Durante algunos años, el turismo en México resultó una fuente de recursos importantísima para el país. ¿Qué ha pasado? Que se ha cocinado la tormenta perfecta para la industria y las señales no son alentadoras. Guillermo Osorno explora sobre el tema.
De potencia turística a fantasma
Durante algunos años, el turismo en México resultó una fuente de recursos importantísima para el país. ¿Qué ha pasado? Que se ha cocinado la tormenta perfecta para la industria y las señales no son alentadoras. Guillermo Osorno explora sobre el tema.
Texto de Guillermo Osorno 01/12/20
1.
Un reportaje televisivo de la cadena Al Jazeera sobre la situación del turismo en México muestra la llegada de los primeros visitantes a un hotel en Cancún a mediados de julio, luego de que el destino estuviera cerrado por varios meses. Alrededor de la entrada están decenas de trabajadores del hotel con cubrebocas. Un placa de electricidad, del tamaño de un humano, ha sido colocada en primer plano. Dos huéspedes mueven el interruptor de “Off” a “On” y en ese momento cae una cortina roja que tapa la entrada. Atrás de ella, una docena de mariachis vestidos de blanco hacen sonar el jarabe tapatío. Se encienden hileras de luces de bengala. Los trabajadores aplauden y saludan. La pareja de turistas, sobrecogidos por el evento y con el celular en la mano para registrarlo, entran finalmente al hotel vestidos en riguroso traje de carácter: tenis, bermudas y camisetas.
A pesar de esas imágenes, México está muy lejos de recuperar la gigantesca caída que ha experimentado el sector turístico. Desde finales de 2018 y 2019 habían mostrado ya algunas sorpresas. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador canceló el aeropuerto de Texcoco bajo el argumento de que así se evitaba un desastre ecológico, la explosión demográfica en el oriente de la ciudad y el dispendio de recursos públicos. También se ordenó la desaparición del Consejo de Promoción Turística, encargado de coordinar, diseñar y operar las estrategias de promoción en los ámbitos nacional e internacional. La medida se tomó como parte del programa de austeridad. El gobierno anunció que los ocho mil millones de pesos de su presupuesto se destinarían al Tren Maya. En un principio, la Secretaría de Turismo asumiría las funciones de promoción, aunque más tarde se anunció la creación del Consejo de Diplomacia Turística, en coordinación con la Secretaría de Relaciones Exteriores. Este es un órgano colegiado que será la instancia de planeación, diseño e implementación de estrategias de promoción de México en el resto del mundo.
Detrás de estas medidas ya venía un replanteamiento. La nueva administración de López Obrador presentó en 2019 la Estrategia Nacional de Turismo 2019-2024 que, en sus propias palabras, significaba “un cambio de paradigmas en el que habrá que privilegiarse la participación de la sociedad en su conjunto [para] democratizar los frutos y mejorar los niveles de bienestar de la población”. Tal plan debía de ser amable con el hábitat, más equitativo y un factor para la conservación del patrimonio natural y cultural. Dijo el presidente que la intención era “[c]onvertirse, en última instancia, en un instrumento esencial de la reconciliación social.1”
El nuevo programa introducía dos nuevas líneas de trabajo: Sonrisas por México y Disfruta México. La primera está dirigida a la población discriminada, como los niños, las niñas, los adultos mayores, personas con discapacidad, comunidades indígenas y afromexicanas. La segunda establece el compromiso de orientar la acción del Estado para generar opciones turísticas de bajo costo. La estrategia también postuló proyectos para asegurar un desarrollo regional equilibrado.
Sin embargo, una situación inédita se instaló en la realidad mundial. La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto devastador en las actividades turísticas de todo el mundo. De acuerdo con el Centro de Investigación y Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac (CICOTUR), el ingreso de divisas por visitantes internacionales a México cayó un 56 por ciento entre noviembre de 2019 y noviembre de 2020. Para el mismo periodo, el número de turistas internacionales a México se desplomó 47.2 por ciento; el número de pasajeros en vuelos internacionales descendió en un 56.6 por ciento, y en vuelos nacionales en un 51.6 por ciento.
Así que los efectos de las medidas gubernamentales, la desaparición del CPTM, el cambio del planes para el aeropuerto internacional de la Ciudad de México, la creación de un Consejo de Diplomacia Cultural o el establecimiento de un nuevo modelo turístico más equitativo quedaron borrados por la crítica disminución del sector. Como en muchas otras áreas de la economía, la crisis por COVID-19 no ha cambiado los planes gubernamentales.
