Observatorio Internacional: Relación Estados Unidos-China, difícil reconstrucción

Este mes, Susana Chacón analiza las posibles implicaciones de las últimas visitas de altos personajes públicos estadounidenses a China.

Texto de 26/07/23

Este mes, Susana Chacón analiza las posibles implicaciones de las últimas visitas de altos personajes públicos estadounidenses a China.

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Los días 18 y 19 de junio el mundo vivió un evento un tanto sorpresivo. De manera inesperada, el secretario de estado de Estados Unidos visitó Pekín, China para entrevistarse con su homólogo chino. Fue, en un primer momento, una luz positiva ya que el conflicto entre ambos países se había convertido en una preocupante y posible amenaza a la estabilidad internacional. Un primer diálogo siempre es un paso a agradecer. No obstante, a dos días de esta visita, el presidente Joe Biden reiteró en una reunión en California, que el presidente chino era un dictador dado su enojo cuando pocos meses atrás mandaron un globo de “observación” sobre el espacio aéreo estadounidense, mismo que un avión militar de EUA destruyó. Como era de esperarse, este mensaje molestó a los chinos y muchos de los altos funcionarios y especialistas, expresaron que la relación seguiría siendo de enorme tensión. Algunos de nosotros mismos, llegamos a decir que había significado un buen intento de acercamiento, pero que de ahí no pasaría. Nos mostramos escépticos y en esto me incluyo.

No obstante, en menos de dos meses, todo ha dado un giro distinto. Después de Blinken, han estado en Pekín la secretaria del tesoro Janet Yellen y el encargado de medio ambiente y cambio climático John Kerry; la semana pasada estuvo también, directamente con el presidente chino, Henry Kissinger; cuatro muy altos personajes de la vida pública de Estados Unidos. Lo anterior lo vemos como un mensaje en el que existe un interés verídico de acercamiento del país occidental con China.

Vale entonces la pena retomar lo que los cuatro plantearon en cada una de sus reuniones y esperar a los próximos pasos para conocer qué tan viable es realmente una relación diferente y de cooperación entre estas dos potencias. 

Recordemos que aunque desde las administraciones de Barack Obama existía ya un interés por limitar el crecimiento del poderío chino, de ahí que se haya firmado el Tratado Transpacífico (TPP), no fue sino hasta la llegada de Donald Trump que la relación se rompió. No sólo les impuso múltiples aranceles comerciales, sino que le declaró una guerra en cuanto a sus avances tecnológicos y de digitalización. Además se intensificó la postura estadounidense en contra de la decisiones de China respecto de Taiwán. Importante su preocupación por su independencia, pero no olvidemos que los taiwaneses son los mayores productores de microprocesadores o microchips, elementos necesarios en el nuevo desarrollo tecnológico global. Por otra parte, se incrementó el descontento por el conflicto de los mares del sur de China. Ahora, se suma la relación china con los rusos después de la invasión de Putin a Ucrania. Muchos son los temas en conflicto y difíciles las probabilidades de acercamiento, pero veamos cuáles son los pasos que se han dado hasta ahora.

“Recordemos que aunque desde las administraciones de Barack Obama existía ya un interés por limitar el crecimiento del poderío chino, no fue sino hasta la llegada de Donald Trump que la relación se rompió”.

Blinken retomó su visita que originalmente fue cancelada cuando el globo espía chino entró en territorio estadounidense. A partir del 18 de junio se replanteó la necesidad de retomar la relación bilateral en otros términos. Lo primero que podemos decir es que este encuentro inicial, de entrada, abrió una nueva comunicación con los chinos al más alto nivel de funcionarios de ambas potencias. Los estadounidenses mencionaron que  para ellos es más importante la cooperación que continuar en una dinámica de conflicto. Mientras tanto, los chinos fueron más cautos, subrayando que irían dando pasos en la medida en la que se respete su soberanía, no se continúe interfiriendo en su política interna y se respeten las decisiones de su gobierno en materia comercial, de seguridad y de desarrollo tecnológico. En especial porque las sanciones comerciales fueron impuestas por Trump pero, en algunos casos, Biden no sólo no las eliminó, sino que las incrementó como en el ejemplo de los microchips. Por su parte, Blinken les pidió ayuda para que se frene el tránsito ilícito del fentanilo que entra a Estados Unidos directamente o a través de terceros actores procedentes de China y que está ocasionando un número muy alto de muertes. Mencionó de nuevo el desacuerdo de su gobierno en que se apoye con armamento chino a Rusia en su conflicto con Ucrania subrayando que esto podría detonar un nuevo conflicto sino-soviético. Una vez más se habló de la necesidad de tratar los diferentes intereses que ambos tienen en los mares del sur. Lo prioritario del encuentro fue retomar un diálogo roto desde la administración Trump y que estaba convirtiéndose, no sólo cada vez más delicado para ambos países, sino para el resto del mundo.

