujeres participan en estás actividades, muchas veces ellas lo hacen en mayor porcentaje y como parte de sus actividades domésticas, sin una remuneración económica, o está es muchas veces menor que la de sus compañeros. Las mujeres son la columna vertebral de la economía rural, especialmente en los países en desarrollo, ya que ellas representan casi la mitad de los agricultores del mundo, participación que se ha incrementado en las últimas décadas7. Sin embargo, se enfrentan a una significativa discriminación al no tener la misma capacidad de acceso a la propiedad de la tierra y del ganado, la igualdad de remuneración, carecen de oportunidades para acceder a la toma de decisiones sobre los recursos naturales, el acceso al crédito y a los servicios financieros8.
Pero su participación no se limita al campo. En estudios realizados en México, Colombia y Brasil se ha observado que las mujeres que realizan pesca artesanal hacen capturas sostenibles en el tiempo y desarrollan la pesca con altos estándares de calidad9. En África oriental, por ejemplo, las mujeres son quienes participan en actividades de conservación y restauración de manglares10.
Por otro lado, las mujeres juegan un papel fundamental, a menudo no reconocido, en la gestión de los recursos naturales, protección del medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático. Generalmente las mujeres toman la iniciativa en responder al manejo de la riqueza medioambiental que rodea nuestros entornos sociales y culturales, sin embargo muchas veces esto tiene consecuencias. Tan solo en la región de latinoamérica se registraron más de 340 ataques en contra de mujeres indígenas defensoras en el periodo entre 2010 y 202011. Aunque en promedio 9 de cada 10 activistas ambientales asesinados son hombres (Global Witness, 2018), las defensoras se enfrentan a amenazas específicas de género, incluida la violencia sexual12. A menudo son sometidas a campañas de difamación, amenazas contra sus hijos e intentos de socavar su credibilidad; muchas veces estas agresiones son originadas dentro de sus propias comunidades, donde las culturas machistas siguen oponiéndose a que las mujeres ocupen puestos de liderazgo.
¿Cómo afecta el cambio climático a las mujeres?
Diversos estudios han mostrado que las mujeres incrementan sus labores de cuidado cuando se presentan situaciones de emergencia ya que asumen, muchas veces obligadas por presiones sociales, culturales, familiares, etc., una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidados cuando deja de haber recursos. Este aumento de las labores de cuidado va en detrimento de sus derechos humanos, como la educación, el trabajo, autocuidado y uso del tiempo libre13. Un ejemplo de esto se pudo apreciar con la pandemia de COVID-19, cuando millones de mujeres tuvieron que renunciar a sus trabajos para poder cuidar a los hijos, aunado a que los casos de violencia doméstica se incrementaron significativamente. De acuerdo con datos del INEGI sobre el impacto del COVID en las mujeres, tan solo en nuestro país se presentó un aumento de 2.7 millones de mujeres en la Población No Económicamente Activa (PNEA) como consecuencia de esta contingencia sanitaria, es decir, que no realizaron actividades económicas y que no buscaron trabajo, de las cuales, 2.4 millones provenían de la Población Económicamente Activa (PEA). Ahora estos datos solo consideran las fuentes formales de trabajo, previo a la pandemia, en el primer trimestre de 2020, la Tasa de Informalidad Laboral (TIL) de las mujeres era de 56.7%, mientras que al cierre del segundo trimestre 2020 presentó una disminución de 7.1%, que representa a 3.5 millones de mujeres14.
La persistencia de normas sociales y culturales discriminatorias, como el acceso desigual a la tierra, al agua y otros recursos, así como la falta de participación de las mujeres en las decisiones relativas a la planificación y la gestión de la naturaleza, hacen que a menudo se ignoren las enormes contribuciones que estas pueden hacer. Los riesgos son más graves para niñas y mujeres de pueblos originarios y afrodescendientes, las adultas mayores, las mujeres discapacitadas y migrantes.
Además, en el caso de las mujeres que deseen tener hijos, su salud es más frágil durante el embarazo y la maternidad. De acuerdo con el último informe del IPCC,el embarazo y la maternidad aumentan la vulnerabilidad al calor, las enfermedades infecciosas, las infecciones alimentarias y la contaminación atmosférica15. Por otro lado, los eventos de calor extremo pueden ocasionar deshidratación e insuficiencia renal en las embarazadas, si esta deshidratación ocurre al principio del embarazo puede afectar el crecimiento del bebé, y si ocurre más adelante puede ser la causa de un parto prematuro16.
Ahora, también hay otras condiciones que pueden incrementar la vulnerabilidad de las mujeres frente al cambio climático, ya que algunas zonas tienen ciertas particularidades que hacen que su afectación sea más intensa, y como en muchos otros ámbitos, la participación de las mujeres también se ve reflejada. Por ejemplo, problemas como el aumento del nivel del mar por efecto del derretimiento de los glaciares o la pérdida de la biodiversidad afecta directamente las zonas costeras y actividades relacionadas. En estás zonas las mujeres han participado activamente en la captura y procesamiento en el sector de la pesca y la acuicultura17, y de acuerdo el reporte de la FAO “The State of World Fisheries and Aquaculture 2020: Sustainability in Action” (o en su traducción “El Estado Mundial de la Pesca y la Acuacultura 2020: La Sostenibilidad en Acción”), las mujeres tienen una participación del 50% en el procesamiento de los recursos pesqueros, con un 19% en la acuacultura y un 12% en la pesca de captura18.
