El surgimiento de inesperadas crisis sanitarias, como la que se experimenta en estos días con el COVID-19, recuerdan la importancia de comprender las pandemias a través de sus registros documentales. Entre ellas se encuentra la influenza de 1918, que afectó a una gran cantidad de países alrededor del mundo.
Las cifras de la influenza de 1918 en Oaxaca de Juárez y Huajuapan de León
El surgimiento de inesperadas crisis sanitarias, como la que se experimenta en estos días con el COVID-19, recuerdan la importancia de comprender las pandemias a través de sus registros documentales. Entre ellas se encuentra la influenza de 1918, que afectó a una gran cantidad de países alrededor del mundo.
Texto de Jorge González Galdamez 17/08/20
La influenza de 1918 recibió múltiples nombres, pero los más conocidos son los asociados con España: “influenza española” o “gripe española”. Sin embargo, Murillo (2011) señala que la influenza mal llamada “española” de 1918 no tuvo su origen en el país ibérico y que su inicio apunta hacia tres lugares en Estados Unidos: Kansas, Boston o Texas. González (2005) atribuye el mote geográfico a la censura de información imperante en los países que tuvieron un papel activo en la Primera Guerra Mundial, en los cuales no se reportaban los casos de influenza. España, en cambio, al mantenerse neutral en el conflicto bélico, reportaba noticias de la enfermedad, dando la impresión de ser el único país afectado por ella.
La pandemia de influenza se desarrolló de manera exponencial entre 1918 y 1919, es considerada como la pandemia con mayores consecuencias en la historia de la humanidad, y las provocó en un periodo de tiempo muy reducido. La mayoría de las estimaciones sobre las víctimas mortales de la pandemia de influenza de 1918 en el mundo varían entre 20 y 50 millones de personas (Johnson y Mueller, 2002). Esta pandemia se desarrolló en tres oleadas: una entre marzo y abril de 1918, la segunda entre octubre y noviembre de 1918 y la última ocurrió durante el primer trimestre de 1919 (Molina del Villar, 2020).
En México, la segunda oleada comenzó en octubre y fue la que tuvo mayores repercusiones para la salud pública. Aunque algo tuvo que ver también el sombrío clima social, político y económico de la posguerra mundial, aunado al difícil periodo posrevolucionario en el país, que trajo consigo el fin del carrancismo y la llegada de los caudillos sonorenses. Pese a que no se tienen cifras exactas, se cree que en el territorio nacional la influenza de 1918 fue la causante de 300 000 muertes (Ordorica y Lezama, 1993); otras cifras, más alarmantes, las publicó El Universal en su versión del 2 de enero de 1919, donde se estimó medio millón de defunciones.
Para acercarse a una cantidad más objetiva a nivel nacional, se han hecho estudios en algunas entidades del país, como la Ciudad de México (Márquez Morfín y Molina del Villar, 2010), Puebla (Cuenya, 2010), Tlaxcala (Netzahualcoyotzi, 2003) y también existen algunos trabajos respecto a ciudades como Monterrey (Salinas Cantú, 1975) y Torreón (González Arriata, 2003), entre otros. Pero, ¿qué paso en Oaxaca en aquel entonces?
En la búsqueda documental que se realizó para este artículo, sorprendentemente, sólo se encontraron dos notas de prensa: una del periódico El Pueblo, que apareció el 17 de diciembre de 1918 y que consignaba 21 000 muertos a causa de la influenza española según fuentes obtenidas a partir de los juzgados del Estado Civil del Estado de Oaxaca. Otra nota con información similar es la del diario El Informador, fechada el 20 de diciembre de 1918, donde se manifiesta que, de acuerdo con información de los juzgados civiles, en tan sólo dos semanas habían ocurrido un total de 21 000 defunciones. Sin embargo, no hay otros datos o cifras que arrojen más luz sobre lo que acontecía en la ciudad y en el estado.
