Roxana Vargas, la millennial que dejó al descubierto a su psiquiatra homicida

Roxana Vargas vengó a más de 1500 mujeres de Venezuela. Igual que ella, todas fueron seducidas y violadas por el doctor Edmundo Chirinos, psiquiatra de Hugo Chávez. Con una buena dosis de sensacionalismo, Luis Olavarrieta nos cuenta la trágica historia de una estudiante universitaria de 19 años que perdió la vida en el consultorio de su terapeuta narcisista.

Texto de 08/10/24

Roxana Vargas vengó a más de 1500 mujeres de Venezuela. Igual que ella, todas fueron seducidas y violadas por el doctor Edmundo Chirinos, psiquiatra de Hugo Chávez. Con una buena dosis de sensacionalismo, Luis Olavarrieta nos cuenta la trágica historia de una estudiante universitaria de 19 años que perdió la vida en el consultorio de su terapeuta narcisista.

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La estudiante de comunicación social, Roxana Vargas, narraba su vida en plataformas digitales. Lo hacía con la aparente candidez que lo hacen los jóvenes de “la generación millennial” a la que pertenecía. Sin embargo, sus relatos tenían un propósito definido: dejar ahí las señales de su homicida y poner al descubierto el mundo de atrocidades del más poderoso de los psiquiatras venezolanos.

La joven llegó a Caracas desde la localidad Valle de la Pascua, en el estado Guárico de Venezuela. Interesada en el periodismo y la justicia social, ingresó a la Universidad Católica Santa Rosa e inmediatamente se ganó el afecto de sus compañeros y el reconocimiento de los docentes. La consideraban con las aptitudes idóneas para ejercer la profesión. Reflexiva, curiosa y capaz de trasmitir sus pensamientos de forma escrita, lograba calificaciones que rondaban los 16 puntos sobre 20.

En aquellos años, alrededor del 2007, la aspirante a periodista experimentó ataques de depresión y ansiedad, tal vez algo normal en una chica que por primera vez enfrenta la vida fuera de casa. Cuenta su hermana, Mariana, que, por recomendación de su padre, Roxana fue a consulta con el doctor que alguna vez trató a su madre —quien había sufrido depresión postparto—, Edmundo Chirinos. El médico era conocido como una eminencia y gozaba de la reputación que le daba el haber publicado varios libros; ejercido el cargo de rector de la casa máxima de estudios de Venezuela, la Universidad Central; y tratado nada menos que a tres presidentes, Jaime Lusinchi (término 1984-1989), Rafael Caldera (término 1994-1999) y el mandatario en ejercicio Hugo Chávez Frías (término 1999-2013). La palabra y autoridad de este médico resultaba incuestionable.

Su poder moral era tan fuerte que incluso aguantó el peso de sus propias declaraciones desatinadas. En el año de 1984, por ejemplo, pronunció una de sus polémicas frases, al calificar a los jóvenes de aquella época como “la generación boba”. Así describía a los bachilleres que, desde su punto de vista, acudían a las aulas para divertirse, no para cultivarse. Más adelante, Chirinos irritó a la comunidad LGBT tras declarar a los periodistas que “los homosexuales son seres atormentados”, apoyándose en supuestas evidencias científicas. Sin embargo, dice el abogado criminalista Fermín Mármol García, “la reputación de Chirinos era su mayor escudo. Era como estar frente a un cardenal, un rabino, un pastor, las máximas autoridades religiosas.Ese efecto también lo ejercía Edmundo Chirinos”. Increíblemente, sus apariciones frecuentes en los set de televisión tenían ribetes de estrellato, y las simpatías populares aumentaban el número de sus pacientes, especialmente mujeres atraídas por la fama (entre ellas, la primera dama, Marisabel Rodríguez de Chávez).

Era la primera vez que Roxana Vargas se sometería a un examen psiquiátrico. Según el diagnóstico no profundizado que realizó el especialista, la chica de 19 años presentaba alteración severa del comportamiento, clasificándola de esquizofrénica. La hermana de Roxana consideró que la evaluación era producto de un análisis ligero, pero la madre, Ana Quintero de Vargas, aceptó la recomendación médica de someterla a un tratamiento intensivo que incluía la sedación. Después de la cuarta sesión, Roxana experimentó un sangrado vaginal. Al acudir al ginecólogo, este le informó que había perdido su virginidad.

Estupefacta, la joven intentó por todos los medios denunciar la mala praxis médica y el delito de violación. Sin embargo, el aparato del poder del presidente Hugo Chávez y la reputación del médico hicieron añicos los esfuerzos. Temiendo una recaída, su madre decidió llevarse a su hija a Valle de la Pascua, su ciudad de origen, ubicada en el llano central de Venezuela. Allí fue tratada por otro psiquiatra, con quien avanzó en su sanación. Debido a la mejoría presentada, la estudiante universitaria se trasladó nuevamente a Caracas y a las aulas en el mes de enero de 2008.

