¿Cómo se relacionan las tolvaneras con la calidad del aire que respiramos? Astrid Rivera examina las consecuencias de este fenómeno y su presencia en las inmediaciones del AIFA, así como la relación de estos remolinos de polvo con factores como la erosión del suelo, la expansión de las ciudades y el cambio climático.
Tolvaneras: un remolino de causas y riesgos para las ciudades
¿Cómo se relacionan las tolvaneras con la calidad del aire que respiramos? Astrid Rivera examina las consecuencias de este fenómeno y su presencia en las inmediaciones del AIFA, así como la relación de estos remolinos de polvo con factores como la erosión del suelo, la expansión de las ciudades y el cambio climático.
Texto de Astrid Rivera 12/07/22
El viento era muy especial en la cosmogonía de las culturas mesoamericanas, veían en él una fuerza creadora capaz de movilizar al agua, tierra y fuego. Para los mexicas, Ehécatl era la deidad del viento, se le consideraba como uno de los dioses que contribuyó a la creación del mundo. Se le representaba con una máscara roja puntiaguda con un cráneo enorme y una boca alargada de la cual provenían sus vientos. Cuando soplaba limpiaba el camino para Tláloc, dios de la lluvia, por lo que avisaba el inicio y fin de las tormentas.
Pero no sólo los mexicas consideraban al viento importante, en otras culturas también tiene profundos significados. En los cuentos populares irlandeses, los remolinos son representados como la frontera entre el mundo terrenal y espiritual, pues se creía que este fenómeno era una ventana por la que hadas o demonios podían llegar al mundo terrenal.
Ese significado espiritual del viento y los remolinos —o tolvaneras— continúa vigente. En internet circulan publicaciones las cuales mencionan que soñar con remolinos representa la cercanía de “cambios drásticos” y enfrentarás una “prueba” para la que deberás ser valiente.
Las tolvaneras, remolinos de polvo o también conocidos como “diablos de polvo”, se originan en la época de estiaje; las condiciones secas del suelo y las altas temperaturas favorecen su formación. Su significado actual es menos romántico que el de los pueblos prehispánicos o el de los irlandeses; hoy en día este fenómeno no sólo está relacionado con condiciones climáticas, sino con uno de los efectos de la expansión urbana, la transformación de los suelos, así como un factor que afecta la calidad del aire.
La Organización Meteorológica Mundial define a las tolvaneras como un “conjunto de partículas de polvo o arena, a veces acompañadas de pequeños residuos, levantadas del suelo en forma de columna rotatoria de altura variable, de diámetro reducido y cuyo eje es aproximadamente vertical”.
Tolvaneras en el AIFA
Las imágenes de una gran nube de polvo cubriendo las obras del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) se viralizaron en redes sociales. Aquella tolvanera se registró el 16 de marzo de 2021 y la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) aseguró que este fenómeno no causó daños materiales ni personas heridas. En esa ocasión mencionó que las tolvaneras son normales, dado que el terreno en el que se encuentra el AIFA es muy grande y en esa temporada del año hay una gran cantidad de vientos.
¿Son normales los remolinos de viento en esta zona? Ángel Terán Cuevas, investigador del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explica que las tolvaneras se presentan en zonas secas con poca vegetación y altas temperaturas, por lo que el viento se levanta y eleva partículas de polvo hacia la atmósfera.
“El viento fluye desde una alta o baja presión, suele caer hacia abajo; el suelo es muy caliente, lo que sucede es que hay vientos en suelos secos que se elevan con la atmósfera y por supuesto de acuerdo a la circunstancia del terreno elevan esas partículas de polvo hacia la alta atmósfera que cuando llegan a alcanzar cierto nivel de altura se enfrían y pasan ese tipo de tolvaneras o remolinos de polvo”.
Terán Cuevas comenta que esa zona del Área Metropolitana rodeada de los municipios de Tecámac, Ecatepec y Zumpango suman una gran cantidad de polvo, proveniente de la construcción, lo que causó este fenómeno.
Detalla que las tolvaneras tienen mayor afectación en zonas donde hay poca cobertura vegetal; a medida que se deforesta la superficie se hacen más graves debido a que se quita la capa protectora de los suelos, por lo que cuando hay una mayor incidencia de los rayos del sol, el suelo se calienta y al llegar el viento, las partículas del viento son levantadas.
Las tolvaneras son de corta duración, el investigador comenta que no duran más de 10 o 15 minutos, puesto que se disipan en cuanto entran en contacto con una masa de aire frío, sin embargo las partículas que levantó quedan suspendidas en el aire.
Planeación urbana y tolvaneras
Pablo Lazo Elizondo, director de Desarrollo Urbano y Accesibilidad del World Resources Institute (WRI) México, comenta que la zona oriente del Valle de México donde se ubica el Aeropuerto Felipe Ángeles es “una gran planicie” en la que el suelo ha sufrido erosión y aunque la capa vegetal puede salir, llevará tiempo.
“En época de estiaje, las zonas donde no hay cultivos, no hay agua —como son las inmediaciones del AIFA— por varios años se tendrán los condicionantes para la generación de las tolvaneras y levantamiento de polvo cuando los vientos soplen. Se tiene que mejorar la calidad del suelo, disminuir su nivel de erosión, para que con el tiempo el suelo tenga mejores condiciones y no se desprenda tanta cantidad de polvo cuando hay viento”.
El 7 de abril de este año el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó el Plan Territorial Operativo para la Zona Metropolitana del Valle de México, mediante el cual se busca “impulsar el desarrollo ordenado en inmediaciones del AIFA”. Las acciones de esta estrategia incluyen un Plan de rescate de la Laguna de Zumpango, uso de agua residual en agricultura y captación de agua de lluvia.
