Fauna de la Ciudad de México es un proyecto educativo y fotográfico creado por la galardonada fotógrafa conservacionista y educadora ambiental Tamara Blazquez Haik. Un esfuerzo más por promover el cuidado de la naturaleza en áreas urbanas.
Fauna de la Ciudad de México
Fauna de la Ciudad de México es un proyecto educativo y fotográfico creado por la galardonada fotógrafa conservacionista y educadora ambiental Tamara Blazquez Haik. Un esfuerzo más por promover el cuidado de la naturaleza en áreas urbanas.
Texto de Tamara Blazquez Haik 18/01/21
Debido a la crisis climática y ambiental que enfrenta nuestro planeta, es de suma importancia que todos nos unamos a la lucha por la conservación de la biodiversidad, y qué mejor que empezar por nuestra propia casa y ciudad. Fauna de la Ciudad de México busca inspirar a chicos y grandes a unirse a esta lucha por la vida mediante el respeto y empatía hacia la fauna urbana.
Este proyecto nace debido a la necesidad de acercar, a la sociedad, la fauna silvestre que habita en la enorme Ciudad de México, a través de exposiciones fotográficas, talleres en escuelas y otras actividades que promueven el aprendizaje y empatía hacia las especies con las que convivimos a diario.
Hace unos tres años y medio iba camino a casa desde el trabajo, cuando me encontré un tlacuache envenenado, seguramente por un vecino de mi colonia. Sentí mucha tristeza al verlo sin vida sobre la banqueta, pero más que nada, sentí impotencia y algo de rabia. ¿Cómo era posible que la gente pudiera asesinar animales tan hermosos, inofensivos y, además, tan importantes para el ecosistema como lo son los tlacuaches?
Esa tarde me quedé reflexionando sobre esa realidad; es decir, el daño que se le ocasiona a la fauna urbana y el porqué de ello. Llegué a la conclusión de que, más que a cualquier otra cosa, se debe a la ignorancia y falta de empatía hacia los animales de nuestra propia ciudad. Y es que, ¿quién nos enseña sobre la fauna con la que coexistimos a diario? Realmente, nadie. Tampoco conocemos de primera mano a estas especies y por ello no podemos sentir empatía hacia ellas.
La Ciudad de México alberga unas 2,254 especies distintas de fauna, entre helmintos, moluscos, artrópodos e insectos, aves, anfibios, reptiles y mamíferos. Sin embargo, al ser una de las ciudades más contaminadas y pobladas del mundo, los mexicanos solemos creer que entre tanto concreto es imposible que existan la fauna y la naturaleza. Por esta razón solemos ver a la naturaleza, y a todos los problemas ambientales que la aquejan, como algo lejano y ajeno a nosotros.
Es por eso que, como fotógrafa conservacionista, decidí unir la fotografía con la ciencia y educación en este proyecto que nombré Fauna de la Ciudad de México para que pudiera cambiar esta percepción. Me propuse primero a registrar en fotografías la mayor cantidad de especies urbanas posibles para luego llevar las fotos y la información a la ciudadanía por medio de charlas y talleres en escuelas y exposiciones fotográficas a través de medios tradicionales y digitales.
Uno de los factores clave que han ayudado a que los habitantes de la CDMX se interesen y participen en el proyecto, ha sido mostrarles lo cercana que está toda esta fauna a nosotros, aunque parezca increíble, y cómo incluso algunos de los puntos de recreación favoritos de nuestras familias son ecosistemas únicos en el mundo que albergan, además, fauna endémica, es decir, especies que no podemos hallar en ningún otro lado.
Tal es el caso de la zona lacustre de Xochimilco y sus humedales, hogar del emblemático ajolote, o el Pedregal de San Ángel al sur de la Ciudad, que alberga especies únicas como la tarántula o el ratón del pedregal
Pero, ¿cómo podemos hacer de este conocimiento algo popular y de fácil acceso? Es una de las tantas preguntas importantes que todos los que trabajamos en ciencia y conservación debemos hacernos: ¿cómo hacer que la gente se interese en el cuidado de la biodiversidad?
Creo firmemente que, si no llevamos este conocimiento directamente a ellos, no podremos hacer que la sociedad se interese en la naturaleza y todas las problemáticas que enfrenta. Sin embargo, aunque falta mucho trabajo por hacer, Fauna de la Ciudad de México está demostrando, justamente, que el acercamiento con la sociedad e involucramiento de ésta es fundamental para obtener resultados. En este punto puedo decir, sin duda alguna, que sin educación no hay conservación ni coexistencia.
Fauna de la Ciudad de México está inspirando a la sociedad a unirse a luchar por la vida, y todo con una herramienta tan sencilla como es la fotografía. A veces subestimamos el poder del arte, pero recordemos que tiene la capacidad de sacudir conciencias, y al unirlo con la ciencia es como he logrado generar la empatía hacía los residentes no humanos de esta ciudad.
La fauna de la Ciudad de México aún se enfrenta a pésimas y destructivas políticas ambientales. Hay un enorme interés por cumplir promesas de campaña que involucran la devastación de áreas naturales protegidas como Xochimilco a pesar de las consecuencias que esto acarrea, tanto para la fauna como para los humanos.
Afortunadamente, cada día somos más y más defensores de la vida, de todas las edades y orígenes, que entendemos que este mundo no sólo es de los humanos y que, de no alzar la voz, nuestro futuro está en juego.
Desde mis trincheras —que son la fotografía y la educación ambiental— seguiré enseñando e inspirando a la sociedad, sobre todo a los niños, a luchar por la fauna que aún sobrevive en la ciudad. Y, con suerte, Fauna de la Ciudad de México también logrará inspirar proyectos similares que podrían ser esa semilla de cambio que tanta falta le hace a la conservación de la naturaleza en nuestro país. EP
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