Cansada del acoso telefónico, Roxana empezó a llevar a cabo un plan que revelaba su instinto periodístico. Documentó sus intimidades con el doctor Chirinos haciendo uso de redes sociales, llamadas telefónicas reveladoras y escribiendo en su blog cada detalle de sus encuentros. Su salud mental y emocional sufrió visiblemente, según declaraciones de sus profesores y conocidos, pero siguió adelante.

Su profesor de periodismo, César Torres, aseguró en el programa Rostros del Crimen de canal Televen, que Roxana Vargas vivía un calvario y que sus días en las aulas de clases comenzaron a ser silenciosos. Su manera de vestir se transformó drásticamente, sustituyó la apariencia conservadora por una estética sado-masoquista. «Estaba en una fase de ausencia. No era la Roxana alegre que compartía con todos. Tenía una mirada que no se sabe hacia dónde miraba. Estar triste a los 19 años es una miseria». Su blog se tornaba espeluznantemente explícito: «Ese día que me entregué a mi psiquiatra, tuve mucho miedo. Pero me trató bien, me dijo de hermosa a muchas cosas más, me besaba muy sensualmente de modo que no lo olvidé de pronto. Después de ese día estuvimos hablando mucho, me dijo que se iba a volver a repetir, pero sin compromiso, además que él es una persona mucho mayor que yo, sin mentira debe tener como unos 60 años o tal vez más». Edmundo Chirinos tenía 73 años.

Pese a las diferencias generacionales, Roxana se debatía entre ejecutar su plan de venganza y el interés que le despertaba el hombre mayor. «Ayer lo volví a hacer con él, pero no tan igual como el primer día, ya que estaba en horario de consulta y pues no podíamos durar mucho», seguía relatando. «Creo que sin querer le estoy agarrando cariño, pero eso es muy mal, porque (…) el psiquiatra solo me quiere como objeto. No sé qué hacer. Ah no sé si les había dicho pero mi primera vez lo hice con él, con el psiquiatra. Imagínense cómo estoy».

Como estudiante y profesional dedicada, en el año 2008 logró acercarse a la fama gracias a que se incorporó al equipo de producción del que era el programa de mayor audiencia de Venezuela, «Quién Quiere Ser Millonario». Este ascenso mediático, dice su hermana Mariana, asustó al doctor Chirinos, quien hasta ese momento era el único con acceso a los medios y el único de los dos con capacidad de controlar la opinión pública. Pero, por primera vez, una joven independiente ponía en peligro la estabilidad económica y social del prominente hombre.

Sobre la base de lecturas hechas a las memorias de la víctima, la periodista Isoliett Iglesias determina que esa oportunidad laboral en el canal Radio Caracas Televisión generó confrontaciones severas. Pero, Roxana continuaba escribiendo su disposición de no renunciar a la carrera profesional que iniciaba con pie derecho.

En el mes de julio de 2008, el cuerpo de Roxana Vargas apareció en Parque Caiza, (( Tabatha Molina. El Nacional. 16 de mayo de 2008. )) un sitio de liberación de cadáveres en Caracas, y los periódicos del país se hicieron eco. La opinión pública pensó que se trataba de un homicidio provocado por la espiral de violencia. La madre de Roxana  llamó por teléfono al terapeuta y lo confrontó, acusándolo directamente. Con la frialdad que lo caracterizaba, el psiquiatra desmintió en televisión todo signo de sospechas en su contra (BBC News Mundo. 29 de septiembre de 2010). Al mes siguiente, el 1 de agosto, Chirinos fue detenido y en el 2010 fue sentenciado a 20 años de prisión  por el homicidio de la joven periodista.

Caso del homicidio de Roxana Vargas publicado por El Nacional el 16 de julio de 2008

A los 3 años de su encarcelamiento, Chirinos murió de un infarto y, como era de esperarse, la noticia del fallecimiento cobró relevancia en los medios. Pero la secuela de su violencia siguió cobrando víctimas. Al poco tiempo de la muerte de Roxana, su padre cayó en un estado depresivo del que no logró salir hasta morir de un infarto cerebral. Su madre perdió la razón hasta el punto de ser internada en un psiquiátrico, donde se esfumó lo que le quedaba de vida también por infarto.

“Subestimar a las personas y sobrevalorarse fue el talón de Aquiles de Edmundo Chirinos y de los criminales a quienes en principio los ha acompañado la suerte”, reflexiona Fermín Mármol García, abogado criminal. “Pero al final de la historia alguien se atreve a pararse y a señalarlo desde la muerte, como fue el caso de Roxana Vargas”.

Las crónicas virtuales de Roxana Vargas se convirtieron en las actas probatorias del delito que a ella le costó la vida, pero que liberó a decenas de mujeres venezolanas víctimas del mayor acosador profesional de Venezuela. Con su blog, sacudía la opinión pública de Venezuela y se adelantaba al movimiento mundial de denuncia Me Too, promovido en 2017 para hacer justicia a la mujer acosada y abusada sexualmente. EP

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