Ante el escaso impacto de las negociaciones emprendidas en la conferencia de paz para Ucrania, celebrada en Suiza el pasado mes de junio, así como de la ominosa posibilidad del retorno de Trump a la presidencia de los Estados Unidos, los contactos bilaterales que ha establecido el presidente Zelensky con mandatarios de los países que apoyan a Ucrania contra la invasión rusa a su territorio, lograron un incremento en la asistencia militar y económica europea, particularmente en suministro de aviones de combate de la última generación y de proyectiles antimisiles patriot, indispensables para combatir los ataques aéreos rusos.  Sin embargo, la conferencia de paz logró algunos avances en el proceso de paz y se contempla la convocatoria de una nueva conferencia en los próximos meses. 

En el comunicado conjunto de la citada reunión, 80 países acordaron que el diálogo entre todas las partes y el respeto de la integridad territorial de Ucrania constituyen el camino a seguir para poner el fin a la guerra.  La ausencia de dos de las grandes potencias con poder de decisión, Rusia y China, y la falta de aval de países como Brasil, India, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, restaron importancia a los esfuerzos de Suiza por abrir el cauce de las negociaciones diplomáticas para poner fin al conflicto ruso ucranio a dos años y medio de su inicio.

De hecho, las posturas de ambos países parecen irreconciliables: Ucrania reclama la retirada incondicional de Rusia de los territorios ocupados, incluyendo la península de Crimea; mientras que Rusia se niega a devolver la soberanía a Ucrania de las zonas bajo su ocupación y el retiro de sus tropas. Sin embargo, quedó establecido por los firmantes del comunicado conjunto que Rusia es responsable de haber iniciado la guerra contra Ucrania, en 2022, de consecuencias devastadoras que deberá tener fin mediante una solución global. Se reconoce igualmente que la guerra ha provocado enorme sufrimiento humano y destrucción a gran escala, así como riesgos y crisis de repercusiones globales. Cabe anotar que todos los países firmantes, como la mayoría de las naciones de la comunidad internacional, reafirman su apoyo a los principios de soberanía, integridad territorial de los Estados, incluyendo a Ucrania, en las fronteras internacionales reconocidas, en referencia al control que ejerce Rusia sobre una quinta parte del territorio del país invadido, incluyendo la península de Crimea anexionada en 2014.

Ucrania presentó un documento de 10 puntos en los que reclama el intercambio inmediato de prisioneros de guerra y el regreso al país de cerca de 20 mil niños deportados a Rusia y a los territorios que controla con el pretexto de brindarles protección. Se reconoce que el riesgo que representa la ocupación, por parte del ejército ruso de la mayor central nuclear europea de Zaporiyia debe funcionar de manera segura bajo el pleno control de Ucrania por la importancia que representa para la seguridad internacional. En el mismo contexto se declaró que cualquier amenaza y uso del arma nuclear contra Ucrania es inadmisible.

Putin, por su parte, reclama los presuntos derechos históricos sobre el territorio de Ucrania, intensifica el proceso de rusificación en los territorios ocupados, califica la guerra como una operación limitada y cuenta con el apoyo de sus aliados más cercanos: China, Irán y Corea del Norte.

Frente a los últimos desarrollos en la política electoral norteamericana, Ucrania abriga el temor de que el triunfo de Trump en las elecciones de noviembre próximo, intensifique la postura aislacionista de Washington dejándola a merced de la insuficiente asistencia militar y financiera que le proporcionen sus aliados europeos. Mientras tanto el Kremlin juega con el tiempo y el sufrimiento de los ucranios para alargar la guerra y con ello la esperada renuncia de Ucrania a los territorios ocupados.

Ante este panorama, la celebración de una nueva conferencia de paz con la participación de Rusia podría constituir el primer paso para poner fin al conflicto y garantizar la independencia y soberanía de Ucrania, a menos que Trump, de lograr su reelección resuelva esta deplorable crisis mediante una “llamada telefónica” como ya lo ha declarado. EP

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