Nunca un ensayo tuvo a una pareja de autores aparentemente tan opuesta como la formada por Christiana Figueres y Tom Rivett-Carnac. Ella es hija de José María Figueres Olsen, considerado el padre de la Costa Rica moderna, país en el que abolió el ejército e implantó políticas medioambientales pioneras en el mundo entero. Él proviene de la familia que fundó la Compañía Británica de Indias Orientales, la única empresa de la Historia que ha contado con un ejército propio, y tiene vínculos con la industria del petróleo. Además, y por paradójico que parezca, ha sido monje budista.

Figueres y Rivett-Carnac son, pues, personas muy distintas, y aun así hay algo que los une: los dos tienen unos hijos a quienes desean legar un mundo mejor. Fue por eso, por sus descendientes, por lo que hace más de una década unieron esfuerzos, consiguiendo llevar adelante uno de los proyectos más importantes para la política medioambiental de todo el planeta: el Acuerdo de París. Un total de 195 países se comprometieron en 2015 a reducir las emisiones de efecto invernadero y a ratificar leyes para un cambio de tendencia en el modo en que los gobiernos se relacionan con la Naturaleza.

Ahora se han vuelto a juntar para escribir El futuro por decidir, una ensayo-manifiesto en el que destacan que, por desgracia, el Acuerdo de París no está siendo cumplido por las grandes corporaciones y en el que advierten de que, si no se revierte con urgencia esta situación, el planeta se convertirá en un lugar inhabitable para el ser humano. Y no tardará mucho en ocurrir. Según las estimaciones, si no cambiamos drásticamente nuestros sistemas de producción y consumo, en el 2100 la temperatura media habrá aumentado entre cuatro y cinco grados. Con ese calor, ni siquiera podremos respirar. EP

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