Debido a esto se decidió, en el presente texto, hacer una pequeña aportación analizando los datos existentes a través de una investigación de las actas de defunción de los juzgados en los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1918, que fueron los meses en los que la pandemia mostraba la mayor propagación, específicamente en los distritos Centro y Huajuapan de León. El primer distrito se eligió por no contar con un registro explícito de fallecimientos a causa de la “influenza española”; en el segundo no existen registros de defunción donde se definan de forma médica las causas de muerte, por lo que el análisis comparativo servirá para conocer más detalles sobre las causas de defunción de los oaxaqueños a finales de 1918 y ver si la incidencia de la influenza de ese año fue tal que se le pueden atribuir, con certeza, cuantiosas muertes en el territorio de Oaxaca.
Material de análisis y resultados
Las actas de defunción que se analizaron, y que se encuentran en el Archivo Histórico del Archivo General del Estado de Oaxaca, son resultado de los informes del Departamento de Estadística y Archivo, que provienen de los juzgados del Registro Civil de los distritos que comprendían el estado de Oaxaca en 1918. Dichos informes eran acompañados de las actas de nacimientos, matrimonios y defunciones, pudiendo enviarse de manera semanal, mensual, trimestral, semestral o anual, según lo solicitara el jefe del Departamento de Estadística y Archivo.
Las actas de defunción estudiadas dividían los registros por género, en masculino y femenino, y estructura, en once secciones: día y hora de la muerte; nombre y apellido; mortalidad infantil; estado civil, divido en tres secciones, soltera(o)s, casada(o)s y viuda(o)s; nacionalidad; ocupación, oficio o profesión; causa de muerte de acuerdo con la clasificación del Doctor Bertillon; si la causa de la defunción fue o no clasificada por un médico; y razas (esta sección incluía una subclasificación).
Empezaremos dando cuenta de las cifras del total de defunciones que ocurrieron por mes en el último trimestre de 1918 en los distritos Centro y Huajuapan de León.
En la tabla 1 se puede observar que en el distrito Centro las defunciones aumentaron en un 75% de octubre a noviembre, y que, para diciembre, descendieron en la misma cantidad. En Huajuapan de León el panorama varía: el número de fallecimientos aumentó 90% de octubre a noviembre y hubo un descenso para el mes de diciembre de casi el 37%. La gráfica 1 permite ver la comparativa entre los distritos.
La distribución de las defunciones en relación con el sexo se dio de la siguiente manera: en el distrito Centro el 55% de los decesos correspondió a mujeres y 45% a hombres. En el caso de Huajuapan de León, los hombres representaron el 42% de las muertes mientras que las mujeres el 52%. Las cifras se representan en la tabla 2 y gráfica 2.
En la tabla 3 se muestran las diez principales causas de defunción en ambos distritos. Como se puede observar, en el distrito Centro no figura la “influenza o gripe española” como causa de muerte, a diferencia del distrito de Huajuapan donde aparece en cuarto lugar. Un aspecto relevante es que en el distrito de Huajuapan el 100% de las causas de defunción no fueron clasificadas por un médico; por su parte, en el distrito Centro 54% de las defunciones fueron clasificadas y el 46% restante no. Cabe resaltar que la gama de defunciones del distrito Centro es 52% superior al de Huajuapan de León; en el primero se detectaron 116 causas de muerte por 56 del segundo, aunque Huajuapan tenga un número mayor de defunciones totales.
Esta situación podría significar que si las muertes no son clasificadas por un médico, los dictámenes de defunción pueden incluir variantes. Para confirmarlo, sería necesario comparar los datos con los libros de defunciones del Registro Civil del Estado. De esa forma se podría obtener un estudio comparativo que diera certeza a los planteamientos sobre el impacto que tuvo la influenza de 1918 en la ciudad de Oaxaca, los distritos y los estados. Además de revisar qué procedimientos seguían los juzgados para determinar las causas de muerte. La gráfica 3 muestra una perspectiva de las causas.