El papel de la mujer en la lucha contra el cambio climático
De acuerdo con un estudio realizado en 2019 titulado “Gender and climate change: Do female parliamentarians make difference?” (o en su traducción: “Género y cambio climático: ¿las mujeres en los parlamentos hacen la diferencia?”), el aumentar la participación de la mujer en parlamentos de cambio climático tiene una relación significativa con la adopción de políticas más estrictas, y en consecuencia, en la reducción las emisiones de dióxido de carbono19. En este trabajo se analizaron únicamente las políticas públicas en materia de cambio climático de 91 países, por lo que no se puede generalizar en todo el mundo. Sin embargo, queda claro que la mujer es un agente de acción climática. Por ejemplo, después de un huracán en Haití, las mujeres crearon y lideraron grupos locales, que ayudaron principalmente a mujeres y niños afectados20.
En la actualidad existen diversas corrientes del feminismo que han cuestionado la relación de las mujeres y la naturaleza; dos ejemplos son el ecofeminismo y el feminismo latinoamericano estructural. El ecofeminismo examina las conexiones entre la violencia contra las mujeres y la naturaleza. Pero quizá lo más importante es que abarca una multitud de temas incluido el sexismo, el racismo, el clasismo, entre otros. Las ecofeministas creen que la opresión de las mujeres y la naturaleza está relacionada con la mentalidad social del patriarcado y la privatización con fines de lucro. Esta corriente feminista argumenta que la misma mentalidad y valores que conducen a la violencia de género y la opresión de las mujeres también facilitan la dominación ambiental, lo que deriva en el cambio climático y otras formas de daños ambientales irreversibles21.
Por su parte, el feminismo latinoamericano estructural parte de reconocer que la sociedad occidental se basa en la división sexual del trabajo, donde a las mujeres se les ha asignado el rol social de cuidadoras de la familia y el hogar, que bien se puede extrapolar al cuidado de la naturaleza. Esa labor de cuidado de la naturaleza se espera sea gratuita, subsidiando así la economía monetizada. Sin embargo, esa labor de cuidado del medio ambiente no está provista de financiamiento ni posiciones de poder o participación en la toma de decisiones que permitan cuidar de forma efectiva al medio ambiente, pues por la división social del trabajo, son los hombres quienes mantienen dichos puestos. Pedir el cuidado de la naturaleza a las mujeres es asignarles una carga de trabajo que debe ser responsabilidad de todas las personas; de los gobiernos por crear y aplicar políticas climáticas efectivas y de los grandes capitales para disminuir la producción masiva y poco ética.
La participación de la mujer a nivel local es imprescindible, en muchas comunidades ellas son las encargadas de la administración de los recursos. Por lo que su manejo tiene mejores resultados en materia de conservación y gobernanza. La ONU estima que en zonas agrícolas, el dar un papel importante a la mujer podría generar una elevación en la producción agrícola (entre 20 y 30%), reforzar la seguridad alimentaria y reducir la emisión de gases de efecto invernadero22. De manera general, se asocia el liderazgo de mujeres con una mayor transparencia y divulgación sobre el cambio climático.
En los países en desarrollo, las mujeres son las principales administradoras de la energía en el hogar y suelen ser importantes agentes de cambio en la transición hacia las energías sostenibles. La creación de empleos en las energías renovables dará la oportunidad de que la fuerza laboral que trabaja en las energías fósiles migre a estas nuevas industrias. Sin embargo, al ser sectores que históricamente han sido ocupados por hombres, se requieren cambios estructurales, en educación y políticas laborales, para asegurar que las mujeres sean parte de esa nueva fuerza laboral, y por ello, apoyar en los esfuerzos de combate al cambio climático.