En una interesante columna sobre la reacción de López Obrador a los retos del COVID-19, el periodista Jorge Zepeda Patterson propone que debemos pensar la situación de este régimen como la de un entrenador de un equipo de futbol que viene años preparándose para el gran partido. Sin embargo, al minuto diez se queda sin su delantero estrella y le marcan un penalti. El entrenador tiene dos opciones: o cambia la estrategia general y se repliega, o sigue con su estrategia original sin importar el cambio de circunstancias. López Obrador ha optado por la segunda vía.
Los empresarios del ramo —al igual que los de otros ramos— han solicitado un lazo para poder sobrevivir la tormenta, pero el gobierno ha dicho que no habrá rescates en ese o en otros sectores. La situación es grave, porque el turismo, a diferencia de otras actividades, es muy intensiva en mano de obra. De acuerdo a un documento de CICOTUR y el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET): “Tan sólo con la disminución de trabajadores asegurados en el IMSS entre febrero y septiembre para dos de los subsectores de la industria (alojamiento y preparación de alimentos y bebidas) se han perdido más de 254 mil plazas formales.2” Y si bien el sector se ha recuperado un poco y ahora existe una vaga confianza de que una nueva vacuna vaya a normalizar los flujos turísticos mundiales, en general se ha instalado la percepción desde la cancelación del aeropuerto de que a este régimen simplemente no le importa el turismo.
2.
En el periodo entre 2000 y 2018, el turismo mundial experimentó un ciclo de expansión sin precedentes en la historia. Este impulso puede dividirse en dos momentos: el primero de 2000 a 2008, se detuvo cuando apareció el H1N1; el segundo va de 2011 a 2019. De acuerdo con Francisco Madrid, director de CICOTUR, el sector turístico en México tuvo un crecimiento de más del 10 por ciento anual en este segundo tramo.
Un documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de ese año señalaba que el sector daba cuenta del 8.5 por ciento del PIB, y 5.8 por ciento de la fuerza laboral, contribuía de manera favorable a la balanza de pagos y generaba un valor más alto que el promedio a la economía nacional. En 2015, México experimentó un récord de 32.1 millones de turistas internacionales que contribuyeron con 256 mil millones de pesos, sobrepasando el crecimiento de muchas economías avanzadas y emergentes. El turismo local también era relevante, ya que sostenía el empleo y el desarrollo en regiones que normalmente no atraen a los turistas internacionales3.
El sector se había recuperado de la crisis financiera de 2008 y de la influenza H1N1 en 2009. Sin embargo, el turismo en México enfrentaba algunas dificultades que era necesario atender, como la inseguridad de algunas regiones. La promoción de nuevos destinos y la competitividad en general del mercado mexicano eran áreas de oportunidad que debían explorarse. Según el estudio, el transporte es un factor clave para el turismo. Mientras que el transporte funcionaba en general para los destinos costeros, se hacía más complejo fuera de estas zonas. México debía prestar atención a este tema, lo que significaba reforzar la conectividad aérea, especialmente desde los países emergentes de Asia, y en la transportación terrestre, para hacerla más amigable a los visitantes extranjeros. En segundo lugar, la atención del Estado mexicano se había enfocado en el desarrollo de los destinos de playa. Era hora de comenzar a pensar en un nuevo tipo de desarrollo turístico más inclusivo y sustentable e incluir a más empresas pequeñas en la cadena de valor4.
Así llegamos al cambio de gobierno, a 2019. De acuerdo con las cifras elaboradas por el CICOTOUR y el CNET, el crecimiento del sector se detuvo en 2019, previo al inicio de la pandemia. “Veníamos mal parados luego de un periodo de expansión”, dijo Francisco Madrid. Había caído el turismo interno y las llegadas de turistas de Estados Unidos prácticamente se estancó.
Una de las primeras medidas de la nueva administración fue, como ya se dijo, la desaparición del Consejo de Promoción Turística, creado por el presidente Zedillo bajo el modelo de otras iniciativas similares en el mundo que habían tenido éxito en lugares como España o Italia. La idea de estos mecanismos es recabar un impuesto a los extranjeros que llegan a México y dedicarlo a la promoción del país, junto con dinero federal y local, aislándolo de los vaivenes del presupuesto. La desaparición fue confirmada por el presidente de la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, Luis Alegre Salazar (de Morena) quien señaló que las funciones de promoción las asumirá la Secretaría de Turismo con recursos del Ramo 21. El dinero que se recogía por el impuesto al Derecho de No Residente, 5 mil millones de pesos, pasaría a la construcción del Tren Maya, que va a requerir una inversión de 150 mil millones de pesos. El gobierno argumentó que las oficinas de representación del CPTM eran muy caras y que se iba aprovechar la red consular y diplomática de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Fue en enero de 2019 que se canceló la construcción del aeropuerto de Texcoco. El Secretario de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis Díaz Leal, señaló que los promotores del proyecto esgrimieron que se trataba de una inversión trascendental en infraestructura, pero omitieron los efectos en el medio ambiente y el crecimiento poblacional “la seguridad y los derechos humanos de la población local y de que se trataba de una inversión exagerada para un país con las carencias como México”.