En materia ambiental se prevé la realización de 24 proyectos, entre ellos, un programa de reforestación de 3 mil hectáreas, red de monitoreo de la calidad del aire y sistema de manejo de residuos sólidos.
La recuperación del suelo no es un proceso sencillo. Lazo Elizondo explica que depende del nivel de erosión, así como la constitución del terreno, qué tipo de suelo es, si es salitroso; estos factores complican la completa recuperación de la cobertura vegetal, por lo que la recuperación del suelo puede tardar entre 10 o 15 años.
El especialista detalla que la zona donde se encontraba el lago de Texcoco, Zumpango y la parte norte de la Zona Metropolitana del Valle de México tenía agua muy salitrosa, conforme esos cuerpos de agua fueron secándose ese territorio se quedó con poca vegetación, lo cual hace que sea susceptible a las tolvaneras en época de estiaje.
“Es una zona muy grande, de poco más de 120 kilómetros cuadrados; hay mayor incidencia de tolvaneras en la parte de Texcoco hacia las montañas, hacia el oriente y el norte pasando Ecatepec. Hacia el aeropuerto Felipe Ángeles tienes áreas donde si no hay cultivo y actividad agrícola son propensas a este tipo de tolvaneras”.
El director de Desarrollo Urbano y Accesibilidad del WRI México comenta que conforme se expande la mancha urbana, las ciudades cada vez en mayor medida se van asentando en zonas donde el terreno está erosionado, con mayor cantidad de polvo suelto, lo cual favorece la creación de tolvaneras. Con ello, Lazo Elizondo considera necesario implementar acciones de rescate de suelos urbanos para recuperar la cobertura vegetal y reducir las afectaciones de estos remolinos de polvo.
“Es necesario ampliar las coberturas vegetales en el perímetro urbano en zonas de Ecatepec, Neza, Chimalhuacán, todos estos bordes del ex-lago de Texcoco, debería realizarse una campaña para ampliar la cobertura vegetal, para que pueda amortiguar las tolvaneras. Otra acción a largo plazo es mejorar la calidad del suelo, para que se genere por sí sola vegetación”.
El efecto de las tolvaneras en el aire que respiramos
Al formarse las tolvaneras se levantan partículas de residuos de autos, incendios forestales, de la actividad de las fábricas, y las deja suspendidas en el aire, lo cual aumenta los niveles de contaminación atmosférica. En mayo pasado, las autoridades capitalinas alertaron que los fuertes vientos con velocidad de 30 kilómetros por hora ocasionaron tolvaneras en distintos puntos de la Zona Metropolitana del Valle de México y que los niveles de contaminación aumentaran por partículas PM10, que son partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, metálicas, cemento o polen dispersas en la atmósfera.
Irma Rosas, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, comenta que las tolvaneras son características de las épocas secas, especialmente cuando la humedad de la atmósfera es baja y la temperatura del suelo aumenta. Cuando el viento entra en contacto con el suelo caliente, sobre todo uno erosionado, se crea el remolino de viento.
Las partículas PM10 y PM2.5 —restos de sustancias químicas u orgánicas que pueden provenir de los autos o las fábricas— siempre están suspendidas en el aire, pero cuando hay una tolvanera se resuspenden, combinándose con los desechos depositados en los suelos como basura y heces fecales; con el viento, vuelven a flotar en el ambiente.
“Cuando el viento llega y erosiona el suelo, un suelo desnudo que no tiene vegetación y se levantan las partículas, se resuspenden las que se depositaron tanto de la combustión de los autos, de la industria; pero también, con la basura que se deposita en el suelo, las heces humanas y de mascotas al aire libre. Las tolvaneras resuspenden ese material”.
La investigadora explica que las partículas que resuspenden las tolvaneras no sólo son residuos de polvo o arcilla de los suelos, sino que hay restos de plásticos muy pequeños, de los procesos de los automóviles, y cuando hay incendios forestales hasta residuos de carbón negro; este material ingresa al cuerpo cuando respiramos, generando afectaciones en las vías respiratorias, problemas cardiovasculares y alergias.
Destaca que el aumento de la urbanización, el cambio climático, aunado a otros fenómenos meteorológicos, afectan a las tolvaneras con lo que se intensificarán; la investigadora enfatiza la importancia de la recuperación de las áreas verdes para mitigar los efectos de los remolinos de polvo.
Tenemos un planeta, hay que cuidarlo
Beatriz Cárdenas, directora de Calidad Del Aire del World Resources Institute (WRI) México, explica que el cambio climático está generando periodos más largos de estabilidad atmosférica con vientos débiles en donde se acumulan en mayor medida los contaminantes; pero también al haber un aumento de la temperatura del suelo, las tolvaneras podrían ser más intensas.
“Lo que se predice es que puedes tener eventos más extremos que estos vientos fuertes que ya sabemos que venían en cada cambio estacional. Las tolvaneras son un fenómeno de escala regional, pero los factores que las ocasionan son resultado de cambios a escala global”.
Comenta que las ciudades serán las más afectadas por las alteraciones derivadas del cambio climático, por lo que es urgente tomar acciones para reducir las emisiones contaminantes y aumentar la cobertura vegetal.
Señala que con pequeñas acciones los ciudadanos también pueden ayudar a mitigar este fenómeno. Barriendo la calle o recogiendo las heces de nuestras mascotas se puede evitar que las tolvaneras resuspendan estos contaminantes.
“Todo lo que nos pasa en una ciudad y muchas de nuestras acciones repercuten en otros sentidos. El concepto de que tenemos un solo planeta y solamente una atmósfera, nos ayuda a pensar que muchas de nuestras acciones pueden ayudar a reducir el impacto del cambio climático”. EP
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