Al revisar las causas de defunción y al haber encontrado los resultados expuestos, podrían formularse las siguientes preguntas: ¿Fue la influenza de 1918 una pandemia tan letal como se ha dicho históricamente en México, y lo fue, de manera específica, en Oaxaca? ¿Tuvo la gravedad manifestada en los diarios El pueblo y El Informador en aquel diciembre de 1918? Si la respuesta dependiera de los materiales consultados, la respuesta a estas preguntas sería negativa, al menos en los distritos analizados. Pero existen otras variables a considerar: Miguel Ángel Cuenya Mateos (2010), en su análisis del caso poblano, menciona que, debido a que el virus de la influenza española del tipo AH1N1 está relacionado con complicaciones neumológicas de tipo bacteriana y viral, decidió considerar los casos que tuvieran algún tipo de complicación gripal, como bronconeumonía, bronquitis, neumonía, gripa e influenza como sospechosos del virus de la influenza española. A su vez, Lourdes Morfín y América Molina del Villar (2010) mencionan, en su estudio de la Ciudad de México, que la influenza española fue asociada, en algunas investigaciones médicas, con la neumonía, bronconeumonía y bronquitis aguda.
Podemos anotar que, como suele ocurrir al día de hoy, las estadísticas que reflejan el impacto de una epidemia o pandemia no dejan de tener sesgos en la información y eso tampoco implica que la información con la que contamos sea de todo fidedigna; sin embargo, es la única información con la que contamos para acercarnos un poco más a lo sucedido en 1918.
Poblaciones susceptibles
En cuanto a los grupos vulnerables, hablando específicamente del estado civil de las víctimas, se encontró que en Huajuapan de León la distribución se dio de la siguiente manera: los casados ocupan el primer lugar en defunciones con el 37.9%, seguido de los casos infantiles con el 26.5%, en tercer lugar se ubican los solteros con el 24.7% y por último los viudos con 10.6%. En el distrito Centro la distribución se compone de la siguiente forma: los solteros conforman el 53.2% del total de defunciones, los infantes ocupan el segundo lugar con el 39.3%, siguen los casados con el 4.1% y, por último, los viudos con 3.3%. En la tabla 4 se aprecian cómo se distribuyeron por sexo, grupos de edad y los totales. En la gráfica 4 se muestra la distribución de los dos distritos y la distribución global entre ambos.
En la relación de las defunciones con los rangos de edad, entre las poblaciones más afectadas se encontraron la infantil y juvenil (de 0-20 años) y los jóvenes adultos (de 20 a 40). A nivel general, la distribución resultante fue la siguiente:
Nacionalidad
De los 1058 casos reportados en el distrito Centro, 1056 correspondieron a mexicanos y sólo 2 a extranjeros. Una situación similar se reportó en Huajuapan de León, donde 1196 decesos correspondían a mexicanos y sólo 2 extranjeros.
Origen genético
En la última parte de las actas de defunción que se analizaron, se encuentra una sección denominada “Razas”, la cual cuenta con cuatro divisiones: indígena, que a su vez cuenta con tres variantes (pura, mezclada con blanca y mezclada con otras); negra; blanca; otras no especificadas.
En el distrito de Huajuapan de León, el 66.7% de los decesos fueron indígenas puros, mientras que el 33.2% de los muertos fueron blancos. Por otro lado, en el distrito Centro, el 62.2% fueron indígenas puros, el 36.9% eran indígenas mezclados con blancos y el 0.75% correspondía a los blancos.
En la tabla 5 se observan el número de casos, mientras que en la gráfica 6 se puede apreciar la distribución de las defunciones con base en cada tipo de estas denominadas como razas.
Medidas de prevención sanitarias ante la influenza española
Parte de la investigación realizada estuvo orientada hacia una búsqueda de información complementaria de los datos estadísticos que se han abordado en las páginas anteriores, especialmente enfocada en las previsiones sanitarias que se implementaron como parte del combate a la pandemia de la influenza española.