La discriminación de género, que sigue impidiendo el desarrollo de las mujeres, es también un obstáculo para salvar nuestro mundo: las mujeres no sólo se ven afectadas por todos estos problemas, sino que tienen ideas y la capacidad de liderazgo para resolverlos, pero necesitamos escucharlas e involucrarlas en la acciones contra el cambio climático. EP
- ONU Mujeres. “Artículo explicativo: Cómo la desigualdad de género y el cambio climático están relacionados entre sí”. 28 de febrero de 2022. https://www.unwomen.org/es/noticias/articulo-explicativo/2022/03/articulo-explicativo-como-la-desigualdad-de-genero-y-el-cambio-climatico-estan-relacionados-entre-si [↩]
- Quiñones, Laura., “COP26: Las mujeres son las más afectadas por el cambio climático”, Noticias ONU 2021. https://news.un.org/es/story/2021/11/1499772 [↩]
- UNESCO, Gender Equality, 2022 https://www.unesco.org/en/gender-equality [↩]
- ONU Mujeres América Latina y el Caribe, ”Igualdad de género, empoderamiento de las mujeres y cambio climático”, 2015, https://lac.unwomen.org/es/noticias-y-eventos/en-la-mira/climate-change [↩]
- Oxfam, The tsunami’s impact on women: Oxfam briefing note. p. 4. (2005). https://www.preventionweb.net/files/1502_bn050326tsunamiwomen.pdf [↩]
- Quiñones, Laura. “Las mujeres, la fuerza que el medio ambiente necesita”, Noticias ONU, 2019. https://news.un.org/es/story/2019/03/1452431#:~:text=Desde%20tiempos%20ancestrales%2C%20las%20mujeres,los%20recursos%20naturales%20del%20planeta [↩]
- FAO, “Las mujeres en la agricultura”, 2022 https://www.fao.org/reduce-rural-poverty/our-work/las-mujeres-en-la-agricultura/es/ [↩]
- Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, “Entrañable relación de la mujer con la naturaleza”, Blog, 7 de marzo de 2017, https://www.gob.mx/semarnat/articulos/su-entranable-relacion-con-la-naturaleza?idiom=es [↩]
- Omukuti, J. “Challenging the obsession with local level institutions in country ownership of climate change adaptation”, Land Use Policy 94, 2020.104525. doi: 10.1016/j.landusepol.2020.104525 [↩]
- M. Fonseca, F. Alves, M.C. Macedo, U.M. Azeiteiro. The women role of the marine artisanal fishery: a study of a fishery community of the City of Rio das Ostras, RJ, Brazil, Rev. Gest. Coste. Integr., 16, 2016. https://www.redalyc.org/pdf/3883/388346765010.pdf [↩]
- Romo Espinoza, Vanessa y Alvitres Gloria, “Triple riesgo: ser mujer, indígena y defensora ambiental en América Latina”, Mongabay, 23 noviembre 2021 https://es.mongabay.com/2021/11/triple-riesgo-ser-mujer-indigena-y-defensora-ambiental-en-america-latina/ [↩]
- Global Witness, “Personas defensoras en la línea de frente”, 2018 https://www.globalwitness.org/en/campaigns/environmental-activists/personas-defensoras-en-la-l%C3%ADnea-de-frente/#chapter-0/section-0 [↩]
- Reyes, Emilia. “Retos actuales”. Presentación en el marco del evento Charlas Impetuosas, 15 de marzo de 2022. https://www.facebook.com/mxnasfrentealcc/videos/7504426709569274 [↩]
- INEGI, “La COVID-19 y su impacto en las mujeres en México”, 2022 https://www.inegi.org.mx/tablerosestadisticos/mujeres/ [↩]
- CDC, “Effects of Disasters on Pregnant Women – Reproductive Health in Emergency Preparedness and Response”, Division of Reproductive Health, National Center for Chronic Disease Prevention and Health Promotion, August 29, 2022 https://www.cdc.gov/reproductivehealth/emergency/ [↩]
- EPA, “El cambio climático y la salud de las embarazadas”, EPA 430-F-16-056, MAYO 2016, https://ncics.org/pub/webfiles/climate_health_resources/pregnant-health-climate-change-sp.pdf [↩]
- J.S.A. Mina, D.A.R. Fernández, A.A. Ibarra, N. Georgantzis. (2016). Economic behavior of fishers under climate-related uncertainty: results from field experiments in Mexico and Colombia. Fish. Res., 183, pp. 304-317 [↩]
- FAO. (2020). “The State of World Fisheries and Aquaculture 2020: Sustainability in Action”. Rome: FAO. https://www.fao.org/3/ca9229en/online/ca9229en.html#chapter-1_1 [↩]
- ONU, Mujeres. “¿Por qué las mujeres deben ocupar un lugar preponderante en las medidas de acción por el clima?”, 2022, https://www.unwomen.org/es/noticias/articulo-explicativo/2022/03/articulo-explicativo-por-que-las-mujeres-deben-ocupar-un-lugar-preponderante-en-las-medidas-de-accion-por-el-clima [↩]
- García, Ana Cristina, “Mujeres como líderes de la acción climática urbana en América Latina y el Caribe: BID”, Blog BID, Marzo 2022, https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/mujeres-cambio-climatico-ciudades-america-latina/ [↩]
- Davis, Molly. “What is Ecofeminism?” Blue Value Blog. 22 de abril de 2022. https://bluevalue.blog/2022/04/22/what-is-ecofeminism/ [↩]
- ONU, Mujeres. “¿Por qué las mujeres deben ocupar un lugar preponderante en las medidas de acción por el clima?”, 2022, https://www.unwomen.org/es/noticias/articulo-explicativo/2022/03/articulo-explicativo-por-que-las-mujeres-deben-ocupar-un-lugar-preponderante-en-las-medidas-de-accion-por-el-clima [↩]
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