COLUMNAS: LO QUE SÍ PODEMOS HACER
Responsabilidad Social Empresarial: pasión en lo que se hace
COLUMNAS: LO QUE SÍ PODEMOS HACER
Texto de Lorena de Lima 22/11/17
Hace 22 años, cuando salí de la universidad y buscaba mi primera oportunidad laboral, tenía una idea del éxito: un trabajo, en una empresa prestigiada, con un salario que me permitiera darme ciertos gustos y un puesto que me brindara la oportunidad de ser promovida.
Afortunadamente, por razones del destino, comencé a trabajar en organizaciones sociales y me di cuenta de cuánto me gustaba. Eso que tenía que ver con otro tipo de ingresos, con los ingresos que la llevan a una a dormir con una enorme sonrisa de satisfacción y a despertar cada día con una enorme ilusión. Ésos, creo yo, son los ingresos más importantes.
Inicié trabajando en el voluntariado de la fundación de Apoyo Infantil y apac, entre otras organizaciones. Ahí aprendí lo que es abrazar una causa, luchar por conseguir fondos y la importancia de la profesionalización del sector filantrópico.
En 1997 me invitaron de José Cuervo a una consultoría: la empresa estaba interesada en crear su fundación. Entendí que, a pesar de tratarse de un producto controversial, se podían hacer muchas cosas importantes por la comunidad, y fui testigo del cambio radical de Tequila, Jalisco. Abordar el Tequila Express y visitar “La Rojeña” es algo que me llena de orgullo como mexicana: ver a la gente prosperar: pasar de ser un pueblo pequeño a un lugar mágico que uno debe visitar.
Después dediqué diez años de mi vida a trabajar en el área de Responsabilidad Social en General Electric (GE), una empresa donde encontré campo fértil para todo lo que yo había soñado hacer: había un fuerte compromiso que permeaba desde el líder más alto hasta el último colaborador. ¡Esto es comprometerse al 100%! Llegué a ser la responsable del área para América Latina.
GE me enseñó a “pensar fuera de la caja”. Para celebrar su aniversario 115 en México y el 90 en Brasil coordiné una campaña donde la meta fue iluminar 115 escuelas en México, construir con la organización Techo 115 casas, y sumar 115 mil horas de lectura a través del Consejo de la Comunicación. Pude constatar que los líderes inspiradores se interesan por este tema. El líder de GE Aviation (hoy presidente de GE México) dormía con su equipo de voluntarios en las comunidades para construir casas.
El tema de responsabilidad social empresarial (rse) es tan noble que cuando los empleados y directivos ven sus bondades, éste crece y motiva a otros a participar. GE México logró ganar en la jornada mundial de voluntariado corporativo al sumar en un año 85 mil horas de voluntariado en México y 164 mil horas en toda America Latina.
Comprobé que la rse beneficia a la empresa en su reputación, en su imagen, en sus operaciones y en los negocios porque la convierte en un mejor socio para todos. Al mismo tiempo, ofrece la oportunidad de marcar una diferencia en la comunidad donde opera, de ser factor de cambio y de concebir productos y servicios que sean soluciones a las necesidades sociales.
Hoy trabajo en Linde, empresa de origen alemán, líder en la industria de gases a nivel global, y que me ha permitido implementar lo aprendido a lo largo de los años, desarrollando proyectos que unen la necesidad social con el interés del negocio.
Como muestra, un botón. Iniciamos un programa de responsabilidad social único en su tipo llamado Linde Scholars. La empresa becó a 40 muchachos y muchachas campechanos de escasos recursos para estudiar su carrera universitaria en la Universidad de Monterrey. Esta beca representó la diferencia para ellos entre ir o no ir a la universidad, e incluye hospedaje en las residencias del campus, libros y manutención. Los becarios recibirán clases de inglés desde el inicio, de alemán a partir del cuarto semestre, y estudiarán el octavo semestre en Alemania. Cada uno contará con un mentor, colaborador de la empresa, que lo acompañará durante sus estudios. La beca incluirá, por supuesto, boletos de avión para visitar a su familia en Campeche dos veces al año.
Estos muchachos y muchachas, a cambio, tendrán que dedicar sus veranos (mientras estén en la universidad) a sus comunidades para desarrollar programas de responsabilidad social ahí mismo. Ellos mejor que nadie conocen las necesidades de los lugares donde nacieron y crecieron, y serán un factor de cambio gigantesco en dichas comunidades.
Hace poco, un líder muy importante de la empresa, con 20 años en la compañía, me dijo: “Nunca me he sentido más orgulloso y satisfecho de trabajar aquí como ahora que soy parte de este programa”. Esto me confirmó que, sin importar la trinchera en la que nos encontremos, se puede marcar una diferencia.
Estoy convencida de que las empresas deberían tener un área de responsabilidad social y verla como un área estratégica. Somos nosotros —los individuos que trabajamos en ellas todos los días, en cualquier departamento— los que marcamos la diferencia, los que podemos mejorar nuestra sociedad, cambiar conciencias, dejar huella. Estoy segura de que en el fondo, todos tenemos la necesidad de crecer personalmente.
El verdadero éxito en la vida está en trascender: lo tengo muy claro. Al final del día lo que nos llevaremos será lo que hemos donado a otros y la diferencia que hemos hecho en la vida de los demás.
Nunca es tarde para redefinir la palabra éxito, ¡comencemos ya! EP
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Lorena de Lima es directora de Responsabilidad Social y Relaciones Gubernamentales-Linde.
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