Esta búsqueda se logró gracias a documentos hallados en el Fondo Gobierno; Sección Salubridad; Series Correspondencia e Informes del AGEO; y a notas de los periódicos El Informador y El Pueblo disponibles para consulta en la Hemeroteca Nacional Digital de México. Entre las medidas preventivas que se encontraron están las siguientes:
El 27 de octubre de 1918, el doctor Guillermo Cerqueda, delegado sanitario del Departamento de Salubridad General de la República en Nuevo Laredo, Tamaulipas, remitió al gobernador del estado de Oaxaca, Juan Jiménez Méndez, un ejemplar de las instrucciones públicas elaboradas para el combate de la epidemia de influenza española.
Este expediente contiene la sintomatología básica de la enfermedad, tratamiento común y prevenciones para evitar su propagación. Como primeros síntomas señala catarro nasal, dolor de garganta, tos, dolor de cabeza, dolor de coyunturas y postración.
Posteriormente aborda los consejos para detener el avance de la epidemia: aislarse en las habitaciones y tomar un purgante; por las noches aplicar un sudorífico; al día siguiente, si los síntomas incrementan, tomarse una dosis de Bromo Quinina durante tres días; hacer lavados intestinales a diario, con agua hervida adicionada con agua oxigenada; lavarse la boca diariamente con agua oxigenada; y, en caso de tener complicaciones como pulmonía, accidentes cerebrales o intestinales, se deberá acudir a un médico.
El documento también contiene información acerca de los métodos para evitar el contagio de la enfermedad, entre los que se encuentran: no dar la mano para saludar, utilizar aceite mentolado en las fosas nasales, abstenerse de visitar a los enfermos con gripe, aislar a los enfermos, usar creolina en las bacinillas o escupideras que use el enfermo, hervir los pañuelos o trapos que use el enfermo para sonarse o escupir, quemar azufre en las habitaciones y regar solución de creolina, no abusar del uso de aspirinas porque producen depresión nerviosa en el enfermo, alimentación con café o atoles de cualquier clase con pan frío, hervir el agua que se beberá, evitar corrientes de aire frío y no dormir con ventanas abiertas pues, con la humedad de las madrugadas, se incrementaría el riesgo de contagio o de agravar la enfermedad.
El diario El Pueblo, el día 12 de noviembre de 1918, publicó una nota donde se narraba que los delegados sanitarios del Consejo Superior de Salubridad en Salina Cruz habían decretado que el vapor japonés llamado Kiyo Maro permaneciera en cuarentena por tener entre los miembros de su tripulación a enfermos de la influenza española.
Existe un informe perteneciente al Archivo General del Estado de Oaxaca del 9 de diciembre de 1918, en el que Modesto Molina y Francisco Galindo Martínez, el presidente municipal y el juez del Estado Civil de Jamiltepec, respectivamente, comunican al secretario del despacho, A. Lazcano, que en dicha cabecera municipal se había desarrollado la epidemia de “Influenza Española” y solicitan que se les brinde asesoría sobre los medios para combatir la epidemia.
En este expediente se puede apreciar que el director del Hospital General de Oaxaca comparte la composición de los medicamentos que deben de enviarse a Jamiltepec para combatir la epidemia. Estos medicamentos consistían en píldoras con diez centigramos de sulfato de quinina y tres centigramos de analgésico para que los enfermos tomaran cuatro o cinco veces al día. También mencionan papeles preparados con clorhidrato de amoniaco (dos gramos), clorato de potasio (un gramo), salicilato de sodio (tres gramos), para un papel que se disolverá en dos onzas de agua. Dicha solución se recomendaba tomar por cucharadas cada hora, agregando veinte gramos de alcohol.