En febrero de 2019, el Secretario de Turismo, Miguel Torruco Márquez presentó la Estrategia Nacional de Turismo 2019-2024 en Chetumal, Quintana Roo. Luego de ponderar la importancia del turismo para la economía nacional y de hablar la concentración del sector en unas cuantas regiones y de mencionar la desigualdad con la que se reparte la riqueza turística, subrayó que la nueva administración iba a jugar un papel importante en que la actividad se convirtiera en un pilar del desarrollo justo y una herramienta de reconciliación social. Identificó los proyectos principales: el Tren Maya, el fortalecimiento de otros destinos, el fortalecimiento del mercado interno por medio de los programas Sonrisas para México y Disfruta México, la diversificación de mercados internacionales sobre todo explorando el turismo de lujo, y la inversión en infraestructura en zonas rurales y urbanas con potencial turístico. También mencionó el fortalecimiento institucional de la Secretaría, y el traslado de la dependencia a Quintana Roo.
Nadie podía prever que todo esto pasó a un segundo plano cuando el 11 de marzo de 2020, cuando la Organización Mundial de la Salud declaró que la evolución del COVID-19 había llegado a la proporción de una pandemia. El efecto que ha tenido sobre el sector hace palidecer las buenas o malas medidas del gobierno, que en todo caso afectarán al país en el mediano plazo.
Turismo es de los sectores más afectados por el COVID-19 en el ámbito mundial. Según un reporte de la Organización Mundial de Turismo (OMT), 156 destinos turísticos en todo el mundo habían cerrado en abril de 2020; es decir, un 72 por ciento del total. Zurab Pololikashvili, el secretario general de la OMT, dijo que “el turismo es un salvavidas para millones de personas especialmente en los países de desarrollo”, por lo que se estaba contemplando reabrir el sector.
En junio de ese año, el CNET y el CICOTUR presentaron a los legisladores un paquete de medidas que sentían necesarias para apoyar al sector. “La gravedad de la situación que enfrentará la industria es descomunal y, en consecuencia, los apoyos deberán de ser planteados como un verdadero paquete de emergencia”, decía la introducción del documento5. En resumen, el consumo turístico en México había caído 1.6 mil millones de pesos, lo que podría suponer una pérdida de un millón de empleos y una caída de la recaudación fiscal federal cercana a los 101 millones de pesos.
El documento comparaba las medidas que otros países habían tomado, donde el turismo es un sector de peso. Francia destinó 18 millones de euros para subsidiar el pago de los sueldos de empresas afectadas además de suspender el pago de impuestos. Italia había dispuesto de un paquete de ayuda de 5 mil millones de euros además de hacer deducible de impuestos el 20 por ciento de los viajes de las familias. Alemania redujo la tasa del IVA en restaurantes del 19 al 7 por ciento, además de que entregó recursos a fondo perdido para empresas turísticas. ¿Qué es lo que podría hacer México? Según el documento, modificar la ley de inversiones extranjeras para que compañías de fuera pudieran invertir en destinos de playa y aerolíneas, regular los servicios de renta privada de cuartos, como Airbnb, deducir fiscalmente nuevas inversiones para estimular el sector, permitir la deducibilidad de la carga laboral de los empleados, mejorar la promoción de México en el exterior y hacer deducibles los viajes familiares, entre otras medidas.
Según Francisco Madrid, las propuestas fueron recibidas por los coordinadores de la comisión de turismo de las cámaras de Diputados y Senadores, pero no tuvieron mayor impacto.
En julio, el Secretario de Turismo presentó el Programa Sectorial de Turismo 2020-2024, que insistía en algunos de los ejes anteriores: enfoque social, desarrollo equilibrado de los destinos turísticos y diversificación de los mercados. Pero allí había poco sobre cómo superar la crisis.
