Votos y asientos en México, 2024: una visión contrafactual

Ricardo de la Peña examina la ucronía, una historia alternativa que parte de un cambio clave en hechos reales. A través del reparto de escaños en México en 2024, analiza cómo la sobrerrepresentación de una coalición mayoritaria motivó propuestas de reforma electoral.

Texto de 06/11/24

Ricardo de la Peña examina la ucronía, una historia alternativa que parte de un cambio clave en hechos reales. A través del reparto de escaños en México en 2024, analiza cómo la sobrerrepresentación de una coalición mayoritaria motivó propuestas de reforma electoral.

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“La historia es una novela que fue, la novela es historia que pudo haber sido”.

Edmond y Jules de Goncourt1

Suele atribuirse al canciller alemán Otto von Bismark la expresión de que la política es el arte de lo posible. Es así como en la política, como en casi todas las cosas de la vida, pasa lo que pasa y el hubiera no existe. Sin embargo, siempre es viable escribir una historia alternativa, una inexistente ucronía, donde se exponga una trama que transcurra en un mundo distinto al nuestro a partir de una alteración, un cambio en un aspecto que resulte relevante al provocar una divergencia, un punto de inflexión en todo el acontecer.

En toda ucronía hay una singularidad, conocida como punto Jonbar,2 en el que algún acontecimiento ficticio se pudo dar de forma distinta a como ocurrió, afectando de manera significativa los eventos posteriores y propiciando que se pueda construir toda una realidad alternativa, que es precisamente el objeto de reflexión en la historia paralela que se escribe.

Una ucronía se entiende entonces como una obra de ficción, un ejercicio de reconstrucción de la historia sobre datos hipotéticos,3 en donde un cambio en algo resulta trascendente al otorgar una solución diferente a determinados problemas, manteniendo todo lo demás apegado a las leyes causales y a una necesaria verosimilitud. Con ello, una ucronía puede convertirse en una herramienta literaria que permite comprender lo real a partir de un conocimiento contrafactual que amplía, sin adulterar, la comprensión de un fenómeno.

Votos y asientos en México, 2024

¿Cómo se dio el reparto de votos y cómo se convirtieron en asientos en las Cámaras del Congreso de la Unión en 2024? Conforme los datos oficiales y los repartos realizados de curules, se tiene una diferencia importante, de diez puntos, entre los votos que lograron conjuntar los partidos de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, formada por PAN, PRI Y PRD, y los asientos que les correspondieron en la Cámara de Diputados. Cuando a ello se suma el otro partido opositor, Movimiento Ciudadano, el desfase alcanza los 16 puntos, mismos con los que se sobrerrepresentó a la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, integrada por Morena, Partido Verde y PT, que con una mayoría de 57 % de los votos válidos, alcanzó una representación en la diputación federal de casi 73 % de asientos, mucho más de lo requerido para tener mayoría calificada, mientras que en el Senado tendría más de siete puntos de representación por encima de sus votos, quedando cerca de la mayoría calificada en esta Cámara, la que luego obtendría por cooptación de legisladores que fueran oposición al momento de las elecciones (Tabla 1).

El Plan “C” como alternativa

Aunque no fuera dictaminado y se desechara, en febrero de 2024 se presentó una iniciativa de reforma en materia electoral que consideraba la eliminación de los 200 asientos por representación proporcional en la Cámara de Diputados y de los 32 escaños asignados mediante el mismo principio en el Senado de la República. Esta iniciativa formó parte del llamado “Plan C”, que ha avanzado en otros componentes y que pudiera retomarse en un futuro cercano en este tema, pudiendo bien ser la propuesta que presente en su momento quien hoy ocupa la Presidencia de la República y que pudiera ser avalada por la coalición legislativa mayoritaria  que, por repartos legales y posterior captura de respaldos adicionales, cuenta con la capacidad de reformar por sí sola la legislación a nivel constitucional.

Asumiendo convenios idénticos a los establecidos en la realidad y como se muestra en la Tabla 2, el reparto que se generaría con esta propuesta daría sobrerrepresentación a la coalición mayoritaria de 28.5 puntos en la Cámara de Diputados y más de 9 %  en la de Senadores, con lo que conseguiría mayoría calificada en ambas Cámaras a partir del reparto legal de asientos.

El partido más afectado con este esquema de reparto sería Movimiento Ciudadano, que obtendría 11 % menos asientos que sus votos en la Cámara baja y 9 puntos menos en el reparto de escaños en el Senado. La coalición opositora que adoptó la denominación de “Fuerza y Corazón por México” lograría tantos asientos como votos consiguió en la Cámara de Senadores, pero obtendría casi 18 % menos escaños en la diputación federal que lo que su votación le hubiera dado.