El diario El Pueblo, en su edición del 2 de enero de 1919, menciona que recibieron telegramas del Consejo Superior de Salubridad, donde se les manifiesta que la epidemia de la influenza española se había desarrollado en algunas ciudades de Oaxaca y decrecido rápidamente. Los telegramas hablan de los trabajos de la campaña de sanidad del mismo Consejo de Salubridad hechos en las ciudades de Pochutla y Miahuatlán.
El 8 de enero de 1919, el diario El Pueblo publicó una nota donde aseguraba que no se había presentado un solo caso de influenza española y que la enfermedad había desaparecido de Oaxaca. Se hace mención de que en la sierra Juárez, la campaña contra la influenza había tenido dificultades por la presencia de los rebeldes que ahí se encontraban, pero fueron desalojados y los trabajos contra la pandemia pudieron llevarse a cabo en toda forma.
El diario El Informador publicó el 15 de enero de 1919 que los individuos alzados en armas en la Sierra de Ixtlán debieron sufrir bajas al haber estado expuestos a la influenza española que recientemente había llegado a la zona.
El diario El Pueblo mencionó el 20 de enero de 1919 que la delegación sanitaria que por acuerdo del Consejo Superior de Salubridad había sido enviada a Oaxaca para combatir la influenza española regresó a la Ciudad de México después de dos meses. Además, el jefe de la delegación sanitaria le informaba al director del Departamento Sanitario, José María Rodríguez, que, por los auxilios prestados en dicho estado, la influenza había desaparecido por completo.
Conclusiones
Los registros documentales sirven como herramienta de análisis para recuperar la información del pasado y nos permiten vincularlo con el presente. Varios centros de información, prensa e instituciones en la actualidad han debido volver la mirada a los informes y registros de epidemias previas en busca de evidencias que les permitan encontrar paralelismos con lo que sucede en la coyuntura actual, debido al COVID-19.
Los documentos también ofrecen pistas sobre las respuestas de los gobiernos a las epidemias, los tratamientos a los enfermos, las crisis de salud pública, las medidas sanitarias implementadas para mitigar los contagios, y los testimonios resultan útiles para medir el impacto de una pandemia a través de sus estadísticas oficiales.
Si bien del análisis comparativo de los datos estadísticos de dos distritos no pueden extraerse conclusiones sobre la extensión y mortalidad de la influenza española a finales de 1918 en todo Oaxaca, sí es posible, con base en las cifras y gráficas presentadas, conocer que hubo un incremento notable en las defunciones debido a la epidemia y, posiblemente, que otras defunciones no asociadas con la influenza española sí hubieran estado asociadas a esta última. El manejo de las cifras de muertos e infectados en una epidemia, en distintos episodios históricos, ha estado siempre sujeto a la decisión de las autoridades. En muchos casos las autoridades han tratado, por medio de la información, de hacer un equilibrio entre combatir la epidemia y no alarmar a la población.
Este trabajo, realizado con fuentes primarias y secundarias, ha sido una primera aportación para conocer las consecuencias que la influenza española tuvo en la población oaxaqueña. Su intención, además de motivar estudios posteriores en relación con este padecimiento, es abrir la puerta para el análisis de otros episodios epidémicos que se encuentran en los registros de los fondos documentales del Archivo General del Estado de Oaxaca. EP
Referencias documentales:
AGEO-Gobierno, Salubridad, Correspondencia, 1918, Caja 4216, Exp. 5
AGEO- Gobierno, Salubridad, Informes, 1918, Caja 4278, Exp. 3
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Periódicos
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El Pueblo:
“Decrece la Influenza Española en Oaxaca”. (2 de enero de 1919). p. 5
“El pasaje del “Kiyo Maro” detenido”. (12 de noviembre de 1918). p. 3
“La pacificación en el Estado de Oaxaca”. (8 de enero de 1919). p. 6
“Regresó la Delegación Sanitaria que fue enviada a Oaxaca. (20 de enero de 1919) p. 5.
El Universal:
“Medio millón de muertos… ¡Pasó su majestad la influenza” (2 de enero de 1919).
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