México comenzó a reabrir algunos destinos en julio en estados que pasaron del semáforo roja al naranja, iniciando una muy lenta recuperación. Pero la Secretaría de Turismo Federal comenzó a mandar señales preocupantes. A finales de julio, la versión en inglés del sitio web de promoción turística enseñó delirantes errores de traducción. Estados como Hidalgo y Guerrero fueron traducidos automáticamente como “Noble” o “Warrior”. Torreón apareció como “Turret”; Puerto Escondido como “Hidden Port”. Algunas ciudades cambiaron su nombre sin ninguna lógica; Tulum se convirtió en “Jumpsuit”; Bacalar, en la costa del Caribe, apareció en la costa del Golfo. El error tuvo lugar luego de que Estados Unidos lanzara una advertencia a los viajeros por el número de casos de COVID-19 en México. Acapulco, por cierto, tuvo que retirar su promoción “Mom I’m in Acapulco”, que promovía al destino como un lugar sin freno sanitario.
La Secretaría de Turismo emitió un comunicado pidiendo disculpas y dando a entender que el error en realidad había sido un intento deliberado por sabotear la página, pues dijo que se presentó una denuncia penal y se iban a tomar las acciones necesarias. Algunos medios dieron a entender que el proveedor de los servicios había saboteado el sitio como reclamo por una falta de pago.
En el mismo mes, el gobierno federal desapareció varias subsecretarías, entre las que estaba una del ramo turístico, la de Planeación y Política Turística, como parte de las medidas de austeridad. De acuerdo con una nota de Reportour, un portal especializado en el ramo, la Subsecretaría de Planeación era la que contaba con más recursos disponibles, 33 millones 366 mil pesos6.
En octubre de este año, CICOTOUR publicó un nuevo documento con los principales indicadores en la industria. Anotaron que en la medida de que la reactivación económica avanzaba en Europa y Estados Unidos, se podían atisbar ligeros signos positivos. Lo mismo aplicaba para México. La llegada de turistas extranjeros mejoró modestamente, así como las reservas internacionales con destino México. Pero las noticias de las últimas semanas regresaron las expectativas a donde estaban: una nueva ola de contagios azota a las principales economías del mundo y hace apenas unos días México fue calificado por la agencia Bloomberg como el peor país para estar durante la pandemia de COVID-19.
3.
¿Para dónde moverse? “Todo el mundo está esperando la vacuna”, me dijo Enrique de la Madrid, exsecretario de Turismo.” Mientras tanto, “el gobierno de México debería de enfocar los esfuerzos para controlar el COVID-19 en los principales destinos turísticos, al tiempo que deberá hacer una esfuerzo importante de promoción de destinos seguros”. Algo similar se hizo cuando las noticias de la violencia en el país inundaban la prensa, añade De la Madrid. No se negaba la violencia, pero se le hacía ver a los críticos que había zonas turísticas seguras. La promoción era todavía más efectiva si se contrataba a agentes nativos que pudieran diseminar el mensaje.
Francisco Madrid piensa que a esta administración no le importa el turismo y ha dado por descontado cualquier apoyo gubernamental a las empresas turísticas. Confía en que la fatiga de la gente de estar encerrada genere por sí misma un rebote en el mercado. Por lo demás, los efectos de quitar la promoción turística o cancelar la posibilidad de un aeropuerto que favorezca conexiones internacionales amigables y rápidas se harán sentir en el mediano plazo.
Braulio Arsuaga, presidente del CNET, señaló que los empresarios han hecho lo que han podido proponiendo iniciativas al legislativo y participando en el parlamento abierto y la alianza nacional emergente por el turismo. “No hemos sido escuchados”, dijo. “Las compañías y los trabajadores están sufriendo”. El turismo, piensa, debe de regresar de una manera u otra a ser la prioridad de la agenda nacional, pero esto tal vez será con el próximo gobierno.
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1 Secretaría de Turismo, Informe de Labores 2019-2020, p. 7
2 Panorama de la actividad turística en México. Información para la toma de decisiones de los empresarios, mayo-agosto de 2020, México, Año 10, No 31, CNET y COCOTUR, p. 8.
3 Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Tourism Policy Review of Mexco – Executive Summary, OECD studies in Tourism, OECD Publishing, Paris, p. 3.
4 Ibídem, p. 3-4.
5 #SOSTURISMO. Un paquete legislativo para enfrentar la emergencia del sector turismo, México, 3 de junio de 2020, CNET y CICOTUR, p. 3.
6 https://www.reportur.com/mexico/2020/08/22/recortes-al-turismo-mexico-elimina-subsecretaria-mas-solvente/
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