El Plan “A” como punto Jonbar

Para abrir un alternativa más equitativa y atractiva para las oposiciones, que correspondería a lo propuesto en la iniciativa de reforma en materia electoral presentada por el Ejecutivo federal en abril de 20224 y que finalmente no consiguiera la mayoría calificada requerida en ambas cámaras federales para su aprobación.

Las reglas propuestas para integrar el Legislativo federal en esta iniciativa eran que a cada entidad federativa se le asignaran tres curules para el Senado y tantas diputaciones como veces alcance un cociente de distribución que correspondería a la división de la población censal entre el total de diputaciones en el país, pero con un mínimo de dos asientos asignados a cada entidad federativa; las diputaciones faltantes se asignarían por resto mayor, lo que daría un reparto de asientos prácticamente idéntico en cantidad a la distribución actual de distritos por entidad federativa.

Conforme lo propuesto en esta iniciativa, que formaría parte del llamado “Plan A”, a cada partido político o bloque de candidaturas independientes se le asignarían las diputaciones que le correspondieran de acuerdo con su votación obtenida en cada entidad federativa. Así, todo contendiente que alcanzara al menos tres por ciento de la votación válida en cada entidad federativa tendría derecho a que se le asignaran tantas curules como veces alcance el cociente resultante de dividir la votación por el conjunto de contendientes que participen en el reparto entre el total de curules asignadas en cada entidad; las diputaciones faltantes se asignarían por resto mayor.

Este procedimiento tiene diversas implicaciones: determina una cantidad de asientos según los votos obtenidos por cada contendiente, lo que aproxima el reparto de curules con la votación relativa de los partidos y reduce significativamente la probabilidad de formación de mayorías artificiales; elimina las coaliciones para fines electorales y con ello la potencial simulación de afiliaciones y el problema de a quién asignar un asiento; además desaparece las candidaturas independientes individuales, reemplazándolas por listas de candidaturas.

Como puede verse en la Tabla 3, con este método de reparto de asientos se logra que en la diputación federal la diferencia entre votación lograda y escaños asignados para cada partido o coalición sea sumamente reducida, siendo mayor el desfase que se presenta en el caso del Senado, lo que es acorde con la lógica de un sistema bicameral, que supone la conveniencia de contar con un segundo espacio de negociación política de las iniciativas legales conformado bajo distintos principios que el otro.

Pero, aun así, en ninguna de las dos Cámaras federales el bloque mayoritario lograría una mayoría calificada, tal cual sería la aspiración de los opositores y que no se dio ante el rechazo de un “Plan A” que abordaba otros elementos que enturbiaron la discusión de este punto y hacían inaceptable la propuesta de reforma.

Lograr una negociación política desde la oposición para establecer un esquema de reparto de asientos en las cámaras federales de esta naturaleza supondría allegarse respaldos de representantes de partidos del bloque mayoritario, lo que se antoja sumamente difícil, pero podría intentarse separando este punto de cualquier otra iniciativa de reforma en materia electoral. Aislar este tema y proponerlo bajo la bandera de que recupera una iniciativa del anterior gobernante bien pudiera ser un incentivo para conseguir que algunos representantes del partido mayoritario pudieran sumarse a una propuesta y darle viabilidad. De lo contrario, lo esperable es que camine un “Plan C” de nefastas consecuencias para la competitividad partidaria a futuro.

A manera de colofón

Si es válida la propuesta de pluralidad de mundos posibles del filósofo estadounidense David Lewis5 —que los concibe no como constructos lingüísticos o conceptuales, sino como entidades reales—, entonces en algunos de esos mundos el cambio en los mecanismos de conversión de votos en asientos en México para las elecciones de 2024, aunque improbable, fue hecho realidad.Y en esos mundos se tiene una realidad política completamente distinta. Y aún existe un futuro posible en el que se adopta este esquema de reparto de posiciones legislativas a nivel federal en México. Habría que hacer que este futuro fuera el nuestro. EP

  1. “L’histoire est un roman qui a été, le roman est de l’histoire qui aurait pu être”. De Goncourt, Edmond et Jules, Idées et sensations. 9a Édition, p. 147. Paris: G. Charpentier, 1877. []
  2. Langford, David, “Jonbar Point”. The Encyclopedia of Science Fiction. London: Gollancz, 2012. []
  3. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, 23ª Edición. Madrid, 2024. []
  4. “Iniciativa del Ejecutivo federal con proyecto de decreto, por el que se reforman, derogan y adicionan diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia electoral”, Gaceta Parlamentaria, Anexo XI, 28 de abril de 2022. []
  5. Lewis, David K., On the Plurality of Worlds. Oxford: Blackwell, 1986. []
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