La segunda visita a Pekín fue la de Janet Yellen, secretaria del tesoro, a principios de julio. Ella retomó la idea planteada por Blinken de mejorar y estabilizar las relaciones bilaterales y su interés prioritario se centró en conocer al nuevo equipo económico de Xi Jinping. El nuevo ministro de economía, He Lifeng, es muy cercano y leal a Xi. Yellen enfatizó que, a diferencia de lo sucedido en la administración Trump, EUA no consideraba a China un enemigo y que no les interesaba romper las relaciones comerciales. Además, comentó que los dos países tienen intereses en el desarrollo de energías limpias, por lo que es un tema en el que muy probablemente podrán cooperar. Para ella, fue un diálogo constructivo y propositivo, mientras que para He fue un inicio necesario para buscar otros canales de comunicación acordes al nuevo contexto bilateral e internacional. Para los chinos son más importantes las acciones concretas que las palabras y, hasta este momento, todavía muchas de las medidas y decisiones estadounidenses en materia comercial han sido totalmente contrarias a China y muy poco amigables. Es entonces necesario empezar con pasos y decisiones diferentes antes de pensar en tener una situación de cooperación muy positiva.

“Kerry buscaba pensar un acuerdo con Xie para tener una postura común en la próxima COP 28 que tendrá lugar a finales del año en curso. Aunque el objetivo no era obtener un acuerdo inmediato, la reunión representa un primer paso para lograr acuerdos futuros”.

Dos semanas después, la visita fue de John Kerry, el encargado de energías limpias y cambio climático del presidente Biden. Se reunió con su contraparte Xie Zhenhua lo que es muy interesante dado que estamos hablando de los más altos representantes en la materia de los dos países que más contaminan a nivel mundial, pero también los dos que más inversiones nuevas tienen en tecnologías alternativas y limpias. Kerry buscaba pensar un acuerdo con Xie para tener una postura común en la próxima COP 28 que tendrá lugar a finales del año en curso. Aunque el objetivo no era obtener un acuerdo inmediato, la reunión representa un primer paso para lograr acuerdos futuros. Sin duda, ambos países enfrentan retos comunes en el tema ambiental y había que ponerlos sobre la mesa. A los dos les interesa cambiar hacia energías limpias y reducir las emisiones de carbono. No obstante, los resultados no serán fáciles dado que tanto en China como en Estados Unidos existen todavía importantes intereses y contradicciones que priorizan el continuar con el uso de energías fósiles, lo cual dificulta la velocidad de los cambios.

Hasta aquí una primera parte de los logros y acercamientos de los tres más altos funcionarios enviados por Biden. Además de abrir una nueva puerta de comunicación con China, sin duda representan tres temas fundamentales de la agenda del presidente estadounidense: su política exterior y de seguridad; la economía y el comercio, y el cambio climático. Para buscar un nuevo diálogo con China mandó a sus tres principales representantes. A pesar de las dificultades entre ambos países, EUA abrió un nuevo camino de acercamiento.

“A Kissinger se le considera el gran amigo de China y los chinos —amantes de los simbolismos— le ofrecieron todo tipo de símbolos a favor de un acercamiento”.

Ahora bien, aquí no termina la historia de menos de dos meses en la relación sino-estadounidense. La semana pasada Xi Jinping recibió nada más y nada menos que a Henry Kissinger. Acaba de cumplir cien años y sigue siendo todo un personaje en China. Xi no recibió personalmente a ninguno de los tres representantes de Biden. Todos hablaron especialmente con sus homólogos. Con Kissinger fue muy distinto. Lo recibió con todos los honores y reconocimiento del amigo que fue capaz de construir las relaciones entre ambos países en los años setenta, cuando China estaba totalmente aislada de Occidente. Lo recibió en la Casa de Huéspedes de Estado Diaoyutai, que es la casa para invitados especiales del más alto nivel, en la que pocos jefes de estado han sido alojados. Es el mismo lugar en el que fue recibido en los años setenta, en su primera visita secreta con la que se comenzó la construcción de la relación bilateral y en la que se gestó la primera visita de estado de Richard Nixon un año después, en 1972. A Kissinger se le considera el gran amigo de China y los chinos —amantes de los simbolismos— le ofrecieron todo tipo de símbolos a favor de un acercamiento. La inteligencia diplomática de Kissinger, después de cien visitas a China y con cien años de edad, sigue teniendo un peso sustancial. Esperemos que así como favoreció la construcción de la relación en 1971, su papel sea igualmente importante en la reconstrucción de una relación no sólo bilateral, sino de global importancia. Ojalá que pronto el próximo visitante sea el mismo presidente Joe Biden. EP

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